Partida Rol por web

La sombra del Norte

Capítulo 1: La Comarca

Cargando editor
21/06/2016, 22:28
Dimrod

Tras la cena, Dimrod ocupó una mesa más grande y les esperó para que se trasladaran con él, también hizo un gesto a un hombre que se encontraba en el otro extremo de la sala y a un pequeño grupo de enanos para que se acercaran hasta ellos. Después alzó la mano para llamar la atención de Harry Corralera y le pidió que les sirviera diez jarras de cerveza. Por último echó un rápido vistazo hacía Melyanna para asegurarse de que estaba bien, aunque en la Comarca y en compañía de Matha, poco había de que preocuparse.

En aquella amplía mesa se reunieron todos. El hombre era uno de aquellos norteños que vivían en el Bosque Negro, vestía de forma muy rústica, casi asalvajada, su pelo canoso estaba enmarañado y jurarían que de él colgaba alguna pequeña ramita, una larga barba que llegaba hasta su cinturón salía de su cara igual de enmarañada que el pelo de su cabeza. Los enanos por su parte, eran bastante dispares, uno de caballo castaño claro robusto pero bien parecido entre los de su raza, otro de facciones más hoscas, porte orgulloso, pobladas cejas, ojos grises y una barba muy larga con tres trenzas adornadas con anillos de hierro, y el último iba encapuchado, también lucía una barba de la que sentirse orgulloso aunque se mostraba más reservado y apagado que el resto de sus compañeros.

-Bien,- dijo Dimrod cuando todos se hubieron sentado a la mesa, luego extendió la palma de su mano hacía el hombre de los bosques -, este de aquí es Aular Robleviejo. Y ellos tres son Hunkel Saeta de Hierro, Thund y Gramj Haïa. -Se giró entonces hacía los recién incorporados al grupo. -Os presento a Eoden hijo de Eothul, Aeth Umbradacil, Rossuon Pairaniar, Mithdúlin el bardo, y "Aceroamargo". - Fue señalando uno a uno mientras los nombraba.

-Una vez hechas las presentaciones os expondré el motivo de esta reunión. A vosotros, -dijo mirando hacía el grupo con el que ya llevaba dos días caminando bajo la lluvia, - os contraté porque necesitaba una escolta para la dama Melyanna hasta la Comarca, pero no os dije más. Os prometí una moneda de plata y una ración de comida al día y aquí tengo lo prometido. - Sacó unas cuantas monedas de plata de un pequeño saco y las esparció sobre la mesa frente a él, y repartió un par entre los cinco. -Sin embargo, este no es el destino final. En realidad nos dirigimos a Fornost Erain para ver a unos familiares de la dama Melyanna. El camino a partir de ahora se volverá más peligroso y por eso necesito aumentar la escolta. Os ofrezco mantener la paga: una pieza de plata al día y sustento. ¿Qué me decís, puedo seguir contando con vosotros?. -Se giró hacía las nuevas incorporaciones. -¿Os uniréis a nuestro grupo?.

Notas de juego

He añadido dos monedas de plata para Aceroamargo, Aeth, Mithdúlin y Rossuon.

Cargando editor
22/06/2016, 01:05
Mithdúlin

La cocina hobbit gozaba de gran fama y la cena había sido una buena prueba del porqué. Tal vez fuese el cansancio acumulado de los días de viaje bajo la lluvia, pero la disfrutó bastante. El hambre, sin embargo, no arruinó sus modales a la mesa. No es que necesitase aparentar una posición social superior pues el protocolo era algo normal entre los elfos, aunque él no solía practicarlos con la misma altanería.

Junto con los sabores de la comida casera de los medianos, el olor del humo de la hierba del Valle Largo le transportaba a un par de años atrás. Ahora había rechazado educadamente la pipa que le habían ofrecido porque le preocupaba el estado de su garganta, pero en aquel entonces no habría perdido la oportunidad de probar aquella exquisitez. Algunos de sus amigos de Lothlórien habrían reprobado su visita a aquellas tierras habitadas por medianos en busca de historias y canciones populares para inspirarse. Sin embargo, había hecho varios buenos amigos que le habían dado una muestra de la legendaria hospitalidad de los hobbits, muchos de ellos músicos locales y cuentacuentos. Él mismo solía acompañarles para entretener a los niños o alegrar las noches en la taberna. Precisamente una de aquellas alegres tonadillas le vino a la cabeza, pero decidió esperar a escuchar el anuncio de Dimrod.

