Partida Rol por web

La Tumba de Akhenseti

[05] La Ciudad Doble

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14/11/2021, 22:52
Narrador

Amessis os guio por la avenida empedrada hasta La Piedra Susurrante, que había sido la taberna, posada y casa de apuestas más popular en Mishtan por generaciones. Tal y como os había dicho Pa-aru-sun, estaba construida en torno a una enorme estatua de piedra enterrada en la arena hasta los hombros. La parte superior de la cabeza también había desaparecido, dejando visible el largo cuello y los labios de la estatua. Discernir a quién pertenecían los Labios de Piedra era un pasatiempo popular entre los mishtaneses: según a quien le preguntarais os diría que representaba al dios Osiris, a uno de los antiguos faraones de Mulhorand, a una burócrata local cuya importancia se había perdido en las arenas del tiempo, a un señor de la guerra que conquistó a la Mishtan de los albores de su historia o a un mago innominado que había domeñado las energías mágicas de la zona. También se decía que aquellos que quisieran fortuna en el amor, debían escalar la estatua y besar los Labios de Piedra.

La dueña de la posada, Tent-opet era la primera que difundía esa superstición e introducía unos cuantos rumores más sobre los que hablaban los lugareños. Era bien conocido para cualquiera que hubiera pasado tiempo en La Ciudad Doble que Tent-opet conocía muchos secretos de la ciudad, pero que también tenía debilidad por el dramatismo y que sólo debía verdades a medias.

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14/11/2021, 22:54
Mercenario de la Compañía de Kheper Ka-ra

La taberna era una algarabía que se elevaba por encima de la música de las arpas, los címbalos y las chirimías. No os costó reconocer al grupo de mercaderes cuya ruta habíais estado siguiendo, así como a una compañía mercenaria a la que se había unido Horpet, el hijo de vuestra patrona, Nehit Ini-herit. Los mercenarios iban uniformados llevaban armaduras de escamas doradas, yelmos de altas cimeras, lanzas y cimitarras. Preguntasteis a un grupo de ellos por Horpet, pero nadie conocía al muchacho.

—Preguntadle al jefe —sugirió uno de los guerreros—, se sabe el nombre de todos y cada uno de los soldados de la compañía. Está en ese reservado de allí, donde los dos guardias.

Echó un segundo vistazo a Lurzca y a Jotnar.

—Os veis fuertes, deberíais uniros a nuestra compañía —sugirió—. El jefe paga bien.

Fuisteis al reservado que os había señalado el mercenario, y los guardias de la entrada cruzaron las lanzas para impediros entrar.

—Señor, alguien quiere verle. Están armados.

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14/11/2021, 22:55
Kheper Ka-ra

A través de las lanzas cruzadas visteis una habitación ricamente amueblada. El suelo estaba lleno de alfombras y cojines de colores, había mesas bajas de madera de caoba con cuencos repletos de fruta, y cortinas de seda. Un hombre y dos mujeres estaban recostados sobre un lecho de cojines. El hombre era de escasa estatura, pero era sólido y musculoso. Las dos mujeres acariciaban su torso desnudo que parecía tallado en piedra, y le daban de comer uvas, de una en una. Los tres sonreían y coqueteaban.

Al aviso del guardia, el hombre besó a las mujeres en los labios y se separó de ellas suavemente, con una sonrisa. Se echó una piel de leopardo sobre los hombros para cubrirse el torso y se aproximó a la entrada. Pudisteis advertir que incluso en la intimidad, una espada colgaba de su cinto.

—Que pasen —indicó, sirviéndose vino especiado de una jarra de cobre reluciente.

Los guardias retiraron las lanzas y pudisteis entrar al interior de la estancia. Las mujeres se retreparon en sus asientos, como felinos perezosos, levemente irritadas de que hubierais interrumpido su momento de intimidad con el capitán.

—Yo te conozco —le dijo a Lurzca, llevándose la copa de vino a los labios—. Te vi luchar. Hace años, en la arena. Luchas como un condenado demonio.

