Partida Rol por web

La Tumba de Akhenseti

[05] La Ciudad Doble

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14/11/2021, 22:19
Narrador

MISHTAN, 20 DE ALTURIAKPRIMAVERA DEL AÑO 1368 CV

Abandonasteis el Oasis de Muldoon al romper el alba. Reseph Ka-Mat-Ef os había dado camellos de refresco y un asno lanudo cargado de ánforas con agua y provisiones suficientes para llegar a la siguiente parada importante vuestro viaje: la ciudad de Ulzel. Además, el Portavoz del Oasis escribió una carta al Precepto, asegurándoos que os ayudaría en todo lo que estuviera en su mano cuando llegarais allí.

Cocotilio, una extraña criatura con el aspecto de un coquito, pero con patas y piernas, se convirtió en uno más de la Compañía de la Barba Insondable. No teníais muy claro qué era Cocotilio, si un ser vegetal o uno de carne y hueso que utilizara un coco a modo de armadura. Tampoco le habíais visto comer, o beber; parecía hacerlo en unas de las múltiples veces que se escabullía de vuestro campamento. Pasaba bastante tiempo con Jotnar, y parecía disfrutar de vuestra compañía, claro que era difícil leer las expresiones faciales de un coco, quizá estuviera mortalmente aburrido.

Seguisteis el cauce meridional del Río de las Lanzas. Según avanzabais hacia el este, el río se hacía cada vez menos profundo y más pequeños e infrecuentes los barcos que navegaban por él. Al tercer día de viaje desde que abandonarais Gheldaneth, acampasteis en la bifurcación de sus dos tributarios junto a unos pastores nómadas y sus cabras. Después de descansar y recuperaros, tomasteis el cauce del Mishtan hacia el sureste, y tras media jornada, arribasteis a Ulzel, precedidos por las noticias de vuestra llegada. Nessisi, el Precepto de la ciudad y Sacerdote de Isis, os abrió las puertas de su palacio en nombre de vuestra amistad con Reseph y en agradecimiento a haber salvado la reliquia de su diosa, La Rosa del Profeta. Os agasajó con viandas, té aromático y pastelitos dulces, insistiendo en que os quedarais a pasar el resto del día para que le contarais vuestra hazaña en el Jardín del Edén. Al día siguiente, os esperaba atracado en el muelle de palacio su barco personal: un pequeño velero de poco calado y velas rojas y blancas, con el que hicisteis cómodamente la última etapa de vuestra travesía por el desierto. Nepthis, en particular, agradeció no tener que volver a montar en camello.

Mishtan se reveló al quinto día, circundada como un circo entre las montañas de la Espada del Dragón, inflamada por la luz roja del atardecer. Tenía a su lado otra ciudad cuyos habitantes se llamaban con los mismos nombres: era la Tierra de los muertos, el antiguo cementerio de los esclavos y los faraones por igual. Debida a esa dualidad, los poetas la llamaban La Ciudad Doble.

Cuanto más se hacinaba y se dilataba la Mishtan de los vivos, más crecía la extensión de las tumbas fuera de los muros. Las calles de la Mishtan de los esclavos muertos eran apenas lo bastante anchas para dejar paso al carro del sepulturero, y se asomaban a ellas edificios sin ventanas; pero el trazado de las calles y el orden de las moradas repetía el de la Mishtan viva, y como en ésta, las familias estaban cada vez más hacinadas en apretados nichos superpuestos. En cambio, las calles de la Mishtan de los faraones muertos eran amplias y sus edificios monumentales y fastuosos, como las Mishtan de los sacerdotes de Osiris. En las tardes de buen tiempo la población viva visitaba a los  muertos y descifraba los propios nombres en los jeroglíficos de sus losas de piedra: a semejanza de la ciudad de los vivos ésta transmitía una historia de esfuerzos, cóleras, ilusiones, sentimientos; sólo que aquí todo se había vuelto necesario, ajeno al azar, encasillado, en orden.  Y para sentirse segura la Mishtan viva necesitaba buscar en la Mishtan de los muertos la explicación de sí misma, aun a riesgo de encontrar allí algo más o algo menos: explicaciones para más de una Mishtan, para las ciudades diferentes que podían ser y no habían sido.

