Partida Rol por web

Estaba quieta mirando a Natuk sin mediar palabra alguna.

Si si claro en parejas. Dije completamente despistada cuando hablo Elizabeth. Busque una silla con la mirada y me senté en ella a la espera de que volviera Kitsune. Quería hablar con ella de unas cosas.

Si nos vemos luego. Me despedí. Muy absorta en mis pensamientos mientras miraba a Natuk.a

Entro Kata cargada con un autentico arsenal de suministros.

Si claro podemos aprovechar ahora para lavarla si. Y me levante dispuesta a ponerme a ello con Kata y quien mas ayudara.

 No me parecía el mejor momento para que la lavaran, ya que la chica querría descansar tranquilamente, pero si era por evitar infecciones y bajar la fiebre, no sería yo la que replicara, si hacía bien.

 - Bueno, pues si vais a hacer el turno vosotras dos, ya haré yo otro. - Dije seca, pero teniendo bien claro que no quería compartir mi turno con Katarzyna. 

 - Avisadme si necesitáis cualquier cosa con la que pueda ayudar. - Hablé especialmente para Natuk antes de marcharme.

Parecía que la chica se iba dejando asear, Victoria había salido apenas unos momentos antes, tal vez lo agradecía por la sensación de frescura o estaba demasiado cansada y débil como para oponerse, en ese momento en que la chica estaba sin la ropa de la parte superior reflejando un busco bastante pequeño y un cuerpo muy delgado donde se le podían ver los huesos, entran Himiko y Makoto

Natuk al verles entrar parece que no reacciona, mira con la misma mirada que había estado mirando, una mirada cansada y se dejaba hacer

Cuando ve que entran Himiko y Makoto, Katarzyna tapa a la pobre Natuk con la sábana (o lo que haya disponible), quedando un poco tensa por la irrupción de la niña de 300 años, pero evita decir nada para no contrariarla.

Por lo que podía ver en su cara, el improvisado masaje parecía haberle gustado. Sonreí mirando su rostro, cuando le vi volver a abrir los ojos, y tras un instante me agarraba por la cintura para acercarme a él y darme un suave y lento beso.

Se quedó mirándome, de tal modo que incluso me hizo sonrojar, y eso que no sabía lo que me diría después.

-P-pero a mí ya me tienes… - respondí tímida, aún sin acostumbrarme del todo a que fuera tan directo conmigo, pero contenta por ello. – Claro, descansemos.

Le di un corto beso en los labios antes de separarme de él, y me quité el suéter y las botas para estar más cómoda. Tras ello me senté en la cama, viendo como mi novio se acomodaba, cuando se me ocurrió algo.

-¿Quieres que te haga un masaje? N-no sé muy bien cómo, pero… - dije pensativa – Seguro que ayuda a que te relajes. ¿No? – dudé finalmente de mis palabras, a lo mejor no era tan buena idea.

Me responde que a ella ya la tengo, de firma tímida, con esa candidez que ne enamora una y otra vez. Y tras un nuevo beso, nos acercamos a la cama para acomodarnos. Me quito el jersey y el calzado, y toco la cama comprobando que es blanda y cómoda. La verdad es que sí estoy cansado, estoy deseando echarme...

Y en ese momento, Elizabeth, que está ya sentada en la cama, se ofrece a hacerme un masaje. Me quedo mirándola, sorprendido, sin saber qué responder.

¿U-un masaje? -Pregunto, inseguro- N-no se... Nunca me han dado uno... -Admito con una sonrisa vergonzosa- Aunque si es la primera vez siempre será mejor contigo, ¿no? -Río con picardía. Esta primera vez y todas las primeras veces. Todo es mejor contigo, mi Liz- V-vale, ¿qué hago? ¿Me tumbo?

Cuando Himiko entra observa la escena y dice:

- Ella es?

Se queda mirando unos instantes a todo el mundo, parecia un poco sorprendida de ver a la chica y se fija en su cara detenidamente durante uno segundos, susurra:

- Si que se parece... qué raro

Entonces observa como están aseándola y dice:

- Soy Himiko la dueña del castillo, mientras estés aquí siéntete como en tu hogar, descansa y recobra fuerzas y no te preocupes aquí estas segura y nadie te hará nada

Durante los instantes que Himiko se quedó mirando a la última, Katarzyna no pudo más que imaginar que un cuchillo saliera de la vampiresa y fulminara a la pobre Natuk.  Su corazón latió estruendoso y con cobardía durante esos segundos en los que aquella niña permaneció mirando, quedando un gran alivio cuando por fin habló.

Su cabeza le pedía a gritos el callarse y esperar a que se fuera para seguir con su tarea, pero recordó que para poder abandonar algún día el castillo, era vital que la última se recuperase, y no quería dejar nada al azar.