 Depositó la copa en la mesa, con un tintineo y tragó el vino.

—Tranquila, no le voy a decir nada a ese bastardo de Masub Tuma-tet. Yo también fui gladiador —dijo, abriendo la piel de leopardo para mostrar la multitud de cicatrices que se había ganado en la arena—. Si hubiera sabido que estabas a la venta, hubiera pagado el precio de tu libertad, como hicieron una vez conmigo. Quizá ahora formarías parte de mi compañía, si hubieras querido.

Echó un vistazo a los demás. Por primera vez, no fue Nepthis quien acaparó el interés del capitán. Observó con aire profesional la apostura de Jotnar, como se mantenía erguido con todo ese metal encima. Las miradas que dedicó a los muslos de Amessis delataron un interés menos pragmático.

—Pero creo que ya has encontrado tu sitio. Me alegro por ti.

Kheper Ka-ra sonrió, mostrando unos dientes blancos que contrastaban fuertemente con su tez morena, y se sentó sobre un cojín, con las piernas cruzadas.

—Sentaos, probad el vino y contadme a qué habéis venido. 

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14/11/2021, 22:56
Lurzca

Lurzca asintió con la cabeza. Recordar aquella parte de su vida en la que mataba por diversión de terceros y en la que nunca sabía si iba a ver un nuevo amanecer tras una velada de ocio de las clases más pudientes, no fue de buen gusto. No obstante, los halagos que aquel hombre tuvo para con ella le hicieron sonreír. Al fin y al cabo, su oficio y en definitiva su vida, era la guerra. Que alabara su forma de luchar le llenaba de orgullo. Además, ahora luchaba por algo más justo que en aquella época. Si peleaba era por un buen motivo o simplemente para defenderse de aquellos que pretendían hacerle algo malo y no por el ocio de los ricos. Al menos eso era lo que ella creía.

Que le ofreciera un sitio en su compañía también le hacía pensar. En Jotnar había encontrado un líder y en Amessis una amiga. Además, Nepthis era para ella una sabia consejera, estricta, no muy simpática, pero inteligente y podía guiar su camino. Era lo más parecido a una familia que había tenido nunca y dejarlos sería complicado. No obstante, formar parte de aquella enorme compañía, no era algo que Lurzca pudiera rechazar así como así y sin pensarlo. Sin duda, con Kheper Ka-ra podría tener oportunidades que en la Barba Insondable no tendría nunca.

Meneó la cabeza de lado a lado. No podía dejar a sus compañeros en la estacada. No al menos hasta haber cumplido su objetivo. Pensaría en la oferta de Kheper Ka-ra en frío y antes de tomar cualquier decisión lo consultaría con Jotnar y también con las chicas. Suponía que aquella oferta le había seducido, pero que con reflexión y dejando enfriar los sentimientos, recuperaría la cordura y dejaría pasar aquella oportunidad para centrarse en su "familia".

Lo pensare señor Kheper Ka-ra. - Le dijo al líder de la compañía. - Y si, puede que me viera en la arena. Fue un época sangrienta de la que recuerdo poco. Sólo tengo imágenes. Imágenes de sangre y dolor. Escapé de aquello y ahora... - Miró a sus compañeros. - He encontrado mi sitio, como usted dice.

Lurzca se sentó en el suelo, sobre unos coloridos cojines y decidió aceptar una copa de vino. Lo necesitaba. Y es que otro de los motivos que le habían llevado a replantearse toda su vida era el propio Kheper Ka-ra. En ese momento no lo supo. Lurzca no había experimentado aquella sensación en demasiadas ocasiones, pero algo se movía en su interior. Su corazón se alteró y por alguna razón sintió claro subiendo por todo su cuerpo y haciendo que sus mejillas se sonrojaran.

En ese momento le hubiera gustado acercarse a Kheper Ka-ra, pero estaba ¿avergonzada? Entonces pensó en tocar a aquel hombre y pensó en otras cosas mucho menos decentes. Tragó saliva y miró al suelo. Estaban allí para... ¿para que estaban allí? Lurzca había perdido el norte y ahora sólo podía pensar en una cosa. Una vez una mujer, una lavandera le comentó algo: "ya sabes lo que dicen de los negros, ¿no?". Ella le respondió que no y entonces se lo contó.