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14/11/2021, 22:21
Nepthis

—Bueno, ya hemos llegado a Mishtan. Según Masud, Horpet y la Compañía de Kheperkara deberían estar por aquí, en alguna parte —dijo Nepthis, poniéndose sendas manos en la lumbar y estirándose con una expresión de dolor nacido del cansancio—. ¿Vamos a intentar buscarlos en Mishtan o deberíamos ir directamente a la Tierra de los muertos?

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14/11/2021, 22:21
Lurzca

- Se trata de una compañía grande. No sabemos cuándo llegó, pero sin duda podemos preguntar. Alguien los habrá visto. - Comentó Lurzca. - De todas formas, tras el viaje supongo que habrán querido descansar y comer caliente en alguna taberna. Es posible que estén en la zona de los vivos aún. O puede que no... - Se mantuvo pensativa. - Podría ser que hubiera ido directamente al grano. - Se encogió de hombros. - ¿Qué opinas tú, Jotnar?

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14/11/2021, 22:21
Jotnar

Y recuerda, con la carne, perejil. Jamás uses orégano... —le estaba comentando en aquel momento Jotnar al burro lanudo—. El orégano lo carga el diablo.

En ese momento se dio cuenta de que le estaban hablando.

¿Qué? Oh. Sí. La caravana.

Carraspeó y se mesó la barba con gesto pensativo. Cocotilio en algún momento se había subido sobre su cabeza y simplemente estaba allí sentado observando los alrededores, pero o el enano no se había dado ni cuenta o simplemente le importaba un ardite.

Mmmm... ¿no hay un lugar en la ciudad por el que deban pasar todas las caravanas o algo así?—aventuró—. Es decir, de algún modo tienen que llevar control de qué entra y qué sale. Buscarlos por todo Mishtan a ojo puede ser una locura. ¿Cómo lo veis?

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14/11/2021, 22:22
Nepthis

—Tuve una amiga que le echaba orégano a la carne —comentó Nepthis, en tono pensativo, ajena por una vez al asunto más acuciante que se estaba discutiendo—, le echaba tanto orégano que bromeábamos sobre que era orégano con carne y no al revés.

Los labios de Nepthis sonrieron, pero sus ojos parecían a punto de llorar.

—Enfermó. No pude curarla. Nadie podía.

Echó todo el aire y negó con la cabeza.

—La echo muchísimo de menos.

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14/11/2021, 22:41
Jotnar

Eso es que se preocupaba mucho por ti—le había susurrado Jotnar a Nepthis—. El orégano es perfecto para curar enfermedades respiratorias y enfermedades del estómago. Y el extracto de aceite de orégano ayuda a combatir los resfriados, la fiebre y la indigestión.

Acto seguido adoptó una postura confidente con la mano junto al rostro, como si fuera a contarle un secreto de estado, pese a que la distancia que le quedaba para alcanzar la oreja de la humana era considerable, pero obvió aquel detalle y añadió en un susuro lo suficientemente audible para que sólo ella le escuchara:

El truco está en prepararlo en té para acompañar, no directamente en la carne—dijo—. ¡Ya verás! Te tengo que hacer uno un día de estos. Con eso ya te debo dos tés.

Le dio unas palmaditas reconfortantes en el brazo antes de ponerse en marcha. Nepthis era como uno de esos panes de leña que te dejaban el paladar destrozado cuando intentabas probarlo pero por dentro ocultaban una miga esponjosa y agradable. Siempre le había gustado aquella faceta.

De ella y de los panes.

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14/11/2021, 22:47
Nepthis

Nepthis esbozó una sonrisa tirante y palmeó la mano de Jotnar en un gesto de afecto.

—Algo me hace pensar que me deberás alguno más cuando volvamos a Gheldaneth —bromeó para quitarle hierro al asunto.

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14/11/2021, 22:47
Lurzca

No es mala idea. - Advirtió Lurzca. - Aunque no he visto ningún puesto de aduanas ni nada parecido. Sea como sea, tendremos que preguntar. No obstante, lo más seguro es que de existir tal registro esté junto a las puertas de la ciudad. 

La idea de Jotnar era buena. Por algo el enano era el jefe. Era cierto que empezar a buscar calle por calle en todo Misthan era una completa locura. Les llevaría días y podía ser que para cuando encontrasen una pista, la caravana ya no estuviera allí. A menos que su manera de operar en la zona de los muertos, les delatase sobre manera. 

