Partida Rol por web

La sombra del Norte

Capítulo 5: Fornost Erain

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12/03/2018, 10:05
Dimrod

Dimrod se reunió con el grupo en un pequeño salón que la baronesa tenía para las visitas. Era una pequeña estancia decorada con el mismo estilo noble y lujoso que el resto de la casa. Algunas de las mejores piezas de la mansión se encontraban allí, pues a la baronesa le gustaba que sus invitados disfrutasen de ellas mientras esperaban a ser atendidos, o lo que otros interpretarían como que deseaba que se retorcieran de envidia ante su opulencia. Había una gran mesa de roble tallada y trabajada con gran esmero junto a la que se situaban unas cómodas sillas acolchadas.

Una vez sentados al rededor de aquella mesa, Dimrod volcó sobre ésta el contenido de un pequeño saquito de cuero que llevaba a la cintura y algunas monedas de plata rodaron por la superficie de madera. Dimrod colocó la otra mano para evitar que se fueran muy lejos y las comenzó a amontonar en nueve montones. Había diez monedas de plata en cada montón, una por cada día que habían permanecido a su servicio como escoltas de la dama Melyanna, tal como les había prometido. Adjudicó un montón para cada uno de ellos. Habían podido coger unas cuantas copas de metal y una jarra del mejor vino de la despensa de la baronesa, la ocasión lo merecía.

 -Llegados a este punto, -dijo con un tono más alegre al que había mostrado durante aquel día, -debo decir que estoy muy satisfecho con vuestro servicio y me gustaría seguir contando con vosotros. -Dimrod recordó alguna anécdota del camino, que ahora en la distancia incluso parecía graciosa, como la borrachera que Rousson tomó a cuenta de la generosidad de Dimrod o el incidente con el jabalí. -Creí que había cometido un terrible error al contrataros, pero luego luchasteis bien contra los espectros en las Quebradas y defendisteis a la dama con valentía en muchas ocasiones. -También hubo un momento de recuerdo para lamentar la perdida de Mithdúlin. -Era un gran compañero. -Dimrod alzó el vaso, ya mucho más serio, para brindar en su memoria.

-Como decía, sois un gran grupo, y por ello me gustaría seguir contando con vosotros para proteger a la dama. Si decidís quedaros, os contaré lo que deseéis saber sobre Melyanna y nuestros próximos planes. Mantendré el precio habitual por día más una pequeña prima de tres monedas de oro por cabeza. Si por el contrario ya no queréis seguir, nuestros caminos se separarán aquí y seréis libres de iros.

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12/03/2018, 11:27
Gramj Haïa

La guerra, para tropas especiales, era un negocio. A veces un negocio lucrativo, a veces ... no.

Sabía que había guerra en la zona, y cabía la posibilidad que ahora, tras la misión de escolta, puede ser que deseasen una ayuda especial. Poco antes soñaba con un trabajo estable en la caravana, pero eso era atarse de una manera demasiado simple, y con una paga demasiado pobre. Tranquilo, pero sin casa propia. No le terminaba de gustar, ya que ... quedaba atado. Siempre podría dejarlo, cuando se cansase, pero dejas un trabajo por algo mejor o porque has ganado lo suficiente como para no tener que trabajar más. Seguro que podría encontrar algo mejor, pero ... ganar, no se ganaría como para retirarse.

- Hay que ver que se puede conseguir antes. Igual un contrato para ayudar al querido familiar de esta vieja cascarrabias.

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13/03/2018, 23:19
Aular Robleviejo

Aular amaneció más descansado de lo normal, quizá debiera pensar en todo aquello de dormir entre árboles. No pudo realizar sus cotidianas tradiciones normales, aquel sitio no parecía apropiado.

Al rato se sentó a la mesa convocado por Dimrod y recibió su paga correspondiente. Atendió las explicaciones complacido, no consideraba que hubiera realizado una labor meritoria pero así lo parecía a ojos de su contratador. No iba a tratar de hacerle cambiar de opinión.

Le plantearon una nueva misión... Los Valar no lo llamaban de vuelta así que seguir en la compañía actual parecía de lo más prudente, ya iba conociendo las fortalezas y debilidades de sus compañeros y el pago era apreciable. Para su vida anterior una pequeña fortuna. Brindó por la memoria de Mithdúlin y habló con su voz rasgada después —deseo seguir. Quiero continuar ayudándoos en vuestra misión, sea esta la que sea. Y si es en contra de sucios orcos mejor. Podéis contar conmigo —fue el primero en hablar más supuso que no el último.

