Partida Rol por web

En medio del irremediable Caos que se forma alrededor de la figura inamovible de Sobek, el dracónido sólo puede pensar en qué momento pasó de ser escuchado por sus cánticos y narraciones sobre su señor, a una temible fiesta de borrachos en la que él no se sentía parte, a pesar de haber reducido su bebida a gotas en menos de un parpadeo, cosa de la que no se sentía exactamente orgulloso. Tanto alboroto sucediendo sin control lo hacía sentirse como una piedra enterrada al suelo del mar mientras que sucede un maremoto a su cabeza. Siente los intentos de algunos borrachos de tratar de empujarlo-fallando estrepitosamente-, tentarlo o provocarlo, todo sin a penas éxito. Las miradas hacen pensar que el duro Sobek está aguantando como un estandarte de la cordura, viendo con orgullo y desdén la patética escena desde su enorme altura. La gente comienza a respetarlo por ello, creyendo que será el último en caer, el conquistador del recinto. Pero la verdad es que el reptil tiene la mente en blanco, su capacidad de raciocinio se fugó desesperadamente antes de verse involucrada en la tormenta que se desarrollaba a sus narices. Sus ojos quedaron en blanco, como un niño recién nacido en el alboroto de una tribu salvaje. No entiende qué está pasando, no puede comprenderlo. 

-S-sí, c-claro, sus jergas son m-muy respetables mis afables compañeros, sí...-comenta el gigante ahogado por el bullicio del antro, su voz es suprimida y pasa casi que desapercibida entre las olas de ecos-S-son en efecto figurillas muy preciosas, c-claro, su t-tallado es digno de un...un...-Acerca lentamente la mano para tomar discretamente una ficha descartado, cuando inmediatamente una mano que se pierde entre el alboroto le propina una palmada sobre sus zarpas escamadas, y escucha al otro lado un "¡Tss! No se toca!....¡¿tienes manos de piedra o algo?!" claramente chocando contra las afiladas y toscas extensiones del herrero, quien la retira rápidamente pese a no haber sentido a penas impacto. Siente que le han echado completamente de la fiesta, y entiende que es porque aún no hace "parte" del ambiente. Pasa su larga lengua por entre los dientes, y saborea el leve sabor de la bebida y su casi que nulo efecto sobre sí mismo.

Se para de la silla con cautela, apartándose ligeramente esperando a que nadie lo note. Se mueve un par de metros, hasta estar a la vista de Ernie, y con un gesto tímido alza su temible brazo para llamarle la atención. Cuando se acerca, con una gesticulación complicada (más superado por las circunstancias que por ser así) le pide con una amabilidad rigurosa una bebida fuerte-Esto...Dame lo más glorioso que tengas, buen hombre, ¡P-para animar el paladar!-Le pide esperando que lo que esté tras la barra no sea más de lo que pueda soportar, como un intento de animarse y poder comenzar a predicar sobre su gran Bahamut. 

Completamente taciturno, su terrible cuerpo comienza a encogerse de manera pusilánime y absurda, como ver a un Ogro apenado por hablar con humanos. Se acerca a un ebrio a su lado, moviéndose lentamente con la fuerza de su cadera (moviendo su taburete violentamente en el proceso), le mira chocando los dedos para distraer la mente, y con su imponente voz le recita;-¿Ha escuchado usted hablar de la gloria de nuestro señor Bahamut el Plateado?....

El crujido de huesos del buen Jorge hizo que el cerebro de Gorsha se reactivara como por arte de birlibirloque. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? Ah, que aún seguía en la taberna. Y aún se sentía como si estuviera sumergida en un barreño de aceite con miel. Ese dichoso licor, ¡con lo bien que sentaba siempre una buena jarra de hidromiel! Pero bueno, al menos no había acabado como el tal Daron (el cual podía agradecer a sus dioses que Gorsha estuviera en standby cuando se le acercó borracho o ahora mismo tendría un bajorrelieve por cara). ¿Cuánto había bebido y cómo es que seguía vivo? Porque la semiorca estaba bastante segura de que, como alguien le arrimara una vela al humano, estallaría en llamas al instante.

En cuanto al dragondrez ese de marras... Pues viendo cómo se abrazaban o Jorge había ganado y lo estaban celebrando o había perdido y el enano le estaba matando con una presa. En cualquier caso, ya no había que pensar más en estrategias con figuritas talladas, ¡aleluya!