Lurzca se acercó al primer ciudadano que vio con cierta clase y que pudiera saber sobre aquel registro mercantil de caravanas. Esperaba que su rudo aspecto no le asustara y menos aún que la tomara por una esclava, una ladrona o algo peor y se marchara sin responder a sus inquietudes. Eso era algo que le había sucedido en más de una ocasión y que esperaba que poco a poco fuera menos frecuente. Se armó de valor y se dirigió a aquel hombre.

Buenos días, que los dioses le guarden. - Le saludó. - ¿Le podría hacer una consulta? ¿Dónde se registran las caravanas mercantes que llegan a la ciudad? - Le preguntó finalmente.

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14/11/2021, 22:48
Amessis

Amessis no esperaba sentir melancolía cuando Mishtan se hizo visible aquella mañana, pero tampoco fue capaz de poner nombre al sentimiemto que la embargó. El día que Safhotep la llevó allí, había odiado con toda su alma ese lugar; pero una vez liberada de su maestro, al abandonar Mishtan, había comenzado a extrañar sus calles, su forma, su majestuosidad, sus muertos. Era como si la hostilidad que sentía hacia ese lugar se hubiese ido asentando, como el que acepta una enfermedad que no se puede curar, hasta que no tiene más remedio que aceptar la situación. De ese modo, Amessis se había encontrado añorando la Ciudad Doble como el hogar al que uno desea regresar. Tal contradicción la dejó en silencio el resto de la jornada.

Más callada que de costumbre, la nigromante se fue acercando a la ciudad con el grupo reconociendo sus calles y sus barrios. Absolutamente nada había cambiado en los años que había estado fuera excepto, quizá, el perímetro que la delimitaba, que ahora era más grande. Se frotó una mejilla y tocó las cicatrices del cuello.

-En la ciudad no los vamos a encontrar -comentó, en tonto perezoso-. Yo buscaría directamente en la Tierra de los muertos, porque en la ciudad nos dirán que han pasado la noche por ahí y luego han venido hasta aquí, así que no veo sentido perder el tiempo haciendo preguntas.

Se encogió de hombros.

-Pero bueno, solo es mi opinión. Podemos hacer lo que queráis.

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14/11/2021, 22:48
Narrador

El transeúnte miró a Lurzca de arriba a abajo, con expresión de auténtico disgusto. Después, miró a Nepthis, que estaba detrás de ella, y carraspeó inquieto, más solícito a la hora de responder a la que había tomado, como suponía acertadamente la semiorca, por una esclava al servicio de una sacerdotisa de paso por la ciudad.

—Vayan a la Atalaya del Muro, ahí está la comandancia de aduanas —informó el mishtanés—. Es un alto edificio de piedra junto a la puerta de entrada a la ciudad.

El hombre dedicó una reverencia en dirección a Nepthis antes de retomar sus quehaceres. La Compañía de la Barba Insondable rehízo sus pasos hasta llegar a la Atalaya. Tras atravesar las puertas dobles custodiadas por dos guardias de Osiris llegaron a un gran vestíbulo vacío. Penetraron la puerta que indicaba Aduana hasta una espaciosa oficina llena de libros y archivadores. 

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14/11/2021, 22:48
Pa-aru-sun

Un hombre ataviado con una túnica blanca de lino estaba sentado delante de una gran mesa. Tenía la tez morena, el cabello pulcramente afeitado y los tres círculos azules concéntricos en su frente, símbolo de su vocación sacerdotal. El símbolo sagrado de Osiris: una corona blanca de Mulhorand sobre un cayado y un mayal, colgaba de su cuello.

—Buenas tardes, señora, mi nombre es Pa-aru-sun, su más sincero servidor. ¿En qué puedo ayudarle? —le preguntó a Nepthis.

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14/11/2021, 22:49
Nepthis

—Buenas tardes, Pa-aru-sun. Mi nombre es Nepthis, sacerdotisa de Hathor. Estoy de paso por la ciudad y me preguntaba si había pasado por aquí la caravana de... —Nepthis se interrumpió.

Lo cierto es que no sabían el nombre de la caravana de mercaderes, así que hizo unos gestos en el aire con la mano como si tratara de hacer memoria.

—Ah, disculpe Pa-aru-sun. Su nombre me evita, pero era una caravana grande. Además de los mercaderes viajaban con ellos unos templarios de Neftis y la compañía de mercenarios de Kheperkara.

