Partida Rol por web

Ginis te recuerda .-Aqui no se deben usar capacidades sobrehumanas ni usar la violencia-. Entras en la macrodiscoteca. El exterior no se corresponde con el interior. Dentro de ella hay alfombras de seda, mesas de roble, grabados y pinturas de gran valor en las paredes... Los que estan alli dentro tienen sofas en zonas como apartadas cada una de la otra. En algun sofa hay personas solitarias mientras que en otro hay debates acalorados. En el fondo de la estancia y en un escenario una geisha toca un instrumento de cuerda. Hay algunos sofas vacios. En un sofa un hombre gris con que no hace mas  que soltar risotadas. Una jovencita de aspecto fiero que parece muy dispuesta a mostrar que nadie le moleste en otro sofa. En otro sitio hay una mujer vestida con un traje de cuero y dos lacayos con una estetica variopinta abusando de una joven.

Shulke te mira con gesto de indignación .-Yo soy una excelente bailarina; y estos dos tambien hacen alguna cosa...-. Dice lo ultimo dandole poca importancia. Por la puerta entra un hombre de apariencia señorial. Aun a pesar de tener un gesto digno parece desorientado, y mira hacia los sofas como sin saber a donde ir

-¿Bailarina de Ballet? ¿o algo más exótico tal vez?- el doble sentido en mis palabras es muy obvio. No me interesa agradarle a esta mujer, tiene demasiadas ínfulas. Estoy pensando en como sacarme de encima a estos pesados cuando veo al recién llegado. -Si me disculpan... tengo que ir a saludar a un amigo- les sonrío falsamente y me levanto para alcanzarlo.

-¡Que bien que ya estés aquí!- llego hasta él y lo tomo del brazo. -Sígueme la corriente por favor- susurro apenas. -¡Vamos, tienes que ponerme al día de lo que has estado haciendo desde la última vez que nos vimos!- con delicadeza, lo insto a seguirme a otra zona de sillones, alejada del grupo de Shulke

   " - ¿Eh? - Sorprendido de tal recivimiento no puede evitar dejarse arrastrar en cierta manera por la joven que le arrastra. Era la primera vez que entrava en el Eliseo, es más, la primera que conocía a uno de los suyos que no fuese su creador. Así pasan unos metros mientras se fija de refilón en la cantidad de personas del lugar. Al volver la cabeza su pálida cara mira hacia aquella chica que en cierta manera le ha "secuestrado". - Edward, no te dejes engañar. - Piensa y en ese mismo instante se detiene en seco observándola en silencio. - ¿Y bien, cuanto tiempo más vas a arrastrarme hasta decirme que quieres? "

La mujer mira furibunda a la pareja que se situa a las puertas del Eliseo. Se acerca; y esta a punto de decir algo ofensivo a Rocio, pero parece darse por vencida .-Ya solucionaremos esto en otro momento-. Dice con maldad para luego mirar a Edward con un tono neutro y medio sorprendido.- Y tu...¿Quien eres?-.

   "Si algo había aprendido Edward en el transcurso de aquella noche era responder con cautela e inteligencia. Aquella noche no quería ser la atención de todas las miradas y andaba con la máxima atención posible. Erguido en su posición habitual la mira aunque no directamente, debía no-demostrar nada. Así pues, con un tono todavía más tenue e impersonal si se podía, respondío lo más sumiso posible sin procurar en su orgullo o dignidad. - Nadie importante. - Tras sus breves palabras se mantiene en silencio y mira en un punto entre aquella joven y la mujer que le hablaba. Todo aquello no iva con él aunque en cierta manera se quedó en su lugar."

.-Ja, ja, ja. Ya me parecia a mi-. Hace un gesto con la mano de desden mientras se marcha con rostro digno diciendo .-Chiquilla. Más vale que tengas una buena escolta para cuando atravieses esa puerta-.

-Agradezco tu preocupación Shulke. Voy a estar bien, gracias- le respondo sarcásticamente con una sonrisa. Al parecer, ya me había ganado una enemiga.

-Perdón por arrastrarte a esto- ya es hora de que le de explicaciones a este joven. -Quería zafarme de esa tía y sus amigotes y por eso fingí conocerte- le tiendo mi mano al tiempo que le sonrío amigablemente.