Tras la cena se acercaron a la mesa que había ocupado el guardián de Melyanna. Se sumaron cuatro hombres que probablemente se convertirían en los miembros restantes de aquella peculiar escolta. Mithdúlin miró divertido a los enanos. Era consciente de existían ciertas rencillas entre enanos y elfos, pero el bardo lo contempló como una oportunidad para aprender de sus costumbres y cultura. Con todo, solían eran muy esquivos y lo tomaban a menudo por un entrometido, por lo que dudó si alguna vez llegaría a ganarse su confianza. El hombre de los bosques parecía totalmente fuera de lugar con su desaliñado aspecto en aquella acogedora posada. No sabía qué pensar de él, apenas había llegado a interactuar con ellos y no sabía qué clase de música tendrían o si la apreciarían si quiera. Sin duda, un grupo interesante de individuos. ¿Qué harían unos personajes como aquellos en un sitio como la Comarca?

Encantado de conocerles, caballeros.— dijo, una vez finalizadas las presentaciones.

 

Cargando editor
22/06/2016, 22:01
Thund

El enano no estaba precisamente contento de estar entre aquellos otros guerreros que también se ofrecían como mercenarios, y cuando vio acercarse al elfo, su ceja derecha empezó a alejarse de la otra hacia arriba mientras se llenaba la barba con la espuma de aquella mala cerveza. Se le quedó mirando durante el tiempo que se acercaban por encima de la jarra.

La presentación de Dimrod solo le arrancó una espiración algo más fuerte a través de su nariz, que hizo volar escasas chispas de espuma que no tardaron en caer a la madera de la mesa y deshacerse en diminutos charcos de bebida. Antes de responder a su empleador, se obligó a saludar al elfo con un asentimiento, solamente cortés, de cabeza, que no era suficiente para eclipsar la evidente desconfianza que demostraban sus ojos entrecerrados.

Devolvió la mirada lentamente a Dimrod y posó la jarra ruidosamente sobre la mesa, haciendo que algo de la cerveza se derramara a los lados, pero no le prestó atención alguna al hecho de que sus callosos dedos se mojasen.

Ya lo habíamos hablado, ¿no? —fue su forma de responderle afirmativamente—. Pero aún no sé qué hace el camino tan peligroso para que necesitéis una compañía de siete escoltas armados y un bardo.

Aunque era inevitable querer buscar un tono claramente despreciativo en sus palabras dado su gesto continuamente arrugado, su prosodia era absolutamente neutra, pragmática y técnica, como se esperaría de un mercenario que está solo interesado en las condiciones de su trabajo.

Cargando editor
23/06/2016, 07:35
Aular Robleviejo

Aular asintió ante la oferta por acompañar al grupo .No parecía mal trabajo y mas con un grupo tan numeroso como bien  había hecho notar el enano pero habría que consultar a los espíritus . Metió la mano entre la mugrienta barba y la armadura de cuero para rebuscar algo y al cabo de unos segundos saco una bolsita de piel  sin curtir que vació sobre la mesa haciendo aparecer unos huesos amarillentos  similares a los que formaban sus pulseras.Los recogió con las dos manos , soplo sobre ellos y sin mirar los arrojo con fuerza  haciéndolos repiquetear sobre la madera .Después de comprobar el patrón que formaban  volvió a asentir  con aire satisfecho y sin decir nada  mas se limito a recoger los huesos .

Cargando editor
23/06/2016, 12:30
Rossuon Pairaniar

Rossuon se fue animando a la par que sus dolores desaparecían entre caladas y tragos. Cruzó palabras y chistes con los clientes cercanos y disfrutó de la maravillosa cena. Cualquier cosa le hubiera parecido una delicia. Empezaba a sonreír, olvidando las durezas del camino y las dificultades venideras, sumiéndose en el ambiente de la posada. Era como volver a estar en casa, con buena comida, algo que fumar y más que beber. Lastima que Dimrod tuviera que recordarle su realidad.

