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La sombra del Norte

Capítulo 4: El Viejo Camino del Norte

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23/12/2017, 19:33
Director

Mientras la caravana retomaba la marcha alejándose del pequeño bosque en el que se habían escondido los orcos, Zôri se encargó de curar sus heridas atendiendo en primer lugar a Aeth, pues era quien se encontraba en peor estado de todo el grupo. Sustituyó los precarios vendajes con los que había sido atendido en el campo de batalla por otros más duraderos y le aplicó un ungüento con el que cargaba para que su hemorragia se detuviese del todo. Después preparó una infusión y se la dio de beber con la ayuda de Yulma. Al curandero le pareció bien que la elfa le ayudase y le dio algunas indicaciones para realizar su trabajo correctamente. Cuando hubieron acabado dijo que Aeth necesitaba descanso y que lo mejor era dejarle allí hasta que se despertara por si solo. A la dama Melyanna no le importó tener que caminar mientras Aeth y Matha se encontrasen todavía convalecientes.

Después de atender a Aeth, Zôri examinó las heridas del resto del grupo y de los hombres de Elacar. Fue uno a uno y aquella tarea le llevo toda la mañana y buena parte de aquella tarde. Pero logró que todos fueran atendidos de sus heridas, a excepción de Gramj, pues el enano rechazó sus servicios y el joven no tuvo el valor de insistir con el enano.

La caravana continuó el camino por las frías tierras del Norte, atravesando bosques de árboles sin hojas y sin que el sol asomara de nuevo entre las gruesas nubes grises que lo cubrían. El día era triste y sombrío, y así contagió el animo del grupo durante la marcha. Se detuvieron a comer cerca de un pequeño arroyo donde el agua bajaba helada recargando allí las cantimploras y renovando el agua de los cubos y tinajas que transportaban en los carros. El escolta que Elacar mandó para acompañar a los prisioneros rescatados regresó cinco horas más tarde, después de la comida, con la tarea cumplida e informando de que los hombres del puesto de guardia juraron encargarse de hacer llegar a Bree a los liberados.

La marcha continuó del mismo modo hasta que el sol cayó en el horizonte y Elacar dio la orden de salir del camino y tomar la misma postura defensiva circular que había usado hasta entonces. Afortunadamente, no tuvieron que lamentar más incidentes durante ese día. Se encendió una hoguera, y Galastel contó sus historias después de la cena como en las noches anteriores, pero el espíritu del grupo no estaba tan animado como días atrás. Zôri estaba visiblemente cansado tras haberse esforzado en sanar las heridas de cada miembro de la caravana, y bostezaba pesadamente hasta que finalmente se quedó dormido. El cansancio también se sintió en los cuerpos doloridos y amoratados del grueso de la compañía que se había enfrentado contra los orcos.

Notas de juego

Durante la noche recuperáis todos los puntos de vida perdidos.
 

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23/12/2017, 19:53
Director

Turno 5 - 22 de Noviembre del 1.974 de la Tercera edad

La noche fue mas fría de lo acostumbrado, pero también fue tranquila y no tuvieron ningún incidente reseñable durante las guardias. Así pues, el campamento fue volviendo a la vida con un tenue sol todavía escondido entre las nubes grises y densas. Durante las primeras horas de aquel nuevo día, una neblina amaneció con ellos y les acompañó durante el camino hasta bien entrada la mañana. Después de descansar para comer, el grupo se encontró con un caudaloso río que bordeaba el camino y cuyas aguas bajaban embravecidas por culpa de las lluvias de días atrás. El camino les condujo hasta un pueblo que contaba con un amplio puente que permitía atravesar el río, sin embargo en dicho puente se cobraba un nuevo impuesto para poder atravesar el puente, como ya les hubiera ocurrido días atrás. El precio del peaje era de cuatro monedas de bronce por carro y una más por cada viajero. Precio que nuevamente pagó Dirmod para el grupo de escoltas de Melyanna.