¿Será verdad? - Susurró. Entones alzó la mirada mucho más avergonzada y mucho más roja. ¿Le habrían oído?

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14/11/2021, 22:56
Jotnar

«Hola a ti también» pensó Jotnar encogiéndose de hombros mentalmente.

Luego esperó a que el tipo dejara de examinar a todo el mundo como quien se encuentra en una venta de camellos. Aunque no hubo mal que por bien no fue; le dio tiempo a localizar un par de cojines que le gustaron. Teía que hacerse con algunos de aquellos para las sillas de la La Barba Insondable.

Saludos, señor Kheper Ka-ra. Sentimos la interrupción—carraspeó—. Soy Jotnar, y ellas son mis compañeras de fatigas. Venimos de Gheldaneth buscando a un muchacho que recientemente se unió a su caravana. Se llama Horpet, Horpet Ini-herit. Resulta que ha dejado asuntos urgentes colgados sin previo aviso y su familia necesita que vuelva de inmediato. ¿Sabría decirnos dónde está?

Urgentes para su madre, suponía, pero urgentes a fin de cuentas. La nobleza era así de escéntrica.

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14/11/2021, 22:56
Amessis

Amessis se sentó, cruzó las piernas, probó el vino. No portaba la túnica semi transparente que solía usar en casa, cómoda y ligera y que mostraba más que ocultaba, y lo lamentó profundamente. Le habría gustado retozar por el suelo de forma indolente y frotarse contra las piernas del líder de la compañía. Solo por hacer algo interesante.

Se cruzó de piernas y no dijo nada, sino que se arrellanó en los cojines hasta formar parte de la escena como si de un sensual cuadro de tratase.

-Seguro que está en la ciudad de los muertos -rezongó por lo bajo. Luego suspiró de forma lánguida.

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14/11/2021, 22:57
Kheper Ka-ra

—Cada uno lo vivimos a nuestra manera, pero sé exactamente a lo que te refieres, Lurzca —respondió Kheper Ka-raLos Magos Rojos de Thay son unos amos crueles.

Sonrió de medio lado al escuchar a Jotnar.

—Supe que no me veníais a contratar mis servicios desde el momento en el que pusisteis el pie en esta habitación. Tenéis el aspecto de ocuparos por vosotros mismos de que las cosas se hagan, y eso me gusta.

»Sí, recuerdo al chico. Joven, apocado, con muy poca carne en los huesos. Sus ojos eran como los de un cervatillo, parecía a punto de huir en cualquier momento. Eso pensaba que haría, que nos abandonaría al más mínimo peligro, pero demostró que me equivocaba. Nos atacaron unas cocatrices y se quedó con nosotros —dijo y se encogió de hombros—. Respeto eso. Puedo entrenar lo que un hombre o una mujer tiene en los brazos, pero ¿lo que uno tiene en el corazón? Eso no se entrena.

»Pero a vosotros no os importa mi opinión, solo queréis saber donde está. Vuestra intuitiva y hermosa compañera de fatigas está en lo cierto: se encuentra custodiando una expedición en La Ciudad de los Muertos, en la Pirámide del Faraón Akhenseti. Temas de eruditos. Si el chico se quiere ir con vosotros por voluntad propia, no me opondré, puede irse cuando desee —dijo y señaló a Jotnar con el dedo—, pero ni se os ocurra ponerle las manos encima, ¿estamos?

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14/11/2021, 22:57
Jotnar

«Descuida, hemos traído sacos»

Vale. Muchas gracias, señor—respondió Jotnar dándose un golpecito con el índice y el corazón en la sien para luego echar la mano a un lado—. No le entretenemos más.