-Soy Rocío Estrada y es la primera vez que vengo aquí. Espero no haberte importunado demasiado- ojalá este vampiro fuese mejor compañia que los otros.

   " Le tiendo la mano dándosela con un ligero asentimiento. Ambas son frías y heladas como un glaciar. Además, es bastante guapa aunque que según las películas, ¿que vampiro no lo es? Esas últimas palabras me hacen bastante grácia, aunque escondo la sonrisa dándo a ver cierto tipo de media sonrisa y preocupación. - Para ser vuestra primera vez aquí, parece ser que no ha entrado con buen pie. - rápidamente añade cierto tipo de excusa mirándola fíjamente a los ojos. - Perdona que te trate de usted, nunca se sabe la longevidad con quien se habla. - Esta vez dejo que una sonrisa educada se dibuje en mi cara y miro hacia el final. - No se que voy a hacer dentro, pero creo que debería entrar. - Dejo unos segundos para que quede como una invitación, se educado porque no sabes quien és aunque parezca una novícia. Aún así, no me demoro demasiado en dar un par de pasos hacia el interior del Eliseo. Parece que esta chica puede traerme problemas y es lo último que necesito aunque parezca necesitar ayuda."

-Ok, si no te molesta, ingresaré contigo- agrego y lo tomo del brazo, una actitud un tanto invasiva pero hasta no estar segura de que Shulke no puede verme sigo actuando como si este vampiro fuese mi mejor amigo. Al ingresar lo suelto, respetando su espacio personal. -Oye, muchas gracias por no delatarme. Que no te importune tutearme, soy bastante nueva en esto de ser vampiro también. Si lo deseas, yo puedo tratarte de usted, sólo que no es mi costumbre poner tanta distancia con la gente. Mi mentor me ha dejado aquí sola y no se bien que hacer y... creo que estoy hablando demasiado- agrego un tanto avergonzada. Este extraño es muy formal y yo lo estoy aburriendo con mi charla.

-Te invitaría a tomar algo, por el favor, pero no creo que en la vida real exista la True Blood- me río un tanto nerviosamente. Será mejor que me calle antes de meter más la pata.

   "El último comentario me deja un tanto perplejo y siento como cierta sonrisa forzosamente familiar vuelve a mi cara. - Ya lo creo. - Mis ojos investigan de nuevo a la muchacha, tan solo unos segundos, luego me relajo ligeramente. Si Ginis tenía razón, este lugar es seguro y el peligro aguarda ahí fuera, aunque a algunos más que a otros. - Supongo que para ser, bueno... reciente con tu nueva naturaleza habrá algo que hayas hecho mal para enfadar a alguien como esa vampiresa. No querría meterme pero, ¿que es lo que ha pasado exactamente para cabrearla tanto? - Mis ojos buscan algún lugar en concreto ubicándo cada zona. Sobretodo, y ahora que se lo han mencionado, a una parte de él le gustaría saber que es lo que sirven en un sitio como ese. Así pues, mientras espera respuesta, investiga el Eliseo desde su posición."

¡Bien! ¡aún no lo he espantado! Cuando estaba viva no había tenido problemas para relacionarme con la gente. Esperaba que estando muerta eso no hubiera cambiado. Aunque lo de Shulke...

-La verdad es que bien no lo sé. Supongo que le molestó que no me arrodillara a sus pies y comenzara a lamerle la suela de sus zapatos... me trató bastante despectivamente y yo no me dejé. Aunque le respondí con cortesía fui un tanto... sarcástica- al recordar el episodio me sonrío.

-Pero vamos, que aún no sé tu nombre. ¿Deberé llamarte el vampiro misterioso?- qué distinto era este vampiro del otro que había conocido más temprano esa misma noche, Mike. ¿A qué clan pertenecería? Iba a tener que aprender a reconocerlos para no meterme en problemas de ahora en más.

