Partida Rol por web

Diario de abordo:

Navegación.

Amanecer: 06:15 h

Atardecer: 20:49 h

El Zenith es un barco de lujo que navega durante una semana atracando en lugares tan conocidos como Grecia, Croacia, Italia y Francia.

Hace tan solo un par de horas que el barco ha desembarcado y continuará en alta mar durante un día entero. Los pasajeros han sido llevados a sus respectivos camarotes y allí tienen el horario de las diferentes actividades que tendrán lugar a lo largo del día así como un mapa donde indica cada una de las zonas del lujoso barco: la piscina, el jacuzzi, la biblioteca, el restaurante, los tres bares, el casino, el buffet libre, las diversas terrazas, la sala de la televisión...

En 30 horas llegarán al primer destino: Venecia, Italia.

¿Qué harán los pasajeros en todo ese tiempo? Son las 19:00 h

El doctor Akira Takanashi, por muy extraño que parezca, subió al crucero por cuestiones de trabajo. Experto en enfermedades poco comunes, deció darse cita a bordo de aquel lujoso barco con Alicia Lima y sus padres, quién poseía una extraña enfermedad que limitaba su sentido visual. Tras dejar su equipaje en su camarote, alojado en la planta 11, fue hasta el lujoso restaurante del Zenith, en la planta 9, para entrevistarse con los padres de Alicia...

Por otro lado, la semana más agotadora de Susan había comenzado una vez más. Servir mesas en el restaurante intentando mostrarse cordial con los clientes y ver cómo ellos se divertían mientras ella trabajaba durante 18 horas al día, resultaba frustante a la vez que agotador; sin embargo, no le quedaba más remedio que rendir al 100% si quería mantener su buen nivel de vida actual. Al menos, de momento, no había mucha gente en el restaurante. Tan solo había ocupadas cuatro mesas. En una de ellas había dos matrimonios hablando amigablemente y bastante escandalosos, en otra había tan sólo un tipo extraño, vestía traje gris, con gafas y la primera sensación que daba era de estar muy nervioso, en la tercera mesa, al fondo de la sala, una de esas parejas que quieren aparentar ser ricas y a las que les encanta que les presten atención y, finalmente, en la mesa de al lado, un matrimonio se acababa de levantar para recibir a un señor trajeado de origen asiático.

Akira en sus ratos libres solía ir con ropa cómoda... pero para situaciones como las que se daban ahora se había puesto uno de sus mejores trajes, pues, como decía su padre "no solo hay que ser el mejor... si no parecer el mejor" y así iba, con su traje más caro y con sus mejores zapatos

(algo así con zapatos blancos)

Saludando con un apretón de manos al padre de la muchacha a quien ya había visto un par de veces, y con un par de besos a su madre la cual podría decirse que es su amiga pues trabajan en el mismo hospital se sentó en la mesa y comenzó a hablar

-Bueno señores, lo que le pasa a Alicia es poco común y por ahora la única forma de curarlo es con una operación peligrosa que podría dejarla ciega, o por trasplante de unos tejidos del ojo llamados conos o de los ojos enteros... pero si estudiase más a fondo su caso, quizá podría encontrar alguna solución menos peligrosa para la muchacha y que no implique que se pueda quedar ciega o tengan que hacerte un trasplante.

Akira se gira para mirar a la camarera y la llama con un movimiento de su mano esperando a que se hacer que para pedirle algo que tomar mientras continua hablando con los señores Lima

Veo que el honbre japones que acaba de llegar me hace un gesto con la mano para que me acerque. Me acerco a la mesa para ver que es lo que desea tomar.

- Digame que desea señor.

Mi tono es suave, casi como si temiese interrumpir con mi voz la conversacion. Cruzo las manos sobre mi falda y dejo mis ojos clavados en el suelo mientras espero el pedido.

Akira sonríe amistosamente a la muchacha. No era una persona que se sentía superior a otra solo por tener algo más de dinero que esa persona, es más, es una persona que se preocupa por el resto y por eso es médico.

-Hola, me gustaría saber si nos podría traer algo para tomar, a mi me gustaría algo sin alcohol, como un refresco de cola, y los señores que pidan lo que quieran, yo invito.

Dice sonriendo amistosamente a estos también, no es que le sobrase el dinero o quisiera exhibir su estado económico, si no que le gustaba invitar en este tipo de cosas, pues es una costumbre que había tomado con el tiempo y le gusta mucho compartir.

Los señores Lima saludaron al médico en cuanto llegó. Una vez sentados a la mesa escucharon atentamente las palabras del doctor. El rostro de la señora Lima mostraba preocupación, ya que las palabras no eran muy alentadoras.

- ¿De qué porcentaje de éxito hablaríamos?- fue el padre el que habló. No le gustaba hablar sobre la enfermedad de su hija, pero había ocasiones en que debía enfrentarse.- Además, no tenemos mucho dinero... Y supongo que la operación sería muy costosa...

Cuando la camarera llegó, el señor Lima pidió una cerveza sin alcohol; sin embargo, la señora Lima optó por algo más fuerte, un poco de whisky. Parecía que la bebida era lo único que podía alejarla un poco de los problemas. No estaba muy acostumbrada a beber, pero cuando se sentía demasiado preocupada era lo único que la calmaba.

