Partida Rol por web

¿Armas? la mera idea me produjo arcadas. Yo no queria tener armas, no queria hacer daño a mas gente. Negue con la cabeza varias veces. No, yo no queria armas. Sin embargo decidi no decir nada sobre ello, cuando hablaron sobre ir en moto.

- Yo no se conducir, y...

No termine la frase. No queria ir con nadie, ¿pero como iba a explicarlo? La mera idea de que me tocaran me repelia, y dejar que el medico japones me mirase el tobillo habia sido un verdadero suplicio. No podia pasar por eso otra vez.

- ... yo puedo ir andando... corriendo... Piensa Susan, ¿andando o corriendo? ...andando, sin hacer ruido...

James hizo un gesto cuando nombro las motos, el no era de conducir sino mas bien de ser llevado por algún chofer. Suspiro fastidiado mientras que decía.
-No quiero ser el que vea todas las cosas de forma negativa, pero somos siete y hay tres motos- miro al general como si estuviera a punto de decirle que su hija estaba embarazada-. Siete dividido tres no da dos. Pero no importa, podemos conseguir algún auto o lo que sea. Pero las motos son necesarias, pueden ir allí donde un auto no cabe.
Xavier y Susan dieron sus impresiones e ideas. Lo de las armas cuerpo a cuerpo era interesante, de hecho les habían salvado la vida muchas veces. Pero un arma de fuego le parecía igual de buena, sobre todo porque no tendría que acercarse. El problema era Susan y creía saber porque.
-Susan, no te preocupes, buscaremos un auto, uno grande y espacioso, con buenos cinturones de seguridad- le guiño el ojo-. No tienes que correr, ni caminar. Encontraremos algo ideal para que nos lleve.

Judith se apresuró a coger el puesto de conductora.

Mejor estar cerca de los vehículos por si las cosas se ponen feas. -Pensó.

-Yo puedo conducir. No soy ninguna profesional, pero si he sido capaz de cruzar Nueva York en coche puedo conducir a través de una horda de zombies. Aunque me sentiría más segura en un vehículo cerrado que en una moto. Si pudiéramos hacernos con una ambulancia sería perfecto: podríamos trasladar suministros a la vez que a varias personas, y aunque no pueda pasar por callejones estrechos puede llegar a convertirse en un búnker en caso de ser rodeados.

Levanto mi cabeza levemente -Yo conducire una moto ... pero lo advierto, por si alguien quiere venir conmigo, la ultima persona que lleve en una moto ... murio en un accidente.- digo mientras de nuevo vuelvo a agachar la cabeza mirando para otro lado y deslizandose una pequeña lagrima por mi mejilla.

Akira miró a Judith sorprendido, le habia gustado mucho su idea

-Es cierto, una ambulancia seria muy hutil, además, tendria suministros médicos con los que no podria cargar en otro vehiculo... me gusta la idea, busquemos una...

Todos parecian mas entusiasmados con la idea de meterse de cabeza en una ciudad infestada de zombis y realizar una mision suicida. Eso era algo bueno. Las palabras de Xavier hicieron que alzara una ceja incredulamente.

-Si esa es tu forma de darnos confianza, no funciona- murmuro con sarcasmo. Era como si él les preparara una comida diciendo "se cocinar, pero al ultimo que cocine murio de una intoxicacion".

Las ideas iban y venian, Akira parecia muy interesado en lo de la ambulancia. James preferiria un tanque de guerra o algo asi de pesado e imparable.

-Veo que todos estamos de acuerdo en que necesitamos algo para cubrirnos, las motos seran demasiado peligrosas- suspira acomodandose el pelo-. Estoy seguro que encontraremos sectores llenos de zombis, no podemos estar zigzageando entre ellos- hace un gesto con sus labios, como si se le hubiera ocurrido algo-. El camino sera una buena forma de aprender mas de nuestros poderes. Algunos ya lo usamos mas seguidos, otros recien experimentan...estos cambios. Practicar sera lo mejor.

