Partida Rol por web

El viaje dura apenas un instante y aparecéis en un lugar completamente distinto como quién atraviesa una puerta cualquiera. Os encontráis en mitad de un frondoso bosque, con enormes árboles que casi no dejan pasar la luz del Sol.

Frente a vosotros, completamente rodeado y sumergido por la vegetación y la maleza, encontráis un enorme edificio construido en oro y marfil, aunque tremendamente deslucido por el la acción del tiempo.

El bosque está en calma, apenas se oyen los sonidos de los pájaros y los insectos. Es una calma casi sobrenatural.

Por suerte, el vórtice se mantiene aún abierto. Su aspecto desde este lado es exactamente igual que desde el otro, sólo que en esta parte se encuentra flotando en el aire.

Tras la luz la oscuridad. Tuvieron que pasar unos segundos antes de que Juggernaut lograra distinguir perfectamente lo que había a su alrededor, oscurecido por la frondosa cubierta vegetal que luchaba contra el sol. Su primera reacción fue volverse para comprobar que la puerta atravesada aún permanecía abierta, pero verla suspendida en el aire no le inspiró gran confianza. A fin de cuentas, la puerta de acceso se había abierto en una pared con grabados y dudaba que en a esa altura, en el aire, la salida pudiera conjurarse de igual modo. Si se cerraba aquello podían estar en un brete.

Se giró antes de hablar. Los escasos sonidos, impropios de un bosque espeso como aquel, acrecentaron su desconfianza. Las ruinas devoradas por la vegetación, hicieron que empuñara con más fuerza sus armas.

-Ya hemos visto lo que hay. Deberíamos volver a por nuestros compañeros y hacer el viaje juntos. No me gustaría dividirnos inútilmente y no sé cuánto permanecerá eso abierto -un vago gesto hacia el vórtice aclaraba sus palabras. Miró arriba, buscando la posición del sol, tratando de saber la hora lo cual quizá le permitiera saber cuánto habían viajado en distancia. Miró árboles, terreno, cualquier cosa que le permitiera hacerse una idea de dónde estaban. Y de igual modo, se fijó en el suelo. Aunque no era Jade, si habían huellas, ramas quebradas o cualquier otra cosa querría decir que por allí alguien había pasado. Quizá los que antes estuvieron en la sala que acababan de abandonar.

No encuentras pisadas entre la hierba ni ningún tipo de rastro, de hecho te parece que, a juzgar por la tranquilidad que se respira, por allí no ha pasado nadie en mucho tiempo.

Mientras esperas la reación de Arianna, que parece estar observando el lugar con detenimiento, miras hacia las copas de los árboles y descubres una especie de chozas. Es algo así como un poblado en los árboles, con sus chozas conectadas entre sí mediante puentes colgantes. La altura de los árboles da un poco de vertigo, pero crees que sería posible trepar de alguna manera.

Las patas de Ryuusei aterrizaron suavemente en la hierba y, casi inmediatamente, se aplastó levemente en el suelo, preparado para atacar si alguna amenaza se acercaba a su posición.

Levantó su hocico y husmeó el aire, en busca de algún olor que le sugiriera algo peligroso cerca.
 

Al cruzar el vórtice, una claridad inesperada los alcanzó, lo que hizo que Arianna se llevara una mano a los ojos para protegerlos del exceso de luz. Pero a la vez, luchaba por ver lo que había tras sus dedos, no sabía donde estaban y si había algún peligro cerca. Intuía a Ryuusei cerca de ella, por lo que sabía que si había algún problema, él daría la voz de alarma, pero aún así, no se atrevió a dar un paso más hasta que pudiera ver con normalidad.

Tras unos cuantos parpadeos, pudo por fin bajar su mano y ver con claridad el lugar al que el vórtice los había llevado.

-¡Es un bosque!-exclamó entre sorprendida y extrañada, no se esperaba llegar a un lugar así. Había esperado otra sala similar a la de partida. Se volvió en busca del vórtice y allí estaba, suspendido en el aire detrás de ellos-¿Todos bien?-preguntó a Jug a su lado y a Ryuusei-Es un bosque... mira que árboles, Jug. Nunca he visto nada igual...-su mirada se perdía en las alturas. Eran los árboles más altos que nunca hubiera visto.

¿Donde estaban? ¿Qué era aquel sitio? Miró a Ryuusei, atento a cualquier cosa que se les pudiera acercar, y echó un vistazo alrededor. Todo era verde. Verde claro, verde oscuro, verde brillante, miles de verdes. Y blanco y oro. Inclinó su cabeza levemente hacia un lado al detectar un edificio entre la maleza y los árboles.

-No creo que se cierre, Jug.... ¿has visto eso?-preguntó señalandole el edificio a su compañero-Esta fuera de lugar aquí, en mitad de este bosque.¿Eso dorado es oro? Ryuusei...¿algún peligro?-le preguntó a la bestia que se habia adelantado varios pasos olisqueando el terreno. Lo primero era saber si estaban seguros allí, por lo menos inicialmente.