El joven noble paseó la mirada por los enanos con curiosidad, pues tampoco había visto demasiados. Le pareció gracioso verlos entre los hobbits, con quienes la altura podría ser su mayor parecido.

- Es un placer. - saludó, acompañando sus palabras con un gesto de su diestra con la pipa en alto. Su buena actitud se resquebrajó ante la exposición de la situación por parte de Dimrod. ¿Acaso podía rechazar la oferta? ¿se lo consentiría su padre? Rossuon pensaba que no. Una cosa es que le echaran, pero no podía permitirse abandonar... O no podría volver. - Puedes contar conmigo. - respondió con desgana, girándose con prisa para atender a lo que ocurría en el resto del local. Intentaba pensar lo menos posible en volver a los caminos. 

El repiqueteo en la madera le forzó a volver la vista. Le sorprendió el gesto de Aular y mantuvo la mirada sobre el hombre, intentando discernir que habría visto en los amarillentos huesos. Siguió sus movimientos hasta darse cuenta de que no pretendía hacer ninguna declaración, momento en el que se llevó la jarra de cerveza a los labios y regresó a su estudio de los hobbits. Eran tan graciosos. 

Cargando editor
23/06/2016, 16:33
Mithdúlin

La actitud huraña de Thund no cogió por sorpresa a Mithdulin, que volvió la mirada a su cerveza. Se acercó la jarra y dio un pequeño sorbo, apenas mojando los labios. Ya había causado bastante mala impresión con la bochornosa canción de antes y aunque sabía que una pinta de cerveza no lo emborracharía, le daría ganas de ponerse a cantar para animar a los parroquianos.

Miró a Dimrod y digirió la pregunta. Por supuesto que estaba dispuesto a seguir, pero presentía que no dependía enteramente de su disposición. Él era un bardo, no un guerrero, y lo habían contratado como un mero entretenimiento. Sin embargo, Melyanna parecía bastante veleidosa y probablemente se desharían de él si se encaprichaba de otro músico que ella considerase de mayor talento que él. La antigua niñera de la muchacha parecía sentir fascinación por los elfos y tal vez eso podría ayudar... o eso esperaba al menos.

Sus cavilaciones terminaron cuando el hombre de los bosques, realizando un extraño ritual, dejó caer unos pequeños huesos en la mesa. El espectáculo se le antojó fascinante, algo primitivo y exótico que despertó una pulsión en Mithdúlin, algo innato, una pulsión que fluía por su cuerpo como un río de energía de otro mundo: la inspiración. Sintió la desesperada necesidad de ir a por sus pertenencias y anotar todo lo que se amontonaba en su cabeza pero decidió esperar, por suerte tenía una memoria prodigiosa para recordar versos y notas; lo volcaría todo más tarde en pergamino, transformando en tinta sus ideas.

Por supuesto que podéis contar conmigo— dijo, volviendose hacia Dimrod, más animado y convencido que antes —aunque la última palabra la tiene la joven dama, por supuesto. De ella depende que sigáis contando con mi lira, aunque me entristecería abandonar esta compañía tan temprano.

Cargando editor
24/06/2016, 01:25
Aeth Umbradacil

El calor de la chimenea hizo desaparecer un poco los malos humos de Aeth tras aquella última caminata nocturna bajo la lluvia que le había calado hasta los huesos. En la mesa aún había comida y más cerveza, por lo que no se hizo esperar demasiado y se sentó con los demás cuando se sintió cálido y recuperado.

Aquella noche habría dormido más reconfortado si Dimrod no hubiera aparecido con aquella nueva remesa de extraños mercenarios - ¿Acaso lo que pretenden es sustituirnos? - pensó cuando el guardaespaldas de la dama expuso la situación, aunque cambió de opinión al posar la vista sobre el último de ellos; era el único humano, pero las únicas palabras que se le ocurrían para definirlo eran "viejo chiflado".

