Partida Rol por web

La clase de Pociones no estaba en el mismo lugar que las demás. Mientras que las aulas que habíais visitado, o vuestros compañeros, se encontraban en la primera o la segunda planta del castillo, y os habían obligado a subir escaleras, Pociones se encontraba en las mazmorras, muy cerca de la entrada a la Sala Común de Slytherin.

Ese ambiente era desagradable para la mayoría de los alumnos, que encontraban los pasillos húmedos y fríos, aunque con el tiempo, los que perteneciesen a la casa de Slytherin acabarían por acostumbrarse y considerarlos casi como si fuese su propio hogar.

Cuando llegasteis, la puerta del aula estaba abierta y una luz tenue irradiaba desde el interior, dejando entrever que aquel lugar no se parecía a ningún otro, algo que comprobasteis en cuanto empujasteis la puerta.

Estabais en una gran aula, con las paredes cubiertas de estantes que contenían multitud de frascos coloridos y con aspectos muy diferentes, la mayoría de los cuales ni siquiera estaban marcados. También había grandes mesas de trabajo en donde mezclar los ingredientes y prepararlos, calderos, fuegos para calentar las mezclas, y en general un ambiente en el que multitud de aromas desconocidos se mezclaban, dando la sensación de que estabais en un mundo diferente.

A medida que fuisteis entrando, os dispusisteis en las diferentes mesas, sin percataros que cerca del fuego que había en una de las paredes, una figura esperaba agachada y de espaldas a vosotros. La figura se levantó y permaneció de espaldas mientras manipulaba algo entre sus manos que no erais capaces de ver.

-No son las pociones las que convierten el odio en amor, la lluvia en granizo o los deseos en realidad, sino la fuerza de voluntad y las manos que combinan y mezclan los ingredientes -dijo una voz femenina pero rasposa, que marcada cada sílaba lentamente, como si fuese extranjera y le costase hablar, y que provenía de aquella figura.

La figura se volvió hacia vosotros y entonces continuó hablando. Tenía un pequeño frasco entre sus manos, algo que parecía haber acabado de preparar.

-Estas palabras las dijo un notable mago que dedicó su vida a embotellar todo aquello en lo que pensó, como el éxito, el deseo, la suerte... Si no existía, lo inventaba; si alguien lo había hecho antes que él... lo mejoraba. Vosotros estáis aquí para aprender lo más básico de lo básico, aquello que diferencia a un mago... de un cualquiera, porque cualquiera puede lanzar un hechizo con su varita pero muy pocos tienen en sus manos el privilegio de poder crear algo desde sus componentes más elementales. 

La mujer empezó a alejarse del fuego, apoyándose en su bastón, no porque lo necesitara, sino más bien por costumbre o elegancia. El bastón parecía formar parte de su estilo personal.

-Soy la profesora Begonia Protts y sacaré lo mejor de vosotros... siempre que tengáis la voluntad de conseguirlo, porque os advierto que solo algunos de los que estáis aquí... seréis elegidos para sobresalir entre todos los demás. 

La profesora Protts se detuvo al llegar a la mesa en la cual os encontrabais la mayoría de vosotros y os echó una mirada que parecía mostrar curiosidad.

-Tengo en mis manos un pequeño frasco con una esencia que acabo de embotellar. Se trata de la Poción de Ingenio, una maravillosa y delicada mezcla que hará que cualquiera que la tome sea capaz de comprenderlo todo casi al instante. Para cualquier estudiante es un premio sin igual, puesto que gracias a él, será capaz de captar lo que estudie y escuche con una claridad sin igual. Evidentemente, tiene un efecto limitado, solo una hora en este caso, puesto que está hecha de forma perfecta, y el frasco contiene solo una dosis y nada más. Pero cualquiera de vosotros podrá hacerse con ella... siempre que sea capaz de preparar la poción con éxito. Según como la hayáis hecho, el efecto podrá durar algo menos... e incluso en muchos casos, causar el efecto contrario, porque os advierto que es difícil... pero así sabremos quienes de vosotros tenéis... el don. Ahora, prestad atención.

La profesora comenzó a decir las instrucciones que hacían falta para elaborar la poción. Era una complicada mezcla que requería trozos de amapola finamente troceados, baba de una lantea reciente y una pizca de dulcamara, todo delicadamente mezclado al milímetro y calentado durante diecisiete minutos a cincuenta y dos grados centígrados y medio exactamente, para después añadir un gramo, y solo uno, de esencia de radenamio que hubiese sido iluminada por la luna durante tres minutos. Este último componente no se encontraba en vuestro kit pero la propia profesora os lo suministraría, aunque de manera bruta. Tendríais que tamizarla y separar las raíces con mucho cuidado, pues la más minúscula parte de la misma haría inútil la esencia.

Era todo tan preciso, que todos procurabais daros prisa para capturar hasta la última palabra de la profesora, y cuando acabó, os disteis cuenta de que iba a ser difícil conseguirla.

Pero el premio... merecía la pena.

-Está bien, veamos de qué estáis hechos. Chop, chop, adelante, vamos, vamos -os dijo la profesora, viendo como todos empezabais como locos a preparar la poción.

Se hubiera quedado acurrucado en su habitación para evitar ir a pociones. Pociones seguro que era tan horrible como las otras dos, con cientos de millones de conocimientos teóricos que su cabeza de membrillo eran incapaces de retener. Vale, era oficial, era tonto, tonto de remate, aquel colegio lo había descubierto y enfrentado a la cruda realidad. En su cole normal pues se veía que lo tenía más por mano, o las asignaturas eran más fáciles, además, había educación física que con eso subía un montón la nota, pero en aquel cole nuevo..... entre que no entendía y no le entendían.... Suspiró y entonces vio que tortícolis estaba picoteando la ventana para pedir entrar.

- Por fin, ¿Es que te has perdido?... a ver, déjame ver lo que llevas en el paquete...