Se levantó de su sitio lentamente, caminando con pesados pasos hacia el tabernero. Le miró durante unos instantes antes de sacar un par de monedas de oro, las cuales puso encima de la barra.

 -Tened el pago por la bebida y la estancia.

Para dormir, dadme un sitio en el establo.

Puedo descansar junto a los caballos.

Que ni me incomoda ni me causa repugnancia.

Estaba agotada y necesitaba dormir mucho y bien. Aunque al menos su habla ya se había vuelto firme de nuevo. Ventajas de que el cerebro sufriera un reseteo.

Esto...Dame lo más glorioso que tengas, buen hombre, ¡P-para animar el paladar!-

Ernie observa la damajuana vacía de Ser Sobek y su bigotón parece erizarse de indignación.

-¡¿Un cliente abandonado a su suerte?! ¡¡NO BAJO MI GUARDIA!!-. El hombretón desaparece momentáneamente bajo la barra. Emerge a continuación despacio, muy lentamente. Primero mirando a su alrededor, como si quisiera evitar ser visto por un avieso espía agazapado. Luego, como dándose cuenta de que todos los allí congregados tienen un nivel de alcohol en sangre suficiente para matar por envenenamiento al legendario conde Stradh von Zarovich, se alza con una copa de cristal especialmente brillante. En su interior, vierte un líquido rojo brillante del color de la sangre que extrae de un pequeño frasco de su delantal. Los ojos del tabernero brillan con emoción mientras el brebaje va colmando la copa.

-Este, amigo mío, es mi licor secreto: Bloody Tilford. Sólo puede consumirse una vez al día.-, musita el tabernero. -Pero cuidado, si lo tomas, olvidarás a tus dioses y quedarás poseído por un ansia de baile frenético que podría lesionarte las caderas y, quién sabe, también el píloro. Lo reservo para dracónidos porque, por algún motivo que desconozco, no os afecta el Tilford habitual. Ni siquiera el de pomelo.- Ernie se atusa el bigote con gesto pensativo.

-Y bien...-, el tabernero hace un silencio dramático y mira a Ser Sobek con entusiasmo febril. -¿TE ATREVES A TOMAR EL LICOR DEL DRAGÓN?

A Ser Sobek le llega una musiquilla de fondo, algo más animada que de costumbre, que están empezando a tocar los músicos en el centro del salón de la taberna.

Quizás es el maldito momento de probar ese Bloody Tilford...

 -Tened el pago por la bebida y la estancia.

Para dormir, dadme un sitio en el establo.

Puedo descansar junto a los caballos.

Que ni me incomoda ni me causa repugnancia.

El tabernero posa la mano sobre tu dinero con gesto solemne y asiente.

-Si la señora lo desea, tengo un jergón que...-.

Algo lo interrumpe.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARTO AHÍ, ERRRRRRNIE!-, brama Dhukan Tilford.

-ESTA SEÑORA HIPERRRRRRMUSCULADA NO DORRRRMIRRRRRRÁ EN UN CAMASTRO CON SABORRRR A HENO. ES DEMASIADO JOVEN PARRRRA TENERRRR LA ESPALDA COMO EL TEJADO DE LA TÍA MOE. ADEMÁS, ACOMPAÑA AL GRAN JUGADORRRR DE DRRRRAGONDRRRRRREZ JORRRRRRRGE BOLINGAS... ¿BOLINGAS? BUEH, ALGO ASÍ... ¡MI SEÑORRRRRRRA! ¡YO PAGARRRRÉ SU ESTANCIA ESTA NOCHE! ACEPTE MI OFRRRRRECIMIENTO, PORRRRR FAVORRRRR SE LO PIDO.-, el enano remata su intervención con una reverencia algo rígida por los rigores de la edad.

¿Qué de qué? ¿Por qué hablaba ese enano de bolingas y de tejados? Uuuy, qué costumbres de apareamiento más raras que tenían esas gentes. Pero oye, un cuarto gratis era un cuarto gratis.

 -Amigo, de buena gana acepto vuestro regalo.

Pero no pienso poner mi espalda en ningun tejado.

