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La sombra del Norte

Capítulo 7: Los días en Ilmaryen

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16/04/2021, 18:05
Gramj Haïa

El enano tenía que cubrirse. Sabía que sangraba por alguna parte del pecho, pero no era nada escandaloso ... pero pronto habría que mirarlo. No se podía permitir más golpes como ese, así que se dedicó especialmente a repeler las cimitarras de estas obscenas criaturas y a retroceder.

- Leches, duele. Pensó para si, mientras su idea era ayudar al compañero aporreado y sus pies se encaminaban a retroceder, allá como pudiera, para que las alimañas fueran los que hubieran die situarse y resituarse constantemente para poder atacar, mientras la cabeza de su arma, se encaminaba contra sus filos, si no para partirlos, si para reorientarlos en otra dirección que no fuera su cuerpo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Reparto mi BO entre los atacantes que tenga. Ataco con CERO para compensar ... y si hace algo bueno es. Vamos, para que los orcos vean que su arma también puede hacer pupa.

Además, el retroceder, espero que sea de ayuda para que tengan más penalización los orcos, al tener que desplazarse siguiéndome.

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16/04/2021, 22:14
"Aceroamargo"

El Árbol Blanco lo protegía, su escudo era grande y fuerte, solo esperaba que resistiese los fuertes golpes el tiempo necesario. Sabía que no era la insignia que en él estaba dibujada lo que realmente lo estaba salvando, pero le gustaba pensar que lo que significaba le daba algún tipo de protección extra.

Siguió retrocediendo, cuidándose de que sus enemigos no lo alcanzasen con sus golpes. El escudo, del que dependía, estaba bien aferrado en su brazo izquierdo, aun dolorido por el golpe anterior. Su espada bien sujeta en la derecha, se mantenía en una guardia alta, a la defensiva y lista para interceptar la cimitarra. Ese sería el momento en que trataría de alcanzar con su filo al orco.

Melyanna, junto a Matha, los niños y el resto de mujeres, estaban escondidos en la bodega. Tenían que ir a por la joven antes de encaminarse a la biblioteca, pero no tenía muy claro donde estaba.

- ¡La bodega, ¿dónde?! - grito exigiendo una respuesta rápida por parte de Faramis, o de cualquiera que supiese hacia donde tenía que dirigirse.

 

- Tiradas (3)

Notas de juego

Lo mismo que en el asalto anterior, escudo a uno, parar con BO50 al otro, y retroceder 3 metros.

No tengo claro si Aceroamargo conoce bien el camino, aunque entiendo que lo habrá estudiado en tiempos de calma, lanza igual la pregunta.

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22/04/2021, 10:31
Director

Uno de los hombres de Faramis se giró hacia Aceroamargo para señalarle el camino hacia la bodega, pero un instante después fue atravesado por una cimitarra orca. La masa negra enemiga iba ganando posiciones en la fortaleza y los caídos iban quedando atrás. Perdieron de vista a Menorath que había caído unos segundos antes malherido, tampoco veían a Dimrod ni a Eoden ni tampoco a Aeth. El camino que había señalado el recién caído soldado conducía a un edificio blanco con una puerta marrón algo pequeña, estaba a unos cien metros de su posición actual, no muy lejos si pudieran caminar tranquilamente, pero bastante problemático para llegar rápido si tenían que mantener la defensa contra los enemigos.

Dos orcos golpearon a Gramj, el primero ni siquiera logró vencer la defensa del enano y estrelló su espada contra el escudo de Gramj, el segundo en cambio logró golpearle por el otro flanco y aunque el enano logró interponer su martillo lo suficiente como para molestar al atacante, el golpe fue consistente y sintió el dolor de la cimitarra golpeando su coraza. La coraza le estaba salvando de consecuencias peores, pero poco a poco iban llenándole de golpes y contusiones que empezaban a debilitarle, como se pudo ver cuando él lanzó su martillo sin lograr alcanzar a nadie.

Aceroamargo tampoco logró conectar su golpe contra el rival. Su espada fue hábilmente esquivada por el orco contra el que la había dirigido, aunque la intención de numenoreano era más mantener alejados a los orcos que herirles. Pero fue insuficiente, el orco que le abordaba por el flanco izquierdo logró sobrepasar su escudo y le propinó un duro golpe que le hizo sangrar al herirle en el muslo, el dolor fue tan grande que Aceroamargo perdió la vista por unos segundos. Al mismo tiempo, el orco que le golpeaba por el lado de la espada estrelló su cimitarra contra la espada del dúnadan sin mayores consecuencias.

- Tiradas (6)

Notas de juego

Gramj pierde 9 pv, -1pv adicional de la herida anterior, y recibe crítico A. Te quedan 45 pv.