Y llevaba un paquete con los walkies de spiderman, un conejito de chocolate hecho por su padre y una nota de su madre.

Estoy orgullosa de ti, ahora y siempre, ¿sabes por qué?. Porque desde que naciste para nosotros siempre has sido pura magia. Te queremos, papá y mamá.

Estuvo a puntito de escapársele una lagrimilla pero no, era un niño, y los niños no lloraban, eso lo sabían hasta los de preescolar. Le dio un mordisquito al conejito de chocolate y se sintió en casa. Se golpeó la carita y entonó una de esas canciones que escuchaba en las gradas del campo del Chelsea para motivarse

- Este Colton nunca se rinde - palmadas palmadas - Este Colton nunca se rinde.... Vamos, va, vamos, en pociones lo voy a entender todo, seguro....vamos, vamos...

Y agarró el caldero y el libro y bajó por las escaleras con una sonrisa y cargado de motivación. El camino hacia la clase de las mazmorras se lo pasó dando saltitos, lleno de felicidad, mientras el regustillo de chocolate de su padre le recorría la boca. Era imposible estar triste con ese sabor en la boca, aunque no fuera el chocogrial, y con ese ánimo enfilo el pasillo de la clase, ubicado en las mazmorras. Era húmedo y la verdad es que le dio un poco de pena Ivy, allí seguro que le salían champiñones entre los dedos o algo. Suspiró, pobrecilla...y se dijo para si mismo

- Seguro que se le encrespa el cabello un montón - Que no sabía que era encrespar, pero había visto un montón de anuncios de potingues para el pelo de chicas que eran para que no se encrespara al salir de la piscina, y si algo tenía Ivy, además de buena educación, era pelo.

La clase era grande y tenía un montón de estantes, con un montón de frasquitos que dispararon su curiosidad. Aquel sitio molaba, se parecía a la cocina donde él hacía sus experimentos para el chocogrial y si se le daba bien tal vez el misterio del chocogrial estuviera delante de sus narices. Tantos frasquitos que mezclar, distintas temperaturas, aquello era un nuevo mundo, se sentía como si Gordon Ramsey fuera Cristobal Colón y acabara de llegar a América.

Dejó sus cosas en una mesa que no estaba ocupada por nadie y se adelantó a inspeccionar los frasquitos. No había dicho nada a Úrsula o a Luna porque sabía que todas se iban a pelear por sentarse con Ivy, así que se lo puso fácil para que se sentaran como quisieran. Avanzaba hacia los frasquitos y entonces vio la figura de la profe agachada y era....¡Cruela de Vil!. Se agachó rápidamente en el suelo, fingió que cogía algo y dijo

- UY, casi pierdo el botón - Para proceder a una retirada estrateǵico a su sitio. Las pociones tenían que ver con la fuerza de voluntad, y eso era bueno, porque cabezón lo podía ser un rato, pero se veía que era una asignatura difícil porque solo unos pocos iban a ser los privilegiados, y él privilegiado, privilegiado no se sentía. Vio que la profe tenía bastón y se preguntó si lo usaría para pegar a los alumnos, que todo podía ser, pero cuando dijo su nombre se tuvo que morder los carrillos para no reírse, ¿Por qué los magos tenían todos nombres tan ridículos?. Asintió, dando a entender que él tenía voluntad y cuando les enseñó el premio en caso de hacer un buen trabajo casi se le saltan los ojos

y en este caso hacer caso tenía premio. una poción para entender por muy membrillo que fueras, un salvoconducto para aprobar.... aunque te llamaras Colton. Prestó atención, toda lo que pudo, pero es que había cosas de las que no había oído hablar en su vida ¿Que era la lantea? ¿Y la dulcamara? ¿Como se podía calentar algo a 52.5 grados sin tener algún tipo de equipo electrónico, solo a ojo? Ingredientes lunares para tamizar, muchas cosas, muy extrañas, no había comprendido nada, se había quedado en la amapola troceada. Suspiró, miró a su alrededor buscando una posible salvación e improvisó como mejor pudo. Tenía que escoger a alguien de quien copiar y acertar a la primera. Úrsula era muggle así que estaría como él, Luna e Ivy estarían hablando de sus cosas y Kyle también era, al menos medio, muggle, así que se fijó en lo que hacía Angeline, así de paso le sacaba alguna diferencia con quien-no-debe-ser-nombrada y así no le tendría que gustar. Sí, aquello era una buena idea, solo hacía falta ser sigiloso para que Angeline no se diera cuenta que la miraba, a ver si se iba a pensar que le gustaba.

Empezó troceando la amapola, que eso lo sabría hacer hasta un mandril, y el resto del proceso lo fue haciendo en base a lo que hacía Angeline, rellenando las lagunas con lo que a él le parecía haber entendido.

Y que fuera lo que dios quisiera... y sobre todo, que no explotara.

Los demás salieron antes que nosotros a por sus cosas. Nosotros lo teníamos más fácil porque estábamos más cerca de la siguiente clase, asique no nos costó mucho tiempo recuperar todo el material y libros necesarios para dar la clase.

Era difícil acostumbrarse a aquellos pasillos húmedos y oscuros, especialmente con toda la luz de la mañana. Pero era impresionante de todos modos ver las esculturas, detalles, cuadros en movimiento y otras decoraciones. No había nunca imaginado que la escuela sería así, literalmente en un castillo, como años atrás se hacían las cosas. 

Distraídamente entré en la clase con los demás y dejé que Ivy se marchase con Luna. Habían hablado demasiado poco, y al menos ahora podrían hacerse más compañía, además su hermano también estaba por ahí. 

Para mi sorpresa, aquello parecía... una cocina medieval de una bruja. Calderos y todo. *... obvio Kyle. Obvio. Eres un brujo ahora, recuérdalo... pero... - Era tan extraño y cliché que no podía parar de imaginar las típicas caricaturas de brujas removiendo un enorme caldero verde con sus narices verrugosas y sus escobas en la pared. Aún así, había que admitir que era impresionante ver tantísimos ingredientes en estantes y probetas y calderos... era como un laboratorio...medieval.

