Partida Rol por web

Akiva parpadeó un par de veces, desconcertada. Por un instante, nada de lo que sus compañeros decian parecia tener sentido, en particular el abrupto parloteo del halfling. Se mordió el labio inferior, en un gesto inconsciente, mientras hilvanaba los retazos de información que tenia ahora mismo...

"El sabotaje es una maniobra politica... Muy arriesgada, si tenemos en cuenta que el Rey Hechicero Kalak esta reclamando grandes cantidades de materiales y hombres... Fallar al Rey Hechicero es peligroso, pero ser descubierto confabulando para hacer fracasar a una Casa leal, es mortal de necesidad..."

Todavía dandole vueltas al asunto, la joven asintió y echó a andar hacia sus compañeros, asintiendo al pasar junto al enano, para agradecerle su ayuda.

- En marcha pues... Tengo que admitir que estoy muy desconcertada...

Tyr en el 189º era del rey en el año del Desierto Adormecido, 36 días después del sol bajo.

Decidisteis bajar todos a la Galería Negra. Si la Galería Roja ya os había parecido oscura y opresiva sin los artificiales añadidos y ampliaciones hechas por el hombre esta parecía constreñiros de forma agresiva, casi animal.

Tras descender un rato más con el montacargas os encontrasteis con la “rampa” que indicaba el enano. Poco más de diez centímetros de grosor con un agarre cada metro y medio mientras la oscuridad del pozo permanecía como las mandíbulas de una bestia hambrienta esperando que algún incauto cayese en ella. No fue un buen rato, y fue largo, el que os costó bajar hasta allí, pero con calma, sin dar prisas a nadie y ayudando a los menos ágiles conseguisteis llegar hasta una repisa cuyo único contenido era un agujero de medio metro de diámetro que se internaba en la roca.

Por suerte ninguno de vosotros era especialmente grande, por que comprobasteis a las bravas que más de una de aquellas rocas estaban afiladas cortándoos la ropa e incluso la piel. Aunque Grommekh parecía inmune a aquello y rozaba sus abultados músculos contra la roca como si fuese el pelaje de un gatito.

- Piel de minero.- Os comentó él con algo de humor no expresado.- Uno acaba acostumbrándose al abrazo de la tierra.- Añadió con un encogimiento de hombros que hizo más visibles las profundas cicatrices de su espalda.

Finalmente, y tras lo que os pareció una eternidad el túnel dio con lo que parecía una caverna natural, una grieta en las profundidades de la tierra de entre tres y cinco metros de ancho y que según el enano llegaba a más de veinte de altura. Por un momento sentisteis un escalofrío imaginando que titánica fuerza pudo crear una hendedura como aquella ahí abajo. Las sombras parecían un lugar ideal para dar alas a las fantasías. Sobretodo a las más siniestras.

Pero todas esas disquisiciones se borraron en cuanto Arkleris encontró las huellas de la patrulla desaparecida. A pesar de pisar sobre piedra había una gran cantidad de polvo en el suele que hacia bastante fácil la labor del rastreador. Casi os sobraba que el enano os explicase que ese polvo venía del “techo”, que era parte del movimiento de sustentación de las toneladas de roca que teníais encima. Por si alguno no estaba nervioso aun.

El explorador se detuvo unos minutos después consternado. Había encontrado otro juego de huellas que seguía a la patrulla. Unas huellas que cualquier explorador de los yermos reconocería (si es que quería sobrevivir). Giths.

- Mmm, interesante...- Arkleris se agacha para revisar bien los juegos de huellas que se hallaban allí.
Se movió un poco, observando con detenimiento las huellas que tomaban forma en su cerebro. No había duda. Se volvió lentamente con expresió grave.
- No alcanzo a entender que papel desempeñan estas criaturas aquí, lo que sí sé es que no tienen buenas intenciones - señala las huellas acercándo la linterna - No hay duda señores so giths.

