Partida Rol por web

- señorita Elizabeth... por desgracia desconoce muchas cosas sobre mí - no la trató de chan, que revelaba cercanía que hasta ese momento había mostrado, sino que la quedó mirando con esa misma expresión carente de cualquier color o sentimiento, dentro de su corazón se formularon muchas ideas, pero no las dijo, ni era el momento, dio un paso hacia atrás, inclinó su cabeza , en una reverencia muy formal, y volvió a ponerse en la posición que estaba antes con respecto a la última. Sentada a los pies de la cama, Natuk era la única capaz de decidir en ese momento el quedarse, el irse, el comer e incluso el ayudarlos. Temía que no quisiera ayudarlos por el miedo, ¿y si desaparecía? ¿sería suicidarse? Arrugó su ceño, ya le dolía la cabeza tantas preguntas, pero nuevamente las palabras de su espíritu interior repercutían en su cabeza. Deseaba que apareciera, antes podía aparecer a su voluntad, pero ahora que habia asumido su condición, no habia vuelto a suceder, aunque ella seguía siendo igual de traviesa e irrespetuosa.

Escuchaba la charla, atenta pero en silencio, las palabras iban y venían, al menos hasta que las palabras de Elizabeth se hacen presentes:

 Pero no vamos a hacerte nada, no hay nada que temer.

 - Excepto de la vampira - digo por lo bajo y con aire distraído.

Pero todo queda atrás cuando comienzo a ver el poder de Benjamin y me quedo embobada. ¡Otro que sabía como usar los poderes! Más tarde debería pedirle que me enseñe a usar los míos. Se notaba que tenía gran capacidad de manejo de los mismos, y algunos consejos seguramente podría darme.

Elizabeth habla a Natuk la chica la escucha y la mira un poco desconcertada, cuando le habla de la aldea baja la mirada y parece no hacer mucho caso cuando le dice lo de que necesitan su ayuda, seguía con la mirada agachada, en ese momento Ben le habla y le muestra sus poderes, la chica la mira pero parece no reaccionar, se notaba que estaba un poco superada por los hechos

Es entonces cuando Rina también le habla y le cuenta que es una Kitsune, al mirarla parece que el término Kitsune le resulta familiar, es entonces cuando la asiática dice que no sería justo que le pidieran ayuda tras lo cual Elisabeth y Rina se ponen a hablar unos momentos juntas. A las palabras de Rox reacciona mirándola un poco preocupada, la chica se notaba que estaba agobiada y dice:

- Yo... no... no puedo ayudar a nadie...debería de irme sino os pondré en peligro a todos...

Cuando el colocan la comida y el agua al lado extiende la mano y coge el agua, comienza a beber con bastante ansia y justo después coge algo de comida, si el grupo no supiera que es comida enlatada sin apenas sabor, por la expresión de la chica pensarían que es todo un manjar, mientras con cuidado come dice con la voz cansada:

- Si vosotros...tenéis poderes tenéis que esconderos y es peligroso estar a mi lado...

Unas lagrimas caen por sus mejillas, parece que recuerda algo, deja la comida a medio comer en un lado y se abraza a si misma mientras dice:

- Yo soy un monstruo y todos a mi lado sufren

Vuelve a sentarse con ella, pasa su mano por los hombros de la chica, y la pega al pecho con mucha ternura, acariciando su hombro, suavemente, muy suavemente, con la cabeza gacha, ser un monstruo, ella también muchas veces se sintió asi, aun se sentía así, saber que se es capaz de actos de tal crueldad, pero se quedo en silencio, su cabello cubrió su rostro ocultando como sus pestañas se humedecieron, y pasó su otra mano, abrazándola aun más. Besó su frente aun caliente, y buscó cubrirla mejor con el saco de dormir.

- ¿por qué no duermes tranquila aquí un rato? Cuando despiertes, ya mas tranquila, hablamos mejor...¿ qué dices?- le pregunta con una mesa sonrisa en los labios.

La Mira a Roxana, que menciona algo de la vampiresa, eso le estremece ligeramente, no sabia si era cierto, pero quizás si lo era, no, no creía, Himiko-san había esperado mucho tiempo para poder liberarse y ella había sufrido tanto como la última. Tanto sufrimiento, se le comprimía el corazón violentamente. Le sonríe a Roxana, tenían que hablar, ella había despertado su poder, aunque sin conocer mucho de este, y quedaba Katarzyna, que no quería saber nada de poderes, sin embargo su presencia aparecía en la esfera de cristal. Destino ineludible... pensó, si no fuera así, Rina existiría, hubiera vivido una vida plena y feliz, junto al animé y a su Makoto, pero no era así, se era lo que se era, simplemente, y ella era una Kitsune.

