Partida Rol por web

Frenéticos alaridos inundaban la mente del fraile, clamando por abandonar la habitación y alejarse de aquella mujer —aquella... criatura— que hurgaba en los más recónditos y oscuros rincones de su alma. ¿De veras era tan trasparente? ¿Podía aquella desconocida leer sus pensamientos como si de un rollo de pergamino se tratara? El franciscano logró dar un tímido paso atrás, en un intento vano de ganar distancia, seguridad. Pero la penetrante y cruel mirada que le estudiaba, que le diseccionaba, le mantenía encadenado.

—Yo...,  no...  —intentó responder vacilante; tras inspirar un par de bocanadas de aire pudo volver a recomponerse— El Evangelio de San Juan, capítulo ocho, versículo siete, dice: «Y como ellos lo acosaran con preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: aquel que esté libre de pecados, que tire la primera piedra»... Todos albergamos dudas y miedos, mi señora. Dudas que en un hombre de Fe son consideradas pecado... —Giuliano no entendía cómo podía estar pronunciando tales palabras ante una desconocida, pero la presencia de Matrona Violetta le impulsaba a desnudar sus más terroríficos y ocultos sentimientos—. En mí se oculta un hombre perdido... Un hombre como tantos otros en este mundo dejado de la mano de Dios...

Tal revelación, pronunciada por vez primera en voz alta, hirió de muerte la fe que anidaba en el corazón del sienés. Fue un solo paso en las tinieblas del pecado, pero tal vez el primero de tantos.

El frío tacto de la empuñadura del látigo podía sentirla en mi mano. Era una sensación maravillosa volver a tener un arma, un objeto de poder y destrucción. Pero más aún era saber que en aquella situación mi palabra era más poderosa.
Con dos rápidos movimientos de muñeca hice el látigo golpeara el suelo a ambos lados de donde se encontraba el sirviente.
-"Si aún te queda cierto sentido común, sabrás que acabo de evitarte gran sufrimiento y dolor con un final trágico para tu persona." le dije mientras le miraba a sus ojos. -"Puedes continuar con tus quehaceres....si tu señora te lo permite." continué dirigiéndome a la Noble.

Demostrar si tenía capacidad de liderazgo con un látigo en la mano no era precisamente demasiado inteligente.
La capacidad de un líder consiste en movilizar y dirigir a personas para un único fin; aquel que el líder quiere.
Y eso es lo que había hecho. El sirviente sabía que estaba en deuda conmigo y los presentes habían presenciado mi destreza con el látigo y mi bondad por salvar la vida al criado.
-"Señora....espero que mi capacidad de liderazgo haya quedado clara. Un líder ha de saber cuando emplear su fuerza y cuando el diálogo." dije devolviendo el látigo a la persona que me lo entregó y ocupando mi asiento de nuevo.
-"Continuamos...con la fiesta." sugerí

¿A sí?- Dice la mujer con una sonrisa que no te gusta, entonces demuestra que estas preparado  HAHAHAHAHAHAHAHAAH

La risa de la mujer suena como un eco dentro de tu cabeza, es en ese momento que sientes algo que nunca habías sentido, la palabra muerte aparecía en tu mente de manera obsesiva, los cuerpos de las personas que has matado, las tumbas, la pregunta si hay algo luego, si el infierno existe, la muerte comenzó a estar presente en ti, en tu cabeza... y no era agradable como se lo expresaste a la mujer.

En eso mientras estas paralizado tratando de calmar esos miedos en tu cabeza, ella alumbra al hueco que estaba al lado del hombre que recién habías enterrado vivo, y sin tener ninguna consideración por ti, de la misma manera que tu no tuviste consideración por el hombre  ella te lanza hacia el hueco, simplemente te empuja de una manera tan rápida que ni siquiera te das cuenta. 

Cuando caes sientes el sonido seco de la madera, estas en un ataúd, por más que intentas reaccionar y salir no puedes. El cajón se cierra solo ante tu cara, y sientes como la tierra te cubre, mientras tu aterrado solo puedes pensar en la muerte (*)

El aire se va terminando, esta oscuro, y hay un olor a tierra al rededor tuyo. Solo escuchas reir a la mujer, y sus sonidos poco a poco se van apagando como si se fuera lejos de ahí.

Vas cayendo por el tajado, tu idea es   recuperarte del golpe y volver a la cena. Tu pie te duele mucho… muchísimo… pero con todo y dolor  pones el musculo firme en una piedra en el tejado y frenas la caída. Es entonces que comienzas a subir, no ves a la mujer por ningún lado,  así que  piensas en como bajar las escaleras y alejarte de “la loca”. Vuelves a poner pies en el tejado firme, miras alrededor confundido, pues los tejados son confusos,  miras detrás de ti, no hay nadie… delante, tampoco…la mujer debió irse.

Comienzas a cojear buscando la salida, y  de repente sin que te lo esperes recibes un golpe en la nuca. Por más que hubieras deseado, no hubieras podido esquivar ese golpe, pues la mujer hace un segundo no estaba ahí.

 Caes de bruces sobre el techo, y quedas por un momento atontado por el impacto, es entonces que sientes  algo espeso y amargo en tus labios… y una frase que escuchas en tu oído.