Kaireen estaba pensando en las cicatrices del enano, preguntándose cómo se las habría ganado, cuando Arkleris dijo algo sobre unas huellas. Parpadeó, intentando centrarse y sorprendiéndose de que su atención se hubiera desviado tanto de su entorno inmediato. Pero, pese a lo amenazante del entorno y la situación, tenía que reconocer que había llegado a considerar monótono el avance. A Kaireen se le había enseñado a reconocer los diferentes minerales en su estado bruto por su valía económica para la casa; se le había enseñado a reconocer la estabilidad de una caverna y la importancia del tipo de roca a la hora de iniciar perforaciones o instalar apuntalamientos: era de vital importancia para impedir que las minas se derrumbasen. Pero era incapaz de emocionarse con lo que no dejaban de ser unas puñeteras, planas, y estúpidas piedras, como parecía suceder con el enano.

Aun así... no debería haberse distraído. Debería mantenerse alerta...

-Giths… -Kaireen repitió aquella palabra con cuidado, despacio-. Creí que eran cuentos de caravana.

Se encogió de hombros. La verdad es que no sabía apenas nada de aquellos seres, sólo unas cuantas historias de las que circulaban entre los esclavos, cuentos para contar a los niños o pasar el rato hasta la hora de dormir. La abuela de Akiva conocía los mejores, o eso había pensado ella de niña.

-Son cavernícolas. -Eso sí lo sabía. O creía saberlo, al menos-. Probablemente no tengan nada que ver con este asunto del sabotaje. Supongo que simplemente vivirán aquí abajo.

¿O no? Era muy pronto para descartar hipótesis… En todo caso estaba claro que serían un fastidio. Estuvieran metidos en ese asunto o fueran simples habitantes de aquellas cavernas, seguramente les verían como una amenaza, intrusos a destruir…

-Sería deseable esquivarles -dijo sencillamente en voz alta-. Al menos hasta que descubramos algo más. Quizá… quizá el saboteador les esté utilizando. O quizá… sólo nos quieran ver como su almuerzo. O su pasatiempo de caza. Quizá fueron ellos los causantes de la desaparición de la patrulla, no el misterioso saboteador.

Meneó la cabeza, y sonrió avergonzada.

-Creo que estoy un poco paranoica… ¿alguien sabe algo de sus costumbres? -Mira al explorador-. ¿Son muy recientes esas huellas? No estoy convencida de que sea prudente seguirlas tan pronto… quizá deberíamos asegurarnos de que no hay otra clase de rastros más adelante… ¿O quizá deberíamos aferrarnos a este rastro?

Kaireen se sintió insegura. En aquellos momentos no estaba segura de que la fe de Denna en sus capacidades estuviera justificada...

Akiva reprimió un grito cuando se hizo un nuevo corte con las afiladas esquirlas de la mina. Esa sensación y las cicatrices de la espalda de Grommekh le recordó cual era su condición y lo afortunada que era al ser residente de una Casa como la de Atreas.

El camino desde la Galeria Roja hasta la ominosa Galeria Negra fue una autentica prueba para la joven, demasiado acostumbrada a las "comodidades" de un esclavo domestico. Más de una vez tuvo que dar gracias, entre dientes, al duro entrenamiento recibido... Aunque recordó las amargas maldiciones que había musitado cuando el dolor de sus musculos y las magulladuras no la dejaba dormir.

Sin embargo, todas esas preocupaciones se desvanecieron como el humo cuando descubrieron el lugar donde habia desaparecido la patrulla y el silencioso explorador les llamaba la atención sobre unas huellas identificandolas sin demasiadas dudas.

- Giths.- Repitió Akiva en voz baja. A su memoria acudieron los recuerdos de las historias que contaba su abuela a los niños esclavos de la Casa, llenas de monstruos del desierto y valientes heroes.