Se encogió de hombros. Que fuera oro le resultaba indiferente. Al menos en ese momento.

-Confiaré en tu palabra acerca de ese portal. Pero seamos prudentes. No estamos solos -dijo en un tono que parecía casual pero que encerraba la alarma necesaria-. En lo alto, en las copas. Hay chozas, una especie de poblado. No alcanzo a ver o distinguir si hay gente, pero no creo que los frutos de esos árboles crezcan con esas formas. Hay mucha altura y aunque podríamos subir, llegar hasta allí no va a ser fácil. Al menos si decidimos que eso es lo que hay que hacer.

Una especie de templo abandonado, un bosque frondoso, un poblado de cabañas en lo alto de los árboles. Para Juggernaut eso quería decir varias cosas. De un lado que el suelo no era seguro o las cabañas no estarían donde estaban. De otro que aquellas gentes, fueran quienes fueran, no habían querido abandonar las inmediaciones de la construcción, así que posiblemente tendrían algún tipo de culto relacionado con él y por lo tanto, intentar entrar sin contar con su permiso desencadenaría hostilidades. Y sin saber cuántos eran, aquello era un problema. Pero todo aquello no lo dijo en voz alta. De seguro que Arianna llegaría a la misma conclusión.

Ryuusei parece tranquilo, después de husmear un poco en los alrededores no encuentra nada resaltable y vuelve junto a Arianna. Una vez que Juggernaut se lo indica, Arianna puede ver las chozas en las copas de los árboles. La extraña calma del lugar hace pensar que las chozas están totalmente deshabitadas, aunque es imposible saberlo desde allí abajo.

No había nada que se moviera por allí. Al menos en apariencia. Juggernaut resopló un tanto y escupiendo en las palmas de las manos se encaminó a uno de aquellos árboles en cuyas copas se hallaba el poblado de chozas.

-No va a ser fácil, pero vamos a intentarlo. Tú quédate aquí, Arianna, y mantente alerta. Cualquier cosa, grita y bajaré lo más rápido posible. Prefiero ver si hay algo ahí arriba antes de aventurarme en esa construcción. Aunque quizá lo mejor sería que regresaras donde Dace y Jade y los trajeras aquí. Sí, me parece que es lo más correcto. Seguro que están preocupados por saber qué nos ha pasado. Venga, ve para allí.

-Ya, y dejarte a ti aquí solo. Dace me cortaría la garganta al enterarse-le dijo sonriendo, tranquila al ver que Ryuusei no percibía ninguna amenaza cercana y todo parecía tranquilo- Espera aquí dos segundos, voy a traerlos y exploraremos esto un poco. Estoy segura de que a Dace y Jade les gustará ver esto. No hagas nada hasta que volvamos, ¿vale?

Lo miró de arriba a abajo, evaluando si el hombretón sería capaz de esperar a que Arianna trajera allí a sus otros dos amigos.

-No tardo, no desesperes. Esas cabañas pueden esperar dos minutos....Ryuusei, cuida bien de este. Si se mueve, muerde- bromeó hablando con Ryuusei.

Y, echando un vistazo rápido alrededor, se adentró de nuevo en aquella especie de portal en busca de Dace y Jade.

Refunfuñó por lo bajo pero aceptó. A regañadientes, eso sí, aunque era consciente que ciertas aventuras mejor no hacerlas en solitario. Trepar por el árbol y exponerse a una caída sin que hubiera alguien cerca no era lo más inteligente. Pese a todo lo hubiera hecho de no habérselo prometido a Arianna.

Permaneció quieto, mirando cómo la maga se adentraba en el portal y cruzó los dedos confiando en que llegara al destino original, no fuera a ser que acabara en otro sitio. Y sin su pantera. Frunció el ceño y miró al felino.

-No es buena idea que vaya sola. Acompáñala no sea que ocurra algo que no deba -no sabía si el felino le entendería, pero por si acaso acompañó sus palabras de un gesto en dirección a la mujer.

Arianna cruzá de nuevo el portal, desapareciendo instantáneamente. Juggernaut está ahora a solas con Ryussei, que decide sentarse cerca del portal a esperar a que vuelva Arianna.

No parece que Ryussei vaya a hacerte el menor caso. Al menos eso significa que no detecta ningún peligro cerca, de lo contrario estaría alerta y te defendería llegado el caso.

Mientras esperas el regreso de Arianna te das cuenta de que aún quedan restos de escalinatas y lianas que conducen al poblado a través de los árboles. Así que, a pesar de que los árboles son realmente altos, te parece que no será muy difícil trepar hasta arriba.

