Partida Rol por web

Jotnar y Lurzca a la cabeza decidieron internarse en la sala. Debían descubrir que estaba sucediendo allí dentro y si todo estaba tranquilo, posteriormente investigar más a fondo aquel extraño portal. Por otra parte, también podían simplemente no hacerlo, aunque la curiosidad sin duda podía decantar la balanza.

- Yo iré delante... - Le dijo Lurzca a Jotnar y tratando de hacer el menor ruido posible se internó en la sala enfocando con la mirada directamente la zona donde habían escuchado el lamento.

Nada más adentrearse en la habitación, Lurzca pudo ser testigo de una escena dantesca. Un hombre yacía en el suelo. Su cuerpo pestaba flácido y él parecía carente de energía y totalmente sumiso a la criatura que se encontraba sobre él. Su tez se moestraba blanquecina y sin vida, aunque aún respiraba y se movía lentamente y sin energía. La mujer que se hallaba recostada sobre él, lucía ropajes nobles de épocas pretéritas y su color de piel mortecino, a la par con sus afilados colmillos devorando la sangre del cuello de su joven víctima, denotaban la naturaleza de la criatura.

Enseguida que Lurzca puso el primer pie en la estancia, la no muerta se puso en pie de un salto alzando sus garras al techo y mostrando fieramente sus colmillos afilados y goteantes de sangre. Se trataba de una criatura de aspecto fiero y que denotaba malignidad en su mirada. Nada más ver a la mestiza, lanzó un bufido al más puro estilo de un felino acorralado dispuesto a plantar batalla.

- ¡Salid de aquí! - Les ordenó. - ¡No pertenecéis a éste lugar! - Les reciminó a los recién llegados. 

Tirad inicitivas. Situad a vuestros pjs, donde queráis.

Inciativas:

Vampira 13

En A4, F8 y H7 hay puertas. La zona de piedra del medio de la sala es el portal. Detrás del portal hay una mesa de piedra con sillas de aspeto noble y un cofre.

—Criatura, no está en tu mano decidir a qué lugar pertenezco —respondió Nepthis, con voz calmosa.

Iniciativa: 12.

Posición A3.

Amessis se acercó a Jotnar y le dio un abrazo, rodeando la cabeza del enano con los brazos para después apoyar la mejilla contra la mejilla de su jefe, pinchándose con la barba. Sabía que a Jotnar no le gustaban los abrazos, pero su incomodidad era diferente a la que podía sentir Nepthis. Cada uno tenía su manera de ser y eso a Amessis le daba igual porque abrazaba a todos por igual.

-Qué bueno eres conmigo. Pero imagina que vamos a un plano donde hay una familia de Cocotilios, ¿no te gustaría hacer una visita? -comentó con un guiño.

Continuaron el camino por las pirámides y edificios interiores y se acercaron hacia el lugar en el que alguien gemía de dolor. No era lo que esperaba, desde luego.

-Ah, qué preciosa eres -le comentó a la vampiresa mientras enarbolaba la lanza-. ¿Cuál es la marca de khol que usas?

Iniciativa 22

Empiezo en B3

Lanzó Halt Undead, TS Vol con CD 18 o quedará inmovilizada.

—Ñañañaña... —refunfuñó Jotnar agitando las manos en el aire como quien espanta a las gallinas. Aunque en el fondo no estaba haciendo verdaderos esfuerzos por sacudirse de encima a Amessis. A lo del plano de los Cocotilios no obstante, añadió encogiéndose de hombros:—. Claro, para provocar el apocalipsis vegetal en Faerûn siempre hay tiempo.

Entraron en la sala y se toparon... con una vampira bebiéndose a alguien. La cual por supuesto no perdió tiempo en dedicarles su frase de criatura maligna genérica como buena criatura maligna genérica.

«El caso es tener que partirnos la cara con chupasangres hagamos lo que hagamos» gruñó con fastidio en su fuero interno «Y yo aquí sin mi icosaedro flotante... »

Que injusto era el mundo.

—Buenos días a ti también—le respondió a la vampira. Y giró la cabeza hacia Nepthis y Amessis cuando vio que la última lanzaba uno de sus abracadabras—. ¿Algo relevante a tener en cuenta con esta señora, queridas conocedoras mías de engendros de ultratumba varios?

Jotnar está en A4.

Postura: Mirada del Guardia de Hierro
Daño aplazado: 0/10

Iniciativa: 10

Lurzca frunció el ceño. Poco le importaba la conversación que estaban teniendo sus compañeros con aquel engendro del mal. Se trataba de un no muerto, uno especialmente inteligente, no como los esqueletos y zombies a los que Amessis acostumbraba convocar y que destacaban por su hediondo olor a putrefacción, ésta al menos hablaba... Al menos lo hacía hasta que Amessis le mando callar.

