Partida Rol por web

La victoria estaba cerca, a tan sólo unos minutos del amanecer Drácula sabía que sólo tenía que llegar a su castillo, dirigirse hacia la biblioteca y entrar por la trampilla que se ocultaba en ella. Una vez allí, al amparo de la oscuridad se perdería entre las mazmorras y los inmumerables pasadizos del castillo, aquella era su guarida y sólo él los conocía... el maldito sol estaba cerca de alzarse debía darse prisa. Pero los medicuchos que lo perseguían se estaban acercando, una lucha con ellos no era conveniente, derrotarlos sería fácil pero el sol lamería su piel convirtiéndola en polvo. Lo importante era sobrevivir, tiempo tendría de tramar su venganza... decidió entonces deshacerse de la mujer para entretener a sus perseguidores, entró como una exhalación en el castillo, sus pasos lo dirigieron rápidamente hacia su objetivo y cuando estaba a punto de entrar en los pasadizos, el tal Van Helsing le siguió, era hora de enfrentarse.

El duelo comenzó, Drácula era mucho más fuerte que el humano, sin embargo Van Helsing era rápido de mente y movimiento, aún así, consiguió cogerlo por el cuello y estrangularlo, su vida estaba en sus manos, pero quizás un pequeño sorbo por las molestias tomadas no estaría mal... ahí fue donde cometió su error, el médico no había perdido el conocimiento y aprovechó la bajada de guardia del vampiro para liberarse y elaborar su plan, le bastó una sola mirada a los primeros rayos del sol que se colaban por entre las cortinas, para saber lo que tenía que hacer. 

De un grácil salto, Van Helsing se subió a la mesa de la biblioteca corrió hacia la ventana se lanzó hacia ella y descorrió las cortinas. La luz solar penetró en la oscuridad de la estancia alcanzando una pierna del conde, en apenas unos segundos bastaron para reducir a polvo piel, carne y huesos... el vampiro entre alaridos trató de incorporarse, pero Van Helsing que ya había conseguido desembarazarse de las cortinas volvió a actuar y utilizando un candelabro a modo de crucifijo obligó al conde a exponerse a los mortíferos rayos del astro rey... El Conde Drácula, el Principe de las Tinieblas había sido derrotado... 

El cruel vampiro, aún conservaba un mínimo de consciencia, gracias a ella pudo ver como Van Helsing recobraba la respiración, abría por completo la ventana de la biblioteca y se dejaba bañar por al luz del sol, le pareció incluso que rezaba, entonces tras un último vistazo hacia lo que quedaba de Drácula, se marchó.

El tiempo comenzó a pasar, si sus cenizas eran bañadas en sangre podría volver a alzarse, pero había exterminado a todos sus aliados, y los aldeanos temían acercarse al castillo, pronto su consciencia comenzaría a perderse y con ello toda posibilidad de volver a la vida...

La oscuridad y la nada eran absolutas, no había consciencia, no había dolor, tan solo negrura y... soledad.

Entonces algo comenzó a perturbar la tranquilidad del olvido, hubo un grito ahogado, luego un desgarro, seguido por un latido, un latido que cada vez latía con menos fuerza... mientras la oscuridad se tornaba en carmesí, hasta adquirir el color de la sangre y cuando todo estuvo rojo, un nuevo latido se alzó.

- Despierta... Vuelve de las Tinieblas... es hora de tu renacer...

Drácula abrió los ojos, cuando lo hizo se encontró cubierto con una capa negra, sus ropas estaban a su lado perfectamente dobladas y preparadas para ser usadas. Se incorporó, permaneciendo sentado en el suelo... no, no estaba en el suelo, sino en un altar de piedra, la capa negra se deslizó con suavidad de su torso, deteniéndose en su regazo, impidiendo así que quedara completamente desnudo. El color oscuro de la capa, contrastaba con su piel, tan blanca y muerta como el mármol...

- Bienvenido, conde- lo saludó una voz masculina a su lado.

Cuando Drácula se giró, descubrió a un hombre alto y delgado, con el pelo blanco y ojos azules y fríos como el hielo.

La mente del vampiro comenzó a tomar consciencia de su propio ser y... a recordar.

La oscuridad se torna carmesí. La soledad se torna frialdad. La vida se torna muerte. Y cuanto es, se convierte en cenizas. Me alzo nuevamente con los vivos, destinado a ser el señor de la noche eterna.

Gracias, Vincent.

Son mis primeras palabras, no obstante, casi me hieren en la garganta saber que le debo mi nuevo renacer a un viejo enemigo. Media sonrisa en mi rostro.

Siempre pago mis deudas.

Sentencio mientras me pongo en pie, ajustándome las ropas. Le miro.