Aceroamargo pierde 23 pv, recibe crítico D. -1pv por asalto, -10 a la actividad, aturdido 2 asaltos. Te quedan 29 pv.

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22/04/2021, 18:38
Gramj Haïa

Esto no era normal. Estos no eran orcos, sino la élite de esta chusma. Era increible, pero estaban dándoles una paliza tan intensa que ya tenía claro cual era el resultado del asalto a esta plaza amurallada.

- Señores, es momento de dejar de jugar y cumplir con nuestra misión.

Y no, no era ningún juego. Esto costaría bastante, y a este paso, acabarían bastante mal parados si seguían haciendo frente a la jauría que corría por allí. Además, tendrían que estar en buenas condiciones para escapar, hacer frente a las patrullas, que esperaba que no fueran de élite, como estos orcos, y a las inclemencias del camino, ya que no tendrían ni vituallas ni otras comodidades a las cuales la señorita estaba acostumbrada.

- Este escapada va a ser muy dura.

Notas de juego

Pues igual, reparto mis paradas, sigo retrocediendo para darles penalizadores a los orcos y seguir el camino que tenemos que tomar para sacar de este "pozo de muerte" a nuestra protegida.

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22/04/2021, 20:39
"Aceroamargo"

Uno de los soldados le indicó donde estaba la bodega, lamentablemente fue lo último que hizo, alcanzado de lleno por una cimitarra enemiga. El gondoriano se despistó un poco mirando hacia el lugar señalado, lo que provocó que uno de los orcos a los que se enfrentaba, superase el escudo y le golpease bastante fuerte en la pierna. A pesar de la armadura que en ella llevaba, sintió como debajo la carne se le laceraba, dejando escapar un hilo de sangre que corría por el muslo en dirección a la bota.

Momentáneamente se sintió desorientado, pero alcanzo a interponer su espada ante la cimitarra de un segundo enemigo. Hasta que se recuperase tendría que aguantar como pudiese, no era su vida lo único que pendía de un hilo. Aun con la vista nublada, solo pudo hacer una cosa, parapetarse todo lo que pudo tras su escudo, flexionando sus rodillas para tratar de que lo cubriese por completo. La espada estaba en alto, intentaría que ningún filo se acercara demasiado a su cuerpo.

 

Notas de juego

Aturdido poco puedo hacer.
AGI+escudo contra uno de los orcos.
1/2 de la BO contra el otro, parando su ataque con BO40.

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30/04/2021, 17:57
Director

A pesar de que el enano se cubrió con todo mientras retrocedía, los dos orcos le golpearon duramente produciendo nuevas abolladuras en su coraza y logrando que la hoja negra de la cimitarra de uno de ellos lograra atravesar el metal hasta encontrar carne y hacerle sangrar. El dolor le recorrió el cuerpo como un relámpago y provocó que su visión se nublara unos momentos. Una nueva herida que se sumaba a la que ya tenía, pero nada comparado con las consecuencias que podría haber tenido no estar protegido con una coraza de tal calidad. Como ocurría con muchos de los soldados de Faramis que caían bajo los golpes enemigos. Era cuestión de escaso tiempo que los orcos tomaran la fortaleza.

Aceroamargo se cubrió como podía, algo desorientado tras el último golpe de los orcos. Alzó su escudo y logró detener a duras penas el golpe de uno de los orcos, y de igual manera ocurrió con su espada, que menguó considerablemente el impacto de los golpes recibidos. Aún así las fuerzas comenzaban a fallarle, sentía el escudo más pesado, y la espada mucho más pesada.

- Tiradas (5)

Notas de juego

Gramj pierde 19 pv, -1pv adicional de la herida, y recibe crítico A, -2 pv asalto más y aturdido 1 asalto. Te quedan 25 pv.

Aceroamargo pierde 10 pv, -1 adicional herida. Te queda un asalto aturdido más y 18 pv.

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30/04/2021, 18:14
Faramis Eketta

Faramis saltó sobre ellos en ese instante. Decapitó a uno de los orcos y cercenó el brazo de otro. Uno de los orcos retrocedió y el cuarto atacó a Faramis cruzando espadas con él durante un instante. La furia de Faramis provocó un pequeño momento de duda en los enemigos, que se detuvieron mientras el capitán golpeaba con salvajismo una y otra vez contra su enemigo hasta que consiguió herirle. Pero aquel momento no duraría mucho, los orcos los superaban en número y los hombres no dejaban de caer bajo sus espadas.

-¡Ahora! - Les gritó Faramis al tiempo que otros dos orcos caían sobre él. Ya sabían lo que debían hacer y no había tiempo que perder.

Notas de juego

La intervención de Faramis cuenta como un asalto, para que podáis recuperaros del aturdimiento. Eso sí, perdéis los pv de las heridas, os quedan: Gramj 22 pv, Aceroamargo 17 pv.