Escuchaba a Natuk. No podía entender como una persona era tan victimista y negativa. La habiamos encontrado sola y vagando por el bosque la habíamos traído para curarla y lo único que sabia hacer era llorar.

No soportaba a la gente que tocaba fondo y se ponía a cavar con las manos. Por eso decidí quedarme callada.

Escuche como varios compañeros la decían que todos eramos especiales pero ella todo el rato con las misma cantaleta.

Todos estábamos a trescientos años de nuestro hogar. Todo el mundo que conocíamos hacia tiempo que eran polvo. Había muerto gente ya. Y que ella estuviera quejándose me ponía enferma.

Kitsume la recomendó descansar y asentí.

-Si lo mejor sera dejarla descansar. Y que tantísimo dependa de ella. Igual deberíamos hacer turnos para que no este sola por si empeora.

 Me quedé contemplando la escena, escuchando cómo los chicos explicaban la situación a Natuk y le pedían ayuda, sin querer interrumpir ni saturar a la muchacha más de lo que ya debe estarlo, pero impaciente por saber su respuesta, por saber si está dispuesta a escuchar nuestra situación, y a ayudarnos con ella. Pero sin importar nada de lo que le hayan dicho o mostrado los demás, para nuestro desánimo insiste en irse, y ahí si que siento que debo decir algo.

 - Si tenemos poderes es peligroso estar en cualquier parte, Natuk. No puedes irte así, necesitas atención, necesitas nuestra ayuda, y nosotros necesitamos la tuya. - Digo a la chica. - No eres ningún monstruo, Natuk. - Le aseguro, firme, y tras una pausa continuo hablando. - Las chicas tienen razón, deberías descansar, comer y beber todo lo que quieras, te traeré más si quieres, pero tienes que reponerte, y entonces podremos hablar más tranquilamente. No puedes vagar para siempre. - Termino de hablar, sin separarme de la pared para seguir dejándole espacio.

A la mente de Kath llegan los pensamientos de Natuk tras el comentario de Victoria:

- No se los puedo decir, no soy como ellos como ellos piensan... no puedo decirles que tengo sangre... que yo realmente soy... tengo sangre de esa chica...de la leyenda

Notaba como la chica estaba angustiada en esos pensamientos

Natuk... -Comienzo a decir, tratando de mostrarme lo más cercano posible con la última. Sin embargo, Rina hace que me detenga, poniéndose prácticamente sobre ella, abrazándola y atosigándola como una niña pequeña a su osito de peluche. La mujer ha estado sola muchísimo tiempo, esta cansada, desnutrida y asustada, y a la japonesa no se le ocurre nada más que convertirla en su muñeco de trapo.

Katherine apoya la idea de dejarla descansar, aunque Victoria habla más decidida, dejando claro a Natuk lo que yo mismo iba a decir, que no es ningún monstruo- No lo eres, Natuk, no eres ningún monstruo. Somos distintos, especiales, y tenemos mucho que aprender y a lo que adaptarnos. Yo tuve mucho miedo cuando descubrí lo que era capaz de hacer. Pero no había motivo, sólo es necesario adaptarse, aceptarlo, y aprender. Y todos corremos peligro, pero juntos estamos más a salvo que separados. -Me pongo en pie, inclinándome para hablarle más de cerca- Cuidaremos de ti, te protegeremos, no va a pasar nada malo, ya lo verás. -Termino diciendo decidido, una promesa que no puedo cumplir pues no depende de mí. Pero estoy dispuesto a luchar hasta mi última escama para que así sea.

Está bien, organicemos turnos para cuidarla. -Acepto girándome hacia los demás- Si Himiko decide ayudar, podemos repartirnos la noche entre ella y yo. Ella es un ser nocturno, y yo... ahora veo en la oscuridad. Parece lo más razonable.

Cuando Ben y Victoria le hablan la chica mira hacia abajo, entonces nota el calor de Rina y se deja abrazar por la japonesa, incluso se deja caer un poco sobre ella, era el cansancio, se notaba que estaba agotada y que lo que estaba escuchando era demasiado para ella, entre susurros dice:

- Si, yo necesito descansar un poco...