Entonces me sobresalté al ver al chico frente a mí agacharse de golpe, como un ninja. 

- UY, casi pierdo el botón -

Era Colton. Tras eso, volvió rápidamente a su sitio. Entre lo lúgubre del lugar y el crepitar del fuego, me había dado un pequeño susto. Al ver que se sentaba solo me acerqué, ya que aún no había elegido sitio. Él también era hijo de muggle, así que quizás era buena idea acercarme a él y entablar conversación durante la clase, por mínima que fuera.

-¿Está libre el sitio? - me senté con él - Impresionante verdad?... estas cosas no las vemos en las escuelas en casa... - dije con la voz baja (estábamos en clase). - la profesora Protts me recuerda a alguien... y mira que no es una cara muy...común.  - fruncía el entrecejo, realmente me recordaba a algo pero no sabía el qué. 

Escuchamos atentamente sus palabras rasposas, totalmente misteriosa y intrigante, nos dio a entender en pocas palabras pocos conceptos. Odio en amor, deseos en realidad? era un bonito comentario, pero al parecer no era simple filosofía... *EMBOTELLAR todo lo que pensaba?... incluso el INGENIO? ingenio absoluto por una hora???...- era difícil de creer. Pero a medida que hablaba decía que no todos tenían el don, y que era algo que no todos podían hacer? oh dios. Donde nos hemos metido ahora...

Y se puso a dar instrucciones. Rápidamente empecé a escribir todo lo que pude, pero esa receta de cocina era demasiado detallada y complicada. Demasiado preciso incluso!! A la que terminó de dar todas y cada una de las instrucciones al milímetro, estábamos la mayoría con cara de pasmados, ojos bien abiertos. No era demasiada información??? O_O tragué saliva y miré a Colton, cuya cara era probablemente tan poética como la mía. La confusión máxima, pero en su caso Colton escuchaba con una concentración a la profesora que parecía que iba a traspasarla con la mirada, totalmente interesado en aquella poción. Iba a decir algo pero preferí no quedar demasiado en evidencia, quizás él sabía cocinar, o había visto cocinar a su madre... pero yo hacía años que no había tocado un instrumento de cocina!!. De hecho no recordaba si nunca había cocinado algo aparte de cuatro chorradas con Rob... siempre comía la comida del buffet y pedía lo que quería asique no había necesitado hacer nada por mi mismo -en términos culinarios-. *Nononono, cálmate, esto no es una cocina. Es brujería. MAGIA!! si. eso es... puedo hacerlo... como en Transformaciones...

PERO AQUELLO ERA LITERALMENTE JUGAR CON FUEGO Y CHUCHILLOS.

Durante el resto de la clase todo fue un calvario de amapola mal cortada, objetos y ingredientes que no creía ni que fueran conocidos por los mejores cocineros muggles del mundo, problemas al encender el fuego, y manos temblorosas para meter exactamente UN GRAMO de aquella cosa iluminada por la luna.  QUE ANTES teníamos que haber separado de sus raíces, lo cual se supone que debería ser fácil pero NO. Miraba a Colton mientras el pánico entre ambos parecía aumentar por momentos, y lo que había en el caldero era tan diferente de los demás como lo era de entre nosotros dos. Aquellos 2 mejunjes no podían ser una "esencia" de NADA. Aquellas aberraciones eran sopa de estrés y sufrimiento.

Y eso que Colton captó enseguida que yo no iba a ser de ninguna ayuda, por eso miraba a la chica Rubia de Gryffindor, intentando imitarla, pero por mucho que yo lo intentase, a mi alrededor no parecía ver a nadie que estuviera mucho mejor. Y si yo no era capaz por mi mismo... tenía que conseguirlo!!. A lo mejor sí que lo estaba haciendo bien??...

Cuando parecía que habíamos terminado las instrucciones de todo... sin apartar los ojos de lo que tenía delante, le hablé a Colton.- Eh... Colton... - tragué saliva - crees que... nos harán probar... nuestra sop---...poción... al terminar la clase?...- una gota de sudor me corría por la frente.

Subimos a toda velocidad hasta la sala común para recoger el material de pociones y vi que no éramos los únicos. Mientras Colton se dirigía hacia los dormitorios de los chicos, me fijé en que había mucha actividad en la sala, con chicos y chicas entrando y saliendo de los dormitorios, con los libros debajo del brazo, cayéndoseles de las manos, y cosas así.

Miré a Ursula, que estaba a mi lado, entendiendo que aquello era algo habitual, que siempre había que ir con prisas en aquel pequeño descanso porque era precisamente eso, “pequeño”. Así que no perdimos tiempo en coger las cosas y volver a bajar a toda velocidad.

Las escaleras ya casi se saltaban solas y lo que en un principio había sido un auténtico desafío, ahora, después de haberlas subido y bajado un par de veces, era como algo de lo más habitual. A mí me parecía que nos ignoraban, directamente, que ya sabían quiénes éramos y directamente pasaban de nosotras.

Lo importante era que conseguimos llegar todos a las mazmorras, Colton con una sonrisa muy particular, como si hubiese descubierto algo que los demás desconocíamos. No tenía tiempo de preguntarle así que simplemente continué corriendo para no retrasarme.

De camino, todos notamos lo húmedo que era aquel lugar, y que no tenía nada que ver con el resto del castillo. Colton dijo que seguramente se les encresparía el cabello un montón. Yo solo pensé que aquel lugar no era nada agradable.

Pero no había tiempo que perder así que llegamos hasta el aula y entramos.

Los alumnos de Slytherin ya estaban dentro, así que busqué a ver en dónde se había sentado Ivy.

