Partida Rol por web

Al salir del gremio, el Joven Yelmut os ha conducido a su enorme carromato para guiaros hacia la torre de su maestro,infestada de unas criaturas verdosas ,según el.

Durante el trayecto, que os resulta tranquilo y placentero, os abordan cuestiones tanto de los misterios de la torre como  de vuestros compañeros. 

Aunque os hayáis visto de refilón en las estancias del gremio, no habéis  cruzado demasiadas palabras; es decir,  habéis aceptado  ir de aventuras con completos desconocidos.

Aprovechando el tranquilo traquetear del enorme carromato dirigido por sendos bueyes, la conversación fluye....

el joven elfo en un rincón del armatoste estira sus brazos, después de una siesta bastante prolongada, mira por una pequeña ventana y al no encontrara nada interesante se jira hacia sus compañeros de viaje.
bueno muchachos y señorita, ¿supongo que no tenemos vuelta atrás?, ya conozco a clevor, así que mucho gusto mi nombre es deidos.

-Encantado Deidos, soy Kettenbar. Jerra y yo ya nos conocemos de la última misión que hicimos. Espero que nos vaya igual de bien o mejor.- Concluye con una sornisa en su arborea cara. Se queda unos segundos pensativo y dice finalmente. Parece una misión sencilla, aunque nunca acaban siendolo, jejeje.

Clevor, quién en el gremio había sido visto con ropas acolchadas y armas de madera, ahora portaba una gran espada envainada y un pesado escudo de infantería. Estaba ataviado con una armadura de escamas que mostraba claras marcas de las heráldica de sus tierras, en colores violáceos con detalles verde musgo. Siempre parecía serio, incluso cuando descansaba, y tenía un rictus que mostraba ser poco amigable. A pesar de todo lo descrito, en ningún momento dejó de observar a sus compañeros aventureros y al joven Yelmut con un aire inquisitivo, y al escuchar a Deidos iniciar la charla, se sumó.

Como nuestro élfico compañero ha dicho, mi nombre es Clevor, y no creo que sea muy difícil para ustedes determinar de dónde vengo. Me he criado en una estricta tradición familiar de hombres de armas, y desde joven he participado en todo tipo de incursiones y defensas en las fronteras del país.

Estaba apoyando su mentón sobre ambas manos, estiró su espalda y acomodó sus hombros.

Me interesa principalmente conocer sus capacidades, para que juntos seamos capaces de ayudar a Yelmut y su maestro, además de volver todos vivos a dar una buena noticia a Lord Kennegan.
Para comenzar, les comentaré que mi experiencia es principalmente en el frente de batalla, guiando a mis hombres con el ejemplo y observando al enemigo cara a cara. Es la mejor forma de ver sus puntos débiles y fortalezas. Hizo una mueca, casi una sonrisa, y pausó esperando algún comentario de sus acompañantes.
 

Tormenta, parecía poco participativo y simplemente se mostraba adormilado hasta que su compañero abrió la boca para hablar...

Lleva razón el wardlord, deberíamos saber como luchamos... La primera vez que olvidé esa lección, estuvo a punto de costarme la vida frenta al hombre-serpiente.

Me llamo Tormenta y soy un druida.

Debemos conocer mínimamente nuestras habilidades para saber a que atenernos.

Quizás deba empezar yo por presentar, mis habilidades... Basta decir que puedo transformarme en un felino y que ejerzo control sobre mis adversarios principalmente a distancia y de uno en uno.

Podré ayudaros a desplazar a un enemigo, con lo que os ayudaré en determinadas situaciones.

Cuerpo a cuerpo, me defiendo, pero pierdo gran parte de mi poder, por lo que debería luchar a distancia siempre que sea posible.

Acomodada en el carromato que nos llevaba hacia la torre del maestro de Yelmut miro con interés a mis compañeros de gremio, y ahora también de aventuras, mientras jugueteo con el totem que tengo entre mis manos, una figura de madera tallada en forma de oso y rematada con unos huesecillos pequeños a modo de collar alrededor del cuello del oso que suenan debido al vaivén del carro. No me suena la cara de ninguno de compañeros más que de verlos deambular por el gremio.

Encantada de conoceros. Mi nombre es Shana. Digo finalmente después de que algunos de mis compañeros se presentaran.

