Partida Rol por web

-Eres inteligente, de eso no cabe duda. Actúas con mucha prudencia y estoy seguro que eso te ha librado de muchos problemas. Aunque a veces no llamar la atención no libra a uno de los ataques, algunos podrían robarte solo por el hecho de quitarte la ropa. ¿No llevas nada con lo que defenderte si te vieras en una situación desagradable? Además también hay animales ahí fuera que si están muy hambrientos podrían atreverse a atacar a un humano solitario, aunque sigo pensando que las personas son más peligrosas que cualquier animal. Me alegra que no hayas tenido percances, aunque me hubiera gustado escuchar alguna historia o anécdota mientras llegan Juggernaut y Arianna. Al menos en este viaje no tendrás que preocuparte, no creo que nadie nos ataque.

Dace señaló a sus hombres formados en la retaguardia y después se giró levemente para mirar directamente hacia Jade.

-¿Crees que deberíamos ir a buscarlos? Le preguntó a la muchacha acompañando sus palabras con una sonrisa. Sabía que la chica no expondría su opinión, nunca lo hacía, pero a veces sus contestaciones le hacían soltar una risotada. Si Dace simplemente le hubiera dicho que los fuera a buscar sabía que ella se podría a ello de inmediato sin dudar, pero privarse de su respuesta o de la cara que podría poner era algo a lo que no estaba dispuesto a renunciar. Apreciaba esa extrema inocencia y desconocimiento de muchas cosas y la forma de ser de Jade, tan opuestas a lo letal que se convertía cuando se trataba de matar, alguien que no la conociera bien seguramente no la tomaría en serio y ese sería su último error.

-Con algo hemos dado, sí -dijo Juggernaut que había trotado tras Arianna hasta alcanzarla y después la había adelantado, siempre al trote, haciendo gala de su carácter bromista y... competitivo-. Un buen mapa, creo, pero nos gustaría compararlo con el que me mostraste y cubrir las posibles lagunas entre uno y otro. Así que si no te importa guiarnos. Además, tus ojos están acostumbrados a los detalles y quizá podrías ayudarnos en nuestra tarea -señaló Juggernaut-. Y se llama Arianna -dijo guiñando un ojo al bibliotecario-. Este lugar de fijo que la vuelve loca.

-Solo un poco...-contestó lentamente, quitando importancia a sus sentimientos en aquel lugar, cuando escuchó a Jug pronunciar su nombre y comenzó a prestar atención a la conversación que estaba teniendo su compañero con el bibliotecario. Pero había contestado sin volver la mirada siquiera a sus dos interlocutores, ya que sus ojos saltaban de título en título, de volumen en volumen, de estantería en estantería y sus pasos tiraban de ella hacia el interior. Solo haciendo uso de una gran fuerza de voluntad consiguió detenerse, aunque no volverse a ellos dos cuando habló- Es increíble lo que tienes aquí, bibliotecario -exclamó mientras miraba uno de los volumenes y leía su título con cuidado, pero sin llegar a tocarlo. Si se dejaba vencer por la curiosidad, Jug tendría que sacarla de allí en brazos y pataleando como una niña pequeña. Sería mejor centrarse en lo que tenían que hacer- ¿Comenzamos? No tenemos mucho tiempo... -dijo dándose rápidamente la vuelta y mirando a Jug.

El bibliotecario os conduce hasta la sala dónde se encuentran los mapas y vuelve a extender sobre la mesa el mapa que le había enseñado antes a Juggernaut. Os presta todo el material necesario para copiar el mapa: plumas, tinta, salitre... Y además se queda con vosotros por si necesitáis algo, aunque su presencia es más bien accesoria, no parece muy inclinado a participar en el proyecto.

Los ojos del color de la miel de la pequeña chica negra, se abrieron al máximo cuando Botines empezó a contar. En su mente limitada se imaginaba esas caravanas y la variedad de mercancía que deberían llevar. Los vio por los mercados cuando perseguía a alguna víctima. Los colores de las telas o de las especies la atraían como la luz atrae a un mosquito. Por desgracia nuca pudo tocarlas, sería poner en peligro la misión y eso era inadmisible.