Que el enano era fuerte, pero ella no estaba interesada ni en él ni en sus extraños rituales locales. Esas cosas mejor dejarlas claras desde el principio, que luego venían las lágrimas y los puñetazos. A veces en ese orden, a veces no, a veces con patadas y cabezazos entre "lágrimas" y "puñetazos".

Cuando el enano, entusiasmado a pesar de haber sido derrotado por Jorge, se retira a la mesa a contribuir al manteo del clérigo larguirucho, te percatas de que la elfa que incordia a Ulus parece insinuársele de una forma bastante asfixiante. Parece como si disfrutara poniendo en aprietos al silvano.

Lo llamativo es lo absolutamente incómodo que está el elfo en presencia de su congénere.

Entonces te das cuenta de un detalle que habías pasado por alto: no es una elfa. Es una mestiza. Es mucho más alta que Ulus y tiene una complexión atlética que deja al silvano como un espécimen raquítico.

Lo último que capta tu atención es que la elfa está a punto de morderle la oreja al elfo. Se levanta con una mirada feral clavada en el elfo y sonriendo con profunda satisfacción. Camina con gracilidad hacia las robustas escaleras que conducen a la planta superior de la taberna -donde se encuentran las habitaciones para los huéspedes- y se pierde de tu vista.

Sin duda, parece que habéis tenido una velada intensa. Y sin embargo, no puedes evitar sonreír ligeramente al ver a la mediana que os acompañaba en el camino a Tilford bailar hasta la extenuación con el tal Bellamy en el centro de la taberna.

Cuando el caos parecía haber alcanzado su cénit, sucede lo inesperado.

Los enanos, absolutamente ebrios y aclamando a Jorge por su ¿inesperada? victoria al Dragondrez, agarran al clérigo por sus finos tobillos y lo alzan como si fuese una especie de héroe local. Es tal la fuerza del grupo de enfervorecidos enanos comandados por Dhukan Tilford que a la señal de su líder efectúan una violenta carga contra el centro de la estancia, en clara intención de disputar, de algún modo absurdo, el trofeo de baile local a la pareja de medianos que se dispone a efectuar su baile.

Tilford no está preparada para lo que sucede a continuación.

Gary tampoco.

-¡¡¡CABALLERRRRRROS!!! ¡¡¡EL ORRRRRRGULLO ENANO NOS IMPELE A TOMAR ESA PISTA DE BAILE Y DEMOSTRRRRRRARRR QUE EL BAILE DE PIES DE KHAZAD DUM ES EL MÁS ATLÉTICO, GRRRRRÁCIL Y RRRRRÁPIDO JAMÁS VISTO!!! ¡¡¡POR EL REY ALRIK RANULFFSON DE BAJOMONTAÑA...!!!-, Dhukan toma aire, y parece que aspira un huracán.

-¡¡¡...CAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRGUEEEEEEEEEEENNN!!!-, la voz atronadora del enano es secundada por un etílico e ininteligible grito de ¿guerra? ¿avícola? ¿equino? Difícil determinarlo.

-¡WEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEJEEEEEEHHH!-, aúllan los enanos a la carrera, sosteniendo a Jorge mientras lo mantean. ¡Lo que ignoran es que el clérigo ahora mismo está a punto de dejarse la crisma contra una de las vigas de madera de roble de la taberna!

Bellamy observa embelesado a Kendra mientras pide a los músicos que canten la vieja canción de su amigo bardo Dewey Finn: LA RATONERA.

-Espero que estés preparada, melenuda. Estás ante el mediano más rápido de pieses del Valle.-, sonríe con aire de satisfacción. Extrae del bolsillo una armónica y, mirando al líder de la banda, asiente.

Es la señal.

Kendra observa que los músicos cambian de instrumentos. Uno de ellos extrae de un estuche alargado algo parecido a un laúd, pero al pasar el pulgar por las cuerdas, éstas parecen alimentadas de... de... ¿ELECTRICIDAD?

-Es una Finn. Un instrumento único en su especie en Eberron. Realmente es un laúd, pero bendecido por el Bardo del Trueno-, explica Bellamy. -Algún día te contaré la historia del bardo más estrafalario que he conocido. Y de sus patillas. Pero es otra historia. Y merece ser contada en otra ocasión.

El mediano se lleva la armónica a la boca y empieza a golpear el suelo con ritmo mientras grita a Kendra un sencillo pero contundente:

-¡A BAILAR, PEQUEÑA!-.