Akira tras pedir, continuó hablando

-El porcentaje de éxito de la operación es un 50% de posibilidades de curarla, y otro 50% de que se quedase ciega para siempre... y además, es cara... por eso os propongo que me dejasen estudiarlo mas a fondo... pues quizá pueda curarse de otras formas mas sencillas...

Y continuó hablando de una serie de pruebas visuales que realizar a la muchacha

- Señorita, por favor.- el señor de aspecto extrañó llamó a la única camarera que se encontraba en el restaurante.- Tráigame una... tila... doble.

Después de pedir, continuó allí sentado, quitándose el sudor de la frente y sin parar de mover las manos.

La información no estaba siendo muy optimista pero... ¿qué podían hacer?

- Lo comprendemos, doctor Takanashi. ¿Qué tipo de información necesita?

Memorizo los pedidos de la mesa, y cuando me dirijo a servirlos oigo que otro señor me llama. Me giro hacia el y asiento con la cabeza antes de darme la vuelta y seguir hacia la barra.

Saco una pequeña jarra metálica, y la lleno con agua caliente de la maquina de café. Del primer cajón cojo una bolsita de Tila, y la coloco dentro de la tetera, dejando la cuerda fuera y cerrando la tapa de esta.

Luego cojo un vaso de cristal del segundo estante, dos hielos y cuatro dedos de whisky. Dejo el baso en la bandeja junto a la tetera y una taza, y saco la coca cola y la cerveza sin de la nevera junto a una copa para la segunda y baso de tubo para el refresco. Otros dos hielos y una rodaja de limón.

Con la bandeja cargada me dirijo primero a la mesa del matrimonio y el japonés, donde dejo las bebidas poniendo mas cuidad en no molestar que en acercar a cada uno su bebida.

Luego me dirijo al hombre que pidió la tila. Le pongo la taza y le dejo la tetera al lado. Una vez todo esta dispuesto espero un instante con las dos manos en la bandeja y esta sobre el pecho, esperando que el señor compruebe que esta todo a su gusto. Le he puesto un sobre de azúcar, pero llevo más azúcar y sacarina en el bolsillo del uniforme, por si lo necesito.

Si no pide nada mas vuelvo a la barra donde me siento más cómoda, y me quedo parada con los ojos en blanco mientras me froto los brazos por encima de las mangas.

Daba la impresión de que se encontraba bastante ausente. Como si su mente estuviese en un lugar lejano, fuera del barco. Continuó secándose el sudor de la frente y colocándose la corbata, pues parecía que ésta le estrangulaba por cada minuto que pasaba. ¿Cuándo llegaría? La espera se estaba haciendo eterna...

La camarera llegó con la tila y él pegó un pequeño sorbo, sin prestar siquiera atención a si la infusión requería más azúcar o no. Por tal motivo, no se percató de que la chica continuaba cerca, esperando a que le diese el visto bueno.

¿Cuánto tiempo más le haría esperar?

Con manos temblorosas se acercó de nuevo el vaso a la boca pero antes de que el líquido llegase si quiera a sus labios, se le resbaló la copa y el agua hirviendo le manchó parte de la chaqueta y los pantalones. Se levantó de un respingo, asustando a los presentes, sin saber muy bien cómo reaccionar.

- ¡Oh, no! Qué torpe...

El hombre da un sorvo a su tila sin decirme nada. Al ver que no me presta atencion empiezo a pensar en volver tras la barra cuando se le cae la taza, derramando su contenido por encima de si mismo y de la mesa. Se levanta de golpe, y casi doy un salto para apartarme por la sorpresa.

Me quedo parada durante un instante. Mi corazon late con fuerza y rapidez. Se que debo controlar mi miedo, pero me cuesta moverme. Finalmente me sobrepongo, trato de controlar mi respiracion. Cojo la toalla que llevo en el brazo y se la ofrezco para que se limpie, sujetandola desde una esquina para evitar que al cogerla me toque.

- ...tome digo casi en un susurro lo limpiare todo en seguida

Akira continúa hablando con los padres de Alicia y respondiendo las preguntas de estos

-Mas que información son pruebas y demás... son inofensivas, pero para algunas de ellas necesito aparatos que hay en el hospital, a si que después del viaje podríamos reunirnos allí, aunque me gustaría hablar con Alicia y hacerle un par de pruebas rutinarias...

de pronto calla, pues algo ha llamado su atención... el hombre que se ha derramado la Tila encima... parece algo alterado, y Akira duda durante unos segundos que hacer, finalmente decide quedarse en su sitio, pero presta atención al hombre, mas por curiosidad que por otra cosa.

Aunque se hubiese manchado todo el traje, su mente continuaba ausente. Se temía lo peor y la reunión que tenía que haber dado comienzo hacía cinco minutos lo intranquilizaba aún más. No se fiaba de nadie. Ya no, pero... ¿qué podía hacer?