- Debes de confiar muy poco en nosotros para contratar a tres enanos como refuerzo. - respondió finalmente con una seriedad mal disimulada en forma de sarcasmo mientras guardaba su exiguo pago en su propio saquito de monedas. Todo el mundo sabía que los de su raza eran por lo generan pendencieros y orgullos, una buena combinación para alguien que se ganara la vida como espada (o, en este caso, hacha) de alquiler - Sea como sea, no esperes que me vaya mientras aún puedas pagarnos; y ya hablaremos sobre cómo compensaréis encargos excepcionales como el de hoy. -

Cargando editor
24/06/2016, 19:05
Eoden

-¡Cuenta conmigo!. -Dijo el joven de manera alegre y decidida. -Será un placer continuar bajo vuestras ordenes, Dimrod, y poder seguir sirviendo a la dama en todo lo que sea necesario.

Eoden estaba encantado de poder seguir sirviendo a Dimrod y, sobre todo, a Melyanna. Además de que quería lograr cautivar a la muchacha y seducirla con sus encantos, se encontraba cómodo junto a aquel grupo y quería demostrarles su valía. Sobre todo a Dimrod, a quien quería demostrarle que era digno pretendiente para su protegida.

Cargando editor
24/06/2016, 19:10
Dimrod

El veterano soldado miró de soslayó a Eoden, como si se estuviera preguntando porqué todavía seguía a aguantando a aquel engreído muchacho. Sin duda, algo habría visto en él para no mandarlo de vuelta a su hogar por causar tantas molestias con su empeño en seducir a la dama Melyanna.

El eriadoriano se giró hacía Thund y Aeth, ambos habían planteado una misma cuestión aunque desde puntos de vista diferentes: para el enano era un grupo muy numeroso para un camino tan tranquilo, y el dorwinrim había interpretado que no confiaba en ellos, tal vez incluso pensara que pretendía sustituirlos. A pesar de que habían ido aceptado todos el contrato, algunos mostraban sus dudas y Dimrod quiso solucionarlas y aclarar aquellos puntos para no empezar con mal pie.

-Claro que el camino es tranquilo aquí, maese Thund. -Señaló alrededor para refutar sus palabras con una muestra. En el salón común de la posada todos cantaban alegremente, fumaban un gran tabaco y se refugiaban del temporal en el calor de la hoguera, la cerveza y las canciones. -Pero el Norte está volviéndose cada vez más inseguro, los caminos ya no son lo que eran: hay bandidos, enfermedades que vienen con el frío del Norte y criaturas con las que espero no cruzarme. Hay partidas de orcos que se internan más allá de las fronteras controladas por Arthedain, y se dice que Angmar cada día va ganando mayor terreno. -Centró su mirada en Aeth esta vez. -No pretendo sustituiros, vuestra labor ha sido perfecta hasta este momento y estoy muy satisfecho de vuestro trabajo, por ello quiero seguir contando con el grupo. Pero si se da la oportunidad de reforzarlo con buenos hombres para afrontar lo que resta hasta Fornost, me sentiré mucho más tranquilo. -Sin querer su mirada se desvió hacía Melyanna al pronunciar aquellas últimas palabras, la dama charlaba alegre y sonriente con su amiga Matha.

Cargando editor
24/06/2016, 21:07
Aular Robleviejo

Al oír orcos el hombre de los bosque, que había estado absorto en su jarra de cerveza desde que consultó a los espíritus,  gruñe y se levanta de la silla como un resorte mientras echa mano a la lanza que descansa a su lado .Con la mirada desencajada escupe sonidos  en algún idioma más propio  de gargantas inhumanas .Sharku Galin drep thrugnm.Al mirar a su alrededor y no ver ningun enemigo retoma su estado  mas o menos normal y se dedica a observar fijamente sus pulseras con una sonrisa maliciosa mientras sigue musitando para si.Gimb gash

Cargando editor
24/06/2016, 21:35
Aular Robleviejo
Sólo para el director

Notas de juego

en orco .

el hombre viejo loco mata asesinos 

encontrar acuchillar

Cargando editor
24/06/2016, 23:03
Thund

La mirada del enano se afanó a apuñalar los ojos de aquel hombre que ya empezaba a blanquear el pelo pajizo de su barba cuando cuestionó la presencia de los enanos en el grupo, pero no dijo nada. Solo se quedó mirándolo, esperando saber qué más decía, como si intentase erosionarlo con su mera mirada, sin parpadear, y bebió un trago de cerveza.

