Partida Rol por web

- ¿La policía? - Dijo Hensen riendo - Vaya, realmente se nota que usted es nuevo por aquí. Si hay algo interesante de publicar no será la policía quien me lo diga, es mejor ir directamente - levantó su pluma y los apuntó a los cuatro - a la fuente.

- Se por supuesto que ayudaron en el rescate. Quiero algo que pueda poner en primera plana. ¿Como se sintieron? ¿Tuvieron problemas? ¿Por que solo fueron ustedes mientras el resto trataba de hacer un agujero que al parecer era imposible? -

Meredith no paso por alto que aquel hombre no estaba siendo de demasiada ayuda. La información que dio a su marido no era nada que no pudieran encontrar ellos mismos en el archivo de la ciudad. Pero, por su parte, pretendía sacarles una historia suculenta.

– Disculpe, señor Hensen. Usted mismo se da cuenta, haciendo las preguntas que hace, que tenemos cosas interesantes que contarle. Cosas que podrían tal vez ponernos en una situación delicada con algunas personas en la ciudad. Sin embargo, no nos da a cambio más que datos que podríamos encontrar fácilmente en los registros de Bloomfield.

Mostró la mejor expresión de disgusto que pudo y esperó un poco, esperando que surgiera algún efecto en el periodista. Expulsó el aire de forma casi teatral antes de continuar.

– Cuando salimos de la mina con los mineros encerrados, vimos en la lejanía una figura de lo más singular. Sus rasgos, el color de su tez y las ropas que tenía puestas le distinguían como un hindú. Tenía una poblada barba y era pequeño. ¿Saber quien puede ser esta persona?

Cuando el reportero mencionó lo de acudir a la fuente, Norman frunció el ceño.

-Si quería acudir a la fuente, debería haberse metido en esas minas y ver con sus propios ojos lo que hay allí debajo-dijo en tono cortante-. ¿Que cómo me sentí?, ¿usted qué cree? Murieron personas, y vimos el rostro desgarrado de sus familiares al comprobar que no salían con nosotros de ese maldito infierno. 

Aunque había pensado mantenerse callado, no se pudo contener.

Jensen escribía veloz, casi sin mirar el papel con sus ojos fijos en el interlocutor. Especial atención prestó a las palabras de Norman que parecía transcribirlas exactamente como las decía.

- ¿Un hombre con turbante? - Dijo al escuchar a Meredith pensativo - No me suena nadie así en Bloomfield, la verdad. - Hizo alguna anotación en su cuaderno. - Pero puede estar segura de que lo investigaré.

- Ahora referente a... - 

DING DONG

De nuevo como antes de la llegada de Jason el timbre resonó por toda la casa. Casi al momento pudieron escuchar los pasos de Bedows que diligente como siempre ya estaba abriendo la puerta. Esa vez no preguntó, y apareció casi al momento con un hombre a su lado de más o menos un metro ochenta, con porte atlética y de unos sesenta años. Su pelo rubio y algo ondulado, aunque bien recortado no dejó dudas de quien era.

- El alcalde Garza - Dijo el mayordomo...

Con rostro risueño y vestido con uno de sus ya habituales trajes a medida el alcalde Garza abrió los brazos interrumpiendo al mayordomo.

- Vamos vamos, no es necesario presentaciones o formalidades - Detrás del alcalde un joven muchacho con una cámara fotográfico apareció, tímido y en silencio.

Jason Hansen lo miró y se volvió hacia vosotros, haciendo un gesto de astío. Dejó la pluma sobre la mesa y se recostó en la silla.

- Jason, amigo. Si no llega a ser por el joven Peter no me hubiera enterado que venías a entrevistar a los hombres de Bloomfield - Solomon miró a Meredith - Y la mujer, por supuesto. - 

El alcalde se acercó a ellos y les dió la mano a todos, uno por uno. - Vamos vamos, vengan aquí. Quiero una fotografía con todos ustedes. Son los héroes de la ciudad. Que menos que una fotografía con el alcalde, ¿verdad? - 

Sin opción a negativa se puso en medio de los cuatro mientras el joven Peter os apuntaba con su cámara y tomaba la instantánea.

