Partida Rol por web

La siguiente habitación (13) eran una serie de armarios roperos medio abiertos. Apenas quedaba una pequeña parte de la ropa de cama que en su día pudieron albergar, y olía a humedad además de estar roída por algunas partes. Había además un palo largo, de unos dos metros de longitud, con un gancho en uno de sus extremos. No tardaron en darse cuenta que podría servir para abrir la trampilla en el techo que había en ese mismo pasillo un poco más adelante.

Aprovecharon también para dar un vistazo rápido a la sala de al lado (14) que resultó ser unos baños bastante bien equipados y que se conservaban también en un digno estado. Daban directamente al pasillo, lo que quizá indicara que fueran para los posibles invitados de aquella ala.

Finalmente Michael apuntó con la linterna a la lámpara del techo, y les llamó la atención que de los varios adornos radiales del círculo interior uno era diferente a los demás, desentonando considerablemente. Aquel adorno tenía una peculiar forma de estrella de cinco puntas.

Howard observaba, como los demás, el extraño adorno. También se fijó en la mirada de su viejo amigo intuyendo que estaba pensando.

—Espera, espera... que te veo ya haciendo de las tuyas.

Cogió el palo largo del gancho para tendérselo a Michael.

—Venga: a ver si pescas algo útil.— le dijo guiñándole un ojo.

La enorme lámpara, que colgaba del techo y que debería de haber sido todo un espectáculo de luz y sombras en sus mejores días, parecía esconder un secreto. Uno de esos que son fáciles de pasar desapercibido, si no te paras a mirar con detenimiento, pero que no puedes dejar de ver, una vez que lo has descubierto por primera vez. Llamaba demasiado la atención, cómo para no tener algún significado especial y por ello Norman pareció llenarse de valor y trató de hacerse con él.

Meredith contuvo la respiración mientras veía como el matón se jugaba el tipo para alcanzar la extraña estrella. Pero también tenía que reconocer, que prefería ocupar el tiempo en esta actividad, que explorando la buhardilla que les esperaba en la habitación llena de roperos. No le cabía duda de que debería de ser su siguiente estación¹.

Cuando vio que Howard le tendía el palo a Michael, Norman se adelantó.

-Dejadme intentarlo. En la feria no se me daba mal la cucaña...

Norman intentó alcanzar aquel extraño símbolo y agarrarlo o desengancharlo de alguna manera.

Norman fue quien se aventuró a trepar a la barandilla, y ayudado por el palo para abrir la trampilla que daba al ático acercar lo suficiente la lámpara como para con un último esfuerzo pudiera agarrar aquella pieza. Estaba ligeramente enroscada, pero no supuso demasiados problemas para alguien acostumbrado a la cucaña como era Norman.

Una vez recuperado los cuatro pudieron apreciar que se trataba de un peculiar objeto. Presentaba una serie de inscripciones de manufactura desconocida y curiosamente parecía estar roto^[1]. Aquel objeto parecía fabricado de oro macizo lo que posiblemente le daba un valor muy alto en el mercado.

En ese momento Meredith cayó en la cuenta de la parte que parecía rota. Le quería recordar a algo... algo que había visto en aquella casa... pero. ¿Que era?

—¿Qué es eso? Y sobre todo, ¿qué diablos hacía ahí colgado? Es un lugar difícil de acceso así que tiene que ser algo importante...

Michael apuntó el objeto en el cuaderno y trató de dibujar un boceto del mismo mientras Norman lo sostenía. Instantes después cogió el palo y se dirigió hacia la trampilla que daba acceso a la buhardilla. Enganchó el asidero de la trampilla con el palo y tiró hacia abajo hasta que se soltó.

—¿Quién se viene?

—¿El siniestro ático de una mansión maldita? No me lo perdería por nada. Y luego, no os olvidéis, nos quedará el sótano.

Howard intentaba parecer despreocupado pero la verdad es que la procesión iba por dentro.

—Después de ti.

Cuando Michael abrió la trampilla unas escaleras extensibles se deslizaron ruidosamente hasta casi llegar al suelo de aquella planta. Las escaleras se encontraban en bastante buen estado por lo que podían ser usadas para subir al ático sin problemas aparentes. Eran estrechas, por lo que fue necesario subir uno a uno.

No hubo problemas para ello, y en cuanto los cinco estuvieron arriba pudieron ver que apenas entraban unos finos haces de luz por entre algunas rendijas del maltrecho tejado de la mansión. El olor a humedad inundaba toda aquella estancia. Iluminar el ático formaba una estampa ciertamente fantasmagórica, con multitud de cajas y trastos tapados por sábanas. Una gruesa capa de polvo en el suelo revelaba que nadie había pisado esa zona en mucho tiempo.

Norman recuperó algo de ánimo con su éxito consiguiendo aquella extraña pieza. Cuando subió al ático, trató de mover el candelabro para iluminar lo mejor posible de lado a lado de la estancia.

-No sé si quiero saber qué hay bajo esas sábanas... pero no nos va a quedar más remedio si queremos hacer un inventario detallado como nos han pedido.

Desde lo de aquella extraña mano en la habitación de las niñas Michael no había vuelto a enfundar el cuchillo que todavía estaba impregnado de ese líquido negro.