Observó con mala cara el mapa y después le sonrió sin humor a James. 

Se limitó a reclinarse sobre su asiento, asumiendo que papel le empezaba tocar a jugar... y no le gustaba nada

Me gire y mire a James fijamente -Yo opino distinto al resto, cierto es que un coche, una ambulancia, un camion de los helados ... lo que prefirais os dara seguridad y tal, pero no os daran la movilidad que una moto os puede dar, aparte tenemos que tener en cuenta un detalle, y es que no solo los zombis infestaran las calles, sino que los coches que en ese momento estuviesen por la calle tambien, dificultando muuucho mas pasar por ciertas zonas.- dije serio. No sabia por que, pero habia empezado a comprometerme con la mision, puede que por que la vida de mis amigos tambien dependiera de ella, y no queria perder a nadie mas ...

Aparte la mirada de James unos segundos por la inseguridad que tenia al meterme en estas cosas, yo solo soy un adolescente y puede que no sepa mucho de estas cosas, menos mal que los videojuegos educan bien algunas situaciones.

Volvi a mirar al "lider" de nuevo. -Opino que deberiamos de llevar como minimo 2 motos, que actuen por asi decirlo en modo de explorador. Aparte, de que los bichos esos tienen distintos poderes por lo que parece, por lo tanto si nos encontramos con un bicho ... estilo por ejemplo Susan- mire un momento a Susan- sin animo de ofender-  yvolvi a mirar a James -De una ostia nos manda volando con el coche, en cambio con la moto seria mucho mas sencillo esquivar el golpe, ¿no crees?- dije mirandolo fijamente a los ojos, James se convirtio en el lider del grupo casi sin darse nadie cuenta pero todo buen lider necesita consejeros para que tome la decision correcta, y esa fue una leccion que la vida le habia echo aprender por las buenas y por las malas "Bien, si voy a hacer esto, voy a hacerlo bien."

-Y también sería mucho más fácil pasarle por encima. -Añadió Judith.

James miro a sus compañeros con una sonrisa radiante, apoyo sus manos en escritorio, como si meditara sobre lo que acaban de decir. Si bien le era algo frustrante que nadie haya escuchado que él mismo dijo que las motos serian usadas también, era bueno que Xavier se metiera de lleno en la misión, hacia un momento estaba bastante mal y ahora planeaba estrategias.
-Me encanta esa idea- dijo mirándolos a los ojos a ambos-. Usaremos tanto las motos como un vehículo. Nos servirá en el caso de que nos hieran, dios no lo quiera, así que Akira y Susan podrán ir en la ambulancia- se acaricio la barbilla-. Alguien mas tendría que manejarla, Akira no puede hacerlo si está atendiendo a un herido- Susan de seguro sería muy útil para mover algunos autos del camino. Suspiro como si estuviera por decir algo muy molesto para él-. Puedo ir en una de las motos así usaríamos las tres o manejar la ambulancia. Reconozco que estoy algo oxidado con la conducción, pero: ¿Qué tan difícil puede ser?
Se volvió mirando al militar, su cara cuadrada parecía echa de piedra y su puro apestaba toda la sala. Iban a necesitar algo de instrucción, rápida y simple, pero necesaria.
-Discúlpeme- dijo James toda amabilidad-. Necesitaremos que uno de sus hombres nos indique la forma más rápida de usar las armas que nos den. No tenemos mucho tiempo, así que solo digamos como no matarnos entre nosotros- sonrió y espero a que los demás dieran otras opiniones. En ese momento necesitaban todas las ideas que pudieran.

La respuesta del comandante Rider ante las preguntas fue mandar a dos de sus soldados que los escoltasen hasta el avión que les llevaría cerca de París.