«Y conjuros. Y hasta galletitas saladas... »

Que discutiera con la señora Ini-herit si quería reclamarle a alguien. Aunque se arriesgaba a que lo devorase vivo, literalmente hablando. Jotnar estaba seguro de que aquella mujer se dedicaba a comerse a la gente que le llevaba la contraria. Lo cuál sólo lo llevaba a la conclusión de que mucha gente le llevaba la contraria.

Pero con suerte sólo tendrían que hablar con el cicho. Se volvió hacia las mujeres.

Bueno, ya tenemos un sitio donde ir, la pirámide del Faraón Akhenseti. Mucho mejor que andar dando vueltas como pollos sin cabeza por un osario gigante. ¿Nos ponemos en marcha?

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14/11/2021, 22:57
Lurzca

Lurcza escuchó lo que Jotnar tenía que decir cómo si el enano se encontrara muy lejos. Kheper Ka-ra era en quien se centraba toda su atención. Era un hombre atractivo y estaba realmente fuerte. No le importaría... Sacudió la cabeza.

Si claro, podemos irnos. - Le respondió a Jotnar. - No necesitamos nada más de usted... - Mintió mientras le miraba de arriba abajo. En realidad si necesitaba algo de lo que ese hombretón tenía. Algo que ella no podía tener. - ...gracias por la información y le aseguro que respetaremos la decisión del chico. - Aunque respetar su decisión no implicaba no hacer que cumpliera con el mandato de su contratante y madre del joven.

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14/11/2021, 22:57
Amessis

Amessis siguió la conversación con la pereza de siempre. Era evidente a dónde tenían que ir, pero que el jefe de la compañía especificase concretamente la pirámide a la que debían ir, ahorraba muchísimo tiempo. Trató de hacer memoría, por si le sonaba de algo el faraón Akhenseti, pero no tenía ni puñetera idea de quién era ni a qué se había dedicado.

-Es tarde -casi protestó la nigromante-, estamos cansados, está oscureciendo y a nadie le interesa ir por la noche a un lugar lleno de muertos, excepto, quizá, a mí -dijo sonriendo con un ronroneo-. Pero si esperamos, la gente de la expedición podría despertar una maldición mientras dormimos. La verdad, no sé qué hacer. ¿Esperamos a mañana, con más luz?

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14/11/2021, 22:58
Nepthis

Nepthis se despidió del mercenario con una cortesía que no había creído recibir y, cuando estuvieron fuera del reservado habló.

—No es prudente adentrarnos en la necrópolis por la noche —dijo Nepthis, y dirigió una mirada de soslayo a Amessis—, y que sepas, Jotnar, no me responsabilizo de ninguna maldición ancestral adquirida por ignorar mis advertencias.

Nepthis se alisó la túnica.

—Hay algo que debéis saber sobre el Rey-Dios Akhenseti —dijo, en un murmullo—. No siempre los Reyes-Dioses de Mulhorand, los Faraones, fueron encarnaciones de Horus-Re, porque, de hecho, Horus-Re surgió cuando murió Re. Akhenseti era una encarnación de Set antes de que Set se convirtiera en un exiliado del panteón Mulhorandino. Antes de que Re muriera y poco antes de que la manifestación de Set matara a la manifestación de Osiris engañándolo para que entrara en un ataúd encantado. Era un gobernante legítimo.

»Sé que es complicado de seguir. A donde quiero llegar es que cuando Set traicionó al resto del panteón y se convirtió en un paria, y Seti, su manifestación, fue exiliado de Mulhorand, Akhenseti, un mortal, la encarnación de Set, gobernaba nuestro país. Tras los acontecimientos que describo, el nuevo gobernante legítimo tras la traición de Set, la encarnación de Horus-Re, mandó ejecutar a Akhenseti, sus restos por siempre custodiados por la momia de Osep-Kha, la encarnación Osiris que murió cuando lo hizo su dios. 

»El interés que puedan tener unos eruditos en este lugar es... cuestionable, cuanto menos.