Y mi deuda ahora es, además de con vos, para con Van Helsing. Ese maldito se ha propuesto exterminar nuestra estirpe. Quizá sea hora de trabajar... Juntos. ¿No le parece?

Mi pregunta es, no obstante, más retórica que otra cosa. Ya vestido me pongo en pie y extiendo mi mano hacia mi viejo aliado. Vincent. Mientras, mi mente buscaba más detalles de mi pasado, de Van Helsing, cualquier cosa que pudiese utilizar contra él. Mi ser estaba bastante mermado, pero volvería a ser el que debía de ser.

Vincent observa como te vistes y como te vas recobrando con rostro impetrérito, aquel vampiro jamás mostraba emoción alguna. Sus ojos eran dos Glaciales, los cuales eran muy complicados de leer, incluso para Drácula.

- Drácula, no te he ayudado para destruir a un simple humano. Conozco a ese profesor mejor de lo que tu crees. Sé donde vive, donde trabaja y a su familia... si quisiera destruirlo, lo haría yo mismo. Es cierto que los humanos como él son peligrosos, pero sólo tenemos que dejar que pasen los años para que muera... No, no pretendo... aliarme contigo para destruirlo a él, sino para otra cosa- lo miró a los ojos- ¿Recuerdas a la Varonesa Von Strauss?

Maldito sea... ¿Por qué no lo ves? La edad debe de afectarte. Pero no importa, yo mismo me encargaré de reducir a ese maldito doctor.

Mientras pienso, mi mirada se torna altiva. Una leve sonrisa cuando menciona a la baronesa.

¿Von Strauss? ¿Acaso teméis que os arrebate el corazón?

Pregunto, parcialmente en broma, parcialmente en serio, con el doble sentido que esa frase podría tener. Volver a la vida... a la no vida, me había dado algo de buen humor. Aunque fuese por unos segundos.

Vincent, lejos de sentirse ofendido o molesto os mira con un esbozo de sonrisa y un tono irónico en sus ojos.

- Yo no tengo corazón, es muy difícil que me sea arrebatado algo que no poseo desde hace años ¿No crees? Lo que no se puede decir de tí, me temo que de todos los condes vampiros que conozco sigues siendo demasiado humano. No piensas con claridad, ni con la cordura ni frialdad que el trascurrir de los años suele dar- si estuviera vivo aquel gesto podría haber sido tomado por un suspiro-Intuyo por tus palabras que sigues empecinado en acabar con ese humano, sea... Pero si me permites, me gustaría llegar a establecer un trato contigo, por el insignificante favor que te he hecho al traerte a la vida- le clavó su mirada como si fuesen dos azulados puñales de hielo, Vincent era muy poderoso y Drácula sabía que era mejor no desafiarlo sobretodo cuando demandaba algún tipo de ayuda- Creo, mi querido conde, que te convendría escuchar mi oferta...  

Continúo aguardando, Vincent. Más allá de mi... Humanidad. -palabra que mascullo con cierto desprecio- Siempre pago mis deudas, es por ello que habéis acudido a mí. Adelante.

Tras invitarle a continuar, mis ojos miran en los suyos, quizá buscando... algo. Aún sin saber bien el qué.

Aquella respuesta fue del agrado de Vincent, puesto que volvió a adquirir su habitual frialdad.

- No me andaré con rodeos Drácula, quiero que me ayudes a destruir a Catalina, se está volviendo demasiado indiscreta y sanguinaria, incluso para ser vampira. Los humanos no deben saber demasiado de nosotros, nuestra existencia para ellos debe quedar relegada a lo que demominan cuentos populares- lo miró nuevamente sabiendo que el conde estaba de acuerdo en ese punto, una población excesiva de vampiros tendría como resultado la extinción de la raza humana y con ello del alimento que corría por sus venas, por ello existía una especie de cónclave de vampiros encargado de erradicar a los miembros que no estaban de acuerdo con ese punto, siendo Vincent el miembro más destacado- Catalina es la responsable de que un humano como Van Helsing, un médico hijo de su época que a priori no debería de haberse interesado jamás por los vampiros, decidiera empezar por eliminarte.

Lo miró nuevamente sabiendo que había captado la atención del conde.

- Verás, Ludwing Van Helsing es un joven doctor inglés con familia holandesa. Que se vio envuelto en un incidente iniciado por la baronesa. Catalina decidió darse uno de sus baños de sangre en Amsterdan, la ciudad natal de la familia Van Helsing donde precisamente se encontraba Ludwing... Te haré un breve resumen, la abuela del profesor murió de un ataque al corazón y uno de los tíos, Abraham tras la muerte de su madre, decidió estudiar e instruyó a su sobrino lo suficiente para que este decidiera vengar la muerte de ambos sobre tu persona. Pues la baronesa realizó todos los crímenes usando tu nombre.