Piensa que harías si pudieras caminar sin cojear… piénsalo.

Y sin poder moverte inmediatamente a pesar de la rabia hacia esa mujer lo piensas, en el momento que escuchas que se abre una ventana y alguien grita: “La cena ya está lista”

Por más que quieras, el golpe es muy fuerte y te sientes mariado, muy mariado.

Nadie te contesta nada y eso te causa miedo...

El hombre sonrie, y al rededor tuyo las personas que estan ahí tambien lo hacen. Lo cierto es que  Bajaret Al- Nazir te muestra el reloj de arena que habia usado desde el principio, viendose que se termina el tiempo.

Mmmm creo que el tiempo se acaba, y dado que no cumpliste con tu prueba, sere benevolo contigo, tienes cinco minutos para vivir. Vete.

Dice de manera seria, mostrando que ahora  tu serás la victima y el el cazador, acariciando su espada. Al parecer tienes una oportunidad de escapar.

La mujer se enfurece cuando ve que te has negado a golpear al hombre.  Eres un  cobarde...!Entonces no eres más que un cordero, y no un Leon!

El criado se levanta y sale corriendo hacía cocina mientras en tu interior sientes que la mujer se impone sobre tí, furiosa.

"Supongo que es momento de intercambiar lo papeles, dado que has demostrado que eres poco de lo que me pretendes vender"

Te dice con asco.

"Arrodillate" (*)

Por un motivo extraño sientes que debes hacerlo, debes arrodillarte, no quieres hacerlo, luchas contra esa idea, pero no puedes hacer algo distinto que hacerlo.

La mujer te mira detrás de esa máscara evaluando tu miedo y diciendo de manera agria las mismas herramientas que utilizas para defenderte.

“Mateo 7:15, Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces….”

Se rie acercando su mugrosa mano hacia ti y tocando tu mentón.

Mateo 23:27, Fariceos,  hipócritas que son semejantes a sepulcros blanqueados! Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.

La mujer se rie…

Yo también he leído la biblia….aunque temo, que usted se equivoca

En ese momento toma tu mentón y lo aprieta con gran fuerza y te dice

¿porqué esconde lo que eres?, hahaha , no escondas tu enfermedad, es demasiado bella para ocultarla en un rostro sin defectos ¡Luce tu vil interior ante todos!

En ese momento te suelta y pasa su mugrosa mano por tu rostro, puedes sentir un dolor desagradable como si se fundiera tu piel, y cuando abres los ojos, al frente tuyo hay un espejo y tu cara esta totalmente desfigurada como si fuera barro mal moldeado.

Es espantoso….

Fray Piccolomini no podía creer lo que le mostraban sus ojos. Ante el, agazapado en un espejo, una abominación desfigurada le contemplaba con una mirada desorbitada y confundida. El fraile dio un paso atrás, asqueado a la vez que asustado; la aberración hizo lo mismo. Un aullido penetrante y desesperado nació de los labios de la criatura, como el sonido de un alma quebrándose en mil brillantes y afilados pedazos. Giuliano tardó tan solo un par de latidos en darse cuenta de que él también chillaba horrorizado. Su corazón bloqueaba lo que su mente ya sabía, resistiéndose a ceder ante la posibilidad de que aquel monstruo, aquella bestia impía, fuera solo una imagen del mismo monje.

Y gritó. Bramó enloquecido. Lanzó un alarido de dolor y angustia terrible que rompió las endebles barreras de su psique. Era él. El demonio que se ocultaba en los rincones más oscuros de su alma... había salido a la luz.

No solo estaba turbado, sino tambien confundido. 

Al principio pensé que era cosa del vino especias,  pero cuando me cuerpo  me obligó a sumergir mi cabeza en el agua del barril, mi borrachabia ya había desaparecido.

Con ojos vidriosos por el agua que caía por mis cabellos y tosiendo confundido mire a mi anfitrión con sorpresa.

-le aseguró. ...ccoff, coff... que hago lo que puedo, coff... pero ...no se porque...cofff-  No terminé la frase cuando mi cabeza volvio a sumergirse de nuevo.

No tenia ni idea de lo que ocurría.  En mi sano juicio no haría esas cosas. ¿estaría realmente cuerdo? Vino a mi mente nuevamente una extraña sensación de hipnosis o similar. Nunca lo había experimentado, pero cada momento que pasaba con ese hombre pensaba ciertamente que podría tratarse  de un maestro de tal arte.

Una blasfemia, sin duda. Para los tiempos que corrían , dicha practica debía ser un gran secreto.

Esto me asustó.  Si realmente  quería saber tal arte debía ser digno... por decirlo de alguna manera. De otro modo este lord me mataría por ser conocedor de su secreto.

Y tener la cabeza bajo el agua, en un tonel, no era, desde luego, un gran punto a mi favor...Pronto comencé a temer, realmente, por mi vida. ¿Ahogado?bonito final,  Miguel...

Locos. Todos esos comensales estaban locos. Al ver la cara con la que Al-Nazir me anunciaba el final del juego me di cuenta de que esta cacería solo tenía un final en su mente, por lo que resolví correr. Sin embargo, no moriría ahí, al menos no bajo su mano.