Cuando los medianos arrancan a bailar, un torrente de enanos aparece con Jorge a cuestas, listos para embestirles a ellos y a los músicos si hace falta.

Fino detalle: un enano en retaguardia carga con Daron en la carretilla. ¡Y DARON SIGUE DORMIDO!

Bellamy abre su único ojo todo lo que puede y su rostro se desencaja señalando a la turba mientras la música alcanza su crescendo.

-¡POR BOLSÓN CERRADO! ¡VAN A APLASTAR A GARY! ¡ESOS ENANOS NO PUEDEN ESCUCHAR LA ARMÓNICA SIN BAILAR A LO BESTIA! ¡KENDRA, NO CEDAS NI UN PALMO DE TERRENO!-. El mediano retoma la armónica mientras se produce una tragedia.

-¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRGGGGHHHHH!!!-.

Gary es aplastado por la turba de enanos ebrios.

Se incorpora débilmente y alcanza a decir entre sollozos:

-Auxilio... C... Cr... Creo que me han roto el duodeno...-.

Entonces aparece el enano con la carretilla que lleva a Daron y termina el trabajo.

Duodeno abatido.

(Lee las notas primero)

Es probable que lo que más te incomode de la elfa es que no se comporta como una elfa. No es fina. No es delicada. Parece una fiera salvaje. Es más alta que tú y sensiblemente más musculosa. Y está cerca. Demasiado cerca de ti. Y parece disfrutarlo.

Tiene facciones anchas y una cicatriz que cruza una de sus mejillas. Sus ojos tienen algo animal que te hacen permanecer en guardia. Y su voz es diferente a la de tus congéneres. Más que hablar, parece ronronear como una felina jugueteando con una presa. Tienes una incómoda sensación a su lado.

Te percatas de que no tiene ningún colgante elaborado, más allá de un muestrario de colmillos de diferentes bestias que advierten su oficio. Este hecho te sume en un profundo temor, pues careces de toda pista que te permita identificarla con tu contacto en la superficie: Nathyra, la asesina de Kylorien.

 Para ser una elfa eres un tanto descuidada, pareces más una humana, bien borracha.

-Rrrr... Para ser un silvano, me extraña que desconozcas la costumbre...-, parece medir sus palabras más de lo que esperabas. Su voz se torna un susurro mientras se aproxima a tu oreja. -Los depredadores orinamos para marcar nuestro territorio.-, la elfa sonríe con maldad, mostrando sus dientes, clavando la mirada en ti y disfrutando de la incomodidad que te genera.

Yo era la princesa que esperaba al valiente zapatero para desvirgarlo pero que no pudo porque lo mataron por pretender llegar a ser lo que estaba prohibido para él

-Sí... Tienes pinta de princesita... El bosque está muy lejos, pequeño. Es posible que te sientas solo entre tanto humano y enano alcoholizado. Es una tierra dura para los tuyos...-.

¿"Tuyos"?

Es en ese momento cuando te percatas de que es una mestiza.

-...Desde que entraste por la puerta vi que había algo raro en ti. No me importaría arrancarte la piel esta noche, si entiendes lo que te digo.-. El ronroneo, de nuevo. -Pero pareces algo... fuera de lugar. Los tuyos huelen a bosque. A tierra. Tú no hueles así. En el Valle, los elfos del bosque recitan una frase peculiar: Que la brisa acompañe tus pasos... y que siempre adviertas la tormenta en el horizonte.-. Deja una larga pausa entre el inicio y el final de la frase. A propósito.

Obviamente, desconoces esa frase ritual. Maldita sea la mestiza.

-Si fueses un auténtico silvano, habrías acabado la frase-, recita estas palabras justo al lado de tu oreja. Nadie puede escucharlas más que tú. Al acabar, sus dientes entrechocan, casi arrancándote un trozo de oreja.

-Estaré arriba en la tercera habitación. Ven a verme... Si te atreves.-. Sus palabras terminan en un suave ronroneo y en una sonrisa afilada. -Aunque te prevengo de que me gustan mucho los secretos. Y tú eres uno bien interesante. No descartes que te visite a alguna hora indeterminada durante el trance.-, deja caer sus palabras con calculada precisión mientras emite una risilla malvada.

La ves subir hacia la planta superior.