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14/11/2021, 22:58
Lurzca

Poco sabía Lurzca de historia y faraones.  Medida que Nepthis iba hablando más complicado era para la mestiza, seguir el hilo de aquella historia. Era evidente que aquella mujer sabía de lo que hablaba y que había pasado muchas horas estudiando la historia de su pueblo. Lurzca respetaba su afición por el pasado pero no la compartía. Lo cierto era que le interesaba poco, aunque reconocía que en ocasiones, como en aquel caso, podía ser de utilidad.

Por lo que he entendido, nos estamos metiendo en la boca del lobo. ¿No es así? - Preguntó. - Todo este asunto me da muy mala espina. ¿Qué deben estar buscando esos llamados "eruditos", en la pirámide de un faraón maldito? - Negó con la cabeza. - Nosotros a lo nuestro. Encontramos al chico y nos vamos. ¿Eh?

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14/11/2021, 22:58
Amessis

Amessis seguía aletargada, como de costumbre, cuando recibió la información de parte de Nepthis. Se quedó pensando un buen rato. ¿Qué tenía que ver Set en todo esto? Solo la mención de Osiris hizo que levantase la cabeza, mínimamente interesada, y su cerebro se pusiera a funcionar muy lentamente. 

-Eso quiere decir... -Apoyó la guadaña en el hombro para tener las dos manos libres y levantó los dedos de una mano para contar-. Si me llevo dos... luego sumo uno... ¡Un momento! Eso quiere decir que van a abir la tumba de Set.

Miró a Lurzca y luego a los demás.

-No podemos esperar a mañana, tenemos que ir ahora. Set es mi maldición y yo sirvo a Osiris, no podemos permitir que nadie abra la tumba de Akhenseti. 

No podía hacerles entender lo complicado de la situación.

-No descarto que solo hayan ido a desenterrar vasijas, pero no podemos arriesgarnos a que no sea así. Nadie visita la tumba de un faraón exiliado porque sí.

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14/11/2021, 22:59
Jotnar

Jotnar se rizó un bigote frunciendo el ceño en un gesto pensativo. Durante unos instantes casi pudisteis imaginar una serie de engranajes y poleas funcionando sobre su cabeza. Fue un milagro que las correas no se hiciesen un nudo.

—En resúmen, que Set y todo lo que tenga que ver con Set, malo.

Miró a Amessis, que parecía haberse reactivado de golpe.

—Eso puede querer decir cualquier cosa, no nos precipitemos—dijo alzando ambas manos en un gesto apacigüador—. Además, que Vérgadain me libre de llevarle la contraria a quien sabe más de religiones, y de dioses, y de dioses enfadados, y de maldiciones de dioses enfadados que yo. Especialmente cuando es quien las quita.

Dejó de rizar el bigote y carraspeó.

Es una necrópolis y va a caer la noche. Las necrópolis tienden a ser más ominosas denoche. Y seguro que salen más cosas ominosas denoche. Custodiar a Akhenseti es trabajo de la momia esa, no nuestro. Está claro que el interés que puedan tener en ese lugar es cuestionable, pero no quiero arriesgar a que os pase algo por entrar corriendo en ese sitio denoche.

Si realmente todo se reducía a que cualquiera podía entrar en la tumba de un faraón exiliado a levantarlo de entre los muertos, o a saquear sus huesos, o a saber los dioses qué, como quien va al mercado a comprar dátiles, la seguridad de Mishtan tenía un serio problema. Y si les iba a tocar a ellos hacer el trabajo de la guardia aparte del encargo, pensaba cobrar un plus.

Es más, si llegaban allí y se encontraban al muchacho muerto por intentar enfrentarse solo a la momia de una encarnación y a los eruditos convertidos en escarabajos, sería enteramente problema suyo. Y si se encontraban cualquier cosa que ofendiera a Osiris pues ya lidiarían con dicha cosa. Pero no iba a arriesgar la integridad física de sus chicas por ningún imbécil con poco o nulo sentido de la precaución.