Con algo de espuma en el bigote, la respuesta de Dimrod acabó por romper su concentración y sin mover un ápice la cabeza giró los ojos rápidamente para fijarse en su empleador.

Orcos... —lo cierto es que nunca se las había visto con esas criaturas, y el hecho de que cada día parecieran más prolíficas le inquietaba bastante—. Maravilloso —sentenció finalmente, y dando por terminado el intercambio, tomó otro trago más. Mientras la bebida le refrescaba el gaznate, oyó lo que musitaba el tipo sucio. No estaba seguro de que le gustase saber en qué idioma hablaba, así que no preguntó.

Cargando editor
25/06/2016, 06:16
Hunkel Saeta de Hierro

-Pues está todo dicho entonces- dijo Hunkel quien afilaba una saeta que ya estaba lo suficientemente afilada y quien con sus palabras, aceptaba el trato. -Quizá haya mas motivos de los que preocuparnos de lo que nos hayas dicho. Soy un enano precavido y metódico, supongo que eres un hombre parecido- dijo a Dimrod. –Será una gran aventura-.

Hunkel había llegado desde muy lejos, había estado recorriendo muchos lugares desde que partiera de su hogar, lo que le había hecho apreciar a muchas de las otras razas, reinos y culturas. No obstante, lo que realmente le gustaba, eran las aventuras, el conocer y explorar nuevos límites. Todo ello, sumado a una buena cacería, hacían que su vida fuese sumamente feliz.

Cargando editor
26/06/2016, 15:24
Rossuon Pairaniar

Rossuon ignoró la conversación que tenía lugar a su espalda, en su misma mesa. Y casi mejor, no le hubiera gustado escuchar el tipo de peligros que Dimrod contemplaba posibles en su viaje. Se hubiera planteado cambiar de opinión, pues una cosa era caminar dolorido por toda la Tierra Media para poder volver al lujo, y otra distinta ir a morir a tierras extrañas. 

- ¿Algo más? - Preguntó el joven noble. 

Se había girado hacia Dimrod, mirándole con la pipa en la boca, y esperaba la confirmación de que había terminado con él para levantarse de la mesa. Si el resto quería seguir discutiendo detalles del contrato, lo que suponía que estaban haciendo, bien por ellos. Él, prefería divertirse. 

Cargando editor
27/06/2016, 01:43
Aeth Umbradacil

Mientras continuaba la conversación miró a su alrededor contemplando aquella extraña "comunidad" que habían reunido como protectores de una sencilla dama de la nobleza. Tres fieros guerreros enanos, otros tantos humanos, aunque uno parecía tan capaz de blandir un arma como Eoden de olvidarse de la joven dama y un elfo cantarín. Y por su puesto se encontraba él mismo.

Era la primera vez que Dimrod mencionaba los auténticos peligros de los caminos con los que nos encontraríamos, y solo por ese motivo se sintió de acuerdo con él en su decisión de aumentar la escolta. La guerra con los territorios del norte había provocado muchos conflictos, y los trasgos y orcos habían emergido de sus oscuras madrigueras para saquear y matar allí donde se encontrasen, como aves de rapiña; un par de recuerdos desagradables volvieron a su memoria que le provocaron una mueca de descontento. En ese momento el viejoloco empezó a hablar con sonidos guturales que le provocaron a Aeth que se le erizasen los pelos de la nuca en un escalofrío. Cada vez sentía más curiosidad y preocupación a partes iguales por los orígenes de aquél anciano.

Ya había aceptado continuar, por lo que no tenía más que decir. Simplemente se quedó en su asiento, bebiendo de una jarra de cerveza ya prácticamente vacía y escuchando las respuestas de los demás.