-¡Allí está Jade! ¡Vamos, vamos a sentarnos a su lado, deprisa! –exclamé, radiante, corriendo para colocarme a su lado -. Gracias por guardarnos el sitio. ¡Por poco no llegamos! El próximo día creo que intentaré cargar con todas las cosas para no tener que ir corriendo a todas partes.

Y entonces, cuando dejé las cosas encima de la mesa, me detuve a mirar cómo era el aula de pociones. Había un montón de estantes con un montón de frascos de un montón de colores. Era como si todas las sustancias del mundo estuviesen allí guardadas.

-¡¡Oooooh!! ¡Qué de frascos! Yo no sé cómo puede distinguirlos todos –comenté, antes de volvernos todos hacia aquella figura que estaba hablando de espaldas a nosotros, mientras hacía no sabíamos qué.

En ese momento distinguí también la mirada de Cagondra, sentada justo enfrente de nosotras, con aquel gesto de asco que era tan habitual en ella. Era lo último que me faltaba, tener que verla, pero merecía la pena con tal de estar con Ivy.

La voz de la profesora sonaba un poco extraña, como si no fuese de aquí o algo así, y al girarse, fue inevitable fijarse en su aspecto, con aquel cabello mitad blanco y mitad negro, la vestimenta elegante y sobre todo, cuanto estaba diciendo, que me había dejado absorta. No creía que fuese necesario anotar nada pero en cuanto nos dijo su nombre… desenrollé un pergamino y comencé a apuntar cosas.

Me había fijado en que tenía un frasco en las manos y cuando nos dijo de lo que se trataba, hubo como una especie de “oooh” general. Sin duda alguna, a todos nos gustaría tener algo así, sobre todo para según qué clases.

-Ese frasco creo que me vendría muy bien para Historia de la Magia –le dije a Ivy en voz baja. A la vista de cómo estaban siendo todas las materias, estaba claro que disponer de aquel frasco iba a ser un regalo, al menos durante una clase. No es que fuese a solucionarlos la vida ni nada de eso, pero si las cosas se ponían difíciles… merecería la pena tenerla para poder utilizarla.

Entonces, sin perder tiempo, empezó a dar instrucciones sobre cómo elaborar la poción. No hablaba demasiado deprisa, pero eran tantas instrucciones, una detrás de otra, que resultaba muy difícil seguir todo cuando decía.

Parecía que iba ser otra clase más de esas, complicada, y no solo me refería a lo de apuntar todos los detalles de los que estaba hablando, sino también  a la hora de elaborar aquella poción. Si hasta ahora habíamos estado en clases complicadas, empecé a darme cuenta de que aquella iba a serlo todavía más, porque había que ser extraordinariamente precisa. Pero me parecía que lo había cogido todo.

-A ver, voy a repasarlo un momento –dije para mí, mientras revisaba mis apuntes -. Sí, esto está... ah, y aquí se me olvidó poner lo del tiempo…

Estuve un rato repasándolo todo, asegurándome de que no se me había olvidado nada, y después de eso, me puse manos a la obra; era el momento de la verdad. Y es que a la vista de todo lo que había dicho la profesora, había que hacer un montón de cosas como picar la amapola, calentar, mezclar…

-Esto es… va a ser bastante difícil –comenté, mirando a Ivy, que no sabía si al final había conseguido apuntarlo todo -. Hay muchos componentes y también hay que hacerlo con mucha calma.

Al volverme para ver cómo lo llevaban los demás, me di cuenta de que también ellos lo habían tenido complicado, así que disimuladamente, me acerqué para que pudieran apuntar lo que les faltaba, sobre todo a Colton y a Kyle.

 -Shhhhh. Tomad, apuntadlo lo que no tengáis, deprisa –les dije, hablándoles en voz muy baja.

Se me había ocurrido que quizás no tendríamos que hacerlo todo por nuestra cuenta, aunque claro, cada una debía preparar su propia poción, pero siempre había maneras de trabajar en equipo, así que me acerqué a Ivy.

-Jade, vamos a hacer juntas las cosas, ¿de acuerdo? –le dije en voz baja -. Podemos preparar dos calderos e ir echándolo todo. Si te parece bien, puedo ir troceando la amapola y mientras tanto, tú vas preparando lo demás, y después, conforme vayamos necesitando más cosas, pues lo vamos haciendo. ¿De acuerdo? Pero que no nos vea la profesora o seguro que se enfada.

No sabía si la profesora nos diría algo, pero creía que era mucho más práctico, ya que estábamos juntas y además eran muchas cosas que hacer. Lo único que debíamos hacer era tener mucho cuidado. Lo mismo a Ivy se le daba mejor que a mí las cosas, o al revés, pero me parecía una buena manera de trabajar.

También era evidente que había cosas que solo podíamos hacer nosotras solas, por lo que al final, dependía de la habilidad de cada una.

Podía ver el rostro de sufrimiento de todos y cada uno de nosotros mientras trabajaba para conseguir hacer las cosas bien, mezclarlo todo perfectamente, removerlo, y todo lo demás, y me parecía que ninguno estaba del todo seguro de si lo estaba haciendo bien o no.

A medida que iba añadiendo y haciendo cosas, vigilaba la consistencia de mi poción y la comparaba con la que estaban consiguiendo los demás. No estaba del todo segura de si estaría bien o no, si habría metido la pata o por el contrario, me estaría saliendo la mejor poción del mundo.

Era como estar trabajando a ciegas.

-Jade, ¿puedes acercarme ese mortero? Gracias –le dije, cogiéndolo para continuar haciendo las cosas.

En ese momento me pareció que Colton estaba imitando lo que hacía Angeline. Bueno, era una opción, pero si la profesora le veía haciéndolo, lo mismo le tiraba la poción por el desagüe. La verdad era que estábamos todos bastante agobiados con aquella clase, más que con cualquiera de las otras.