—Ten cuidado Norman, no sabemos las sorpresas que nos tiene reservado este lugar.

Subió los peldaños de la escalera pensativa. No podía quitarse la idea de la cabeza asociaciones de la forma de esa estrella con algo que había visto en la casa. Pero ¿el qué? No terminaba de recordar dónde ni de que objeto podía tratarse.

Una vez arriba, se dirigió a algunas de los objetos tapados con sabanas, lo cuales no estaban desvelando sus compañeros, y los destapó con la cabeza en otra parte.

El aviso de Michael a su compañero llego tarde para la enfermera, cuyos pensamientos regresaron entonces a la realidad.

Howard miró a su alrededor.

Tanto Howard como Michael pudieron escuchar una especie de silenciosos golpeteos en el suelo de aquel ático. Como si algo estuviera correteando por el lugar. Quizá hubieran querido avisar de que estuvieran quietos o en silencio. Puede que si Meredith y Norman^[1] no hubieran querido desvelar lo que había debajo de aquellas sábanas...

La textura de aquellas criaturas era legamosa. Al menos en su superficie. Su forma se asemejaba a la de una cucaracha si... pero su cuerpo tenía aproximadamente metro y medio de longitud. Sus ocho patas hacían que sus grandes cuerpos se movieran rápidos y eficaces. Unas largas antenas surgían de su cabeza y lo que más llamó la atención de todos fue que incluso con la poca iluminación del lugar... los puntos de luz permitieron ver una boca que se dilataba y contraía cíclicamente, recubierta de varios círculos concéntricos de afilados dientes.

En cuanto las sábanas fueron removidas y el polvo que había sobre ellas voló por el ático. Las dos cucarachas gigantes comenzaron a moverse rápidamente hacia los investigadores...

Michael apartó a Meredith y se puso delante de ella con el cuchillo sujeto fuertemente en su mano derecha. Estaba protegiendo a la esposa de Howard sin preocuparse de si mismo.

Lanzó el cuchillo a izquierda y derecha perforando levemente el cuerpo quitinoso de aquellas criaturas.

—¿Qué diablos es eso? —gritó—. ¡Cuidado Norman!

Como si alguien hubiera activado un interruptor en la cabeza de Meredith, en cuanto esta pudo ver a las monstruosas criaturas qué hasta ahora habían ocultado las sábanas, la enfermera salió de su estupor y puso sus cinco sentidos en la amenaza que tenían delante.

Una parte de su cerebro gritaba a voces que eso no podía estar pasando, que eran monstruos imposibles. Pero otra parte, en la que se encontraba su sentido de la supervivencia, gritaba aún más para que hiciera frente al horror que se la echaba encima.

Con una velocidad que la sorprendió a ella misma, sacó el revolver del bolso y efectuó un disparo, pero este se fue muy lejos, sin siquiera acercarse mínimamente a la enorme criatura que tenía más cerca.

Quizás por puro instinto de ver a su mujer en peligro Howard agarró un listón que había apoyado en la pared e intentó insertarlo en una de esas enormes bocas dentadas, para evitar que los colmillos pudieran alcanzar a nadie. Logro su objetivo y vio como una de las criaturas, que había reaccionado al tajo de Michael, se tragaba ahora el palo.

Norman dio un respingo cuando vio el aspecto de aquellas criaturas a escasos centímetros. No era capaz de racionalizar qué tipo de animal eran esos gigantescos insectos, pero quizá tampoco quería saberlo. Lo único que ansiaba era matarlos.

Desgraciadamente, disparó con más rapidez que puntería.

La reacción de Michael fue realmente rápida, y pudo ver que nada más rajar a las dos criaturas el mismo líquido negro que había salido de "la mano" salía también de su cuerpo. Sin embargo las dos cucarachas fueron directas a por sus objetivos sin importarles el daño que les pudiera haber causado el investigador.

La primera cucaracha gigante fue directa a por Meredith. Abrió sus mandíbulas y mordió el brazo de la médico. Por suerte Howard había reaccionado también con rapidez y logro meter el palo entre los dientes antes de que aprisionaran a la enfermera. No pudo sin embargo evitar que un pequeño hilo de sangre saliera del brazo de su mujer... ¿Podría pasarle algún tipo de enfermedad? Desde luego aquel insecto no era muy normal.

Norman por su parte no tuvo la suerte de contar con la ayuda de Howard. La cucaracha no solo asestó un buen bocado. Norman pudo sentir como sus dientes se clavaban en la carne, y no los sacaba. Se había agarrado con bastante saña y no sería tarea fácil sacarse de encima aquel insecto.

Viendo el riesgo evidente que corría Howard apartó a Meredith de aquella criatura maldita. Confiaba en que mientras él ponía a salvo a su mujer los otros dos pudieran encargarse de aquellas monstruosidades.

Norman apretó los dientes tanto como la maltida cucaracha, intentando aguantar el dolor y no gritar como un animal en el matadero. Sin embargo, aquello ciertamente lo parecía. La sangre corría por su brazo mientras seguía atrapado en las fauces de aquel insecto demoníaco dispuesto a devorarlo. Si quería salvar la extremidad, más le valía sacarla cuanto antes.

-¡Esto no es un buffet libre, hijo de puta!-exclamó tratando de sacar todo su ánimo para tirar con fuerza.