- Será lo mejor.- Comentó, coincidiendo con la opinión de Kaireen. Con disimulos, comprobó que sus bastones estaban bien sujetos y que, aún así, era fácil aprestarlos al combate. A la mortecina luz de las teas que llevaban, Akiva apenas podía distinguir que habia sido construido por los mineros y que formaba parte de la propia mina. No habia rastro de humedad ni de planta alguna, de modo que sus talentos apenas servian de nada. Y, sin embargo...- Grommekh... Los Giths necesitan agua, ¿verdad? ¿Sabes si hay algún tipo de suministro para la mina? Es probable que ronden por ese lugar... Ya sea para buscarles o para evitarles...

Las huellas, como dije, van paralelas al grupo de guardias que desapareció. Y si, puedes seguirlas (aunque es más fácil seguir a los guardias los gith son buenos cubriendo sus huellas).

Pues aparte de lo que he dicho poco más sabes (tampoco hay mucho más que saber). Son territoriales, se les suele ver solo en zonas alejadas de la civilizacion. Son agresivos pero tambien muy inteligentes. Y un detalle más, sabes que poseen poderes psiónicos (esto es más bien un recordatorio, despues de todo en Athas es lo normal).

Los halflings de tu parte de Athas no suelen tener mucho contacto con los giths (no les gustan los bosques y ni unos ni otros suelen salir de su territorio). Algo sabes si, y son cavernícolas en el sentido más literal de la palabra. Es decir viven en cavernas o bajo tierra. Y aunque son salvajes (como puedan serlo los halflings), no son para nada tontos.

- No tengo ni idea de si esos giths beben o no. Jamas había escuchado de un minero que se topase con uno de esos ¿Y como han llegado aquí para empezar? ¿No se supone que "viven en los confines del mundo allá donde solo los monstruos y los locos llegan"?- El enano que hasta el momento no le habían preocupado ni desprendimientos ni enemigos al acecho se había vuelto visiblemente nervioso ante la mención de aquellos cuentos para niños. Al parecer la superstición del minero estaba bien arraigada.

- En cualquier caso aquí no hay agua. Los aguadores bajan agua para los mineros, pero subió con ellos. El agua es un recurso demasiado valioso como para dejar atrás.- Explicó a Akiva el enano serenándose al centrarse en algo que conocía.- Y los cuentos sobre grandes superficies de agua atrapada bajo el abrazo de la fría tierra no son más que eso, cuentos. Puedo asegurarte que la tierra esta tan seca por abajo como por arriba.

La baja estatura del halfling fue todo una ayuda en la estrecha y claustrofóbica galería, sin embargo, era agobiante e incomoda, mucho más que la anterior, tanto que incluso su bien entrenada y disciplinada mente tenía problemas para mantenerse en calma. Ni siquiera la curiosidad de saber a donde llegaba la galería conseguían distraerle. La galería anterior era mas cómoda, un agujero en el suelo esperando a ser explorado, mientras que esta era cerrada e invasiva, llena de negación y amargura. Le costaba pensar que alguien pudiese bajar aquí y sentirse cómodo sólo por la fuerza de la costumbre.

Las palabras Arkleris sacarón a Ukos de su introversión y alertaron sus sentidos.

-Ka..ire..en  en razón-dijo el halfling con dificultad al pronuciar el nombre de la humana- Gith no tontos, quizas huellas ser trampa, caminar en cuidado si seguir.-Adivirtió el mediano. Era raro que se encontrarán gith de repente en la mina, o habían entrado ellos por su propio pie en la mina (lo cual acabaría con los guardias recibiendo mas latigazos de los que se podían contar) o tal vez había conectado con alguna caverna en la que vivieran- ¿por que gith aparecer ahora?¿Que haber escarbado hace poco?¿haber encontrado algo interesante por bajo tierra?-dijo dirigiendose al enano.
 

 - ¿Descubierto? ¿Que van a descubrir? Tierra, piedra y mineral. No hay otra cosa bajo tierra.