- He encontrado una forma de hacer un suero, aunque habría que ver si en la enfermería hay agujas y vías para poder suministrarlo.  La pobre está totalmente deshidratada y desnutrida.  Algo de glucosa para añadir al suero tampoco estaría mal.

No esperaba que Himiko le resolviera todos los problemas, pero no estaba de más intentar que les diera acceso a la enfermería.

La vampiresa escucha a Kat y asiente mientras saca algo de un bolsillo, una llave que le entrega y dice:

- Esta es la llave de la enfermería, no creo que puedas encontrar demasiadas cosas útiles, pero si puedas usar el instrumental, para hacer el suero...

Se queda unos segundos pensando y después añade:

- Si es necesario podéis coger algo de sangre del comedor, es del tipo universal por lo que no debería de haber problemas con ello.

Natuk ante lo que sucedía delante suya no presta mucha atención, realmente no sabía muy bien que decir y hacer, mira a Katz y dice:

- No te molestes tanto, no es necesario que os preocupéis tanto por mi

Se notaba que la chica no quería que se esforzaran demasiado por ayudarle, y añade tras recostarse sobre la cama:

- Descansare un poco y me marchare, será más seguro para vosotros

Entonces parece que se da cuenta que no tiene el sobrero puesto y mira hacia todos lados alarmada, entonces se da cuenta que está a su lado y lo coge, tras mirar el interior se aferra a el y se termina de recostar, no duerme pero se nota que está cansada

Me arrepentí de mis palabras al escuchar la duda de Ben en las suyas, mirando hacia abajo de manera inconsciente un momento. Al volver a mirarle pude ver aquella preciosa sonrisa avergonzada, justo antes de ser él quien me avergonzara a mí, riendo con picardía. Terminó preguntándome qué hacer, mientras yo aún seguía sonrojada.

-Sí, túmbate. B-boca abajo…– le dije con un ligero temblor en mi voz, recordando nerviosa como le había pedido que hiciera lo mismo en el exterior de la cueva.

Me puse en pie para darle paso y espere a que se pusiera cómodo. Cuando lo hizo me senté al borde de la cama y levanté su camiseta despacio, hasta dejar toda la espalda al descubierto. Froté mis manos entre sí, procurando que entraran en calor, y las pasé por su espalda desde abajo hasta arriba, tomándole nuevamente por los hombros y comenzando a masajearle.

-Natuk está muy confusa, y no sé si la hemos atosigado mucho… Espero que tras descansar algunas horas esté mejor. – comencé a hablar, pero me callé de repente. – P-perdona, eso no es precisamente relajante… - me disculpé y agaché la cabeza, besando su espalda y volviendo a levantarme, continuando con el masaje, bajando poco a poco. – Tengo ganas de volver a Londres… - comencé a fantasear. – Pero contigo, claro está. – reí. – Hay tantas cosas que me gustaría que conocieras… - sonreía pensando en aquello, intercalando los movimientos fuertes en su espalda con suaves caricias.

Y aquí llego la niña vampira. La verdad es que era un poco extraña y no solo por el hecho de beber sangre.

Lo que pasaba era que no terminaba de fiarme de ella.

-¿Verdad que si? Comente a lo dicho por Himiko.

Mire a Kata cuando dijo lo del suero.

-Bueno algo es algo. Instrumental y algo de sangre.

Señale con la cabeza a un rincón mas apartado a los que quedábamos en la sala y les susurre para que no me escuchara Natuk.

-Igual seria bueno dejarla con las puertas cerradas por si en algún momento esta sola. No me extrañaría que hiciera la espantada.

- Bueno ... es una idea, en cualquier caso habrá que vigilarla  - dijo ante la idea de encerrarla.
- Por ahora la prioridad es que se recupere.  -  miré fugazmente a Natuk.

Kat se encaró hacia Himiko, sin mirarla directamente, queriendo evitar el dejarla demasiado tiempo con la llave de la enfermería en la mano.  Cogió la llave y dijo.

- Gracias - reverenció.
- Voy a ver qué puedo hacer  - dijo, poniendo rumbo hacia la puerta.

Realmente le llamaba mucho la atención lo del parecido con la cantante, pero por el momento no había tiempo.  Recordó que Ben dijo de haber visto una foto de la cantante de hace 300 años en la biblioteca, pero que (al margen de ser orientales) no se parecían.  Tendría que investigar más tarde.

Al entrar lo último que esperaba es encontrar aquella escena, me cogió totalmente desprevenido. Todo lo que alcancé a hacer es ladear la cabeza y actuar cómo si en realidad no hubiera visto nada mientras sentía el rubor crecer en mis mejillas, *debí llamar antes de entrar...