Aeth despertó de su inconsciencia durante aquel día. Zôri le aconsejó dormir algo más después de que comiera algo, bebiera agua y un extraño mejunje que el curandero había preparado para él. Sabía a orín de gato pero sin duda le hizo sentirse mucho mejor de inmediato. La visión de su brazo mutilado le dejó horrorizado y aturdido, pero no sentía dolor alguno gracias a los cuidados de Zôri. Aunque intentó no dormir, se encontraba demasiado débil y mareado como para incorporarse y el poco tiempo que pasó despierto lo pasó tumbado sobre la carreta.

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26/12/2017, 10:10
Gramj Haïa

Sabía que en la noche, muchos de los heridos tras una cruenta batalla, solían perecer, pero en este caso tenía gente que cuidaba de la salud del herido. No sabían si serían pronto capaces de recuperarse, o si quedaría tullido para toda la vida. No se podía imaginar los entresijos que una elfa podía traerse, pero tenía la ilusión. Falsa ilusión, pero soñar es gratis.

No tardó en acercarse a aquella elfa marimandona, a ver si podía colaborar en algo más.

- Buen día compañeros. ¿Algo en lo que pueda colaborar?

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27/12/2017, 01:04
Rossuon Pairaniar

El joven noble envidió a Galastel mientras relataba sus historias. Quizás podía haber elegido un modo de viaje como el suyo para contentar a su padre. Sin tener que hacer uso de la espada, con mayores comodidades y evitando preocupaciones y riesgos. Por desgracia a él no se le daba tan bien el juego, o la fortuna no le sonreía de la misma manera. Era jugador, pero nunca le preocupó perder. Al menos no cuando tenía los bolsillos a rebosar. 

Al despertar se obligó a levantarse sin remolonear. Ya no era solo la pereza la que quería retenerlo en el saco, y no lo podía permitir. No debía dejarse arrastrar por la desesperanza... a pesar de que dijeran que más al norte encontrarían orcos en mayor número. Por eso buscó a los niños de nuevo, confiando en que los pocos enemigos que habían intentado asaltar la caravana no hubiera afectado su inocente alegría. Les felicitaría por mantener a todos a salvo, por haber cumplido de forma excelente con su trabajo en la defensa. Conseguir alguna de aquellas sonrisas podía animarle, un rayo de luz en la oscuridad en la que cada vez parecían internarse más. 

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27/12/2017, 01:20
Rossuon Pairaniar
Sólo para el director

Antes de quedarse dormido se forzó a repasar las enseñanzas de su maestro. No debía olvidar lo poco que había aprendido. Le avergonzaba saber tan poco, más cuando había una elfa capaz de lanzar bolas de fuego en el grupo, pero su truco podía llegar a ser útil. Quizás si se hubiera decidido a usarlo antes de la emboscada... quizás no hubiera sido detectado... Sentía la necesidad de progresar. Para sentirse más seguro, para poder proteger a los demás de forma más efectiva... ¿Era esto lo que habían querido para él? Intentó recordar los últimos días antes de verse obligado a dejar su hogar, buscaba las piezas, las encajaba de distintas maneras... Aún no sabía decir si había sido cosa de su padre o de su maestro. Y había cierto resentimiento. Una parte de él pensaba que lo habían mandado a la muerte. 

Notas de juego

Pues por interpretar que sigue intentando progresar en la magia. Puede lanzar hechizo o no, lo de la XP a tu gusto, no hace falta, que es que me parece un abuso andar tirando hechizos así sin más para conseguirla XD

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27/12/2017, 23:26
Aular Robleviejo

Aular anduvo callado todo el día, le hubiera gustado volver a seguir a por los orcos pero había sido contratado para otras tareas, no estaba siguiendo de momento sus propios designios. Al menos estaba agradecido a los cuidados que había recibido de Zôri, por sus propios medios hubiera tardado más en sanar.

Aprovechó el camino para limpiar de carne orca la falange que había cortado de un dedo orco. Con el cuchillo fue cortando trozos de carne orca que guardó en una bolsa de tela pequeña que lanzó al fuego de la comida una vez hubieron acabado todos de comer. Al pasar por el caudaloso río aprovechó para limpiar los restos de sangre oscura del hueso. Después, abrió su collar y añadió uno más.