-¿Entonces gith venir fuera? ¡de algún lado salir! o ellos estar dentro o ellos venir fuera- le dijo el halfling al enano- ¿Seguro que no descubrir nueva cueva dentro de Galeria?-Ukos se quedo parado un momento pensando- tal vez ellos transportar con mente o con magia ¿ser posible?

-Estas cavernas son un laberinto. No me extrañaria que hubiera ocupantes subterráneos de los que nadie sepa nada -dijo Kaireen en un tono que decía que era su opinión personal, no la de un experto en la materia-. De todas formas, sean nuevos ocupantes llegados de quien sabe donde, o sean viejos habitantes de estas cuevas que se han aventurado más cerca de las minas de lo usual, tenemos que decidir qué haremos.

Se encogió de hombros.

-Sea por ellos mismos, sea influenciados por el saboteador, parece que algo tienen que ver con la desaparición de la patrulla. Tengamos cuidado al seguir esas huellas...

- En mi opinión estos giths no son fortuitos - interviene el explorador tras sopesar opciones - los giths son territoriales, y si esta zona fuera su zona de caza ya debían haber desapariciones y ataques a los mineros.
Sus ojos se centran en la hilera de huellas.
- No sé, quizás sea una trampa, pero tenemos un indicio y no hay que despreciarlo; de hecho, es lo único que tenemos.

Tyr en el 189º era del rey en el año del Desierto Adormecido, 36 días después del sol bajo.

Os dispusisteis a seguir las huellas de la patrulla, y alguna ocasional de gith confirmando que habían seguido a esta, atentos a no terminar como ella. Fuese lo que fuese que les hubiese retrasado tanto dudabais que fuese nada bueno con los giths en la ecuación.

Pasasteis una hora de seguimiento por la oscuridad, temiendo cada esquina, y con un par de sustos (un pequeño derrumbamiento de tierra y el sonido de dos placas de piedra asentándose que hizo que creyeseis que el cielo se desplomaba sobre vosotros) que demostraron las palabras del enano de que aquella excavación era inestable. Pero finalmente hallasteis a la patrulla, o lo que quedaba de ella.

Llegasteis a una pequeña cámara en cuyos muros aun quedaban rastros de una pequeña veta de cobre que habían extraído y de la que partían otros dos túneles. En el centro había un estanque de lo que os pareció agua, pero no necesitasteis acercaros mucho para comprobar que era sangre. Cráneos de humanos, elfos, enanos, muls y halflings decoraban las repisas y la mayoría de las superficies. Dos muls estaban empalados en sendos salientes afilados de roca, pero las heridas que cubrían sus cuerpos mostraban que habían caído luchando. No habían corrido tanta suerte un humano y un semielfo, colgados en las paredes por docenas de ganchos de hueso (conectados a cuerdas de tripa) y con diversas marcas afiladas en su cuerpo formando unos extraños dibujos y por las que se habían desangrado. La última, una humana, yacía con los miembros amputados y cauterizados con fuego, y la tripa abierta en canal por la que habían extraído sus órganos internos, seguramente cuando aun vivía. Cinco de los miembros de la patrulla, faltaban dos.

Aun no habíais podido recuperaros del impacto de aquella imagen cuando comenzaron a sucederse unos sonidos a vuestra espalda, en el túnel. Al principio eran tenues y estaban solos, pero pronto comenzaron a multiplicarse sin saber ya de donde provenían por el eco.

- PUM-PUM PUM-PUM-PUM-PUM.- Sonaban como algo duro chocando contra la piedra a intervalos regulares.

Parecían responderse o por lo menos ir coordinándose hasta lograr una sincronización que convirtió aquellas rudas señales en una suerte de melodía admonitoria. Los giths venían.

Akiva apretó los labios pero no contesto al enano. Ella sabía que eran leyendas, pero sentía que había algo de verdad en aquellos mitos. Tenía que haberla, si queria mantener la esperanza.