Pero había algunas cosas en las que le podía ayudar.

- Colt. Shhhh. Colt. Tienes que remover en sentido opuesto a las agujas del reloj. Lo dice en el libro –le dije, intentando que la profesora se diese cuenta de que le estaba ayudando.  Tampoco me convenía que lo hiciera Alondra porque no me fiaba nada de que no se fuese de la lengua. Pero no iba a dejar a Colton solo.

Nolan también daba la sensación de estar teniendo problemas a la hora de hacer la poción pero es que ya me había fijado en que había tomado los apuntes con problemas. Sin embargo, no iba a poder ayudarle; estaba sentado en otra mesa y lo que no iba a hacer era cruzarme media aula para darle los apuntes. Ahí sí que lo tendría perdido y podíamos caer los dos. A pesar de todo, cogí mi pergamino y copié algunas cosas que me faltaban en otro. Después enrollé el que había usado en primer lugar e hice como si buscase algo a mi alrededor.

-¿Alguien ha visto un tamizador? Ah, sí. Allí está –dije, señalando hacia la mesa en donde estaba Nolan. Caminé hacia ella con naturalidad, llevando el pergamino, y cuando llegué, cogí el tamizador con una mano mientras le dejaba mi pergamino con la otra -. Toma mis apuntes, Nolan.

Después regresé a mi mesa con el tamizador, que dejé al lado, completamente muerto de asco, porque no me hacía falta para nada, y volví a agitar la mezcla. Mientras lo hacía, me retiré el sudor de la frente. Hacía muchísimo calor en aquella aula y al mirar a todos, me parecía que no había nadie que lo estuviese pasando bien.  ¿Es que en aquel colegio cada asignatura era peor que la anterior? ¿No había ninguna tranquila?

Encantamientos no habría estado mal de no ser por la profesora pero Historia había sido dura; sin embargo, Pociones era, de largo, la clase más exigente de todas.

Mi única esperanza era que los apuntes que Luna nos había pasado tras ver como Colton intentaba copiar de otra mesa... cuando lo hizo, con los labios dije "gracias" sin decir nada.

Aún así, el veredicto final iba a ser únicamente de la profesora Protts, ya que yo literalmente NO TENÍA NI IDEA de lo que estaba haciendo.

Sonrió a Kyle cuando se sentó con él porque eso eliminaba el problema de quien se sentaba con Ivy, que iba a estar muy solicitada. La poción era difícil, y encima Luna estaba todo el rato que si psst psst, que si así no, y así no había que copiara a Angeline. Más para que no hiciera que Angeline se diera cuenta de que la estaba copiando que otra cosa Colton hizo caso, copió lo que no había copiado antes e intentó hacer la poción lo mejor posible, concentrándose en que nada explotara.

Y por fin había llegado el momento de recibir la clase de pociones, la asignatura que a Ivy debía dársele muy bien si de casta le viene al galgo, puesto que su abuela era experta en el bello arte de elaborar elixires y venderlos en el mundo mágico. Muy probablemente, la profesora pudiera conocer a Joanna Florette Essex, al menos si se relacionaba en determinados círculos elitistas. Aunque siendo extranjera, quizás no hubiera tenido el placer.

El paso por las mazmorras se le hacía complicado a Jade. No se había acostumbrado aún a la oscuridad y humedad del lugar, siendo ella muy de espacios bien ventilados e iluminados. Era como si el contexto que envolviese a la joven no fuera para nada con su forma de ser.

La puerta del aula estaba abierta, desprendiendo una luz tenue que se filtraba al exterior, en el pasillo donde los alumnos se encontraban. Era un espacio amplio, con frascos de colores con desconocido contenido por las estanterías y mesas amplias de trabajo donde poder situar los materiales útiles para la clase.

- Huele parecido a la tienda de mi abuela - Dijo la pelirroja sintiéndose cómoda en aquella estancia, situándose en una de las mesas del lugar, cerca de la mesa de la profesora, mientras que Kyle se iba a acomodar cerca de Colton, al cual Ivy le dedicó una agradable sonrisa a modo de saludo.

No esperó demasiado hasta el momento en que Luna llegó junto a Úrsula. Jade saludó a las dos cuando se situaron en su mesa, mientras dejaba respirar a su amiga, la cual casi llegaba tarde a la sesión de clase - Es prudente ir con las cosas cargadas, nunca se sabe cuando las escaleras pueden retardarte más de la cuenta - Comentó dándole la razón y fijando su atención en los frascos - Según mi abuela porque hay que tener la cabeza clara cuando se elaboran brebajes y, si algo cuesta mucho tiempo y esfuerzo, es importante saber valorarlo y conservarlo. Ella siempre me ha dicho que nada hecho con pulcritud se puede olvidar... - Comentó elevando los hombros pues por experiencia propia, no lo sabía.

La docente hizo un par de comentarios que a Ivy le recordó a su abuela. Las pociones dependían de la pericia del especialista que manipulaba los ingredientes, para hacer magia de las diferentes combinaciones. Sin fuerza de voluntad ni estudio, nada se lograba. La niña la miró embobada, como queriendo absorber todas sus palabras, sin perder siquiera un comentario. Además, le parecía que la mujer tenía un estilazo, le encantaba su cabello, mitad blanco y mitad oscuro, así como el movimiento que hacía con el bastón. Era lo que ella consideraba, glamourosa.

Begonia Protts se llamaba y, tras acercarse a los alumnos, mostró un frasco que contenía una esencia recién embotellada, una Poción de Ingenio. Ivy no tardó en comprender que aquel elixir debía ser suyo, sobre todo por si alguna de las clases se le atragantaba. O mejor aún, tomarse aquella joya líquida antes de preparar algún examen. ¿Quién no necesitaba tener todo perfectamente claro para probar sus conocimientos? La pelirroja estuvo bastante atenta, sin embargo, sentía inseguridad hacia su propio trabajo escrito, así que no dudó en mirar el pergamino de Luna cuando su amiga les indicó que tenía todo muy nítido.

