Partida Rol por web

Sí, yo también. Dijo algo más tranquila al saber que el conserje no podría encontrarlas. ¡Vamos!

Comenzó a sentirse algo más tranquila.
Estar sola en aquel edificio, a oscuras, sin cobertura y sitiada por el conserje no era lo que habíua esperado de aquella incursión a la universidad.
Comenzó a andar en dirección al despacho, se mantuvo en silencio pues aún temía que el conserje cambiara de parecer y diese la vuelta hacia ellas.
-¿Sabes algo de los otros?preguntó en un ligero susurro.

El silencio de los pasillos era tenebroso. Ya sabíais que no estábais solas allí. Al pensar en la conversación del conserje, estaba claro que había alguien más allí. ¿Quién más podría haber ido por la noche?

Toc, toc, toc...

Pasos...

Pasos bajando por las escaleras a las que habíais llegado. Podíais correr, dar la cara o esconderos para vigilar.

Toc, toc, toc...

Pasos detrás de vosotros. Si no os dais prisa, os alcanzaran...
 

Vuestras palabras tuvieron una respuesta a lo lejos del pasillo.

¿Hola? ¿Quién es? la voz de una mujer estalló en vuestros oídos. No la veíais, así que ella seguramente no pudiera veros. Pero estaba por delante de vosotros.

Esta vez Ainhoa ya no se asustó. ¡Tiene que ser Sabina! Dijo emocionada a Beatriz. Hace un momento la he visto por aquí corriendo. Me he dado cuenta de que la he confundido contigo, pensaba que eras tú, pero ella iba un poco más alante. Eso que se oye tiene que ser ella, escóndete tú por si me descubren, que al menos no caigas tú también. ¡Tienes que encontrar el examen cuanto antes! Dijo envalentonada Ainhoa.

Parecía que Hellin me lo iba a contar, pero la situación no era la más propicia, decidimos salir corriendo y dirigirnos a las escaleras. 

Mientras corremos, giro mi cabeza para ver que es lo que no está persiguiendo. 

- Venga salgamos pitando de aquí. 

Beatriz miró asombrada a Ainhoa, no hacía ni 5 minutos que se habían encontrado y ya estaba hablando de volver a separarse. Aquella idea no le gustaba mucho, ya había pasado mucho aquella noche, con la serpiente y el conserje... -Escondámonos juntas y si vemos que es Sabina salimos. No me quiero quedar sola otra vez.

Martin calló subitamente, ya está, se acabó. Les habían pillado. Martin se quedó tan paralizado que no penso siquiera en hacer algo estupido como besar a Sabina para disimular o algo así.

Tras dos segundos de paralisis mental el chico reaccionó.

Podia sacar la linterna para alumbrar a la presencia y tal vez así cegarla, aunque muchas ideas pasaban por la cabeza de Martin muy rapidamente lo unico que se le ocurrió al chico fue ponerse la capucha y tapar su cara lentamente.

Acto seguido presiono con su mano un poco el hombro de Sabina en señal de impotencia buscando que la chica tuviera alguna otra idea que les pudiera sacar de ahí ya que correr no era una opcion.

Al menos para Martin...

Sin darle mayor importancia a la voz, Sabina siguió caminando. No había mucho más que hacer de modo que lo mejor era ceñirse al plan original. Y aunque no era con Martin con quien había deseado tener que hacer aquella escenita tampoco iba a detenerse.AL fin y al cabo sus notas estaban en juego... y los otros les habían dejado tirados. No había ni rastro de ellos. Les habían dejado solos. Eso por no mencionar que Ricardo se había liado con la imbecil de Helena, la que había tenido la brillante idea de hacer aquello por la noche porque era más "chupiguay".

Escucha, sigamos. Si hay alguien fingimos que hemos venido aquí a liarnos y punto. Una vecina que estudia en la Uni de Valencia...Lo malo es que la grabaron desde la calle, quizás lo hayas visto...La chica puso los ojos en blanco pese al miedo. El recuerdo de su vecina apareciendo en internet era lo suficientemente divertido como para eliminar momentaneamente el miedo. Llevo birra y condones en la mochila. Colará.Si nos pillan s reirán tanto de nosotros que no nos expulsarán.

Seguisteis caminando, directos a la voz, pero cuando llegasteis... No había nadie. ¿Imaginación? ¿Se habría escondido?

Vale... dijo sin mucho convencimiento. Y se puso a mirar a todas partes para ver si encontraba algún lugar donde poder meterse, o al menos una columna donde poder esconderse y observar el lugar. Quizá no hubiera nada de lo que preocuparse...

Sin decir una palabra más y notando como mi cuerpo se me estremecía de nuevo, seguí corriendo hacia adelante, sin mirar atrás, con la mano de Ricardo cogida. Aquellos pasos no iban a alcanzarnos. 

A vuestro alrededor no había columnas. Había clases y un pasillo cerca. Lo más seguro serían las clases, pero eso impediría la visión. Si os escondierais tras el pasillo, podríais ver a quien se acercaba perfectamente, pero si no era Sabina o algo de los demás y os descubría, podríais meteros en un buen lío.
 

Al salir corriendo, hicisteis demasiado ruido. El silencio sepulcral de los pasillos provocó que la reverberancia de vuestros pasos llenaran vuestros oídos. Y no sólo los vuestros

Mierda, ¿quién está ahí? gritó una voz grave, que llegó hasta vuestros oídos con violencia. Tras unos segundos de silencio, empezó a murmurar