La caída del Norte

Tras el hundimiento de la isla de Númenor, Elendil el Alto desembarcó en las costas occidentales de la Tierra Media tras sortear terribles tormentas en el mar y fundó Arnor, el Reino del Norte. El Reino, que se extendía al oeste de la Tierra Media y ocupaba casi todo Eriador, limitaba al norte con el Reino de Angmar y la bahía de hielo de Forochel, al oeste con las Montañas Azules, al este con las Montañas Nubladas y al sur con el Río Gwathló. Durante muchos años gozó de un gran progreso que llevó a Annúminas, la capital del reino, a ser considerada una de las ciudades más importantes de toda la Tierra Media. En ella se encontraba el cetro de Annúminas, simbolo del poder de los reyes de Arnor, una de las Palantir y el anillo de Barahir, originario del rey elfo Finrod Felagund. Otras grandes ciudades del reino progresaron también como Fornost, Bree, Tharbad y Amon Sûl.

Tras la muerte de Eärendur, último Rey de Arnor, en el año 861 de la Tercera Edad, las disputas de sus hijos por la sucesión al trono ocasionaron la división del reino en tres: Arthedain, Cardolan y Rhudaur. Fue Amlaith, el primogénito, quien fundó Arthedain ubicando su capital en la ciudad de Fornost en detrimento de Annúminas y heredando todas las reliquias de Númenor.

Los primeros siglos de la historia de Arthedain estuvieron marcados por el constante conflicto con los dos reinos vecinos. La lucha entre los tres reinos debilitó el poder y la gloria del viejo reino y la sombra aprovechó el momento para fundar el reino de Angmar en el norte liderados por el Rey Brujo, quien no era otro que el Señor de los Nazgûl. Rudhaur cayó bajo la influencia del Rey Brujo y a los otros dos reinos no les quedó más remedio que unir sus fuerzas para combatir al enemigo. En el 1.409 de la Tercera Edad, después de largos años de guerras y cuando parecía que Angmar estaba derrotada, un gran ejercito penetró en Cardolan, conquistó la Cima de los Vientos y devastó el país. El último rey de Cardolan murió y Arthedain estuvo a punto de caer también.

En el 1.636 de la Tercera Edad la Gran Peste mató a la mayor parte de los habitantes de Cardolan y los Dúnedain que habían resistido atrincherados en las Tyrn Gorthad desaparecieron definitivamente. El Rey Brujo aprovechó esto para infestar sus tumbas con espíritus malignos, los llamados tumularios, de manera que la región se convirtió en un lugar siniestro conocido como las Quebradas de los Túmulos. En los años que siguieron, la población superviviente quedó aislada a lo largo del camino hacía el Sur y en Tharbad, la otrora gran ciudad comercial que ahora entraba en decadencia.

Mientras tanto, Arthedain quedó asediado por Angmar. En el año 1.964 de la Tercera Edad, Arvedui sucedió a su padre en el reinado y retomó el contacto con los dúnedain de Gondor en el sur para luchar juntos contra la amenaza. La guerra contra Angmar se volvió más cruda en lo peor del invierno y Arvedui lanzó un llamamiento de socorro a Gondor y a las fuerzas élficas al mando de Círdan.

Pero mientras esperaban la respuesta de los aliados, Angmar continuaba implacable su avance.