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30/04/2021, 18:53
Gramj Haïa

Estaban aporreando estos seres inmundos tanto al enano que ya no empezaba a ser agradable. Si, la lucha tenía sus riesgos, pero eran riesgos controlados. Seguía en el mismo empeño, retroceder, defender y parar con todo.

Notas de juego

JODER que pedazo de tiradas te salen todas las veces. Esto no es ni normal.

 

Veamos, ¿Tan lejos estamos de la zona que nos tenemos que meter?

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08/05/2021, 15:54
"Aceroamargo"

Aquellos seres eran terribles luchadores, usaban técnicas sucias y rastreras, pero gracias a ellas les estaban superando. Su número no ayudaba, y poco a poco perdían terreno ante ellos.

Las cosas se estaban poniendo difíciles para Aceromargo, una serie de heridas le habían nublado la vista, estaba agotado y solo podía tratar de detener los ataques que se le venían encima. Fue la actuación de Faramis la que le permitió recuperar el resuello mientras el capitán destrozaba, en un alarde de habilidad y fuerza, a los orcos. Aun herido, bajo su armadura múltiples hilos de sangre manaban de sus cortes, Eketta les instó con un poderoso grito a irse a cumplir lo prometido. La dama Melyanna esperaba escondida, a que sus escoltas la recogieran para escapar de la ciudad.

Pero algo en el corazón del gondoriano le impedía huir, si en lugar de Faramis algunos soldados se hubieran puesto al frente, lo haría sin dilación, pero no podía dejar que aquel noble se enfrentase solo. 

- Mi señor, debe usted salvarse, por Melyanna - le dijo al capitán - Su vida vale más que la mía - le dijo poniéndose al frente, recuperando su posición. - Sálvela, ¡vamos! - insistió

Acto seguido, sabiendo que aquello podía significar su final, sujeto el escudo con fuerza y alzo la espada de nuevo, asegurando su posición para no dejar pasar a ningún enemigo.

- Tiradas (3)

Notas de juego

El honor de Aceroamargo es más fuerte, si ha de morir, sea.

Ataco con todo, ya no hay miedo

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09/05/2021, 19:11
Faramis Eketta

Faramis saltó junto a ellos para darles el tiempo necesario para huir y poner a salvo a la dama Melyanna. El enano aprovechó el momento para retroceder hacia la bodega mientras más orcos cubrían el hueco dejado por los que Faramis había derrotado. Ya estaba llegando a la puerta cuando Aceroamargo se dio la vuelta y volvió junto al capitán para luchar hombro con hombro junto a él. Aunque aquello no sentó nada bien a Faramis.

-¡No! ¡Maldición! -Faramis tuvo que desviar la malintencionada cimitarra de un orco con su propia espada. - ¡Salvad a Melyanna! ¡Yo tengo que seguir con mis hombres!

Aceroamargo golpeó con su espada a uno de los nuevos orcos que ocupaban la primera línea de combate y le dio una dura bienvenida. El gondoriano estaba exhausto y bastante herido, sacando fuerzas de flaquezas. El orco respondió con un golpe no muy duro, ni tampoco muy bien colocado, pero suficiente para hacer que Aceroamargo apretara los dientes por el dolor. No le quedaban muchos más golpes y sentía como las fuerzas se le iban.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Gramj -3pv de las heridas. Te quedan19 pv.

Aceroamargo -10 pv y 1 extra de la herida. Te quedan 6 pv.

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09/05/2021, 19:42
Gramj Haïa

El enano, aguantándose la herida como pudo, presionando con la mano del escudo todo lo fuerte que pudo para evitar que más fluido rojo se escapara de su cuerpo retrocedió, para cumplir con la misión de proteger a la mujer. Era lo que hacía tiempo venían haciendo, y ahora, no era el momento de cambiar de destino.

Notas de juego

Espero sea útil para retener la hemorrágia.

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20/05/2021, 02:23
"Aceroamargo"

No podía más, estaba exhausto, herido, al límite de sus fuerzas. Faramis se enfrentaba con todo su ímpetu, mientras Aceroamargo desobedecía la orden que le habían dado, faltando a su promesa. Ya había huido una vez, mucho tiempo atrás, tras enterrar a su propio padre. Aquello lo había marcado y era una de las razones por las que se había quedado.

- Lo, lo siento... yo... no... no podía... no podía dejar que volviese a ocurrir - Balbuceaba de dolor - Demos tiempo a mis compañeros, ellos la salvaran.

Había tomado la decisión, tal y como estaba poco podía hacer salvo defenderse, y mucho menos cuidar de Melyanna. Seguramente Eketta lo odiaría, pero daría su vida por dar aunque fuese unos minutos más a Gramj, él podía hacerlo. el lugar del Gondoriano estaba junto a su capitán, no volvería a fallar.