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14/03/2018, 01:09
Yulma Tarmaelen

Yulma se quedó mirando las monedas de plata. ¿Realmente se las había ganado? Lo único que había hecho era cuidar de enfermos y disparar un par de flechas, nada más. ¿Acaso Mithdúlin no habría merecido más ese dinero? Por un momento, pensó en devolverlo, pero ello habría resultado una grosería terrible.

Las piezas de plata tintinearon en la bolsa de cuero de la hechicera, que parecía perdida en sus propios pensamientos. ¿Qué debía hacer ahora? ¿Aquel viaje bastaba para cumplir la última voluntad de su amigo? No, todavía podía aprender y volverse más poderosa y útil para su pueblo. Además, sentía que el viaje todavía no había terminado. Había muchas cosas sobre aquella compañía que todavía desconocía.

Contad conmigo para vuestra empresa, sea cual sea. Pero antes quiero haceros unas preguntas, señor Dimrod, si le supone un inconveniente.

Notas de juego

Dinero añadido a la ficha (incluidas las dos monedas de oro iniciales). ¿Añado el dinero inicial de Mithdúlin o hacemos como que va de camino a Lórien?

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14/03/2018, 09:35
Dimrod

El eriadoriano vio como Aular y la elfa eran los primeros en contestar a su ofrecimiento, y además lo hacían de manera positiva. Le alegraba que así fuera, pues le gustaba contar con ambos en aquella escolta. Cada uno de ellos conocía y dominaba uno de los reinos de las fuerzas místicas que movían la Tierra Media y contar con esos poderes por su parte era de provecho. Pero también necesitarían de algo de músculo y espada para salir victoriosos, así que miró al resto esperando que su respuesta fuese igual de positiva.

Dimrod abrió las palmas de las manos y las extendió hacía delante mientras asentía con la cabeza, un gesto que indicaba que estaba abierto a escuchar las dudas y cuestiones que pudieran plantearle, en este caso Yulma, y que las respondería de buena gana si era capaz de hacerlo.

-Claro, Yulma. ¿De qué se trata?

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14/03/2018, 22:51
Hunkel Saeta de Hierro

Thorsteinn se mantenía renuente ante la situación pues no consideraba que las cosas se hubiesen dado de forma adecuada. El elfo no había sido realmente su amigo, pero había aprendido a respetarlo y su muerte era un alto costo, Aeth era alguien despreciable, pero las formas en lo que todo aquello se había dado era lo que le perturbaba.

Ahora, aparentemente, tendrían que ser niñeras, lo cual era aun más preocupante y mucho menos placentero. Si Dimrod quería contar con él, al menos tendría que explicarse antes.

-Habla primero de los planes y de la labor que desempeñaremos aquí, y solo entonces sabrás mi resolución-.

Notas de juego

¿Las 10 monedas de plata ya están añadidas en la ficha?

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15/03/2018, 00:43
Yulma Tarmaelen

A mí también me gustaría saberlo —asintió Yulma —. Pero también me intriga la clase de asuntos que pueden traer a una dama tan joven como Melyanna al norte, y en una situación tan delicada como esta. ¿Qué relación tiene exactamente con la baronesa?

La hechicera sabía que quizá estaba siendo algo impertinente con aquel interrogatorio, pero sentía que tenían el derecho de saberlo. Era mucho lo que se había perdido en aquel viaje.

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15/03/2018, 09:13
Thund

El enano se colocó junto a Hunkel, el otro enano había hablado con la razón en su favor.
No era lógico comprometerse a un trabajo sin conocer las condiciones en las que desempeñarse, Dimrod había cumplido con lo prometido hasta el momento, pero también había resultado oscuro en muchos de sus motivos y fines que habían permanecido ocultos.

Un gesto de asentimiento acompañado de un -Hum!- zanjaron su posición.

Primero aclaraciones, después respuesta.

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15/03/2018, 11:13
Gramj Haïa

El ex soldado seguía en su misma postura. Esperando datos, antes de proseguir. Quería saber. Su línea de sangre había dado resolución. Lo mismo pensaba él, y así estaba desde hacía rato. Rompió su silencio para dar su apoyo y demostrar que los barbudos pensaban todos lo mismo, y de la misma manera - ¡Hum!.