Cargando editor
27/06/2016, 14:19
Gramj Haïa

Gramj había permanecido en silencio. Era lo que hacía en su época de soldado. Escuchar, pensar y aprender lo que pudiera para sobrevivir a la misión. Era su sino. Había venido con la intención de alistarse al grupo, así que rechazarlo sería como haber hecho el estúpido estos días atrás. Además, se encontraba hastiado y aburrido de los últimos trabajos de guardián y centinela. Si, se les daba mucha confianza a los enanos y a su palabra, pero parecía que en ocasiones, algunos, abusaban de su firmeza, de su palabra es ley y de su honorabilidad. Ya tocaba cambiar un poco.

Mientras todos hablaban, se mesó la barba y bigote.. Era una costumbre que había timado tiempo atrás y le permitía concentrarse mientras se relajaba. Mientras se concentraba, mejor dicho. Era relajante y así su atención se concentraba en lo que correspondía. Hasta cierto punto, su mente había tomado tres datos. Comida, una celeb al día y orcos. Era más que suficiente para que su interés se incrementase. Incluso temía pasar hambre o sed por el camino. Pero el poder limpiar el aire de la pestilencia de la existencia de los orcos era un buen acicate. Se sentía motivado.

Su ronca voz pronunció su aceptación. - Cuenta con mi puño para el camino.

Cargando editor
28/06/2016, 19:27
Director

Turno 2

Contando con la respuesta afirmativa a la propuesta planteada por todos los miembros de aquel recién formado grupo, Dimrod se retiró a descansar a su habitación dejándoles el resto de la velada libre y recordándoles que les esperaba al día siguiente en cuanto amaneciera para iniciar la marcha hacía Fornost Erain. No se fue sin antes decirle a Melyanna que debía descansar e ir a su habitación, la muchacha no parecía contenta con la decisión, quería quedarse en el salón principal de la posada y escuchar las canciones de los medianos un rato más. No fue hasta que Matha dijo que la acompañaría para dormir y le contaría una historia de su pueblo que la dama aceptó dar por finalizada la jornada.

Para el resto del grupo se habría la posibilidad de disfrutar un poco más de la que seguramente sería la última jornada tranquila de la que dispondrían. Al menos la última en la que podrían dormir en unas buenas camas, degustar la magnífica hierba de los hobbits de Valle Largo y deleitarse con las canciones que sonaban en la posada. Aunque también quedaba la opción de irse pronto a descansar para quien quisiera empezar la nueva aventura que se les presentaba bien descansado y con toda su energía preparada para afrontar el frío y la dureza del camino.

Para Harry Corralera y la mayoría de parroquianos de La Perca Dorada, la noche acababa de comenzar. El bueno de Harry repartía pipas de tabaco y jarras de cerveza por igual. El humo se condensaba lentamente en el techo de la posada formando una curiosa neblina con un intenso olor, enriquecido con los matices de la hierba de Valle Largo, la hierba del Viejo Toby, y la conocida como Estrella Sureña. La música caldeaba el ambiente con los acordes que un mañoso músico hobbit hacía sonar de las cuerdas de su laud. Otro de ellos, quien poseía una voz bastante buena para un simple jardinero, cantaba una canción de campo sobre la siembra mientras un nutrido grupo de parroquianos hacían sonar sus jarras contra la madera de las mesas para acompasar la canción con un curioso ritmo.

Notas de juego

Tenéis un turno libre para hacer lo que queráis antes de ir a dormir y pasar de día.

Cargando editor
28/06/2016, 23:16
Gramj Haïa

Gramj se deleitó durante unos minutos, en los que permaneció totalmente en silencio, fumando en pipa y con una pequeña cerveza. Entre cala y calada se mesaba el bigote y la barba, acariciándola con delicadeza y disfrutando del contacto del pelo en su mano. Así escuchó una canción entera. Triste, apagado y volando en sus pensamientos. 

Tras esto, sin despedirse, y siendo todo lo discreto que pudo, desapareció. Se fue a dormir.