Tras la fotografía Michael ladeó la cabeza y sonrió forzadamente al alcalde en un gesto más que formal. Se disculpó cortésmente y volvió a su espacio en el sofá para volver a coger su libreta.

Durante un instante estuvo ojeando las páginas de su libreta inhibiéndose del trato con el alcalde pero con un ojo puesto en todo momento en Hansen. Le hizo un gesto con los hombros tratando de mostrar algo de complicidad con el periodista. El Gazzete era un antro sensacionalista pero si sería un buen empujón para el negocio si ese tipo hablaba bien de él en el periódico.

Tuvo que controlarse para no dejarse notar la sorpresa de ver al mismísimo alcalde de Bloomfield en su salón. Tardó en reaccionar -el señor Garza era un hombre con un carisma enorme, que parecía hacerse con el control de la estancia únicamente con su presencia- y se dejo llevar para hacerse la foto de grupo con el alcalde. Solo entonces pareció Meredith volver a retomar algo de su dominio habitual.

– Imagino que es usted una persona de lo más atareada, señor alcalde, pero, si se ha tomado la molestia de venir a visitarnos, supongo que podrá tomarse una taza de té con nosotros, ¿no?

Corrió a poner agua a calentar y a traer cubertería para dos personas más. Una vez hubo servido la caliente infusión a los nuevos invitados, pasó a preguntar.

– ¿Y bien? Disculpe si soy tan directa, ya sabe, la curiosidad femenina, ¿qué le trae a nuestra casa? No creo que haya decidido cambiar los planes de su ocupada agenda únicamente por una foto, ¿verdad?

Harold bebía su té con tranquilidad. Para los protocolos era mucho mejor Meredith. Y el reportero parecía poco útil. No tenía información que ellos no pudieran obtener por su cuenta. Mientras esperaba a que el alcalde contestase la pregunta de su mujer el abogado sopesaba si les sería de alguna utilidad filtrar lo de la licorería o la extraña sala a la prensa. Y de momento la respuesta era negativa, por lo que por su parte le daría un relato más bien escueto al señor Hensen. Más bien haría lo mismo que hizo él: contestarle con obviedades a lo que ya sabía.

- Bueno - Dijo reaccionando con algo de sorpresa e incluso ruborizándose ligeramente ante las palabras de Meredith. 

- Bien, no. Claro que no. Resulta que tengo una importante visita. Si, eso es. Una importante visita aquí al lado y aprovechando que estaba el señor Hensen y todos ustedes juntos pensé en pasar a verles. - Realmente parecía que estaba improvisando todo sobre la marcha. 

Negó con los brazos y se dirigió a la salida de la habitación. 

- Agradezco mucho la oferta señora - Decía mientras se marchaba - pero como bien ha dicho soy un hombre ocupado. Le tomo la palabra para otra vez por supuesto. Y muchas gracias por su valiente actuación ayer. -  

Y tal cual vino... se fue.

- Y tal cual vino, se fue - Dijo Hensen un vez el alcalde y el joven fotógrafo hubieron salido de la casa. Hensen parecía realmente molesto y volvía a negar con la cabeza. 

- En fin, supongo que será para bien. El alcalde querrá esa foto en portada, y por supuesto así será. Así que si les parece terminemos las preguntas para que pueda ponerme con el artículo de Los héroes de Rose Ledge - Sonrió y recuperó su ánimo y postura para tomar apuntes...

Norman se levantó de su asiento.

-Si me disculpan, voy a tomar un poco el aire. Por mi parte ya he dicho todo lo que tenía que decir-pronunció estas últimas palabras mirando fríamente al señor Hensen.

Acto seguido, se encaminó hacia la puerta, salió al exterior y se encendió un nuevo cigarrillo.

Una vez la situación volvió a la normalidad Michael escribió algo su libreta y habló con normalidad al Hensen.

—Disculpe señor Hensen, ¿sabe usted qué ha sido de Cobb? ¿Se ha aparcado el caso o sigue su curso?

El detective levantó un instante la vista para cruzar la mirada con el periodista pero rápidamente volvió a su libreta.

- ¿Cobb? - Dijo levantando la vista de sus apuntes. - Oh, claro. Usted es el abogado defensor, - Dijo apuntando a Howard - y supongo que ustedes serán parte del equipo - Sonrío mirando al resto. 