Miró con desprecio a los que pedían dinero por pasar, pero al igual que antes no estaba yendo por sí mismo, así que aceptó el pago de Dirmod.

Aular se acercó varias veces a donde reposaba Aeth, comprobando que había despertado de su sueño. Se abstuvo de dar nada al recuperado pues no podía rivalizar en conocimientos con Zôri.

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29/12/2017, 01:42
Yulma Tarmaelen

Yulma había dormido poco aquella noche. Fue la última en acostarse tras asegurarse de que todos los heridos se encontraban en buen estado y reposaban adecuadamente. Se sentía muy agradecida de poder ver trabajar a Zôri, que realmente tenía más practica que ella a pesar de ser mucho más joven. Dejó que el humano durmiese mientras comprobaba que Matha y Aeth estaban bien provistos de mantas para poder pasar la fría noche. Cuando el alba acarició el horizonte, ella ya estaba en pie. No necesitaba reposar demasiado y tampoco deseaba hacerlo, sentía que debía permanecer alerta para ayudar a sus compañeros.

Se pasó el resto de la mañana ayudando a Zôri con sus menjunjes y a atender al pobre Aeth. No podía imaginar lo duro que debía resultar aquella pérdida para el mercenario, pero se aseguraría de que no sufriese. 
Cuando uno de los enanos del grupo de Dimrod se acercó a ofrecer su ayuda, Yulma le sonrió:

Buen día, señor Gramj. Estoy segura de que su ayuda será bienvenida, pero me temo que yo también soy una ayudante. Es Zôri quien posee un mayor conocimiento para tratar a los heridos. Yo únicamente me limito a observar, aprender y ofrecer mi apoyo en lo que sea necesario. Muchas gracias por preocuparse, ayúdenos a preparar más ungüento para el pobre Aeth.

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29/12/2017, 08:40
Gramj Haïa

Animado contestó: - Sea pues.

En esta batalla si había destacado por sus acciones, y se sentía satisfecho consigo mismo, pero aún así, un compañero con heridas así de horrendas ... podía haberse evitado.

- La próxima vez tengo que derribar más orcos, antes de que sucedan estas cosas.

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29/12/2017, 15:07
Thund

La actividad normal del campamento regresó con el paso de las horas, únicamente los heridos alteraban la rutina que se había instaurado en el grupo.
El enano caminaba pensativo cerca del carro que transportaba a la dama que debia proteger.
Seguía algo dubitativo en cuanto a las condiciones en las que se estaba desarrollando el trabajo, aunque no tan escamado como Hunkel, había cosas que no le gustaban, de cualquier modo había dado su palabra, con lo que estaba comprometido a cumplir fueran cuales fueran las condiciones.

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30/12/2017, 00:05
Aeth Umbradacil

Cuando despertó fue como si le arrancaran de una pesadilla en la que revivía los últimos instantes que recordaba peleando contra el orco; las burlas, el choque de espadas, y finalmente una sensación fría como el hielo... Lo primero que vieron sus ojos fue al curandero Zôri, si no lo hubiera conocido antes ni siquiera lo habría reconocido. Tal vez fuera debido a la pesadilla, o su instinto que le advertía que algo no iba bien, pero tenía una sensación de alerta que le recorría todo el cuerpo, y que culminó cuando vio como las vendas que cubrían su brazo izquierdo terminaban abruptamente a la altura del codo, sin nada más que cubrir y coronadas de un intenso color escarlata.

Intentó levantarse, pero el repentino aturdimiento por el esfuerzo y las manos del curandero se lo impidieron. Incapaz de resistirse, bebió lo que le ofrecían sin rechistar a pesar del asqueroso sabor y quedó allí tumbado mientras el cielo sobre él daba vueltas ante sus ojos, incapaz de pensar claramente.