Cargando editor
29/06/2016, 02:31
Mithdúlin

Cuando Dimrod se despidió del grupo y se retiró a su habitación, Mithdúlin recogió su parte de la paga y la guardó en la mochila. También decidió sacar unos útiles de escritura y su lira para afinarla, toqueteando sus trastes y haciéndolos girar mientras pulsaba ligeramente las cuerdas del instrumento para comprobar si estaban todas lo suficientemente tensas para que sonasen con el tono adecuado. 

Se quedó escuchando a los medianos que amenizaban la velada con su música e hizo unas anotaciones rápidas en uno de sus pergaminos. Plasmó a grandes rasgos la canción que los actos del extraño Aular le habían inspirado. Cuando se sintió satisfecho con lo que había escrito, esperó a que se secase y limpió la tinta sobrante con un trozo de tela vieja para luego volver a guardarlo todo excepto la lira. Hecho esto se levantó de la mesa, no sin antes disculparse y despedirse de los que los que decidieron dar la noche por concluida, y se acercó un poco más a los músicos.

Contempló a cierta distancia como el hobbit del laúd rasgueaba alegremente acordes rápidos y pegadizos, de armonía sencilla y agradable. Su acompañante no lo dejaba atrás, con su agradable y vivaracho chorro de voz. Aguardó a que terminasen la canción que estaban interpretando y se dirigió a ellos sonriendo, sin poder contener su entusiasmo:

¡Soberbio! ¡Simplemente soberbio! Perdonad mi atrevimiento, mi nombre es Mithdúlin, músico errante, y para mi sería un placer y un honor poder acompañarles.

Cargando editor
29/06/2016, 07:38
"Aceroamargo"

 

El joven asistió en silencio a la presentación de los nuevos miembros del grupo. "Los Barbudos", los bautizó en su fuero interno. Los enanos de las Ered Luin solían comerciar con el reino de Arthedain; y no era raro verlos recorriendo las tierras de su padre. Gente hosca y reservada; que se cuidaba mucho de sus bienes y su propio interés, pero valientes, orgullosos, y honorables hasta la médula. Mientras quedase una pieza de plata y fuerza para empuñar un hacha, la joven no quedaría desprotegida. Buena adquisición, pensó el joven. El hombre era otro cantar, parecía que hubiese estado perdido durante años en los bosques; y el joven pensó que, probablemente, así era, aunque más por voluntad que por extravío. Seguramente sus habilidades de supervivencia resultasen útiles. No pensó lo mismo de su método para decidir unirse al grupo, lanzando huesecillos.

Tomó la pieza de plata que tendió Dimrod distraidamente, y continuó aspirando de la pipa que le había dado Corralera; abstrayéndose de la discusión que había en torno a los ocupantes de la mesa. Hasta que escuchó las referencias a los peligros del camino, y recordó los Vados del Baranduin. Si tenían un mal encuentro, lo mismo iba a dar ocho que ochenta. Y por lo que él sabía, la frontera Norte bien podía estar ya en llamas. Los incursores de Carn Dum llegaban lejos hacia el sur. 

Estos pensamientos nublaron su ánimo; y decidió retirarse a dormir tan pronto lo hizo Dimrod. Aunque antes localizó de nuevo a Corralera, y le pidió una bolsa de Estrella Sureña, para poder disfrutarla en el camino; tras el pago de Dimrod consideraba que tenía dinero suficiente para aquel capricho. Y la hierba de los medianos lo había cautivado ciertamente, tenía algo de adictiva. Pagó lo que le pidió el mediano, y recogiendo su espada, capa, escudo y mochila; se retiró al camastro que le hubiese tocado en suerte, dejando sus pertenencias a los pies. Se durmió pensando en las probables rutas a seguir desde allí hasta Fornost, y tratando de dilucidar los puntos más peligrosos o vulnerables del camino. Pese a que nunca había cabalgado tan al norte, el joven recordaba bien los mapas.

Notas de juego

Bueno, no me he podido resistir a postear jaja.

La pieza de plata y lo que me cueste la bolsa de tabaco, ¿lo debo actualizar yo en la ficha, o se encarga el máster?