Para entonces, estás cubierto de sudor y maldiciendo a los habitantes de la superficie y a Jarlimor por enviarte, maldita sea tu suerte, a esta misión.  

Avasallado por la creciente conmoción y sintiéndose cada vez más alejado del variopinto grupo, Sobek observa a la bebida con una mezcla entre miedo y deseo, se acuerda de su juramento y oprime el deseo para decirlo de manera digna; orgullo. Pasa su índice por el borde de la copa, y acerca su nariz para olfatearlo levemente. El olor lo vuelve loco, como si hubieran desangrado a una bestia legendaria y hubieran fermentado su sangre ritual para hacer el licor más demente y temible que jamás se hubiera pensado. Se saborea de emoción, borra la saboreada y hace que su lengua tome un movimiento digno. Agarra la copa con orgullo, creyendo que soportará el golpetazo de caballo que le espera y, proclamando un glorioso cántico, vierte el contenido de la copa de inmediato y sin respiros-¡Por la benevolencia del arte, de la muerte y de la escama, por Bahamut, por el acero y el mango, bebo esto para sentir el fuego verdadero!

Pero enrealidad era porque se sentía excluido, y necesitaba un incentivo para volverse popular. 

Cuando el líquido color rubí desciende por tu gaznate, sientes cómo abrasa con todo a su paso. Es una sensación que no has experimentado con frecuencia, pues es sabido que los dracónidos son especialmente resistentes a los brebajes alcohólicos. Lo extraño es que el licor, en lugar de anular tu inhibición, parece expandir tu mente de alguna manera inexplicable.

Un torrente de energía se extiende por tu cuerpo. Tu corazón palpita desbocado en tu pecho. Un temblor se expande por tus extremidades como un hormigueo insoportable. Se te acelera el pulso y contienes la respiración, hasta que un flujo de emociones alcanza tu cerebro. Sientes un aguijón invisible clavarse en tu nuca y quieres gritar, pero de tu garganta no emerge ningún sonido. Aunque quisieras, no puedes exclamar ante la sensación que te invade, porque lo que sientes no es dolor. Tampoco es placer. Pierdes la noción del tiempo. Del espacio. Del ser.

Abres los ojos y, para tu asombro, no estás en el Ernie's. Ante ti sólo hay oscuridad. Una oscuridad en la que brillan dos fuegos fatuos de un fulgurante color azul. Las llamas parpadean mientras se aproximan a ti.

Notas el corazón como si fuese un ariete golpear tu pecho, buscando una salida con desesperación. Careces de punto de apoyo y pareces flotar, levitar en el aire.

De la oscuridad emerge, imponente, una figura alada, espectral. Flota vaporosa entre la insondable oscuridad que te rodea. Su voz retumba en tu cabeza como si surgiera con súbita violencia desde una caverna en lo más profundo de la tierra.

-AAAAAAHHHH...-, la criatura fantasmagórica emite un largo y profundo suspiro. -¿QUÉ TAL SIENTA BEBER LA SANGRE DE UN DRAGÓN?-.

Te percatas de que los contornos de la figura vaporosa son, en efecto, los de un dragón de escamas blancas, brillantes como la plata pulida. Es un reptil esbelto y de enormes alas. Su largo cuello se extiende hacia ti. Sus ojos azules, brillantes como dos zafiros estelares, te estudian con detenimiento. La criatura rezuma astucia en su mirada.

-MI PEQUEÑO HERMANO, PERCIBO EN TI PROFUNDA CONFUSIÓN. NO TEMAS. AHORA ESTAMOS VINCULADOS, COMO EN UNA FAMILIA.-, el dragón emana un aura de majestuosidad que sobrecoge tus sentidos. -TÚ HAS PROBADO MI SANGRE. YO, HE PROBADO TU ALMA.-, sus palabras, solemnes, te estremecen.

-SOY AGHANNAZZAR, EL TERROR BLANCO.-, su voz resuena como una tormenta en una noche sin estrellas. -Y TÚ ERES SOBEK CEARCALL. LO SÉ TODO SOBRE TI. TODO. ESTÁS DESTINADO A GRANDES COSAS, MI PEQUEÑO HERMANO. BAJO LAS MONTAÑAS HAY UNA GRUTA SECRETA. ES DIFÍCIL DE ENCONTRAR, PERO TU DESTINO ES HACERLO. LOS ACONTECIMIENTOS QUE SE AVECINAN TE PONDRÁN EN EL CAMINO DE LOS DIENTES HELADOS. ACEPTA TU MISIÓN SAGRADA. VEN. VEN A MI ENCUENTRO. DEBES FORJAR EL ARMA MÁS PODEROSA QUE HA VISTO ESTA ERA.

