Partida Rol por web

Soy una valiente, y lucho hasta el final, por lo que ya me lanzo sin dudarlo hasta la Canalla que queda viva, que recibe una herida en la mano.

Logras herir levemente a la otra mujer y defenderte de su ataque.

No me voy a rendir nunca, así que sigo atacando a la canalla, en espera de poder acabar con ella.

Logras darle un tremendo tajo que la hace tambalearse y después esquivas su ataque por poco.

Intento atacar nuevamente a la canalla, pero ya me van fallando las fuerzas.

Dais vueltas una y otra vez, descargando golpes que no alcanzan su objetivo.

La lucha es encarnizada entre ambas, pero sí logro encontrar un hueco y herirla en un brazo.

Por casi logras alcanzarla, pero ésta te esquivó en el último momento. Ella falló en su ataque.

Logro alcanzar a la canalla, que grita de dolor, puesto que la herida ha sido muy profunda.

La lucha es épica y de haberse producido en las arenas de un anfiteatro aquilonio, los bardos cantarían esta gesta a lo largo y ancho de Hiboria. Tu victoria es muy costosa pero llega cuando haces rodar la cabeza de la última canalla. Registras los cuerpos y encuentras varias cosas de valor.

Sigues callejeando hasta que accedes a un patio interior en el que se ven carros sin bestias y unas puertas enormes abiertas en lo que parece un almacén. Muy cerca de las puertas hay una pareja de trabajadores hablando.

Ya he tenido bastante con la lucha anterior, por lo que intento colarme en el local, sin que los trabajadores se den cuenta.

Te acercas escondiéndote detrás de los carros. Cuando estás a escasos pies de los trabajadores, esperas a ver si se mueven o se despistan. No se mueven un ápice y empiezas a perder la paciencia.
 

Malditos trabajadores. 

Para poder despistarlos, hago ruido para que se separen y poder escabullirme. 

Coges una piedra y la lanzas a lo lejos. Das a un carro y se produce un estruendo seco.

-¿Quién anda ahí? Grita uno de los trabajadores.