Ella vestía de negro y solo tenía colores en sus rastras de hilos que encontraba por el suelo cuando todo el mundo marchaba del mercado. Al final, Jade asintió. Era cierto, Botines no parecía llevar nada de valor consigo. Asintió con más entusiasmo al ver que Dace le decía que esperaba haber escuchado alguna anécdota. Cambió enseguida el modo en el que movía su cabeza y negó efusivamente. No era de hablar, pero aquel momento lo exigía.

- Puede que yo marche y ellos lleguen y luego enviaras a ellos a por mí y pasará lo mismo. O no, la muchacha era buena en rastrear a las personas, pero sus compañeros también eran buenos en no dejar indicios de sus movimientos. Haré lo que me mandes, dijo al final, aunque sus ojos mostraban claros indicios de preferir estar ahí y escuchar alguna historia. Sus pupilas se movían de un hombre al otro y al final puso la pregunta que rondaba por su mente. ¿De verdad no tienes nada que contar de tus viajes? Se dirigió a Botines mientas se sentaba con las piernas cruzadas y no le quitaba el ojo de encima al hombre.

Con la ayuda del bibliotecario conseguís hacer una buena reproducción en un tiempo razonable, sobre todo teniendo en cuenta que os estarán esperando. Reproducís todos los detalles de la zona que os parecen relevantes consiguiendo un mapa mucho más detallado que el que teníais inicialmente, sin embargo, no hay nada que parezca indicar la presencia de ruinas de ningún tipo en las inmediaciones de la aldea. Se trata de algo generalizado, pues si miráis en otros puntos del mapa tampoco encontráis referencias de ese tipo.

Incialmente es un hecho que os extraña, pero rápidamente recordáis la palabras del anciano del mercado: si las ruinas de la Primera Edad aparecieran en los mapas, aunque fuera de forma velada, los Vástagos del Dragón ya habrían envíado a sus hombres a explorarlas y saquearlas. Es una pena pero, por otro lado, es una alivio, pues eso significa que gran parte de los vestigios de vuestra herencia Solar pueden aún seguir intactos en lo más profundo de ruinas jamás encontradas.

Lo bueno es que tenéis una buena descripción de la geografía del terreno cercano a la aldea, si efectivamente lo que estáis buscando se encuentra allí cerca (cosa de la que no podéis estar en absoluto seguros) sin duda el mapa será de utilidad.

- Así que queréis una historia ¿eh? - dice, sonriendo.- ¡Genial! ¡Tengo cientos de historias! Pero como veo que sois un público difícil de impresionar sacaré la artillería pesada. Os contaré lo que hasta la fecha es lo más impresionante que he visto nunca... - carraspea para aclararse la voz y comienza su historia.- Hace unos años estuve viajando por el mar del Oeste, como sabéis está plagado de pequeñas islas e islotes, algunas tan pequeñas que apenas hay una o dos casitas de pescadores que viven exclusivamente del mar. Allí el mar lo es todo, es tanto fuente de vida como de muerte. En muchos de estos pueblecitos de pescadores se escuchan muchos dichos como "Lo que da el mar, el mar lo quita del mismo modo", muchos veneran el mar casi como si fuese un Dios. En mis viajes por la zona escuché cada vez con más frecuencia algo acerca de un pueblecito que había sido destruido por completo, de la noche a la mañana, ¡Zas! de un plumazo. Parecía poco creíble pero el rumor era cada vez más frecuente y cada vez había más datos: que no había sido una tempestad, ni una crecida, no había tenido que ver con el mar en si pero si con algo que había venido del mar - hace una pequeña pausa para añadir misterio a la historia.- Decidí que tenía que comprobar si aquello era cierto e hice todo lo posible por encontrar el lugar. No fue fácil pues había información contradictoria, pero al final conseguí viajar hasta la isla correcta y llegar hasta el pueblo... lo que quedaba de él. Todo era cierto, hasta un nivel que no podéis ni imaginar... No es que el pueblo estuviera destruido, es que había sido borrado del mapa. Se veían restos aún que corroboraban que allí había habido algo alguna vez, pero gran parte de lo que un día fuera un pueblo se había convertido en un acantilado casi perfecto... Era como si alguien lo hubiera esculpido, paredes completamente lisas y verticales. Al principio no lo entendía pero llegué a una terrorífica conclusión... ¿Sabéis por dónde voy? - pregunta sonriente, para ver si sois capaces de imaginar de lo que se trata.