- Si, supongo que les informarán hoy si no lo han hecho ya; pero se ha pospuesto la decisión del jurado al día 10 de Marzo - 

Así que, como había supuesto, el alcalde solo había venido para ganarse su puesto en la primera página del periódico local, saliendo con los nuevos héroes de Bloomfield. Este gesto le hizo perder bastantes puestos en la escala de aprecio de Meredith.

Y el otro hombre, ese periodista, tampoco es que estuviera siendo de ninguna utilidad, ni su presencia realmente agradable.

Meredith volvió a recoger la vajilla sin usar, aprovechándolo como excusa para salir de la habitación y mirar si veía en que dirección iba el alcalde o si se juntaba con alguien.

Curiosidad femenina, podría decirse.

—Bueno señor Hensen. Creo que ya tiene lo que necesita para su artículo ¿no? Le acompaño hasta la puerta.

Las palabras de Howard eran cordiales pero su tono distante. Esperaba que este hombre fuera de más interés. Aún así no perdió la oportunidad de intentar conseguir algo cuando llegaron al umbral de la puerta.

—Si se entera de algo... peculiar... de esta comunidad y alguien lo amenazase legalmente para no publicarlo no dude en ponerse en contacto conmigo.— le tendió una tarjeta —En el poco tiempo que llevo aquí ya he visto demasiadas cosas que apuntan a que cierta gente se considera muy por encima del ciudadano medio de Bloomfield. Seguro que a usted le pasa más a menudo. Aquí tiene un amigo.

Le dio una tarjeta acompañada de una palmadita en la espalda. El tipo no era valioso ahora pero ¿quién sabía si en el futuro lo podrían usar para algo?

Meredith pudo ver que el el alcalde montaba en un moderno vehículo en el que esperaba en el asiento del piloto el que sería su chofer. El fotógrafo se fue andando. El coche se perdió al girar una calle dirección al centro de la ciudad.

Jason asintió al salir y quedó sorprendido por el ofrecimiento de Howard. Cogió la tarjeta y la miró durante unos segundos para guardarla en el bolsillo interior de su americana.

- Le agradezco su ofrecimiento señor Miles. Vi su actuación en el juicio de Cobb y tengo que decir que prefiero tenerle en mi lado llegado el momento. - 

Miró a Norman y se subió las solapas de su abrigo abrochando el último botón. 

- Gracias por su tiempo caballeros - Dijo mientras se marchaba. Antes de salir de la propiedad de Howard se detuvo y se giró.

- Me alegra ver que estas cosas no pasan desapercibidas para todo el mundo señor Miles. Me alegra realmente - Asintió con la cabeza y ahora si dio media vuelta y se fue.

Norman volvió a entrar en la casa.

-Bien, pues parece que ya no hay duda de que somos famosos en la ciudad-dijo con un tono socarrón-. Esto podría ser un problema si tenemos que investigar discretamente. Pero bueno, confío en que nuestras caras todavía no sean tan conocidas como Babe Ruth.

Se pasó la mano por la nuca pensativo. Quizá estaba viendo el lado negativo. Hasta hace un momento no le parecía tan mal ser visto como un héroe, y tener una buena reputación también te podía abrir puertas. El tiempo diría hasta qué punto este asunto les ayudaría o perjudicaría.

-Si no hay nada más que añadir, iré a tocar algunas puertas y hacer algunas llamadas para correr la voz sobre ese sujeto del turbante.

Meredith se despidió del periodista con una sonrisa amable -tampoco era cuestión de ganarse enemigos en la prensa- y cerró la puerta tras de él. Volvían a estar entre sí y podían comentar lo sucedido sin protegerse tras una máscara.

Pero al parecer no había mucho más que decir. Al menos la enfermera no tenía nada que añadir de momento. Fue a servir una nueva taza de té a sus invitados, pero pensó que el momento requería algo más fuerte, así que se acercó a un mueble donde escondían su licorería privada y preguntó a su marido con la mirada, que bebida le apetecía en ese momento. Tras la confirmación de Howard, sirvió un whisky de 20 años en tres vasos bajos y se los acerco a los hombres.

Tras esto se sentó y esperó por si alguno tenía algún punto interesante que añadir a la conversación.