Como residente desde la niñez en la Casa, los peligros del exterior tenian cierto componente de fantasia, de historia... Sin embargo, las huellas tenian una cualidad real... Inquietantemente real.

El ambiente opresivo de la mina le estaba quitando su natural estado de animo, risueño y extrovertido. Akiva estaba frustrada y molesta, además de herida y llena de rasguños. Y, de alguna manera, la mina parecia reflejar esa sensación, desprendiendo piedras, polvo y emitiendo sonidos inquietantes.

Parecía estar viva y, de algún modo extraño, molesta.

Dada su relación con el agua, comprendía de un modo innato esa sensación y, a la vez, le preocupaba.

Por desgracia, todos esos pensamientos se esfumarón tan pronto encontraron lo que quedaba de la patrulla. Akiva abrió la boca, asombrada y aterrada a la vez. Se quedó sin respiración... Y contuvo una arcada.

- ¿Que... Que ha pasado aquí...?- Murmuró la joven entre dientes, sumida en un terror reverencial. No eran los primeros muertos que veía pero si lo primeros muertos... así.

Akiva nunca obtuvo respuesta ya que un ritmico golpeteo atrajo su atención como la de todos. La joven notó como cada uno de los cabellos de su cuerpo se erizaban y como un antiguo sentido de peligro la atenazaba.

- Vienen los Gith...

Ukos caminó tras de Arkleris mientras este seguía las huellas de los gith. El deamubular por la caverna prácticamente a oscuras lo ponía nervioso, pero su voluntad y disciplina mental parecían hacerlo algo más resistente que alguno de sus compañeros. Sin embargo, la escena que se encontraron era dantesca. Ukos, estaba acostumbrado a la violencia y a la sangre; a cazar y comer a sus victimas crudas, pero la violencia sin sentido no formaba parte de su naturaleza ni de su educación.Una de las humanas dijo algo pero Ukos no atendió a sus palabras; le repugnaba aquella visión, le parecía un desperdicio.

De repente un sonido rítmico comenzó a resonar en la caverna y la "alta" aviso de que eran los gith. Desconocía la capacidad psíquica de los gith, pero era muy habitual en los desiertos de Athas que los depredadores perturbaran las mentes de las presas con sus poderes mentales antes de abalanzarse contra ellos. Y no sabía si había algún mentalista entre ellos.

-¡Venir! yo proteger contra poderes-mente si ellos usar- dijo Ukos sin llegar a gritar pero apresurando a sus compañeros mientras se apresuraba a sacar un par de dagas de su canana con la mano derecha y a agarrar su lanza con la izquierda.

Kaireen contempló aquella horrible escena con el rostro pálido, no sabiendo si sentía asco, rabia, pena, o una mezcla de las tres cosas. Finalmente lanzó un suspiro, mientras su lado pragmático se imponía, intentando pensar con claridad.

-Es horrible. Y cruel -dijo con voz queda-. Pero también nos recuerda que el peligro está cerc…

Y en ese momento se oyeron los tambores. Kaireen se sintió palidecer de nuevo, y apretó los labios con rabia, no queriendo demostrar su debilidad.

-Y tan cerca… -murmuró, mientras recorría con la mirada la cueva donde se encontraban, analizando el terreno. Un lugar casi circular, con tres entradas anchas… no el mejor lugar para defender, ni para ser encajonados en él.

Kaireen dudó; seguramente no había otra salida al ascensor que el camino por el que habían venido…. el camino por el que ahora venían los giths.

-Da igual -murmuró, más para sí misma que para que le oyeran los otros-. Ya nos preocuparemos por salir de aquí a su debido momento.