Juggernaut se separó un tanto de la mesa y de los dos mapas y exainó con ojo crítico el resultado.

-Tiene buena pinta, ¿no? Y en cualquier cosa, más no podemos hacer. Ni podemos permitirnos el lujo de perder más tiempo. Así que recojamos esto y en marcha -dicho lo cual comenzó a enrollar cuidadosamente el mapa adquirido y remodelado-. Y gracias por tu ayuda, bibliotecario. Si algún día necesitas algo, manda buscarme y te aseguro que haré cuanto esté en mi mano por echarte un cable. Venga, Arianna, venga. Dace nos espera...

Juggernaut guiñó un ojo a la mujer cuyo rostro cubierto rara vez dejaba traslucir nada. Fuera, sobre algún tejado, estaría su leopardo, aguardando paciente el regreso de su ama.

-Tienes razón Jade, será mejor que los esperemos aquí. Dijo con una gran sonrisa para después volverse hacia Botines. Ahora si que tendrás que encontrar algo para contar, no querrás decepcionar a Jade ¿Verdad?

Parecía que Botines finalmente había encontrado algo que contar así que Dace se acomodó sobre su caballo dispuesto a escuchar la historia que estaban a punto de ofrecerle. Lo hizo con atención y sin interrumpir, intentando no perderse ningún detalle. A Dace no le gustaba mucho el mar, prefería la tierra firme, pero una historia era una historia y esta prometía ser interesante. Cuando Botines terminó Dace se quedó pensativo mientras frotaba su mentón con la mano intentando hacer brotar alguna idea, aunque la historia le había dejado sin muchas.

-¿Un acantilado? ¿Tal vez el pueblo había sufrido un terremoto o un gran desprendimiento de tierra y se había hundido en el mar?

Dace no tenía ni idea de lo que podía haber pasado, así que dijo lo primero que se le ocurrió, aunque no fuera en absoluto brillante.

Botines pasa su mirada de uno a otro antes de contestar.

- No, nada de eso, la realidad es mucho más sorprendente - dice, sonriendo.- Un terremoto habría dejado un acantilado irregular, aquel era casi perfecto y ya te he dicho que nada de tempestades... aunque lo que provocó aquello seguro hizo notar su presencia en toda la isla... ¿Habéis oido hablar de los Behemoth alguna vez? Pues uno de esos seres destruyó el pueblo... ¡Se lo comió de un bocado!

A toda prisa abandonáis la biblioteca con la sensación de haber hecho un buen trabajo. El viaje dirá si el mapa resulta útil o no, pero eso es algo que no se puede predecir.

Rápidamente tomáis una calle principal, que atravesando la ciudad os llevará directamente a la puerta de entrada, el punto de reunión. La posición del sol os indica claramente que os habéis demorado más de lo esperado.

Dace nunca había escuchado hablar de una criatura semejante, además esta se había comido un pueblo entero de un bocado, le parecía un poco increíble, no podían existir semejantes bestias...

-¿Un Behemoth? Jamás escuché ese nombre, ni tampoco de ninguna criatura capaz de lograr ese desastre. Si fuera cierto nadie podría detener a semejante peligro y todos estaríamos condenados a morir en sus fauces.

Bueno quizás con un ejército muy grande si pudieran vencerlo, pero ahora mismo no era capaz de imaginar que una criatura así pudiera existir.

-Jade ¿Tu has visto u oído hablar de alguno? La chica había viajado mucho y quizá había visto o escuchado algo, aunque de ser así seguramente lo hubiera comentado en algún momento, nadie podía quedarse impasible ante aquello.