Durante el resto del día, Aeth entró y salió de varias etapas de sueño, gruñía débilmente como un animal cuando notaba que había alguien cerca, pero se negaba a girar la cabeza para ver de quién se trataba, y tampoco dirigió la palabra a nadie. Hacía el final del día ya era capaz de razonar con cierta claridad, pero aún no había asimilado lo que le había ocurrido; en un par de ocasiones intentó flexionar los dedos de una mano que ya no estaba allí, avergonzado después para sus adentros pensando que se concedía a sí mismo alguna esperanza inútil. Durante la noche mordió un trozo de tela conteniendo las ganas de gritar por pura rabia.

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30/12/2017, 17:51
Director

La caravana continuó con su ritmo lento y constante, como venía siguiendo habitual en cada jornada. Tras el encuentro del día anterior, Elacar había ordenado que un par de jinetes se adelantaran para actuar de avanzadilla por si el camino se tornaba más peligroso o les esperaba alguna dificultad. No sólo temía a las emboscadas orcas, también a la climatología. El frío viento que llegaba del norte había derribado algún que otro árbol que caía sobre el camino y las lluvias de días atrás habían embarrado el empedrado, dificultando el paso de las carretas cuyas ruedas patinaban en el lodazal. El grupo continuó como hasta entonces, pendientes de la salud de Matha y Aeth. La mediana se encontraba mejor cada día, y el dorwinrim también iba mejorando visiblemente, logrando incorporarse sin sentir ganas de vomitar. Zôri se mantuvo cerca de ellos y les visitó con regularidad para asegurarse de que estaban bien.

Pocos kilómetros después se encontraron a un lado del camino con los restos de un campamento arrasado por el fuego. Los cadáveres de aproximadamente un par de decenas de soldados yacían entre los escombros. Parecía que hubieran sido emboscados, pues apenas les había dado tiempo a defenderse y sacar sus armas. Tal vez fueran sorprendidos en la noche. Una granja cercana mostraba señales de saqueo y sus habitantes habían sido descuartizados o degollados. A algunos los encontraron varios metros más allá, habían sido atravesados por flechas de negros penachos al intentar huir del horror. Era difícil saber si aquello había sido obra de los mismos orcos de los que habían dado cuenta el día anterior, algo probable, pues se veía reciente. Tal vez aquellos a los que habían rescatado fueran cautivos que los orcos habían tomado en aquel lugar. Elacar señaló el campamento arrasado para que todos lo vieran y les dijo que gracias a ellos habían logrado evitar que otra masacre como esa se repitiera más al sur. Un vano consuelo.

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01/01/2018, 17:04
Hunkel Saeta de Hierro

-¿Y si es otro grupo de orcos?- señaló el enano consciente de que Elacar solo justifica sus acciones pasadas, incluyendo todo lo sucedido. -No tenemos certeza de que sean otros orcos, y si son otros orcos, debes ser también destruidos, sobre todo por la falta de certeza de mas prisioneros que también deberían ser rescatados- señalo el enano con sinceridad en sus palabras, siendo consciente de que el no al menos investigar les llevaría a una clara contradicción en su accionar.

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02/01/2018, 14:36
Elacar Brazoafilado

-Mandaré a dos de mis mejores rastreadores para asegurarnos. De todos modos debemos viajar con los ojos bien abiertos desde este momento. Sobre todo por la seguridad de esta caravana. -Respondió Elacar a la cuestión que planteaba el enano.

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02/01/2018, 16:40
Aular Robleviejo

Seguimos por el camino, y Aular pudo comprobar como el dorwinrim se encontraba visiblemente mejor, sin duda, dentro de un tiempo podría andar como el resto, sin embargo, dudo muy mucho que algún día vuelva a recuperarse para llevar esta clase de vida, algo que más pronto que tarde, a buen seguro tanto Aeth como nuestro contratista comprobarán.

Al encontrar los restos del campamento Aular enfureció, más trabajo de ese sucio hatajo de orcos. Las palabras de Elacar no sirvieron de consuelo, los orcos eran una plaga a exterminar. Estuvo de acuerdo con las palabras de Hunkel, podrían ser otro tipo de orcos, así que cuando Elacar se ofreció a enviar rastreadores, Aular asintió en silencio y se acercó unos metros a observar los penachos de las flechas y arrancar uno para guardarlo.