Kaireen arrojó a un lado su miedo y sus dudas. No tenía la experiencia de Arkleris con aquel tipo de terrenos, pero lo que le faltaba en experiencia lo suplió con rapidez de pensamiento. Y en su mente cada vez cristalizaba más clara la imagen del grupo atrapado en aquella ridícula emboscada y acabando como aquellos desgraciados de la patrulla…

Gesticuló para animar a sus compañeros a ponerse en movimiento, aunque no dejó de considerar interesante el que Ukos supiese caminar por el Sendero, al menos lo suficiente para considerar que podía protegerlos de ataques mentales. "Sé tan poco sobre las capacidades de mis compañeros... mala cosa, mala cosa"

-¡No! -exclamó al mediano, que los animaba a agruparse a su alrededor, si bien en voz baja-. ¡No debemos quedarnos aquí! Vamos, moveros, salgamos de esta ratonera. Si nos rodean aquí, estamos perdidos -susurró, aunque parecía más que probable que supieran que ya estaban allí y los estuvieran cazando-. Retirémonos a uno de esos túneles. No creo que logremos darles esquinazo, pero al menos busquemos un sitio donde el terreno no nos sea tan adverso. Busquemos… un sitio donde no nos puedan rodear, y a poder ser lo suficientemente estrecho para que tengan que venir de pocos en pocos… y aun mejor, con parapetos para proporcionarnos cobertura… o un lugar donde podamos provocar un derrumbamiento que los retrase… ¡cualquier cosa menos un lugar abierto donde nos puedan acorralar, un lugar que obviamente ya les ha sido propicio con estos desgraciados! ¡Un lugar que les gusta tanto que se dan el lujo de avisarnos que vienen!... Vamos, vamos, rápido...

Si lograban darles esquinazo, pensó Kaireen, quizá lograran invertir las tornas y optar por espiar ellos a los giths. Si no lo lograban (y en el fondo la maga no contaba con ello), al menos el enfrentamiento no sería en el terreno que parecían preferir los giths. Con eso se daba por satisfecha.

Dándose cuenta de que Akiva estaba muy asustada, cogió su mano para animarla a correr con ella. -No tengas miedo. Esto será una gran historia que contar a tus hermanitos, ya verás -y tiró de ella sin delicadeza, instándola a avanzar.

Kaireen corrió hacia uno de los túneles, sin dejar de apremiar a los otros. -¡Rápido, venid!

Akiva sonrió, agradecida por el contacto de Kaireen y la fuerza que transmitia su presencia de animo. Giro sobre si misma para comprobar como de dificil era su situación y suspiró.

- Sí, vamos.- La joven cleriga susurró de forma casi imperceptible.- No tenemos tiempo que perder.

Dió un último apretón a la mano de su amiga y se deslizó con rápidez hacia el tunel que les habia indicado, mientras apretaba su duro bastón corto para el combate. Afianzó su mano sobre el puño vendado con resistente piel de erdlu curtida, mientras una tira de tela coloreada festoneaba en el otro extemo.

Su otra mano aferró con fuerza la resistente bolsa que había acarreado durante toda la visita, lista para usar lo que contenia y defender a sus compañeros.

El explorador se sentía abrumado por la proximidad del techo a su cabeza. Era como si las paredes y todo el túnel se fuera estrechando poco a poco. Sudaba con una ansiedad pasmosa. Trató de alejar pensamientos nefastos y sobre todo intentó serenarse. Aquel lúgubre lugar embotaba sus sentidos, pero caminó tambaleándose, siguiendo las huellas como un verdadero explorador. Entonces el túnel daba lugar a su fin, terminaba en dos posibles salidas, pero el elegir cuál seguir no le preocupaba en demasía, lo que realmente le trastornó era la dantesca escena que se abría a ellos como salidos de una pesadilla. LAs palabras de Kairen le hicieron reaccionar.
- Sí Kairen, pero debemos seguir y...
Al principio casi no se oían esos golpes rítmicos. Entonces comenzaron a aumentar de intensidad. La urgencia se apoderó de sus palabras.
- Ahora sí que tenemos que darnos prisas, salgamos de este infesto lugar.