-Llegamos tarde, llegamos tarde -canturreó un Juggernaut nervioso por el retraso mientras avanzaba por la calle principal en dirección a la puerta de entrada en la que les estarían esperando-. Y eso supone tener que oír a esa negra histérica diciendo algo que solo entenderá ella, pero que incluirá las palabras, matar, sangre y dolor. Y no necesariamente en ese orden. Arianna, muy en serio, ¿tú crees que Jade está bien de la cabeza? Vale que sea un poco introvertida y que le cueste entender conceptos simples como sopa o tenedor -dijo claramente sarcástico-, pero a veces creo que vive en otro mundo que funciona con unas reglas distintas a las nuestras. Y eso... no sé... no está bien. Es tan distinta al resto. Y lo digo en serio. Creo que ahí dento algo no funciona como debiera y me preocupa. Tengo miedo de que algún día eso termine de romperse. Y ese día, tendremos un serio problema entre manos. Si fuera una mujer normal y corriente ya sería un problema. Dado su poder y sus capacidades, el problema se multiplica exponencialmente. Sí, exponencialmente -dijo mirando un instante a Arianna en su rápido caminar-. Sé lo que significa.

-Gracias-susurró Arianna al bibliotecario cuando salia arrastrada por la energía de Jug más que por su propia voluntad, que luchaba por permanecer en el interior de aquel lugar solo unos minutos más, los necesarios para poder ojear un par de libros de aquellas estanterias.

Tuvo que echar mano de toda su fuerza de voluntad para caminar al exterior y volver a salir a la deslumbrante luz del día y, solo cuando las puertas de la biblioteca se cerraron tras ella, dejó atrás su eterna curiosidad por sumergirse en todas aquellas páginas. Cuando volvió a la realidad, vio a Jug a varios metros de ella, caminando alegremente y con buen paso hacia el campamento. Se ajustó bien el pañuelo a su rostro, con aquel movimiento que ya casi era automático, y aligeró el paso tras él hasta ponerse a su altura.

-Si hubieras llegado antes, te hubiera recibido con las mismas palabras, no te preocupes por eso -le contestó tranquilamente- A lo mejor su mundo y sus reglas son las correctas, ¿nunca te lo has preguntado? -le preguntó mientras buscaba distraídamente con la mirada algo entre la gente y en los tejados de las casas- Pero aunque no sea así, siempre que este con nosotros estará bien. Nada se romperá.

Su mirada se quedó quieta un instante mirando encima de uno de los tejados y sus ojos se cruzaron con los brillantes ojos que estaba buscando. Ryuusei la miró fijamente y bajó levemente la cabeza un instante antes de comenzar a caminar en la misma dirección que ellos sobre los tejados, majestuosamente, sin esfuerzo y sin hacer el más mínimo ruido allá arriba.

-Así que...¿me consideras un problemas a mi también? Interesante.

Debajo del pañuelo no pudo evitar esbozar una sonrisa, aunque sí, sabía de que estaba hablando él y por qué lo hacía. Había veces que intentar comprender a Jade era una verdadera odisea.

- Pues son muy reales, ya lo creo - responde Botines.- Tampoco hay que preocuparse mucho por ellos, son enormes, si, pero son fuerzas de la naturaleza... En realidad no se diferencian mucho de una tempestad o un huracán, son devastadores pero no podemos conrolarlos - se encoge de hombros.- Por lo que pude averiguar a este en concreto lo llaman Leviatán y al parecer ya se ha comido más de una isla entera. Algunos marineros afirman haberlo visto, dicen que es como una especie de gusano gigante, dicen que su tamaño es inabarcable y su boca es tan grande que casi podría tragarse Nexus de un sólo bocado... Es increíble que existan criaturas así en este mundo... no sé vosotros pero a mi me encantaría ver uno de esos bichos alguna vez en mi vida.

Tras una animada charla mientras os desplazáis a toda prisa entre la multitud de gente que abarrota las calles, llegáis casi sin aliento a la plaza dónde se encuentran las puertas de la ciudad. Enseguida veis a los hombres de Dace, parece que se han apartado para no molestar el tránsito. Al otro lado de la plaza veis a Jade y a Dace hablando animadamente con Botines.