Seguidamente centro mi atención en Clevor, el hombre de armas. Según tus indicaciones pareces ser el típico estratega que da indicaciones a sus soldados para triunfar en una batalla - Hago un pequeño parentesis, observando de arriba abajo a Clevor - Me alegra tener a alguien así en mi grupo. En mi última expedición no había nadie capaz de poner disciplina. Por mi parte soy experta en sanar las heridas mediante el poder de los espíritus del mundo primigenio. Aunque mi mejor arma se llama Ethys, es un oso espiritual y debido a su naturaleza ofrece cierta protección a todo aquel que se encuentre a su lado.

Clevor iba escuchando uno a uno y asintiendo a lo que decían sus nuevos compañeros.
Me alegra escuchar sus opiniones y ver que son sensatos estaba por decir personas, pero aquel druida parecía más bestia que otra cosa. Una buena predisposición es lo básico que se necesita para rendir como unidad de combate sentenció de manera solemne. La mención de esas habilidades espirituales me hace pensar en los magos de batalla de mi tierra, pero realmente es algo desconocido para mí dijo mientras entrecerraba los ojos con saber los resultados que puede lograr cada uno me basta. Aunque debo confesar que me llama la atención, y es que Tormenta no porte arma alguna

una sonrisa de dibuja en el rostro del joven elfo, este mueve su capa dejando ver un arco, lo mio son las flechas y estaré encantado de cubrirles la espaldas cuando llegue el momento.

deidos mira clevor mientras charla con los demás miembros de tan heroico grupo, clevor estoy seguro que todos poseen sus habilidades y seguramente aremos el mejor uso de ellas, el joven yelmut hablo de unas criaturas verdes, creo que deberíamos hacerles un par de preguntas al chico, seguramente con la experiencia de es miembros de gremio podríamos pensar en una que otra táctica para sorprenderlos cuando lleguemos
pone su mano derecha en su barbilla y reflexiona en voz alta me gustaría saber un poco mas sobre los mecanismos de defensa de esta torre

El wilden asiente firmemente a la última afirmación del elfo.

-Yo por mi parte estoy especializado en colocarme en primera linea de batalla protegiendo a mis compañeros gracias a mi espada, escudo y mi ferrea fuerza de voluntad que me permite bloquear la mayoria de ataques sin recibir apenas daño para que vosotros podais centraros en lo vuestro.

Mientras dice lo de su fuerza de voluntad, por unos instantes a sus compañeros, les parece ver un leve brillo azulado en sus ojos. Pero que probablemente haya sido un reflejo.

El joven que guía el enorme carromato no puede evitar oír vuestra conversación amena y despreocupada. Advierte  la pregunta del elfo llamado Deidos sobre las defensas de la torre. Girando un poco la cabeza sin perder de vista el camino, responde:

- Mi buen señor, mi maestro siempre  me advertía sobre las múltiples defensas de la torre para evitar que sus artes cayesen en malas manos.- encogiéndose de hombros mientras negaba con la cabeza;.- Sin embargo, jamas las he visto activas y desconozco su naturaleza.-

Volviendo  su vista al camino y sus manos a las bridas de los sendos bueyes,finalizo: - Se que están activas porque, mientras huía oí vociferar a mi maestro sobre ellas y que las evitase si podía.-  el joven se entristeció al recordar a su maestro. Con ojos tristes a punto de romper a  llorar, volvió a dirigir su carromato.

El joven Dragón Púrpura giró sobre sí mismo para encarar al aprendiz, escrutando su cara triste. Imagino que debe ser una serie de medidas de seguridad arcanas, pero desconozco de esos temas y los dejaré para los expertos en la materia. Se aclaró la garganta La parte que me puede incumbir más, es la de la disposición de la torre: entradas, ventanas, niveles, criptas, material de las puertas. ¿Qué puedes decirnos de eso, Yelmut? Calló espectante

El rato que permanece en silencio el joven Yelmut después de la pregunta del llamado Clevor, se os hace eterno. Finalmente, como  si despertase de su ensimismamiento , el joven Yelmut vuelve a girar su cabeza hacia la parte de atrás del carro y respondió:

- La torre consta de 4 plantas, en cada una de ellas hay una serie de  habitaciones; todas ellas con unas enormes y pesadas puertas de madera que el maestro...- su rostro se torno preocupado; -.... que el maestro movía con gestos mágicos.-