- es obvio, has pasado por mucho, duerme un rato, - besa su coronilla, y la abraza un poco mas contra su pecho, sintiendo como ella se recarga en su cuerpo, estaba demasiado agotada, así que la ayuda a recostarse de nuevo, la cubre con las mantas, y pone otra vez las compresas en su frente y barriga, para bajarle la fiebre, había que cambiarlas de tanto en tanto, cuando se pusieran calientes.

La Kitsune acaricio su cabello, y sus ojos se llenaron por unos segundos de lágrimas, que secó rápidamente con la punta de los dedos, ya era hora de irse, aunque deseaba poder entrar en la enfermería, ver que había ahí para tratar ese resfriado, que con lo desnutrida que estaba, podría pasar a algo peor. A pesar de su poder, no dejaba de ser físicamente vulnerable. De pie cierra los ojos un instante. El cuerpo de la última no tenía cicatrices, eso quería decir que seguramente podría regenerarse, la Kitsune sonrió de medio lado.

- las compresas deben cambiarse cuando se pongan calientes... - indica en un susurro, y mira a Ben, que seguramente no iba a querer no cumplir con lo que había dicho. - iré a la cocina, para ver si hay algo con qué se pueda hacer alguna infusión, lo que necesita es mucho líquido y comida, seguramente dormirá hasta mañana, sino más - no quería dejarla sola, por eso la mira un instante más, sentándose en el borde de la cama, y luego mirando hacia la puerta, se le hacia extraño que Makoto no hubiera aparecido con Himiko, quizás la vampiresa se ha enojado, debía haber una razón por la que la última estaba en el castillo, por la que no buscó resguardo en estas paredes. La Kitsune pasó su dedo índice por su labio inferior, y estaba esa esfera, aún dentro del gorro, la Kitsune la tomó y dejó al lado de la cabeza de Natuk, aunque se quedó mirando los puntos rojos, que debía ser el resto.

Ahora se despertaría otro debate moral, si los esperaban o no, parecían estar vivos aun, pero el hecho que no encontraran a la última, siendo que habían salido el día anterior, era inquietante, la Kitsune aun con sus ojos en la esfera, la intentó tocar con los dedos, justo donde estaban aquellos puntos más alejados. ¿Se irían sin ellos?¿y si volvían, les dirían?, está bien, se fueron bajo sus propio riesgo, sin embargo, ella no quería ser parte de aquellas mezquindades. ¡Qué situación más difícil!, la carga emocional era enorme, la convivencia, era compleja. Parecía que no había otro camino que retroceder en el tiempo para arreglar todo, y efectivamente lograr que nada de lo ocurrido hasta ese momento, sucediese, que aquellos que se conocieron así, no lo hagan, y extinguir cualquier lazo, ¿pero tal cosa era posible?.

- ¿me acompañan? Igual así también vemos que hacer comer, ya es hora - sonríe suavemente, y va hacia la puerta, y la abre lentamente, tantas preguntas, tanta incertidumbre.

Me quedo sentada en la cama contigua, viendo como se iba durmiendo de a poco aquella que supuestamente es la última. 

Mientras tanto no dejaba de girar mi vista hacia Benjamín. Me moría de ganas de preguntarle por sus poderes, no solo se convertía en algo con escamas. ¡¡¡También podía ver en la oscuridad!!! Sus poderes eran tremendos y por lo que aprecié los puede usar a voluntad. Seguramente él podría ayudarme con los míos.

La muchacha decía que era peligroso tener poderes, no entiendo muy bien porque, tener poderes es algo con lo que sueña cualquier individuo en el mundo. Y si podía aprender a usarlos y me trataban de atrapar, con mi bruma seguramente los podría despistar y escaparme sin mayores inconvenientes.

Pero ahora no era el momento, había demasiada gente y todos preocupados por la muchacha, así que me recosté y cerré un poco los ojos. Si a la noche la vampira iba a hacer la guardia me aseguraría de que no estuviese sola con la última.

Se decidió hacer turnos para cuidar de Natuk, así que me puse en pie junto a Ben, agarrando a este del hombro.

-Si Ben va a hacer el turno de noche será mejor que descanse, a-asi que iré con él si no os importa… - dije algo seria, desagradada con la caótica situación. – Organizar los turnos como queráis, pero creo que sería mejor que nadie se quedara a solas con ella, así podremos atenderla mejor. Si necesitáis algo estaremos a un par de habitaciones de aquí.

Me quedé pensativa, mirando a Victoria. No quería que nadie se quedara a solas con la chica, pero mucho menos ella, no quería cargarle con esa responsabilidad, no después de todo lo que había pasado con TJ. Esbocé una tímida sonrisa cuando su mirada se cruzó con la mía.