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14/11/2021, 22:59
Nepthis

—Querida, Akhenseti lleva muerto mucho tiempo —terció Nepthis, depositando una mano áspera en el hombro suave de Amessis—, Set habrá escogido otra encarnación. Y si estás preocupada por las plagas y maldiciones ancestrales que pudieran traer la vuelta de Akhenseti de entre los muertos, piensa una cosa: ¿qué puedes hacer tú para impedirlo, una... humilde sierva de Osiris... que no pueda hacer la momia de Osep-Kha, encarnación de tu señor?

Nepthis hizo un gesto fluido con la mano.

—Estoy de acuerdo, en parte, con la actitud de Lurzca de que hemos venido aquí para rescatar al muchacho, y en parte con la de Amessis de que debemos ayudar a Osep-Kha en todo lo que esté en nuestra mano para evitar un mal mayor. Pero sobre todo estoy de acuerdo con Jotnar en que deberíamos ser cautelosos. Aquí hay más cera de la que arde y deberíamos intentar no salir ardiendo.

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14/11/2021, 23:00
Lurzca

Ver así de alertada a Amessis no era algo demasiado familiar para Lurzca. Fue con ella con quién escapó de la esclavitud y por ello confiaba mucho en aquella extraña y normalmente impasible mujer.

Su reflexión le hizo pensar. No por su contenido, al fin y al cabo ella nada sabía de dioses y sus quehaceres, pero si captó la esencia, si abrían la tumba del faraón, algo malo pasaría y debían evitarlo. Aquel mensaje sumado a la alarma que mostraba, provocaron preocupación en la mestiza.

Pronto Nepthis, mucho más fría y reflexiva puso calma entre ellos. Había decidido llegar a un término medio. Cierto era que lo del faraón no era su asunto, aunque llegado el momento, si la cosa se ensuciaba mucho, quizás deberían tomar partido, pero siempre con cautela, como bien había dicho Jotnar.

Estoy de acuerdo. - Dijo Lurcza. Y miró a Nepthis con severidad y luego a Jotnar. - Ir tendremos que ir, pero... ¿ahora o mañana? Puede que mañana sea tarde...

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14/11/2021, 23:00
Amessis

-Pero... -empezó a gemir Amessis, pero cada vez que pensaba en algo, cerraba la boca, incapaz de hilar un argumento convincente frente a las explicaciones de sus compañeros-. El chico... La tumba... Pero ¿y si...? No tenemos tiempo que perder... Maldiciones... Muerto...

Se cruzó de brazos y bajó la cabeza. Emitió un pequeño bufido al darse cuenta de que no la tomaban en serio y no entendían el alcance del problema. Aunque también era cierto que no sabían lo que habían ido a hacer a la tumba del faraón y nadie se metía en unas ruinas custodiadas por una momia por la noche. En realidad, a los muertos les daba igual que fuese de día o de noche, no se guíaban por el transcurso de las horas, solo despertaban en el momento en que ponías un pie dónde no debías. Y ese era el problema, si el grupo que había ido a la tumba ponía el pie dónde no debía, acabarían convertidos en polvo.

-Muy bien -accedió de mala gana, con un mohín que tenía más de entrañable que de malicia-. Iremos mañana, si es que no se ha desatado una maldición mientras estamos durmiendo. Además, estamos cansados del viaje, no me vendría mal un baño y acostarme pronto, empiezo a tener sueño.

Bostezó. En realidad, fingió el bostezo, dudaba ser capaz de pegar ojo en toda la noche, pero tenía que seguir manteniendo la aparienza de ser una holgazana. Al menos así, Nepthis no la interrogaría con esos ojos acero que tenía.

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14/11/2021, 23:01
Werrak Eructrueno

Al dar su brazo a torcer, Amessis zanjó la discusión. Agotados por el largo viaje, decidisteis relajaros y cenar antes retiraros a vuestros aposentos. Encargasteis a Tent-opet una mesa y una cena tradicional consistente en falafel, delicioso shawarma y koshari especiado, todo ello acompañado de té de menta y cerveza de cebada. 