Masajeando su mentón con la mano  diestra como si dudase en  continuar respondiendo, apuntó:

- ... Una cosa a tener en cuenta, mis señores, es que las escaleras que conectan cada  piso cambian cada cierto tiempo de lugar, con lo cual por mucho que os oriente u os de un camino a seguir puede que no sea el correcto.- Encogiéndose de hombros y mordiéndose el labio para no romper a llorar delante de  los aventureros,  bajo su mirada a las bridas y murmuró:

- El maestro era quien lo sabía, yo siempre iba detrás de el  escuchando sus lecciones mientras me enseñaba las habitaciones.- como si recordase algo de repente, levantó la vista y la dirigió a los aventureros:-  Ahora que  recuerdo, algunas habitaciones representan escenas  de batallas de los tiempos antiguos, tan reales que  si no se tiene cuidado se puede salir herido.-

Yelmut, volvió atender a los bueyes que tiraban del enorme carromato donde los aventureros  asimilando la información expuesta por el aprendiz de mago. El mediodía había pasado y la brisa de la tarde mecía los arboles orquestando un murmullo agradable en los oídos de los viajeros.

deidos se incorpora en el vehiculo y se acerca al joven afligido, pone su mano derecha en su hombro,

chico tu maestro es un hombre sabio y experimentado, seguramente le estará dando una leccion a esas extrañas criaturas, ademas cumpliste con la misión que te encomendó llevar refuerzos para solucionar este dilema
el elfo muestra una sonrisa gentil.

este mira el sendero como esperando ver su destino al firmamento mas el camino y la geografia del lugar es el paisaje predominante.

Yelmut en el gremio hablaste de una criaturas verdes y viscosas, ¿podrías por favor describirlas con mas detalle, quizá alguno de nuestros mas experimentados compañeros les conozca lo suficiente para que repasemos sus debilidades?

a lo que mira los rostros de sus compañeros esperando ver un gesto de conocer dichas bestias, al tiempo que espera recordar leyendas u historias de las mismas.

Clevor no podía realmente comprender como el maestro de Yelmut podía aceptar que su aprendiz sea tan blando y aniñado. Evidentemente, este muchacho necesita un par de años en la barraca de magos de batalla de mis tierras. Tiene que aprender disciplina y ganar entereza. Cada vez que Yelmut gesticulaba al borde del llanto, el hombre de armas fruncía el ceño en reprobación.
Como había mencionado antes, tantos trucos arcanos salían fuera de comprensión, y parecía que la torre era encantamiento tras encantamiento. Si salía vivo de allí, no sería el mismo.

Se reclinó esperando algún comentario de quienes manejaban la magia, mientras Deidos consultaba sobre las extrañas creaturas de la torre.

Tormenta, sonríe para si al observar la falta de madurez del joven que los acompañaba. Recordo con nostalgia la vida que llevó con su maestro el gran druida....

¿Yo me perdí la anterior conversación, que debemos esperar encontrar en la torre?

Escaleras que cambian de lugar cada cierto tiempo y habitaciones con escenas de batallas que pueden herirnos... también dices que las puertas las abría tu maestro utilizando la magia - suelto un suspiro mientras repaso y pongo en orden la información que no está dando Yelmut - es por este tipo de cosas que no me agradan mucho los magos, siempre complicando la vida... lo digo sin ofender - digo rápidamente al ver a nuestra compañera mágica. A mi también me interesaría una descripción algo más precisa de esas criaturas, maese Yelmut.

El reservado wilden escucha atentamente la conversación, examinando a sus compañeros y evidentemente interesado en las mismas cuestiones que estos, asintiendo a cada pregunta que le hacen a Yelmut.

Jerra esta mas absorta en sus pensamientos, que en la conversación de los que le acompañan.

De vez en cuando mira los paisajes que le rodean y lo examina con cuidado, como si intentara hacer un mapa mental.

A Tormenta había una pregunta que le ronroneaba en la cabeza...

Yelmut, ¿me puedes decir como esperas que abramos dichas puertas sin conocer el conjuro o tener el objeto que las abre?

Clevor interrumpe a Tormenta en su pregunta Entendí que el aprendiz espera que los hechiceros del grupo se encarguen de eso... Lanza una mirada al resto del grupo, esperando que lo confirmen