   "- Mi nombre... - En un instante se silencia. Había sido un momento de debilidad cuando provablemente no debiera. Aun así, ella parecía diferente, pero tal vez por eso precisamente no se vería raro. - ¿Que importan los nombres cuando estamos muertos? - Edward sonríe ligeramente dándole la mínima importancia a eso. Intentaba aparentar no ser un novato en eso, aunque parecía disimularlo bastante bien. O eso creía. - Es curioso ver como el orgullo y esas cosas te pueden costar el cuello cuando de hecho nada de eso parece importar. Pero en fín, ¿te gustaría tomar un trago? Yo invito. - Mis ojos van a parar a los suyos. Por un momento deseo permanecer con ella. Tal vez simplemente sea porque, al igual que yo, estamos en un gran mundo aún desconocido, pero me siento más seguro. Así es como señalo con la cabeza aquello que parecía ser la barra. - ¿Crees que habrán muchos humanos aquí? Vistos desde fuera todos lo parecemos así que ni se darían cuenta... - Mientras camino hacia la barra miro alrededor fijándome en aquellos que le rodean. - Supongo que aún no puedes responder a eso pero, ¿a que te dedicabas antes de tu conversión, Rocío? - Al llegar a la barra busco a aquel que sirva algo mientras aguardo a que responda mi compañía."

De la barra aparece una camarera mejicana con rostro sonriente .-¿Chiquillos nuevos? ¿Quien es vuestro sire?-. Dice con amabilidad interesada mientras lava unas jarras.

Este hombre misterioso cada vez aviva más mi curiosidad. ¿Quién era? ¿Quién es ahora? Es evidente que solo conoceré lo que desee mostrarme de su persona, pero resulta una compañia agradable y me encantan los desafíos. -Vamos, aunque no sé que nos servirán aquí- agrego con una sonrisa. -No se me había ocurrido que aquí podría haber humanos... al ver este lugar por fuera, antes de convertirme, no se me hubiera ocurrido entrar- me quedo pensando en la posibilidad de que realmente haya alguien que respier aquí adentro.

-¿Qué hacía antes de ser vampiro?- de apoco intento satisfacer la curiosidad de mi nuevo compañero. -Estudiaba. Estaba en el último año de Filosofía y cuando terminara tenía planeado tomarme un año sabático para viajar por Europa... pero no contaba con el cambio que ha tomado el curso de mi vida- Me sumo en mis pensamientos por un instante. Hasta ahora no me había puesto a pensar en qué iba a ser de mí a partir de ahora.

-¿Y tú? ¿Quién eras antes?- espero su respuesta pero la camarera nos interrumpe. -¡Hola! sí, soy nueva, no sé mi compañero. Mi sire es Kurt, pero ya se ha ido.-

   " Era curioso como el entorno no me afectaba tanto como me hubiera impresionado estando vivo. Tal vez esa nueva percepción había estimulado gratamente ese temor al habla con desconocidos haciéndolo desvanecerse. Todo parece tan extraño y tan fuera de lo común que las fobias banales se disuelven reafirmando a uno mismo, y todo en cuestión de horas. - Antes... estaba empezando a ejercer la medicina. Pero el futuro parece algo tan incierto últimamente... - Al hablar la camarera me delato. Posiblemente a alguien que, como yo, era reciente en el panorama vampírico era fácil de engañar pero acababa de comprobar como ocultar su falta de experiencia era esfuerzos perdidos. Dudo unos instantes en mencionar a quien me convirtió en lo que soy. - Mi sire es Richard Longshank. - Cuando quiero darme cuenta caigo en las probabilidades de haberlo nombrado. Tal vez tuviera algún enemigo en ese lugar, tal vez no fuera bienvenido en ese lugar, pero ya era tarde para vagar por hipótesis y decido involucrarle lo mínimo en mi presencia. - ¿Puede servirle algo de beber a mi acompañante? - Observo en silencio a la camarera mientras clamo internamente para que nada salga mal. Sin preguntas ni intromisiones."

El vampiro sin nombre por fin me cuenta algo sobre él. -Así que médico ¿eh? Por tu reserva diría que pareces psiquiatra- una sonrisa acompaña mi último comentario. A pesar de que no sé casi nada de él, me siento cómoda a su lado, no parece que fuera a dañarme y por primera vez en la noche puedo relajarme. La mesera nos interrumpe y allí averiguo algo más. Así que tú también eres nuevo en ese selecto círculo... Richard Longshank... deberé recordar este nombre, tal vez logre averiguar algo más sobre ti, misterioso compañero.

-¿Qué podemos beber aquí?- le pregunto a la mesera. No me imagino pidiendo un Bloody Mary... bien bloody