- Gracias... - Le susurró cuando se fijó en un par de fallos que la pelirroja había cometido al tomar anotaciones, y es que debía mejorar su rapidez escribiendo.

Las instrucciones para elaborar la poción fueron dadas. Jade miraba sus ingredientes, seleccionándolos cuidadosamente y siguiendo las indicaciones de Luna, pues habían pactado hacer un trabajo cooperativo -  Trocear la amapola en trozos pequeños, vale esa parte es tuya, yo seguiré con la baba reciente, la exprimiré para que haya bastante... - Susurraba mientras elaboraba el proceso con pulcritud, esmerándose en el resultado final de cada paso.- Baba de lantea reciente... Veamos... Bien, esto no es problema... Pero, ¿cómo puedo conseguir todo a cincuenta y dos grados centígrados y medio con exactitud?... Uhmmmm... Vale el termómetro... - Su grado de concentración era elevado, así como el esfuerzo dedicado a la sesión - Diecisiete minutos.... El radenamio.... - Recibió aquella sustancia de la profesora, tamizándola a continuación y buscando la manera de eliminar las raíces mezcladas - Creo que así va bien... Debe ir bien... Añádelo ya Luna... Tú también Úrsula... - Comentó Jade completamente concentrada, valorando mucho el esfuerzo de Ferlett por ayudar a todos los compañeros, incluyendo a su hermano. Ivy esperaba de corazón que a Nolan le fuese bien.

- Muchas gracias, Luna. Es una maravilla poder trabajar así. Ojalá pudiésemos coincidir en todas las clases... - Y realmente así lo sentía, mientras miraba el caldero de Úrsula, preocupándose por su contenido - ¿Te ha ido bien? Tiene buena pinta tu brebaje... Puffff... Estoy deseando probarlo. Sólo espero que lo que estudie lo aprenda pronto...

La clase de Pociones iba a ser estupenda porque no teníamos que subir escaleras y estaba al lado de la Sala Común, así que podíamos tomárnoslo con mucha calma.

Entré en la sala común junto a Breezy y Anemone y después, en el dormitorio de las chicas, en donde solté las cosas y me alisé el vestido.

-Vaya rollo de clase que hemos tenido, con esa alimaña como profesor. Me parece vergonzoso que permitan a alguien así dar clase, pero supongo que es lo que hay en un lugar como este, que ha perdido toda la clase que tenía. Menos mal que la profesora de Pociones pondrá un poco de orden. Me han dicho que es de las de antes, que sabe valorar a quienes de verdad lo merecen. Así que... chicas, prepararos porque ahora viene lo bueno.

Salimos de la sala con todo el material a cuestas y entramos en el aula, que olía a demonios, como si no hubiesen limpiado en un mes.

-Puffff. Alguien debería ventilar este lugar de vez en cuando -comenté, haciendo un gesto de asco con la nariz. La Ivy dijo que olía como la tienda de su abuela y eso me dio pie a dejarla de nuevo en ridículo -. Pues supongo que no irá nadie nunca a la tienda de tu abuela. Me asombra que tu familia se haya desecho de ella. Supongo que será porque todos sois iguales, ¿no? Ainss, pobrecita. Entiendo que no se puede elegir a quienes cuidan de ti, pero deberías ser más precavida respecto a tus amistades.

Me senté junto a mis amigas en la mesa que estaba enfrente de la de Ivy y que fue en donde se colocaron también sus amiguitos del alma, esos que eran de Gryffindor.

-Tal y como pensaba, chicas. Todos los perdedores juntos -les dije en voz baja a las demás, al ver como se sentaba aquella Lunática Luna y el resto de Gryffindor con ella y Kyle.

La profesora parecía ridícula con aquel pelo medio de un color y de otro, y aquella vestimenta, pero mi madre me había dicho que era una mujer importante así que tenía que mantener las formas. Además, aquella clase era "la clase", la que de verdad importaba y permitía demostrar si una bruja era o no verdaderamente buena, por lo que procuré anotarlo todo.

Por supuesto, yo quería ese frasco. Cuando dijo que lo prepararíamos, supe que tenía que hacerlo bien para demostrar que era mejor que las demás. No podía permitir que aquellas perdedoras me superasen. Eso no estaba bien.

Entonces me pareció ver como Luna le pasaba los apuntes a sus compañeros y también al inútil del hermano de la Ivy. Eso sí que era la-men-ta-ble. Negué con la cabeza, mientras repasaba todo lo que había anotado y me disponía a preparar bien mi poción.

-Está bien, chicas. Ahora haced lo mismo que yo si queréis hacer una buena poción -les dije, troceando, calentando y mezclando las cosas en sus cantidades exactas.

Ya les demostraría a todos que era una Sparks y que las Sparks jamás quedábamos segundos. ser segunda era como ser la primera derrotada y a mí nadie me derrotaba, mucho menos gentuza como aquella.

Begonia Protts caminaba entre las mesas acercándose de vez en cuando a comprobar directamente cómo estabais haciendo cada una de pociones. Se movía con maneras elegantes, apoyándose en su bastón e inclinándose sobre los calderos para olfatear las mezclas y también para determinar los resultados.

-Esos cortes son demasiado gruesos, señor Feast. Si los echa así será mejor que guarde la poción para su peor enemigo. Señorita Conifer, será mejor que remueva más aprisa o su mezcla solidificará con el cucharón dentro. Señor Lavender, dije cincuenta y dos grados centígrados, no fahrenheit. Me temo que tendrá que comenzar otra vez.

No parecía tener problema en indicar lo que estabais haciendo mal, aunque por lo visto casi todo el mundo cometía algún error, por mucho que hubiese intentado que no fuera así.