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15/03/2018, 16:45
Rossuon Pairaniar

Rossuon no pudo evitar cierto orgullo al escuchar que había cumplido de forma satisfactoria con su labor y que incluso querían seguir contando con sus servicios. La propuesta le pilló un poco por sorpresa. No era difícil suponer que Dimrod y Melyanna tenían asuntos que atender en Fornost, pero Rossuon no había contado con acabar su contrato hasta que lo hubieran concluido.

Se descubrió indeciso... Al inicio de su viaje no hubiera tenido ninguna duda de su preferencia, lo que le dejó claro que ya no era el mismo. Y seguía desconociendo cuanto sería suficiente para que su padre aceptase su regreso. No podía permitirse volver si no iba a recuperar todos sus beneficios. Recapituló lo sucedido desde que abandonó su hogar en Gondor. El viaje había sido duro, y no deseaba volver a arriesgar su vida de la misma forma. Pero sentía que aún le quedaban cosas por aprender... No estaba suficiente convencido para dar la espalda al grupo. Y menos sin descubrir qué razón los había arrastrado hasta el norte. 

Como sus compañeros ya habían planteado suficientes preguntas a Dimrod esperó a que las resolviera antes de exponerle más. Y sonrió ante la actitud unánime de los enanos. 

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15/03/2018, 18:38
"Aceroamargo"

- La guerra amenaza en el norte, yo iré hacia allí de todos modos - dijo simplemente Aceroamargo mientras asentía a Dimrod aceptando su proposición.

Habían conocido a la baronesa, madre del mismísimo Faramir. Afortunadamente su saber estar y educación no habían sido transmitidas a su hijo. Era arisca, desagradable y autoritaria, una mala mezcla que hacia dudar que sus sirvientes fueran realmente leales a ella. Algo peligroso en aquellos tiempos de guerra, en los que tenias que tener como aliados a los que mas cerca tenias. Seguro que todos sus asistentes sabían ser obedientes, al fin y al cabo en aquella casa tenían todo lo necesario, incluida una protección adecuada.

- Estoy seguro que entre estas paredes, Melyanna podría encontrar protección, ¿Por qué razón arriesgar su vida? - dijo temeroso de la respuesta

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15/03/2018, 21:10
Aeth Umbradacil

Toda la casa le parecía una maravilla, no acostumbraba a estar rodeado de lujos, y la mitad del tiempo se lo pasaba preguntándose cuantas monedas podrían valer los tapices o los adornos. Dormir en una cama decente, para variar, fue un agradable cambio; lo suficiente para no rememorar los aburridos días que se había pasado tendido en una carreta casi sin moverse.

A la mañana siguiente se reunió con Dimrod un poco más dócil de lo habitual, aunque volvió a su humor habitual en cuanto vio el vino, volcando su copa antes siquiera de que pudieran servirle una gota. La plata de Dimrod no le parecía tan impresionante después del tesoro recuperado del túmulo, pero lo cogió sin dudar de todos modos. La oferta de oro, sin embargo, eso era harina de otro costal; una buena cantidad de oro asegurado no eran algo que dejar pasar a la ligera.

- Creía que ya habíamos ascendido a ser sus "sirvientes". - soltó con una risotada. De hecho, tal vez no fuera tan malo; si la muchacha tenía sangre tan noble como para estar relacionada con aquella baronesa, al servirla podría incluso escalar un par de posiciones en la sociedad. Aquella sola idea le parecía realmente divertida. - Debes de estar desesperado para ofrecer esa cantidad. ¿Qué es lo que vais a hacer? ¿Entrar en el reino de Angmar a negociar una tregua? Cuenta conmigo, eso quiero verlo. - Se trataba de una broma, una fanfarronada, pero tan seguro estaba Aeth de que no se atreverían a salir de una fortaleza bien defendida que su ofrecimiento pareció en cierto modo sincero.

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15/03/2018, 23:38
Aular Robleviejo

A Aular le interesaba poco lo que tuviera que hacer la joven Melyanna en la casa, sin duda era algo de adinerados y que no le incumbía nada a él. Su misión no había acabado y la compañía de Dimrod visto lo visto era un muy buen sitio para hacerlo.

Alcanzó la copa y bebió un buen sorbo de vino, un licor con cuerpo, calentaba al tomarlo nada que ver con el del camino. Aquella conversación parecía dar mucho de sí. Agarró su collar de hueso y se meció en la silla canturreando.