El dragón extiende sus alas y la figura etérea, fantasmal, cobra una pose grandiosa, si bien efímera. Mientras la visión se desvanece, sus últimas palabras resuenan en tu cabeza, cargadas de presagios.

-NO ES LA ESPADA LA QUE MATA. ES LA MANO QUE LA EMPUÑA. NO TOLERES EL REMORDIMIENTO. TU DESTINO ES FORJAR LA HOJA DE PLATA. MAS CUIDADO, SOBEK... ERES INGENUO Y DE CORAZÓN BIENINTENCIONADO. VIGILA CON OJOS SAGACES A AQUELLOS QUE TE ACOMPAÑAN, PUES ALGUNOS DE ELLOS TE ALEJARÁN DE TU MISIÓN. TU FRACASO, SERÁ MI CONDENA, HERMANO. QUE BAHAMUT GUÍE TUS PASOS EN ESTA HORA TENEBROSA... VOLVEREMOS A ENCONTRARNOS...-.

-¡POR BOLSÓN CERRADO! ¡VAN A APLASTAR A GARY! ¡ESOS ENANOS NO PUEDEN ESCUCHAR LA ARMÓNICA SIN BAILAR A LO BESTIA! ¡KENDRA, NO CEDAS NI UN PALMO DE TERRENO!-. El mediano retoma la armónica mientras se produce una tragedia.

Kendra observa con perplejidad como una turba enfervorecida de enanos ebrios avanza implacable a lo largo del local. Pretenden algún tipo de placaje colectivo que le parece del todo temerario a la vez que inoportuno. ¡Van a estropearle su baile con Bellamy! Lo que a su pequeña mente aturdida por los efluvios del licor de cereza le parece totalmente inaceptable...

"¡Esshhhte essh mi momento, enanosssh pelagaitashhh!" - piensa con una mezcla de total frustración y desafío que nubla por completo su juicio. ¿De verdad intentan robarle su momento de gloria?. 

Con un rápido y ágil movimiento, más fruto del fervor por la contienda etílica de baile que otra cosa, Kendra se lanza de cara contra los enanos con el pelo ondeando a su espalda como una llamarada roja; con una gran sonrisa en la cara profiere un grito de guerra que a ella le parece totalmente desaforado, pero que se pierde en el escándalo que impera en esos momentos en el local. De repente, se siente invencible. Si alguna vez llegó de verdad a creerse una diosa es en ese preciso momento. Los enanos avanzan hacia ella como una manada de búfalos apestando a alcohol y no se amilana. En el último momento, cuando ya puede ver las canas de la barba del enano barrigudo que va más avanzado, se lanza al suelo, deslizándose como si fuera una centella y le baja los pantalones hasta los tobillos, para después dar una voltereta y saltar sobre los hombros del más cercano apartándose del trayecto de tan infame estampida y cayendo grácilmente sobre el escenario con un gesto triunfal.

La partida de Dragondrez no la entendió, sin duda algún juego inventado por enanos, poco refinados. Apartó su mirada de ellos y miró en rededor para controlar al grupo que le había llamado la atención. El enano humano lo tenía ya controlado, el dracónido se había sentido apartado y pensaba que con el alcohol no se sentiría tan sólo, la semiorca parecía cansada ya y prefería retirarse a dormir y finalmente el hombre que no sabía beber totalmente inconsciente. Una sonrisa se perfiló en su boca al ocurrírsele una idea. La mañana siguiente conocería lo que era ser humillado.

La tipa elfa seguía a su lado y no recibía respuesta de Nathyra iba a volver a mandar un mensaje cuando recordó. Maldito Jarlimor, no le había explicado del todo el funcionamiento de aquellas velas llamadas llamas de sangre. No sólo había que portarlas sino que había que hacer un ligero ritual con ellas. La situación en el bar y la elfa le habían sacado tanto de quicio que los nervios le habían jugado una mala pasada. Aunque húmedo había recuperado el control de lo que ocurría a su alrededor. Por lo menos casi lo había recuperado cuando se levantó de la silla, se la encontró allí delante de él con su cara a un centímetro de la de ella. Era muy sigilosa y le había cogido desprevenido. A nadie de Kylorien le gustaba eso, a nadie, se separó hacia un lado y se la quedó mirando fijamente.