-N-nos vemos luego chicas. – me despedí con la mano y Ben hizo lo mismo, dejándose guiar por mí cuando le agarré por la cintura para dirigirnos ala puerta.

La habitación estaba tal y como la habíamos dejado. Posamos nuestras cosas junto a la puerta y me acerqué a Ben por detrás, ayudándole a quitarse la chaqueta. El viaje a la aldea no había sido demasiado largo, pero entre la ida y la vuelta, y cargar con aquella canoa, mi novio debía estar bastante cansado.

-¿Quieres dormir un poco? – le pregunté, dejando su chaqueta sobre la silla y quitándome la mía a continuación para hacer lo mismo. – Tienes que estar cansado de arrastrar eso… - añadí colocándome frente a él, sujetando sus hombros con cuidado y masajeándoselos un poco. – Dime, ¿Qué es lo que quieres? – sonreí aún sin soltarle, dispuesta a complacer cualquier petición que me hiciera.

Entramos en el cuarto con la intención de descansar un poco. Lo cierto es que cuando propuse hacer el turno de noche no me daba cuenta de lo cansado que estaba. Sólo cuando muevo los hombros al quitarme Elizabeth la chaqueta, ne doy cuenta de lo cargados que los tengo, haciendo un gesto con el cuello para forzarlos un poco con molestia.

Dormir no se, pero desc... ¡Ouch! -Me quejo cuando me aprieta los hombros masajeándolos, aunque el dolor inicial da paso a una agradable sensación, que disfruto cerrando los ojos, hasta que me pregunta qué quiero. Abro los ojos de nuevo, mirando a mi novia con ternura. Pongo mis manos en mi cintura y la atraigo hacia mí, dándole un beso suave y lento. Cuando mis labios se separan de los suyos, me quedo mirándola, embelesado, con los ojos entrecerrados.

Te quiero a ti, Elizabeth Freeman. Ahora y siempre. Juntos. -Declaro, sonriente- ¿Nos tumbamos un rato?

Se oyó a Katarzyna vagar por en dirección a su apartada habitación a por el barreño que usó hace ya milenios (su percepción del tiempo en los últimos días era caótica).  Poco después se oyó cómo lo llenaba con agua procedente de uno de los baños del castillo.

Más sonoro aún fue después, cuando Kat tuvo que andurrear por los pasillos, portando su pesada carga, en busca de la habitación donde estuviera Natuk.  Evitó, eso si, el acercarse a la antigua estancia del director, lo que significaría aproximarme a la temible Himiko.

Cuando por fin la encontró, entró, cerrando la puerta atras ella, ahorrando posteriores ruidos a los que no se encontraban en la misma habitación que la última.

Katarzyna entró a la habitación de Natuk y observó a los presentes.  Dejó el barreño lleno de agua en la primera superficie que pudo, pues la fuerza y equilibrio necesarios para cargarlo junto al libro y el detergente eran (para alguien tan canija y débil como ella) casi inhumanos.  Se llevó durante unos segundos las manos a la cara, evidenciando un cierto cansancio acumulado.  Cogió el libro, se acercó a la paciente y, mirándola asépticamente, comenzó a examinarla para luego tratarla:

- Bueno, hazme el favor y no te mueras ni nada de eso.  -  dijo sin reírse en absoluto.
- Mis pobres habilidades "sanitarias" son lo único que tengo para hacer que todos estos me aguanten, ¿sabes?.
- Se enfadarían mucho conmigo si te pasara algo.  -  terminó diciendo desapasionadamente.

Siguió intentando bajar la fiebre, consultando el libro mientras tanto.

- Chicas, he traído agua, trapos y detergente  -  señaló al barreño.
- Si alguna tenéis tiempo, aprovechando que no hay ningún chico ...  -  empezó a decir intentando no dar órdenes.
- ... sería muy conveniente lavarla para quitarle el sudor y evitar que empeore o que se infecte.  -  concluyó.

Y de pronto ahí estaban los pensamientos de Natuk. Sin duda cuando pudiera hablar a solas con ella , tendríamos una larga conversación. Estaba segura que se refería a Maki. ¿Pero como tener su sangre si ella no tubo hijos? ¿O si? Ella siempre hablaba de una gran vergüenza de su familia. En estos momentos no podía evitar pensar que a pesar de la amistad que me unió a Maki realmente no sabia demasiado de ella.

Tendría que hablar con esa espíritu para que me enseñara a mostrar y así enseñarla a Natuk.