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17/03/2018, 01:10
Eoden

-Mi espada está a disposición de la dama. Si su vida corre peligro allí estaré para protegerla. -Dijo Eoden intentando aparentar la elocuencia de un gran guerrero, aunque sus palabras sonaron más rimbombantes que otra cosa. Eoden todavía creía que tenía alguna posibilidad de seducir a Melyanna, y a pesar del poco interés que ésta mostraba por él, continuaba intentándolo. Guardó su parte de la recompensa en su bolsa y disfrutó del buen vino con el que celebraban el éxito de la primera parte de su aventura, la cual parecía estar por continuar.

-¿Dónde queda vuestra caballerosidad? -Les reprochó al resto. -¿Acaso no vais a proteger a una dama que lo necesita? La causa ya es noble de por si, no necesitáis más explicaciones.

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17/03/2018, 01:24
Dimrod

En un primer momento, únicamente Aular se ofreció a seguir en la compañía sin plantear reserva ni duda alguna. Al hombre de los bosques poco le importaba cuáles eran los asuntos de Melyanna ni por qué caminos la tendría que seguir, él la acompañaría allí donde fuera mientras existiese la posibilidad de aumentar su collar de falanges de orco. También Eoden se ofreció sin reparo alguno en continuar al servicio de Dimrod, aunque sus motivos hacían suspirar de impaciencia a Dimrod. Otros como Yulma y Aceroamargo aceptaron continuar formando parte, pero plantearon sus incógnitas, pues se sentían intrigados por el viaje de la dama y el misterio que la envolvía desde que hubieran cruzado medio reino. Pero para otros, como el grupo de enanos, la explicación debía ir antes de aceptar el encargo; fue Hunkel quien lo planteara en voz alta y el resto asintieron agitando sus pobladas barbas y murmurando un asentimiento para mostrar que estaban de acuerdo con él. Ya durante el camino el enano había planteado en más de una ocasión sus reticencias sobre las intenciones de Dimrod y Melyanna. Rossuon se mantuvo en silencio, a la espera de escuchar la respuesta y Aeth respondió a su manera, lo cual a Dimrod le causaba la duda de si estaba aceptando realmente o solo se burlaba de todo.

-Mucho me temo que esta parte del viaje es un secreto delicado que no os puedo confiar a menos que toméis partido en esta empresa y os una a nosotros un nuevo contrato. -Respondió el eriadoriano a sabiendas de que aquella respuesta iba a dejar insatisfechos a muchos. -Lo lamento, pero es vital mantener el secreto para garantizar su éxito. Estoy seguro de que lo comprenderéis.

En ese aspecto, Dimrod era intransigente. No habían conseguido sacarle nada durante los días que habían permanecido junto a él y tampoco parecía que fuera a traicionar la confianza de la dama en esa ocasión. Sin embargo, relajó el gesto y se mostró menos serio. Cuando ocurría esto, que era en contadas ocasiones pues la preocupación nunca se apartaba mucho del eriadoriano, Dimrod parecía más joven e incluso apuesto. En su juventud debía haber roto más de un corazón entre las muchachas de Eriador.

-Aunque supongo que puedo contaros algo sobre lo que nos ha traído aquí. Veréis, Melyanna está prometida desde su infancia con Faramis Eketta, el nieto de la baronesa. Fue su padre, Lord Forestel, quien arreglara este matrimonio con la baronesa y quien nos envió a Fornost para que la ceremonia se celebrase cuanto antes. -Aquello explicaba que Melyanna se mostrase tan reacia al viaje en los primeros días, que su carácter fuese tan caprichoso y volátil hasta que comenzó a disfrutar de la compañía del grupo. A una dama como ella, acostumbrada a seguir su propio camino, tendría que costarle ceder el control y aceptar que le marcasen su destino. -Quizá a alguno de vosotros os suene su nombre, -dijo refiriéndose principalmente a Aceroamargo y Rossuon, pues ellos eran dúnedain y el nombre de Faramis era conocido por sus hazañas recientes, -es un joven señor, comandante y caballero real por méritos pese a contar con tan solo 25 años.

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18/03/2018, 22:58
Aular Robleviejo

Las noticias pillaron de sorpresa a Aular, pero las piezas parecieron encajar. Para un hombre del bosque es difícil comprender las costumbres de los nobles que prometen a hijas con otros hijos sin conocerse entre sí.