Nadie habló con ellos y les dejaron solos durante todo el trayecto hasta que finalmente el avión aterrizó. Cerca de la ciudad de París les estaban esperando dos coches blindados negros. James, Susan y Clara se montaron en uno de ellos mientras que Akira, Xavier, Judith y Robb se montaron en el otro. Como los cristales estaban tintados tanto por dentro como por fuera, los supervivientes no podían ver el exterior, aunque sí llevaban a escuchar algún que otro golpe y notaban como muchos desniveles en el suelo.

Los coches aparcaron enfrente de uno de los pisos de la calle donde les había señalado el capitán Rider. Al salir pudieron obserar el gran caos que estaba montado. Contenedores y coches volcados e incendiados, agua saliendo de lugares inimaginables, infectados que deambulaban por las calles siguiendo el olor de la sangre, gritos y gemidos se mezclaban en la atmósfera...

Subieron hasta el piso cuarto y allí les estaban esperando cuatro soldados. Uno de ellos les indicó que cogiesen dos de las armas que estaban encima de la mesa. No eran muchas, pero llevaban aguantados oleadas de esos monstruos demasiado tiempo. Éstas eran las armas que les dieron a elegir:

2 Bates de béisbol, 4 pistolas con ocho balas cada una que se escasquillaban a veces, 3 cuchillos y 2 granadas de mano.

Después les comunicaron quecuando estuviesen listos tres de ellos les acompañarían hasta que se encontrasen con el espía aunque los supervivientes debían de orientarles porque solo ellos sabían donde se encontraba su contacto.

El viaje transcurre sin ningún contratiempo. Solo cuando subieron a las camionetas las cosas se pusieron algo inquietantes. De vez en cuando algunos sonidos extraños, golpes debajo de la camioneta, el crujido de algún hueso al ser brutalmente aplastado por las ruedas, cosas como esas que ayudan notablemente a la tranquilidad de los pasajeros. James charlaba sin para con sus dos compañeras, tanto para entretenerse como para que eviten pensar hacia donde irían y lo peligroso que seria. Sobre todo temía que Susan tuviera algún otro ataque emocional que provocara todo un desastre en ese reducido espacio.
Todo cerrado, oscuro y sin posibilidades de ver hacia afuera le recordaba mucho a un ataúd. Quito esos pensamientos de su mente concentrado en las dos hermosas mujeres que tenia adelante.
Cuando al fin llegaron hasta el edificio y pudieron ver la ciudad en todo su esplendor la siempre visible sonrisa del rubicundo muchacho dio paso a una mueca de incertidumbre. Evito comentar nada, solo empeoraría las cosas. Subieron en silencio, pensativos, dándose ánimos.
Cuando les mostraron las ar mas James tomo una pistola, no por nada especial, simplemente porque se veía como James Bond. Le habría gustado tener un esmoquin.
-Me quedo con esto- dijo mirando la pistola en su mano, sorprendido de la fuerza que parecía transmitirle. De lo demás no había nada que le pareciera especialmente atractivo, por lo que tomo un cuchillo, sabedor de que lo necesitaría pronto-. Con todo esto conquistaremos toda Francia- murmuro sarcástico, pues esperaba un poco mas.

Robb, que ya se sentía un tocón siendo arrastrado por la corriente... cogió un bate de beisbol con gesto ausente y lo abrazó contra su pecho observando a sus "compañeros" - y ... ¿Ahora que? 

Paso todo el viaje quieta, esperando. Siento cansancio pero no me atrevo a cerrar los ojos. Finalmente el trayecto termina y descendemos.

Cuando me ofrecen las armas niego con la cabeza. No quiero tener nada afilado en mis manos si puedo evitarlo. Tras pensarlo un instante me decido a coger el bate que queda. Lo sujeto con una mano dejando que la punta arrastre por el suelo, y siento la tentacion de volver a dejarlo en su sitio.

Solo para defenderte, solo para que no te hagan mas daño.