Lurzca avanzó rauda hasta donde se encontraba la bestia de afilados colmillos. Cargó su hacha y colocó su filo contra el cuello de la criatura. Miró entonces a sus compañeros, en especial a Nepthis. A su orden desprendería la cabeza del cuerpo, por muy bella que fuera a ojos de Amessis aquella chupasangre.

Movimienro hasta B8 y prepara acción: atacar, si la bestia se mueve.

La vampiresa fue a decir algo, posiblemente fuera a responder de forma amable a los halagos que Amessis le había dedicado, pero no tuvo tiempo de nada. El conjuro que la propia nigromante había formulado, dejó totalmente inmóvil al ser retornado de la tumba. La vampiresa se quedó tan paralizada, que hasta perdió la posibilidad de mover los labios y la lengua y con ello, también el habla.

Inciativas:

Amessis 22 lanza Halt Undead
Vampira 13 inmovilizada.
Nepthis 12
Jotnar 10
Lurzca 8

—Lurzca, trocéala —dijo sucintamente Nepthis.

Retraso ini hasta después de la melé.

Lurzca asintió con la cabeza. Acto seguido elevó el hacha y décimas de segundo después ésta silbó en dirección al cuello de la no-muerta. Un golpe seco cercenó el cuello de la bestia quedando el filo del hacha clavado en la pared mientras el cuerpo se desmoronaba y la cabeza rodaba por el suelo. 

- Hecho. - Comentó lo evidente. 

-Baia... -murmuró Amessis al ver lo rápido que Lurzca había despachado a la vampiresa-. Jolín, ¿por qué no habéis esperando para hablar con ella? Pobrecita.

Tocó el cadáver con la lanza y luego miró al hombre.

-Bien, ¿qué te duele? Dile a Nepthis donde es y ella te curará.

Jotnar parpadeó anecdóticamente con lo absurdo de la situación. Luego se encogió de hombros.

—Lo tomaré como un "no".

Apreciaba lo absurdo de la situación.

—Porque la dejaste más tiesa que alguien recién visitado por el cobrador de impuestos, querida—comentó mirando a Amessis mientras se acercaba él también—. Aparte, seguro que nos decía lo tipico de "abandonad toda esperanza" blablabla... o algún insulto de esos que van unidos a una amenaza sobre arrancarnos alguna parte del cuerpo y bebérsela.

Se giró entonces hacia el tipo y le dio unos golpecitos suaves con el extremo de la empuñadura del hacha.

—Eh, tú ¿sigues vivo?—dijo. Con aquel aspecto la verdad es que no esperaba realmente que le fuera a responder, pero aún respiraba así que se redirigió la vista hacia Nepthis—. Mmm... ¿puedes hacer algo por él?

Aquel hombre, falto de energías alzó lentamente la mirada costándole más de la cuenta enfocar. Se trataba de una mirada cansada, que denotaba que aquel joven estaba al borde de sus fuerzas y prácticamente andaba entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Cuando finallmente logró atisbar de donde venían las voces, viró el gesto hacia uno algo menos apesadumbrado del que mantenía, aunque tampoco se notó demasiado, pues parecía como si ya hubiera aceptado su destino.

- Sigo aquí. - Respondió con un hilo de voz. Trató de ponerse en pie, pero le fue imposible, no tenía fuerzas suficientes. - Nos separamos y luego nos rodearon... - Comentó. - ¿Faräh? - Llamó a algien, pero no obtuvo respuesta y sus ojos empezaron a cerrarse.

Nepthis se acercó al moribundo con cautela. Primero, se aseguró de que aquel incauto no tuviera síntomas de irse a convertir en un engendro vampírico. Después, extrajo un cetro cubierto por tiras de cuero adornadas con símbolos solares.

—Puedo —respondió con parsimonia, como si el hombre no estuviera muriéndose—. Lo que le duele es obvio, Amessis querida. La vampiresa lo ha dejado seco.

Avanzó hasta el hombre, canalizó el poder a través de su cetro y le tocó con el extremo.

Nepthis usa 1 carga de su cetro de restablecimiento corporal. Jared recupera 4 puntos de Con.

La recuperación de Jared fue prácticamente instantánea. Su tono de piel mortecino, empezó a mejorar nada más ser tocado con el cetro de Nepthis. El joven mercenario recuperó fuerzas y trató de ponerse en pie. Aún no estaba del todo recuperado y cuando Lurzca se percató de ello, le ayudó a levantarse.