- Así es Himiko-chan - contesto cuando por el rabillo del ojo veo como las chicas se afanan en cubrir a Natuk - es ella. Y está viva, aquí, gracias a ti.

Casi puedo sentir en el frío corazón de Himiko un ápice de ilusión al verse frente a la persona que ha esperado a lo largo de 3 siglos.

- Es una buena idea - asiento con una sonrisa reconfortante a la polaca qué, cuando se mostraba creativa, era de lejos la persona más aplicada de cuántos allí estábamos.

Me acerco con un pequeño paso a La Última, pero manteniendo la distancia suficiente cómo para que no se sienta presionada y, tras intercambiar una mirada con Himiko, vuelvo la mirada hacia la chica casi convaleciente antes de preguntar.

- Natuk - el tono de voz es suave, amistoso - ¿qué ocurre con eso que cargas contigo? ¿por qué es tan importante?

Me tumbo sobre el colchón, de igual modo que aquella vez en el bosque. Boca abajo, con el rostro hundido en la almohada, aunque pronto lo ladeo para apoyar sólo un costado. Elizabeth me levanta la camiseta, haciéndome estremecer con el contacto de sus manos. Sin embargo, la excitación inicial va dando paso a una sensación placentera y relajante, mientras pasa sus manos por mí espalda y hombros, aplicando un tierno masaje.

No pasa nada... -Me apresuro a aclarar cuando se disculpa por hablar de Natuk. Lo hago con voz somnolienta, los ojos cerrados, demasiado relajado- Es algo de lo que hay que hablar. Supongo que sí nos hemos pasado un poco, yo el primero. Ha pasado un infierno, deberíamos darle un poco de espacio. De hecho... -Dudo un instante si continuar o no, entreabriendo los ojos- ...deberíamos reducir la cantidad de gente que tiene alrededor constantemente. Algunos deberíamos dedicarnos a otras cosas... -Cierro los ojos de nuevo. Me refiero a mí, obviamente. Elizabeth es la más adecuada sin duda para tratar con Natuk. Pero algunos seríamos más útiles dedicando nuestras habilidades a otra cosa, creo. O al menos es lo que estoy valorando- Cuando vayamos a Londres, tienes que enseñármelo todo. La ciudad, a tu familia, a tu amiga... Todo... Y también te llevaré a Eagle River. No hay gran cosa que ver, pero tienes que conocer a mi madre y a Jeremy... Haremos un picnic en el parque natural, con barbacoa... Va a ser genial...

La chica no se mostraba muy participe de lo que sucedía, parecía que no era realmente consciente de lo que sucedía, pero cuando Makoto se le acerca y le pregunta le observa y dice:

- Esto... es un recuerdo... mi abuela me dijo que con él nunca estaría sola y me protegería, que me llevaría a mis sueños...

La chica vuelve a coger la esfera y la coloca entre sus manos abrazándola como una niña pequeña abrazaría a su oso de peluche más querido

Mientras hablaba la chica pensaba en algo más:

- Abuela... porque tuviste que morir... sé que no eras mi abuela de verdad, pero te quería mucho, fue como si tuviera una abuela de verdad...

Miraba a Benjamin mientras hablaba, viendo como cerraba los ojos y los entreabría, para rendirse nuevamente sobre la almohada. Tenía razón, no hacía falta que estuviéramos todos encima, pero las personas en las que confiaba para realizar esta misión con éxito eran cada vez menos. Bajé hasta las lumbares, masajeándole con ambas manos.

-Sí, es mejor dejarla tranquila, pero aunque suene mal… N-no confío en todos lo que me gustaría, es que… - me puse algo nerviosa, temiendo que Ben pensara mal de mí por aquello. – A-algunos parecen demasiado centrados en sí mismos. – dije casi de carrerilla, respirando tras la frase. – A-así que me gustaría hablar con ella. Bueno, ser una de las que hablen…

Me tranquilicé tras soltarlo y proseguí, subiendo por toda su espalda en una suave caricia, volviendo nuevamente a sus hombros. Decidí retomar la conversación sobre nuestros lugares de origen, continuando soñando despierta.

-Seguro que me gusta Eagle River. – dije animada, consciente de la forma en la que siempre hablaba de su pueblo. – Soy una chica de ciudad, así que será un cambio interesante. – reí. – Eso del picnic suena muy bien, y tengo ganas de conocer a tu madre y a Jeremy, aunque me da un poco de vergüenza… - reconocí, continuando con el masaje. – Espero que Londres también te guste, tiene muchas cosas que ver, nos llevará un tiempo. Más si viene Ashley con nosotros… Te atosigará con miles de preguntas. – Me eché a reír, imaginándome la situación, y es que mi amiga era increíble. - ¿A-así está bien? ¿O sigo un poco más? – le pregunté, volviendo a mirar su rostro, acariciando uno de sus costados.