Estaba aburrido de esperar. Le parecía que llevaba mil años allí y que en sus sobacos había empezado a crecer musgo. Se acercó a uno de los troncos y observó las lianas y lo que parecían las ruinas de una escalinata para acceder a las copas en las que se encontraba el poblado. Tironeó de las lianas, para comprobar su firmeza y pisó con precavida fuerza los primeros escalones. Si usaba los dos parecía que aquello aguantaría y que podría alcanzar el techo de los árboles. Miró atrás, donde descansaba el leopardo, un tanto abúlico. Seguro que se aburría tanto como él.

Ja, ja, ja, pero tú no tienes manos para trepar, pensó.  

Y sin pensarlo dos veces, se lanzó a subir hacia las chozas de lo alto.

Lo observaba tranquilamente, hasta que Jug decidió subir.

Se puso rápidamente en pie, mirándolo atentamente, moviendo el rabo de un lado a otro lentamente, pero sin separarse un paso de donde estaba.

Por ahora.

Sin mucho esfuerzo consigues trepar hasta la copa de uno de los árboles. La vegetación es realmente densa, e incluso allí arriba sigue siendo difícil ver algo a través de las hojas de los árboles. Sin embargo, la tenue luz es más que suficiente como para ver lo que tienes alrededor.

Te encuentras en una pasarela de madera junto a una de las chozas que habías visto desde abajo. Es un auténtico poblado en las copas de los árboles. Has subido por uno de los extremos, el otro extremo queda justo encima del tejado del edificio que habíais visto. Aunque hay polvo y vegetación en la superficie de las pasarelas y las chozas, te das cuenta de que todo se mantiene en buen estado, no tiene pinta de que las pasarelas vayan a ceder bajo tu peso.

Por lo demás, todo sigue en calma.

Juggernaut flexionó los brazos. El ascenso no había sido tan duro como se había temido y al escalinata y las lianas habían aguantado bajo su peso. Ahora miraba alrededor. Polvo y vegetación lo cubría todo como si nadie habitara en aquella zona. Pero alguien lo había construido. Eso estaba claro. Alguien que quizá ahora no estuviera allí pero que podría regresar en cualquier momento. Quizá un pueblo nómada que según la estación ocupara un emplazamiento u otro, en función de la caza y la recolección y de las lluvias.

Vislumbró el extremo de aquel conjunto de chozas. Parecía acabar encima de aquella construcción blanca y dorada y hasta donde el alcanzaba, si seguía por allí, podría llegar hasta su techo. Se rascó el cogote, dubitativo. Dace le echaría una buena bronca si empezaba a ir a su aire, pero también era cierto que podría ahorrar una buena cantidad de tiempo si se dedicaba a explorar. Refunfuñó por lo bajo, sin terminar de decidirse entre lo que le apetecía y lo que debía.

-Gñé, echaré un vistazo a esa choza. Si cuando salga no han llegado aún, ya veré qué hago -consciente de que la decisión ya la tenía tomada.

Entras en una de las chozas, agachando un poco la cabeza para no golpearte con el marco de la puerta. La estancia no es demasiado grande, aunque es oscura puesto que está a la sombra de las copas de los árboles. No se distingue gran cosa, pero claramente percibes un bulto colgado del centro de la choza.

Entornas los ojos y esperas unos instantes hasta que tu vista se adapta a la oscuridad. En ese momento lo reconoces: se trata de un cuerpo colgado por los pies. A pesar de lo macabro de la escena, no hay restos de sangre por ninguna parte. Además, te das cuenta de que más que un cuerpo es casi un colgajo de piel momificada, cómo si el cuerpo hubiese sido vaciado por dentro antes (o después) de haber sido colgado.

Frunció el ceño. aquello no le gustaba. No es que estuviera desacostumbrado ante la violencia o la barbarie, pero aquello indicaba cierta gratuidad que lo molestaba profundamente y una crueldad inaceptable. Salió de la choza y se aposentó sobre la pasarela. Miró hacia abajo, donde no parecía haber cambios. Respiró hondo y comenzó a avanzar en la dirección opuesta, aquella que quedaba sobre la enorme construcción.

El viaje dura apenas un instante y aparecéis en un lugar completamente distinto como quién atraviesa una puerta cualquiera. Os encontráis en mitad de un frondoso bosque, con enormes árboles que casi no dejan pasar la luz del Sol.

Frente a vosotros, completamente rodeado y sumergido por la vegetación y la maleza, encontráis un enorme edificio construido en oro y marfil, aunque tremendamente deslucido por el la acción del tiempo.

El bosque está en calma, apenas se oyen los sonidos de los pájaros y los insectos. Es una calma casi sobrenatural.

Por suerte, el vórtice se mantiene aún abierto. Su aspecto desde este lado es exactamente igual que desde el otro, sólo que en esta parte se encuentra flotando en el aire.

Llegáis al otro lado del vórtice y encontráis a Ryuusei sentado en el suelo, esperando tranquilamente. No se ve a Juggernaut por ninguna parte.