Aprovechando el tiempo que me había dado, atravesé el salón y abrí la puerta de un movimiento, antes de cerrarla tras de mi. Sin embargo, no seguí corriendo más allá de ese punto, sino que desenfundé mi cimitarra y me puse en posición para dar una fuerte estocada a nivel de la cabeza en cuanto asome la cara por el umbral. Sin duda el monje guerrero no esperaría que me quede parado después del primer umbral por cinco minutos esperándole.

Al mercenario le sorprendió la maquiavélica risa de la dama con la que estaba hablando. Pero no fue eso lo único que le sorprendió de aquella extraña reunión que estaban manteniendo. Su cuerpo no respondía como era habitual y su cabeza estaba confusa, intranquila y torpe. La muerte vagaba sobre sus pensamientos aspirándolo todo a su paso. Pietro quería luchar contra esa sensación, pero no era capaz de hacerlo. Se encontraba atado por algo que no era capaz de identificar, tan indefenso como un niño en los brazos de un gigante.

Casi sin darse cuenta, se encontraba en un hueco excavado en el suelo. Encerrado como un vulgar criminal y sin poder hacer nada, eso era lo que le aterraba, su incapacidad para luchar. Para un hombre como él, no ser capaz de luchar era peor que cualquier tortura. Morir nunca había sido un problema para él si lo hacía combatiendo, pero en aquella ocasión no podía. Aquella mujer le había derrotado, la muerte se cernía sobre él y allí se encontraba, encerrado como una simple marioneta. las risas de la mujer continuaban sonando, aunque cada vez eran más lejanas, más confusas y más aterradoras. Allí encerrado en aquel ataúd, una única cosa pasaba por la mente de Pietro, la palabra muerte.

Fue evidente que todo fue una pantomima. Lo único que querían eran ver un espectáculo dantesco. Ver como un siervo era vilmente golpeado con un látigo....y por que no decirlo: tal vez hasta morir.
La tensión en el ambiente era tan pesado que algo me obligaba a arrodillarme, ain embargo eso no me impedía defenderme.
-"Me has pedido que demuestre mi capacidad de liderazgo y así lo he hecho. Si me hubieras pedido utilizar ese látigo hasta verte salpicada por la sangre de tu criado....también lo habría hecho. Pero que quede claro que eso no hubiera sido capacidad de liderazgo.. dije alzando la cabeza mientras la miraba a sus ojos.-"Y es más. Si estuviéramos al mismo nivel...en igualdad de condiciones; te demostraría tu gran error al llamarme cordero y no León." continué antes de terminar."Sin olvidar que estoy aquí en calidad de invitado."

Y justo en ese momento de locura y de total tensión, mientras ves tu carne desfigurada y en total locura sientes que por fin tus pies se liberan  y la puerta se abre. No puedes evitar salir  por la puerta gritando, totalmente fuera de sí, hasta que un golpe secó por la espalda te detiene y todo se pone oscuro.

Calla- dice la mujer con severidad- has demostrado que no eres digno de ser un lider, ni tu sangre te merece.

La mujer  se levanta y juguetea con el látigo-

¿Crees que tu sangre es valiosa?

Su voz era de frialdad

!Pues yo le daré valor!!!

Y en ese momento comienza a golpearte, no puedes moverte, tampoco gritar, pero cada vez que te golpea ella grita... "MÄS", "OTRA!", "UNA MÄS"

Cuando termina de golpearte te sientes realmente lastimado, a pesar de que no te quitaron los ropajes sientes tu espalda a piel viva. Y sin poder hacer nada escuchas que te murmura al oido...No eres un lider, eres cualquier cosa, creo que ahora es hora de cenar...¿te comportarás como un caballero en la mesa?

Y casi como si te controlara, sin poder decir nada, sin quejarte,  te levantas y te sientas en la mesa,  tu espalda esta muy lástimada, pero no puedes hacer nada, es como si ella te estuviera dominando la mente en ese momento.

Corres, te alejas y tras cruzar la puerta lo esperas con la intensión de defenderte. La puerta estaba cerrada y tu simplemente  esperabas con tu cimitarra en mano a que viniera.De repente sientes viento, era raro, el lugar estaba cerrado, y no había ventanas, y es cuando mirando sobre tu hombro  vuelves tu mirada al frente, y lo ves pasar como un rayo, un golpe en la nuca fue lo último de recuerdas además de un "estas muerto"
 

En cierto modo te das cuenta que el hombre esta disfrutando esto. Por un momento sientes que te ahogas, y   tu traje y tudo se moja, mientras lo haces, pero una vez el hombre ve que ya bien, con una sonrisa te dice.

¿quieres conocer los secretos?

Dice el hombre acercandote con la mano a la ventana del castillo la cual abre   mostrandose una gran altura y un vacío.

Sube por el alfeizar (es decir el borde de la ventana) y contempla la muerte...

Te mira esperando que aceptes o te niegues hacerlo. Estan realmente muy alto, y no sabes si él como hizo anteriormente te haga una mala jugada.