Akira lo piensa y finalmente tomó las dos granadas y un cuchillo

-Yo cogeré esto...

Aún estaba sorprendido... lo que en su dia habia sido la capital del amor, ahora era el infierno en la tierra... tras lo vivido en el barco y lo que habia visto ahora, sentia como si hubiese perdido una gran parte de su sensibilidad... y eso no le gustaba...

Me dirijo a la mesa donde estan las armas y las miro fijamente, cojo dos pistolas y las guardo en los bolsillos, y despues cojo un cuchillo, me dirijo despues al militar -Por cierto, ¿no tendran algo para guardar mejor las armas¿.-

Susu compañeros se avalanzaron como bestias sobre la mesa de las armas, así que Judirh, con su poca fuerza física, se vió obligada a quedarse con las sobras. Cogió una pistola y un cuchillo que quedaban sobre la mesa y las contempló en sus manos.

Espero no acabar hiriéndome a mí misma...

El camino resultó ser más ameno de lo que esperaba. No se escuchaba ningún sonido extraño y era como estar viajando en primera clase. Claro que solo duró unas horas. En cuanto salieron del coche Clara vio el terrorífico escenario en el que se encontraba ahora. Sintió miedo, pero no quería dar a ver ese sentimiento. Estaba allí por decisión propia y ahora no era momento de lamentaciones.

Cuando subieron sus compañeros, quizás con más miedo que ella se avalanzaron hacia las pocas armas que les quedaban a la resistencia. Los miró con la boca abierta. ¿Tan desesperados estaban? ¿Sería para tanto? Pensó que no cogería armas. Aún tenía cuatro disparos en la suya y por el camino ya encontraría algo más útil.

Antes de marchar, les comunicaron que se pusiesen el traje que les ofrecían y unos guantes. Parecía resistente.

- Estaré en la habitación de al lado...

No quería cambiarse delante de todos.

-¿No necesitas ayuda verdad?- le pregunto suavemente a Clara quien ya se dirigia hacia la otra habitacion.

Observo la pistola que tenia en su mano y enarcando una ceja llego a la conclusion que le seria bastante dificil apuntar y disparar. De seguro necesitaria algo de practica, lo cual era imposible con solo 8 balas. Suspiro pensando que esta mision ya estaba empezando a complicarse bastante. De seguro le seria mas facil dejarle la pistola a Clara, y que el la usara en caso de extrema necesidad o cuando a la hermosa morena se quedara sin balas darle la suya. Seria lo ideal. Pero ya llegaria ese momento por ahora deberia cambiarse y ponerse esas protecciones.

Se puso el traje encima de la ropa que ya llevaba, buscando comodidad y facil movimiento. No queria ser un robot de movimientos lentos y torpes. Estaba seguro que hasta se veria bastante rudo con las arm as y el traje. Justo él, que era mas elegante que otra cosa.

-No podemos negar que nos veremos muy bien- comento con sarcasmo, esperaba que ningun infectado tuviera algun poder, pues de ese caso usar esos trajes seria igual que usar papel.

Estaba muy impaciente por salir de allí en busca de acción. Llevaban meses dentro de aquel piso, durmiendo lo necesario y alejando a los infectados de la zona. Ahora quedaba cada vez menos para que dejase aquel lugar. Cargó bien su metralleta y miró a sus dos compañeros que la acompañarían con los nuevos.

- Cambiaos deprisa y seguidnos.

Era mujer de pocas palabras y quizás aquellas habían sido las más dulces que había dirigido en mucho tiempo. Bajó abajo, mató a un par de infectados que pasaban por allí y les señaló los vehículos que tenían preparados. Al final no habían logrado mantener en condiciones todos, por lo que tan solo había cuatro motos y un coche sin capota.

- Yo conduzco el coche. El soldado Axel la moto negra y la soldado Lorange la roja. Dividíos como querais a partir de ahí y cuidado con la moto azul.