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14/11/2021, 22:49
Cocotilio

Cocotilio miró a Nepthis con confusión.

¿Neftis?

¿Nepthis?

¿Eran cosas distintas?

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14/11/2021, 22:50
Pa-aru-sun

—Kheper Ka-ra —le corrigió con parsimonia Pa-aru-sun—, el famoso guerrero, ¿no ha oído hablar de él?.

»Y sí. Llegaron ayer por la tarde, Nepthis. 

El funcionario de aduanas volvió unas páginas más atrás en su libro para comprobar la hora exacta de llegada.

—¿Desea saber algo más?

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14/11/2021, 22:50
Nepthis

—¿Sabe dónde puedo encontrarlos? —preguntó Nepthis, sin especificar a quién se refería.

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14/11/2021, 22:50
Pa-aru-sun

—La respuesta obvia sería: mañana, en el mercado —sonrió Pa-aru-sun—, pero supongo que tiene asuntos urgentes que tratar con ellos o no me haría esa pregunta. No dijeron nada, pero un grupo tan grande y ruidoso solo podría alojarse en La Piedra Susurrante. No tiene pérdida: la posada está construida en torno a la gigantesca ruina de una estatua antigua, hundida hasta los hombros en la arena.

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14/11/2021, 22:51
Lurzca

Bien. - Pensó Lurzca, pero no osó en abrir la boca. 

Allí seguía siendo considerada una esclava pese a haberse liberado de sus amos años atrás. Su aspecto rudo y mestizo la delataba como la posesión de alguien, una mera posesión de un poderoso. Abrir la boca en ese momento y delante de aquel hombre de fe, sería contraproducente. De ella, en aquel lugar, se esperaba que callara y eso haría. Al fin y al cabo, ella siempre había sido mujer de pocas palabras y no solía abrir la boca si nada tenía que decir. Y aunque lo tenía, era ta obvio que de no decirlo, tampoco pasaría nada.

Vamos a esa taberna... la Piedra Susurrante. - Pensó. - Si realmente es tan grande y está en un lugar tan característico, no será difícil de encontrar con varias preguntas acertadas a los lugareños...

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14/11/2021, 22:51
Jotnar

El de ella no es "ph", es "pth". Se pronuncia "nep-zis"—comentó Jotnar mirando hacia arriba para dirijirse al coquito que seguía sobre su cabeza—. Neeeeeep-zis, con énfasis en... bueno no, no tiene énfasis. Pero esa es la diferencia.

Él mismo había sido víctima de la misma duda la primera vez que había oido el nombre de la sacerdotisa, así que había reconocido la confusión en los ojos de Cocotilio. Independientemente de que su cara fuera total y absolutamente inexpresiva debido a la ausencia de facciones. Pero el caso es que se las había apañado para reconocerla.

Carraspeó para volver al tema que les ocupaba y se giró hacia Amessis.

—Tú habías estado en esta ciudad antes, ¿verdad?—preguntó—. ¿Te suena esa posada? ¿Sabrías guiarnos?

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14/11/2021, 22:52
Amessis

Amessis asistió al intercambio de información entre aburrida y hastiada. Queria ir directamente al meollo de la cuestión, a las tumbas, a la ciudad de los muertos, pero sus compañeros se empeñaban en socializar, de modo que allí estaban, preguntando. 

-Sí, la conozco -respondió al enano-. Vamos, os llevaré allí. No sé si los dueños serán los mismos, hace años que no paso por aquí.

A decir verdad, el sentido de la orientación de Amessis era nefasto. Dudaba ser capaz de encontrarlo a la primera. Pero si daban con el sitio, podía averiguar si el fornido Senakhtmu seguía siendo el encargado de la seguridad.

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14/11/2021, 22:52
Nepthis

Nepthis resopló cuando vio a un enano explicarle pronunciación mulhorandina a un coco. Después asintió en dirección a Amessis.

—Bien. Dadme un momento. Voy a discutir una última cosa con el señor Pa-aru-sun. Esperadme a la salida, por favor.

El aludido enarcó una ceja en un gesto intrigado.

Si alguien quisiera quedarse a escuchar a escondidas lo que Nepthis habla con el funcionario de aduanas podría hacer una tirada de Sigilo enfrentada a la Percepción de ella. Sabéis que la vieja tiene muy buen oído para su edad.