- ¿Dónde está Faräh? - Preguntando de nuevo mientras buscaba en todas direcciones. - Estábamos juntos hace... - Se llevó la mano al mentón. - Tenemos que buscarle. - Se mantuvo unos segundos en silencio. - Tenemos que buscarles a todos. - Confirmó. - Cuando entramos en la tumba avanzamos por un pasillo... - Tomo aire. - Cuatro criaturas no-muertas aparecieron de la anda y nos rodearon. Tenían unas garras enormes... - Tragó saliva. - Pudimos escapar rompiendo el sello de una puerta y allí fuimos asaltados por cinco chupasangres. Allí nos dividimos y yo me quedé con Faräh. No se donde fueron los demás...

—Bueno... para empezar, por increíble que parezca no poseo el don de la clarividencia: ¿quien coño es Faräh?—Jotnar se encogió de hombros—. ¿Deduzco que sois los mercenarios que contrataron para arreglar este desastre?

Cuando Jared comentó que no se les había ocurrido nada menos chapucero que huir rompiendo el sello de una puerta desconocida hacia lo desconocido en lugar de intentar regresar por donde había venido, hizo girar ligeramente los ojos en redondo.

«Claro, ¿qué podría empeorar al hacer eso?» resopló para sus adentros «Nenazas»

Carraspeó diplomáticamente.

—Hemos visto a esas cosas de las garras largas antes. Ya no darán más por el saco, no te preocupes—comentó—. ¿Por "dividiros" te refieres a que tus compañeros siguieron corriendo como pollos sin cabeza hacia otra parte? No hemos visto a nadie más de momento salvo a ti. Ni más sellos rotos. O se los ha comido el portal ese de ahí, o se los están comiendo los chupasangres de dentro de la pirámide, o se fueron por alguna puerta sin sellar. O han encontrado un oportuno pasadizo secreto en alguna pared por el que perderse.

- Cinco de esas harpías chupasangres nos rodearon en la sala de la pirámide. - Comentó. - A partir de ahí nos dividimos, nos vimos desbordados... - Resopló. - Si, somos parte de los mercenarios que contrató ese maldito mercader para investigar este lugar... - Jared se limpió el polvo de la ropa y recogió su espada curva, tirada en el suelo. - Faräh es mi amigo. El portal no se lo ha tragado. No lo creo al menos... - Examinó el portal con cierta incredulidad. - Yo creo que se quedó atrás... - Comentó mirando en dirección a la puerta por donde habían accedido momentos antes.

—No nos hemos cruzado con nadie más —respondió Nepthis, alejándose de Jared—. Acompáñame, Amessis querida. ¡Pero no toques nada!

La Madre Favorecida se dirigió al portal, con cautela, e inspeccionó las runas más de cerca.

Ahora, sí, Nepthis examina los grabados más de cerca. Elige 10 en los saberes pertinentes (13 en Arcano o Los Planos, 28 en Religión). Si Amessis tuviera Saberes más altos que ella, ayudaría acción para darle un +2.

-Ah, Farah -dijo Amessis tocándose el labio con un dedo mientras pensaba-. Si es la misma chica, es una muchacha hija de un señor de la guerra del desierto que vivían en el exilio cuando fueron expulsados de su reino y se quedó colgada de Asteirm, el líder del grupo; si no recuerdo mal, intentó convencerlo para montar una revolución y recuperar su patria, a lo que él se negó. Lo último que supe es que la abandonó en el desierto, así que no sé qué estará haciendo aquí. Perseguirle, supongo, para que acepte su amor de una vez por todas. Ah, pero has dicho amigo, ¿Faräh no es una chica?

A la nigromante aquella historia le parecía super interesante, habría seguido hablando sobre ello si Nepthis no le hubiese pedido que la acompañase de vuelta.

-¿Qué estamos buscando, exactamente?

Dijo, mientras tocaba las runas.

Saber religión y arcano 16 cada uno, por si puedo apoyar con un +2 a Nepthis.

Acerco la mano para tocar una runa y ganarme la maldición correspondiente.

Jotnar le dio un manotazo en la palma a Amessis cuando fue a tocar la runa como quien regaña a alguien que quiere agarrar una galleta del tarro sin permiso.

—¿Qué te tengo dicho de tocar cosas raras, brillantes, desconocidas o todo a la vez en tumbas, templos subterráneos, ruinas perdidas donde Elminster perdió la pipa y sitios similares, jovencita?—dijo esgrimiendo un índice—. Mantén esos deditos quietos.

- ¿Una chica? - Dijo confundido Jared. - No... no... - Dijo para si mismo, aunque se evidenciaban ciertas dudas. - Él es un hombre... - Decretó sin parecer del todo convencido. 

Miró entonces a Nepthis y acto seguido alzó la mirada tratando de ver a través de la puerta por donde habían llegado sus salvadores, que era lo que habían dejado atrás y evidentemente, si podía locaizar a su amigo. 

- ¿Está segura de que no ha visto a nadie allí atrás? - Preguntó. - Faräh tiene que estar allí. Eso es seguro.