-Señor Derrick, será mejor que preste más atención a su propio trabajo en lugar de fijarse tanto en el de la señorita Zanette o tendré que dividir su nota entre dos y por lo que estoy viendo... no estoy muy convencida de que vaya a ser muy alta.

Y así continuó durante un buen rato, dando indicaciones o al menos, señalando lo que hacíais mal, que no era poco.

Con el transcurrir del tiempo, las pociones comenzaron a tomar forma y consistencia y entonces, la profesora pareció decidida a revisar todo lo que habíais hecho.

Colton y Kyle habían tenido graves problemas para pesar correctamente y que la mezcla adquiriese la tonalidad que se esperaba, y que según las indicaciones debía ser de un verde pistacho. En lugar de eso, el aspecto morado que habían conseguido les decía que lo llevaban francamente mal. Afortunadamente los apuntes de Luna sirvieron para rellenar algunos huecos que resultaron transcendentales, principalmente a la hora de terminar de arreglar lo que parecía dirigirse hacia un completo desastre.

La profesora se detuvo en cada una de las pociones y realizó algunas anotaciones en su libreta antes de girarse hacia todos.

-Bien, por lo que he podido comprobar, todavía están ustedes muy lejos de lo que se espera en mis clases. La única alumna que ha logrado preparar la poción a la perfección ha sido la señorita Ferlet. El señor Derrick parece haber salvado del desastre la suya, supongo que gracias precisamente a la inestimable ayuda de la señorita Ferlet, y la señorita Connor ha obtenido una poción decente. Me temo que en el resto de los casos tendrán que seguir intentándolo con más ahínco. Yo de ustedes no tomaría un sorbo de ninguna de ellas, salvo las de los tres alumnos que he nombrado, pero son libres de volverse más idiotas de lo que lo son, si les hace ilusión.

Después se dirigió hacia Luna, cogió con un cucharón una pequeña cantidad de poción y rellenó un frasquito que le entregó a ella para que se lo guardara.

-Me temo que para el próximo día tendrán que elaborar una lista de todos los consejos importantes que se relatan en sus capítulos uno y dos, a la hora de preparar pociones con éxito. Convendría que los tuvieran muy claros antes de la siguiente clase, para evitar un nuevo desastre como el que han hecho. Y señorita Ferlet, no vuelva a pasar apuntes a sus compañeros. Si ellos no son capaces de hacer las cosas por sí mismos es problema de ellos y la próxima vez no seré benévola con esa clase de comportamientos. En mis clases solo quiero a los mejores y no patosos y acomodados que se aprovechan del trabajo y las habilidades de los demás.

Tras decir todo eso, se volvió para dirigirse hacia una puerta que había en un lateral, y que seguramente daría a su despacho.

-Hasta la próxima clase, chicos y chicas.

Y se acabó el pequeño descanso.

-¡Tenemos que subir a por las cosas de la clase de Pociones!-avisó a sus compañeros, agarró la mano de Luna y subieron las dos hacia su dormitorio a recoger las cosas-¿Sabes?, yo creo que esto de que estemos tan arriba es culpa mía. A mi no me gusta la clase de gimnasia y nos han puesto arriba como castigo y para que me mueva. ¡Estoy segura!. ¡Y con tan poco tiempo!. Caldero, bolsa con cosas para hacer las pociones, pergaminos para apuntar y pluma... creo que lo tengo todo. ¡Estoy lista!-Esperó a Luna mientras recogía sus cosas, mirando alrededor y comprobando que no era las únicas que estaban con el tiempo justo. Cuando ambas estuvieron listas, bajaron a la sala común, donde se unieron a Colt y el resto, bajando todos justos las escaleras hasta el sótano, donde parecía que estaba la clase de pociones.

-Es extraño...¿por qué una clase aquí debajo?. El colegio es muy grande y seguro que hay alguna habitación libre para poner esta clase-Úrsula iba mirando con ojo critico los pasillos por los que andaban para llegar a la clase de pociones y arrugaba la nariz con disgusto-Hay moho verde en algunas esquinas, ¿y decís que aquí abajo es donde los de Slytherin tienen su sala de estar y sus dormitorios?. Creo que deberíamos decirle a Ivy que se viniera a dormir con nosotros-le dijo a Luna mientras que le seguía el paso y entraban en la clase.

La miró con curiosidad. Estaba llena de botes, de calderos, de mesas de trabajo y de olores que nunca había olido-Ummm, ¡huele bien!, ¡diferente!-levantó su nariz y olisqueó, como un perro de caza la brisa de la mañana-Bueno, quizás no esté tan mal este sitio...-miró a su alrededor buscando una mesa libre en la que sentarse y dejar todas sus cosas cuando Luna se lanzó a la carrera a sentarse junto a Ivy. Había un sitio libre al otro lado de la pelirroja así que decidió acompañar a las dos chicas y se sentó a su lado-Oye, Ivy, se me ha ocurrido viendo como se llega aquí abajo que, si quieres, estás invitada a subir a dormir con nosotras cuando quieras. Allí no hace tanto frio ni hay moho en las paredes. ¿Cargar con todas las cosas necesarias para las clases de un día?-se rascó la nariz, pensativa-Es mucho peso, tenemos que encontrar otra forma, quizás dejarlo todo en algún sitio intermedio... tendremos que pensar en una solución.

Una voz adulta la hizo volverse y ver que había una mujer trasteando uno de los calderos que había en la clase-¡Oh!, la profesora está aquí...-le susurró a sus compañeras de mesa cuando se percató de su presencia. La miró con curiosidad intuyendo que sería su profesora en aquella materia y siguió mirando con curiosidad creciente el bote que tenía en sus manos. ¿Una poción?. ¿La primera poción mágica que veía?. ¿Sería para tener el pelo de dos colores como la profesora?

!Poción de Ingenio!. ¡Eso mola más!, que mi pelo me gusta como es, eso de los dos colores no se como me quedaría. ¿Vamos a hacerla nosotros?.