Tras eso guardó silencio, esperando ver la reacción de Drácula.

Mis ojos empequeñecen, mi mente trama distintas redes, planes, mientras él continúa hablando, incluso cuando ha dejado de hablar, es más de un minuto el que me tomo para terminar por completo en este lugar.

No lo dudes. Aquel que cometa crímenes en mi nombre, será ajusticiado por mi propia mano. Aunque necesitaré más... información.

Así que el mundo vampírico y yo mismo nos ganamos un enemigo por culpa de unos crímenes falsos. Está bien... Las Tinieblas lo consumirán todo. Sí. Quizá Van Helsing...

Vincent que en ningún momento había dejado de estudiar las reacciones del conde se tomó unos segundos antes de contestar.

- Imagino que habrás comenzado a hacerte una idea de la situación, si lo que quieres saber es ¿Dónde se encuentra la bronesa? me temo que eso no te lo puedo decir con exactitud, lo único que sé es que se encuentra en tus dominios. Sabedora de que el humano había acabado contigo-Vincent podría haber empleado otro término, pero era consciente que aquellas palabras herían el orgullo del conde y causar dolor en una criatura como Drácla siempre resultaba satisfactorio-decidió ocupar uno de tus castillos para hacerse con tu condado. En un prinipio pensé que se había refugiado en este, pero con tus cenizas esparcidas y tu recuerdo aún latente ha preferido otro, ¿Cual? tendremos que averiguarlo.

Inspiro profundamente ante las palabras de Vincent, conteniendo algún tipo de réplica.

¿Dónde se encuentra el humano ahora?

Es cuanto pregunto. Aunque para alguien como él, era bastante obvio que ya tenía algo trabajando en mi mente. Mis castillos. Esa será tu perdición.

-¿He de recordarte que tu prioridad debe ser la baronesa?- tras tomarse unos segundos decidió hablar nuevamente- el humano se encuentra en Inglaterra, te diré exactamente donde si primero acabas con las baronesa o me das un buen motivo para que te lo diga.

Sé cual es mi prioridad, Vincent, viejo amigo. No obstante, digamos que me gusta devolver los favores. Y a veces eso implicar usar la misma moneda. Dame su dirección, yo me encargaré de todo.

- ¿Puedo saber antes? ¿Qué es lo que tienes pensado hacer?- estaba claro que Voncent no te facilitaría aquella información si no le dabas una respuesta satisfactoria.

Puedes y debes, viejo amigo. Usaré a Van Helsing. La misma moneda.

En mis ojos se puede atisbar el brillo de un plan que a cada segundo cobra más forma.

Vincent observó a su amigo con seriedad.

- Entiendo, quieres valerte del humano para acabar con la baronesa y luego acabar con el humano... Así eliminarías a ambos de una sola estocada. Podría ser, pero primero deberás convencerlo y procurar que tus ansias de venganza no te jueguen una mala pasada... De todas formas no entiendo porqué le das tanta importancia a Van Helsing, es solo un hombre que tuvo suerte- nuevamente miró a Drácula unos segundos- Me temo que no voy a poder hacerte cambiar de opinión, estoy empezando a pensar que no debería haberte devuelto- se encogió de hombros- pero yo ya sabía como eras. Está bien Dracula, te diré donde vive y toda la información que poseo de él.  Ludwing Van Helshing es profesor de la Universidad de Londres, vive solo en un buen barrio de dicha ciudad cerca de su lugar de trabajo, desconozco la dirección exacta, pero pasa la mayoría del día en la Universidad y atendiendo su consulta. Tu humano es una persona muy respetable y querida dentro de su ámbito, lo que significa que es fácil de encontrar, sobretodo si te mueves dentro del ámbito universitario.

Por que soy el más apto, viejo amigo.

Respondo sin dudar ante su retórica pregunta. Sonrío mostrando uno de mis colmillos.

La Universidad de Londres. Gracias.

Aguardo por si desea añadir algo más.

-Una cosa más conde...¿Has pensado en como ir a Londres, donde te alojarás y quienes serán tus aliados? Te recuerdo que Londres no se parece a Transilvania, hay muchos mortales y... más cosas, aquí eres un señor de las tinieblas, allí un mero invitado. Te va a hacer falta ayuda, sobretodo por el ligero inconveniente del astro solar... supongo que no te apetecerá volver a sucumbir por su luz.

No deberías de preocuparte de esas nimiedades, Vincent. ¿Sabes? Este pequeño... Letargo, me ha despertado la mente. Sólo necesito un pequeño puñado de monedas.

Dicho esto, me inclino, lo justo para considerarse un saludo cortés. O una despedida cortés. A espera de que él desee, o no, añadir algo.