Ahora sí que la miró fijamente y con detenimiento. No era Nathyra, de eso no cabía duda pero no veía qué hacía una elfa allí. Y era el maldito color de piel que le había generado el talisman entregado por Jarlimor lo que llamaba la atención de ella y acabaría arruinando su tapadera. Se veía que ella disfrutaba y comenzó a contestarle. Volvía a acercarse a él a susurrarle, ¿había echo el simil en él de orinarle? pero de dónde había salido aquella mujer, la cara de asco que se le puso a Ulus sin duda divirtió aún más a la mujer que profirió su siguiente frase, aprovechando el gesto de asco para llamarle princesita y lo siguiente que dijo le abrió los ojos, ni siquiera era una elfa del bosque pura, su altura, su musculatura y su forma de moverse. Estaba mezclada con sangre humana y se atrevía a hablarle así. Ulus se puso recto y su mirada se endureció, ya estaba cansado de ella y de sus palabras que buscaban claramente descubrir que era un embuste. Volvió a alejarse de ella que no paraba de acercarse a su oído y la respondió. - Habría acabado la frase si hubiera crecido entre ellos engreída, crees saberlo todo por estar borracha y no tienes ni idea. la engañó. Su invitación final hizo que enarcara la cejas, se creía que se iba a mezclar con una impura, había bebido demasiado, esta vez fu él el que fue tras ella y susurró a su oído. - No me esperes despierta y ni se te ocurra acercarte a mi habitación si quieres volver a perder tu vida emborrachándote. la amenazó.

Cansado ya de lo que ocurría en la taberna, tras ver lo que ocurría con el pobre Gary, se acercó a Ernie con tres monedas de oro en la mano mientras se lanzaba un conjuro de guia y enseñándole las monedas comenzó a negociar con él. - Para mi habitación y el caballo, si quieres que nos quedemos más noches en tu taberna sería aconsejable que nos hicieras un descuento a la gente de mi mesa, del 50 por ciento. Eso llenaría tus arcas si estamos por aquí más a menudo, ya ves como beben y animan el local. Sin duda, atraerá a más gente de Tilford el ver al ganador de la batalla de Dragondrezz, a aquella que osó desafiar en la pista a Bellamy, mira como baila, y finalmente al semidragon y el humano que se enfrentaron al Tilford más puro. Tus parroquianos lo agradecerán.

Con la negociación cerrada se movió entre los parroquianos escondiéndose entre ellos. Esperando a que el resto del grupo se marchara o les llevaran hacia sus habitaciones Ulus se quedó esperando, paciente a que sus presas se quedaran dormidas. Vigilaba alrededor por si Dhalarinn en vez de ir a su cama seguía vigilandole. Cuando hubo ubicado cual era la habitación de cada uno, esperando un tiempo para que Gorsha durmiera pues Daron seguro estaba inconsciente, se cercioró de que nadie le miraba se lanzó sobre si mismo el hechizo de invisibilidad y comenzó a ejecutar su plan.

Entró al cuarto de Daron no tan sigiloso como esperaba pero el humano estaba tan embriagado que ni se dio cuenta de nada, lo siguiente que hizo fue quitarle sus ropas y armas y tras cerrar la puerta se puso en camino a la habitación de Gorsha, esta vez más sigiloso ya que la mujer no estaba tan borracha, dejó todos las pertenencias de Daron y antes de coger las cosas de Gorsha lo que hizo fue quitarse la túnica y esconderla debajo de la cama de esta, si la mestiza trataba de seguirla con el olor acabaría en la habitación que no era y quizá al ver que su túnica estaba allí se le quitaría la idea de seguir tras Ulus. Ya por último recogió las cosas, ropa y armas y las llevó a la habitación de Daron finalmente. 

Con una sonrisa en la boca por el caos generado, caos que les encantaba a los seres de la infraoscuridad se marchó hacia su habitación, cerró la puerta con llave y además puso un silla bloqueando la puerta, esperaba que la pelirroja no le encontrara con la treta que había realizado pero por si las moscas no estaba demás estar prevenido.