Como no podía ser de otra forma, el aspecto variopinto de vuestro grupo de aventureros acaparó la atención de la mitad de la habitación. Una de las mesas que hablaba de vosotros estaba repleto de enanos barbudos gritándose en enano, enfundados en armaduras tradicionales enanas, armados con toda suerte de hachas y martillos de manufactura enana y emborrachándose a la manera enana de un barril que no podía ser otra cosa que... bueno, lo habéis adivinado: cerveza enana.

—¡Osh dije que había vishto a un jodido enano entrar en la taberna! —dijo uno de ellos en común, con la voz pastosa por la bebida, saltando de su silla para acercarse a vuestra mesa—. ¡Buenash nochesh, sheñor y sheñoritash! ¡Hic! ¡Me llamo Werrak, Werrak Eructrueno.

Hasta el nombre, notó Jotnar, no podría ser más enano. Wer- significaba en el idioma de los enanos guerra, y -rak, martillo. El tipo se llamaba Martillo de Guerra y llevaba a la espalda... bueno, un martillo de guerra. Y su apellido, aventuraba, probablemente podría resumir su vida entera.

—Losh chicosh y yo hemosh abierto un barril de buena cerveza enana, no eshe pish de gato que toman aquí. ¿Por qué no te vienesh y te tomash unas birrash con noshotrosh?

Werrak aguardó la respuesta, bamboleándose en el sitio. Nepthis arrugó la nariz, cuando le llegó el tufo a cerveza y sudor rancio.

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14/11/2021, 23:02
Lurzca

Aquellos si eran enanos de verdad. No es que para Lurzca Jotnar no lo fuera, pero no entraba dentro del estándar de lo que se podía decir un enano típico. No había visto muchos en su vida, pero desde luego con los que se había cruzado eran bastante más parecidos a Eructrueno que al jardinero abstemio. También había oído que si una quería divertirse de verdad en una taberna, debía unirse a una fiesta etílica enana. Aunque lo cierto era que la mestiza, no quería divertirse. No era lo suyo y menos cuando estaba en medio de una misión.

De todas formas, la última palabra era de Jotnar. Él era el líder y a él le habían hecho aquella propuesta. Si su jefe quería cenar con aquellos borrachos, cenarían con ellos, aunque a Lurzca le parecía bastante más prudente descansar. Al día siguiente tenían que ir a la pirámide del faraón y posiblemente necesitarían estar al cien por cien de sus facultades, no con resaca y sueño.

Sugiero cenar e ir a dormir... - Le susurró al oído al jardinero.

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14/11/2021, 23:02
Jotnar

Jotnar estaba terminando de comer como todo el mundo, aunque una de sus manos se dirigió lentamente a tapar sus ojos en un silencioso pero explícito gesto de "tierra, trágame" en cuanto escuchó la algarabía que se aproximaba a ellos sin que nadie la hubiese llamado. Malditos estereotipos andantes... ¿y la gente era tan estúpida como para pensar que todos los miembros de su raza eran así? Con ejemplos como aquel desde luego daban ganas de saltar por la ventana más cercana.

Aquello era como ir a una casa de putas y opinar que los humanos eran unos promiscuos en base a lo visto allí. Ojalá fuera mucho más conocida la artesanía enana, o el arte de la forja, o la robustez de su arquitectura, o la cantidad de mercaderes entregados a su oficio que había por ahí. Pero no, tenía que ser aquella la maldita faceta más visible.

Era tan deprimente como bochornoso.

Buenas noches—respondió bajando la mano y tratando qeu su voz no sonase tirante—. Te agradezco la intención pero me temo que estoy lleno por hoy. Disfrutad vosotros en mi lugar antes de que se os acabe el barril.

Por supuesto nunca era tan fácil, ¿pero qué otra cosa iba a hacer? Con un poco de suerte se largaba con la promesa de una jarra extra por tiempo limitado y no mataría a Nepthis con su hedor. A Nepthis porque Amessis estaba más acostumbrada a soportar olores poderosamente desagradables.

Aunque seguramente hasta a ella le parecería mucho más aromático uno de sus osos lechuza medio esqueléticos que aquel tipo.