Absurda costumbre esa de prometer bebés —lanzó como única respuesta, sin duda el ser de una familia noble, poderosa y rica ayudaba a ser alguien. Aunque Aular estaba disfrutando de estar rodeado de tanto lujo, sabía cual era su situación y la de todos los demás, no creía que el hijo de un porquero por más méritos que pudiera llegar a tener, si es que su difícil vida le hubiera dejado tiempo para aprender a blandir un arma, llegara a ser comandante y caballero real. Había que poner los méritos de un rico bajo sospecha.

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19/03/2018, 09:44
Rossuon Pairaniar

A Rossuon no le sonaba el nombre. En su vida había estado demasiado preocupado en su ocio y poco le había importado cualquier suceso que no le afectase de forma directa. Frente a la compañía de mercenarios se sintió estúpido al darse cuenta del poco valor que tenía gran parte de su conocimiento. Lo disimuló y negó con suavidad. De repente supo la respuesta a la propuesta de Dimrod. 

- Os acompañaré.

Estiró la mano hacia las monedas que le correspondían y jugueteó con ellas. No dejaba de verlo como limosna a pesar del vacío existente en su bolsa. El salario de mercenario no podría cubrir sus excesos. Aunque tampoco tenía demasiado tiempo para gastarlo, y cuando podía solía estar demasiado cansado o inquieto para disfrutarlo. El dinero no era su motivación. Y siempre tenía el consuelo de que no le faltaría al volver a Gondor. 

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19/03/2018, 18:03
Gramj Haïa

- ¿Misión secreta? Nada lo normal, cuando vas donde no debes estar.

- ¿Peligro de fracaso si es desvelada? Eso es que hay gente en este lugar que no desea que salga bien.

- ¿Una paga alta? Eso es que hay que estar muy desesperado para ofrecerlo, o porque se esperan tantas bajas que no se van a pagar a la mayoría. Además, eso atrae gente de cualquier calaña, y también, incautos, que no compensas los peligros.

- Bien, cuenta con esta barba... La frase era jactanciosa. Era presumir. Los enanos con solera disponían de una prominente, hermosa, adornada y cuidada barba. Los barbilampiños eran niños que aún tenían que demostrarse a si mismos su valía, capacidades y valor. Presumir de barba era presumir de experiencia, habilidad y edad. Para los enanos todo era lo mismo....y con este martillo.

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19/03/2018, 19:00
Hunkel Saeta de Hierro

-No dices nada- exclamó el enano, -pero si aceptamos ahora y tras decirnos que nos adentraremos en el mismo Mordir, decidimos renunciar, ¿que harás?, pues ya sabremos tu inestimable secreto. ¿Nos matarás en ese momento?, o ¿bastará con nuestro juramento?-

-Ya estamos aquí señor Dimrod, si bien no quiere dar detalles, al menos debería esclarecer los riesgos de nuestra misión, ¿que enfrentaremos?, ¿cuantos espera que muramos esta vez o salgamos desmembrados?. Solo así podré aceptar, y solo después de fijar un precio acorde al riesgo-.

-De hecho me extraña de todos que acepten sin fijar un precio, deben estar muy desesperados por alcanzar la muerte. -bufó el enano. -Lo entiendo de la elfa, aceroamargo y el jinete enamorado; pero esperaría un poco mas de sensatez de los demás. No hay motivación lógica para enmarcarse en una misión aún más peligrosa que la que antes hemos llevado a cabo sin saber a que nos comprometemos y cuanto se nos pagará-.

-Recalco, Dimrod. Tendrás mi apoyo, pero solo esclareciendome al menos los riesgos claros que enfrentaremos, y fijando un precio honorable acorde a ellos-.

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20/03/2018, 09:45
Thund

Thund se mantuvo junto a Hunkel, esta vez dando más apoyo que su mera presencia.

-Señor Dimrod, estoy con Hunkel.

Puede que hubiese sido brusco, pero Saeta de Hierro tenia razón en el fondo.

-La palabra dada por un enano está esculpida en roca, ni el tiempo no las inclemencias han de modificarla, por eso no la he de comprometer a la ligera. Si queréis mi apoyo habeis de explicar la situación, si no lo hacéis o si lo que me contáis no me parece aceptable, la tendréis de igual modo para proteger vuestros secretos. Por mi honor y el de mis ancestros que no he de ser un peligro para vuestro deber.
Entended que no nos comprometamos a ciegas, puesto que de hacer, como bien dice Hunkel, si una vez dada mi palabra, me pedís que aplane con un martillo las Montañas Azules, mi honor me obligará a hacerlo o perecer en el intento.