Reunió fuerzas y con el escudo en alto, parapetado tras él, se preparó para un último ataque.

- Tiradas (3)
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21/05/2021, 18:19
Director

Los orcos recuperaron la posición perdida tras la irrupción de Faramis y otros dos orcos se lanzaron sobre ellos. Aceroamargo lanzó una estocada bastante bien colocada a la pierna del orco y le provocó una contusión pero no llegó a herirle. Dos orcos encararon a Aceroamargo, el primero le golpeó bastante flojo, impactando en la cota de malla. El segundo, no realizó un ataque demasiado fuerte tampoco, pero fue suficiente para que el dúnadan cayera victima de sus heridas y el cansancio que le atenazaba el cuerpo.

Aceroamargo caía donde habían caído antes otros de sus compañeros: Menorath, Aeth y puede que también Eoden o Dimrod, a los cuales llevaban sin ver desde el comienzo del asalto. Lo hacía defendiendo una plaza ya perdida ante la imparable ofensiva rival, pero su valiente gesto había servido para darle el tiempo necesario a Gramj para llegar hasta las bodegas.

Gramj corría sosteniéndose las heridas como buenamente podía para evitar sangrar demasiado. Era algo provisional, pronto tendría que detenerse para venderse adecuadamente o terminaría desagrado, sin embargo la prisa le embargaba para sacar de allí a Melyanna. La encontró en las bodegas y la llevó consigo hacia el pasaje secreto. Los gritos y el fragor de la lucha, cada vez más cercano, indicaban al enano que no tenía mucho tiempo antes de que los orcos irrumpieran allí también.

Durante el camino de huida escuchó un fuerte grito de dolor a sus espaldas, varios metros por detrás Dimrod se tambaleaba, a punto de caer. El asta de una lanza pendía de su espalda y el gesto del eriadoriano era paralizador. Perdía mucha sangre, no duraría mucho. Todavía sostenía su espada. Más pasos se escuchaban por el túnel, con toda seguridad enemigos. Dimrod se giró hacia el enano y lo miró con desesperación en sus ojos pero decidido y consciente con lo que debía de hacer. Apretó la espalda y se colocó con sus últimas fuerzas para defender el paso con su vida.

-Salva... salva a mi hija. - Le dijo apretando los dientes.

La revelación de que Melyanna era en realidad hija de Dimrod no fue tomada en cuenta por el enano hasta mucho más tarde, la urgencia de la situación le llevaba a pensar en el siguiente paso a dar, y después en el que venía justo a continuación. Salieron del túnel y llegaron hasta los caballos. Gramj urgió a Melyanna en montar en uno y el tomó el pony tras espantar al resto para evitar darles alas a sus perseguidores. Los caballos estaban frescos pero muy nerviosos, lo que les llevó a galopar rápido huyendo del fragor de la batalla, de los gritos tanto de orcos como de hombres, mientras el horizonte a sus espaldas se teñía de rojo fuego e Ilmaryen caía bajo la garra de Rogrog, el temido comandante de las huestes enemigas.

No dejaron de cabalgar hasta bien entrada la noche. Melyanna lloraba. Por los amigos perdidos, por Dimrod, por Faramis. Por el Reino del Norte que había perdido la primera de muchas batallas. Pusieron rumbo a Fornost, durante el camino no dejó de seguirlos desde las alturas un halcón, como si pensara protegerles y asegurar su camino a pesar de que su dueño Menorath ya no estaba con ellos. En Fornost pudieron descansar unos días, pero la ofensiva enemiga no tardaría en alcanzarles. La ciudad siguió, poco después, el ejemplo de Ilmaryen. Mantuvieron la huida, cruzaron por las colinas al sur de las Emyn Uial para llegar al Caras Celairnen, un pueblo de mercaderes en el que Melyanna pudo encontrar refugio por fin junto a lo que quedaba de la familia real.

Tiempo después, Annuminas decidió el final de la guerra y cambió el curso de la historia. En aquella batalla cayeron los dos grandes poderes del Norte, que nunca más volvieron a recuperar la grandeza de los días pasados. La matanza fue tal que no quedó orco vivo al oeste de las Montañas Nubladas, pues todos perecieron en el campo de Annuminas; junto a ellos, los más valientes jóvenes arthedain murieron con sus esperanzas hechas añicos. El príncipe Aranarth heredó un reino que dejó de existir en la tierra, pero no en sus corazones. Aranarth y doscientos dúnedain supervivientes siguieron defendiendo sus antiguas tierras por muchos años, conocidos por el nombre de Montaraces del Norte. Durante el resto de sus vidas recordaron su dolor subiendo a la ladera sitiada con el estandarte bien alto, en desafío al mismo Señor de los Nueve.

Fin

 

- Tiradas (3)

Notas de juego

Aceroamargo, Rest In Peace.