La respuesta le vino instantánea, justo cuando la camarera, en la que no se había fijado en todo el tiempo, se acercó para limpiar todo el estropicio que había armado.

- Espere.- la paró. Se acercó un poco a ella, con aquel aire de nerviosismo que le envolvía. No estaba acostumbrado a tratar con nadie directamente, y menos aún con una desconocida camarera, pero no podía hacer más que confiar.- Disculpe las molestias. ¿Podría hacerme un favor?- miró con nervios hacia la puerta de entrada y salida del restaurante y con prisas se quitó la chaqueta y se la extendió a Susan sin esperar respuesta.- Cuando termine su turno del día lléveme la chaqueta hasta mi camarote, en la planta 13. Es la habitación que está a la derecha del ascensor. No se le olvide. Planta 13, habitación a la derecha del ascensor.

Tras esas palabras volvió a echar una rápida mirada hacia la puerta y volvió a sentarse, con el pañuelo de tela en la mano derecha, mientras se volvía a secar el sudor de la frente sin percatarse de que estaba empapado.

Cuando todo pareció volver a la normalidad, un nuevo huésped entró en el restaurante.

Se trataba de una mujer, vestida de forma muy elegante, acorde con la sala del barco. Vestía un vestido rojo pasión que le llegaba hasta las rodillas y un sombrero que le tapaba bastante el rostro. Llevaba unos tacones de aguja de color negro y caminó hacia la mesa del hombre nervioso.

Cuando éste la vio se levantó y le ofreció sentarse. Ella sonrió; sin embargo, no se trataba de una sonrisa amable, más bien de una que decía "soy superior a ti". Ambos se sentaron, ella colocó su pequeño bolso encima de sus piernas y, sin quitarse el sombrero a pesar de que allí dentro no daba el sol, comenzó a charlar con su acompañante.

- Muy bien. Si no le importa quedarse esperando aquí, iremos a buscar a Alicia para que hable con usted. Le dijimos que se quedase en la piscina, así que no creo que tardemos mucho en encontrarla.

El señor y la señora Lima se levantaron, le estrecharon la mano cordialmente a Akira y se fueron. La sin del señor Lima estaba prácticamente entera, el whisky, prácticamente vacío.

Cuando ya creía que me seguirá ignorando el hombre se quito la chaqueta y me hablo mientras me la ofrecía. Inconscientemente di un paso hacia atrás, pero cuando estaba a punto de dar un segundo paso atrás me contuve, cerré los puños con fuerza y me quede en mi sitio. Apenas un instante mas tarde cogí la chaqueta que me ofrecia evitando rozar las manos que la ofrecían, y asentí con la cabeza, mientras me repetía a mi misma una y otra vez las instrucciones que me habia dado.

Subir a una habitacion, sola era una idea aterradora, pero tenia que hacerlo si queria encajar, y no podia perder este trabajo.

Acabe de limpiar la mesa, y volví a la barra mas rapido de lo que hubiese querido hacerlo. Estar tan cerca de alguien me habia alterado, y necesitaba tranquilizarme. Deje la chaqueta detras de la barra, sobre un pequeño taburete, bien doblada para evitar que se arrugase. Antes de que pudiese hacer nada mas llego una mujer, y se dirigió a la mesa del hombre, la mire un instante con curiosidad, pero pronto volví a mi trabajo.

Coji el telefono y llame a lavandería. Me atendió Zoe:

- Necesito que recogais una chaqueta en el restaurante. Para una limpieza. Luego la traéis de vuelta y yo la devolveré.

Me agache y saque de la chaqueta todo lo que hubiese para que no se extraviase o estropease mientras limpiaban las manchas de Tila, las apunte y las deje en el cajon de la barra.

Akira asintió amigablemente a los padres de la muchacha y se acomodó en su asiento para beberse tranquilamente su refresco de cola, eso si, con cuidado de no mancharse el traje. Dado que no tenia nada mejor que hacer, intentó afinar el oido para ver si escuchaba algo en la mesa del señor nervioso y la mujer malheducada que no se quitaba el sombrero, era una pareja extraña comparados con los otros dos matrimonios que habia en la zona en ese momento... no es que le interesase realmente de lo que hablasen pero no tenia nada mejor que hacer, y mientras intentaba escuchar no les iba a mirar, no queria ser tan descarado.

Hay personas muy curiosas en este sitio...

En los bolsillos de la chaqueta encuentras:

1.- Un sobre blanco bien cerrado. No abulta mucho así que lo máximo que habrá dentro será papel.

2.- Las llaves del camarote.

3.- Un pequeño tubo de ensayo con una sustancia azul intenso.

Tengo el cajon abierto frente a mi cuando vacio los bolsillos de la chaqueta. Dejo primero las llaves, y luego el sobre, sin prestarle demasiada atencion, pero cuando saco el tubo azul me lo quedo mirando.

¡Que azul! me pregunto que sera, quiza.... ¿un perfume?

No puedo reprimir el impulso de abrir el tubo, pero cuando lo intento descubro que no se puede. Parece que necesita una jeringuilla, asi que decido dejarlo en el cajon con lo demas, y espero a que lleguen de la lavandería.