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02/01/2018, 18:08
Thund

 El enano cabezeó en negacion al ver el campamento arrasado, probablemente hubiese sido el mismo grupo al que se habian enfrentado, pero tambien podia ser otra partida de merodeadores orcos y de nuevo parecia que el grupo pretendia buscar más problemas ademas de los que ya tenia.

 Al entender de Thund, lo más logico resultaba seguir su camino, estar atentos y esperar que no  fuesen atacados, no eran un ejercito, eran una caravana...

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02/01/2018, 18:47
Rossuon Pairaniar

Rossuon palideció al ver los restos del campamento. El estado de los prisioneros rescatados le había hecho intuir la razón que había mantenido a su familia en la guerra durante numerosas generaciones. Ante la nueva escena lo entendió perfectamente. Y como gracias a su lucha él podía haber tenido una vida de lujos alejada del principal peligro que asolaba la Tierra Media. Le sobrevino una arcada. Aguantó la comida en su estomago. Vio a los niños. - Ellos si tenían que estar a salvo de esto...

Empezó a pasear por entre los cadáveres, sin acercarse demasiado a ninguno y con el asco dibujado en su rostro. ¿Esto era lo que querían su padre y su maestro que viera? Estudió la escena e intentó imaginar como se había desarrollado el ataque. Se preguntó cuántos orcos existían y si sería posible erradicarlos. ¿Cuánto tiempo llevaban luchando contra ellos? Quiso retener las distintas imágenes, por grotescas que fueran, para no olvidarse de ello. Lo relataría a la vuelta... Porque pensaba volver. 

- Tiradas (1)
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02/01/2018, 21:02
Yulma Tarmaelen

Yulma palideció ante las secuelas del ataque de los orcos. Tal y como temía, la sombra era alargada y no traía más que miseria. Tal y como había dicho Elacar, debían permanecer con los ojos bien abiertos si querían evitar más bajas y heridos. Los peligros en su viaje hacia el norte todavía no habían concluido.

Haber acabado con aquel campamento de orcos no era más que un pobre consuelo. Según su experiencia, volverían. Siempre había más, acechando entre las sombras, como las ratas repugnantes que eran.

En qué clase de misión te habías visto envuelto, mi querido Mithdúlin, pensó la hechicera negando tristemente con la cabeza.

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03/01/2018, 11:31
Gramj Haïa

El enano parecía que esto no le era raro. Se acercó sin dudarlo. Arma en mano y previsto para responder a lo que fuera. En sus paso buscaba supervivientes a los que poder ayudar ... o si no tenían remedio, hablar con él y darle el clemente descanso.

 

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04/01/2018, 00:41
Aeth Umbradacil

Indefenso al traqueteo de carro, Aeth no podía hacer más que rendirse a los cuidados del curandero y dejar que lo llevasen como si se tratase de un inútil saco de patatas; algo que no le gustaba lo más mínimo. Cuando se le aclaró la mente decidió que prefería estar solo que soportar las las escasas atenciones de sus compañeros, pero incapaz de levantarse, simplemente gruñó algo mareado - Os dije que debíamos haber atraído a los orcos a una trampa. La próxima vez, que me maten, a ver si así aprendéis a hacerme caso. -

La visión del campamento destruido no era nada halagüeña, y le provocó al explorador un intenso escozor en su inexistente antebrazo izquierdo. A pesar de todo, Aeth giró la cabeza e intentó conciliar el sueño simplemente para no pensar en todo aquello que le había pasado.

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05/01/2018, 00:36
Aular Robleviejo

Aular escuchó en silencio las palabras del dorwinrim, en efecto las había sugerido, y no habían sido escuchadas. Más no había que tener muy en cuenta su opinión en estos momentos. Acababa de tener una gran pérdida y sus emociones estarían convulsas.