Úrsula estaba atrapada por las palabras de aquella mujer y por lo que les estaba contando. Les estaba proponiendo un reto y el premio era chulo. Ser el que mejor entendiera la clase. ¡No tendría nada que estudiar porque ya lo sabría todo!. Aquello le agudizó la atención y decidió no perderse las indicaciones que iba a darles a continuación, cogió pergamino y pluma y se dispuso a copiar la lista de pasos a seguir, pero se empezó a encontrar con problemas casi al instante porque había cosas que no sabía lo que eran. Así que, con la lista de pasos copiados, comenzó a rebuscar en su bolsa a ver qué tenía y que no, esperando que se lo hubieran vendido todo correctamente en la tienda y no le faltara de nada.

Amapola... miró a los ingredientes que tenía en su bolsa y sacó una bolsita etiquetada con la palabra "Amapolas" ¡listo! ¿Qué más?. Baba de lantea. ¿Qué es una lantea?. ¿O será linterna?. Pero las linternas no sueltan baba... sacó de la bolsa un pequeño bote de cristal con algo que daba el pego de baba y ponía "lantea" en la etiqueta, dio por hecho que era aquello. Así continuó con los siguientes ingredientes hasta que creyó que ya estaba todo cortado, medido y calentado a lo que tenía que estar. O no, porque aquello era como hacer un pastel y nunca, nunca, nunca, le había salido bien la tarta de galletas que había intentado hacer tres veces con Mary. Miró críticamente a las raíces de radenamio y se arremangó. No sabía lo que era tamizar pero tenía claro que tenía que ser un gramo limpio, ni más ni menos. Resopló y suspiró-En Master Chef por lo menos usan cosas normales... pero esto parece una de esas pruebas que hacen, podían haber elegido que hiciéramos esa en la que todos siguen al chef mientras prepara la receta, ¿no creéis?.

Se dio cuenta de que Luna e Ivy estaban haciendo aquello a la par. Se mordió el labio inferior y puso más empeño en sacar aquello ella sola, aunque no podía evitar mirar de reojo lo que estaban haciendo sus amigas, sobre todo como Ivy manipulaba el radenamio-Usa el termómetro-le apuntó a Ivy al escuchar su pregunta retórica-Es complicado por que si no lo tienes metido en todo momento sube o baja la temperatura, creo que siempre hay que tenerlo dentro y comprobarlo cada poquito...-dicho y hecho, comprobó el suyo a ver que tal iba.

-En las películas, cuando las brujas preparan pociones en su cazo lo que hacen es echar una pizca de esto, una pizca de aquello, una pata de pollo y un ojo de camaleón y ¡zas!, humo azul y ya está la poción hecha... ¡qué difícil es esta! ¡Oh!- un pergamino apareció delante de sus ojos y, cuando levantó la vista, vio a Luna que la miraba disimuladamente. ¡Eran sus apuntes!. ¡Genial!. Cogió el pergamino con disimulo y lo mezcló con los suyos. Después de que pasaran unos minutos y que la profesora no hubiera hecho comentario ni gesto alguno que sonara a que los había pillado, la pequeña puso su lista de pasos junto a la lista de pasos de Luna y comenzó a comparar-¡Aughhh!. ¡No apunte esto!, y la temperatura no es la misma...-se apresuró a quitarle fuego al caldero y a buscar el ingrediente que faltaba-¡No me va a salir!, ¡no me va a salir!, ¡con lo bien que me vendría esa pócima para esta clase!. Si ya lo tengo, es radamamioese, creo que... puede estar bien, ¿lo echamos ya?-le preguntó a Ivy cuando ella le indicó procedieran. Iban casi a la vez las tres, lo mismo aquello era una buena señal y a las tres les salía aquella receta, porque estaba segura de que era eso, una receta como las de cocina. Y, como decían en Master Chef, el único truco que existía para que un buen pastel saliera era seguir la receta al dedillo. ¿La habría seguido ella bien gracias a sus apuntes y a los de Luna?. ¡Ojalá!.

-¡Listo!-exclamó, levantando las manos como en el famoso concurso de la tele. Ya estaba toda la suerte echada. ¡Que nervios!. Su mirada se cruzó con la de Cagondra, y le guiñó un ojo, toda contenta. Más aún de ver que ella se había dado cuando de su gritito de triunfo.

Le lanzó una mirada a Colt y a Kyle que parecían ambos también apurados como ella y muchos más, no eran los únicos. Veía sudar la gota gorda a muchos de su casa y de Slytherin por igual, allí nadie llevaba ventaja de ninguna clase.

Le sonrió a Ivy cuando se preocupó por el líquido de su caldero-Espero que si, pero no tengo ni idea. Yo también lo quiero probar, pero ¿qué sucederá si no lo hemos hecho bien?, ¿olvidaremos toda la clase?-miró bizca a su amiga-¿Te imaginas que pase eso con lo que ha costado sacar este menjunje?. Ufffff. ¿Ha dicho cuanto tiempo tenemos que tenerlo haciendo burbujas?, vayamos a que se nos pase el tiempo y se nos queme.

Begonia Protts caminaba entre las mesas acercándose de vez en cuando a comprobar directamente cómo estabais haciendo cada una de pociones. Se movía con maneras elegantes, apoyándose en su bastón e inclinándose sobre los calderos para olfatear las mezclas y también para determinar los resultados.

-Esos cortes son demasiado gruesos, señor Feast. Si los echa así será mejor que guarde la poción para su peor enemigo. Señorita Conifer, será mejor que remueva más aprisa o su mezcla solidificará con el cucharón dentro. Señor Lavender, dije cincuenta y dos grados centígrados, no fahrenheit. Me temo que tendrá que comenzar otra vez.

No parecía tener problema en indicar lo que estabais haciendo mal, aunque por lo visto casi todo el mundo cometía algún error, por mucho que hubiese intentado que no fuera así.

-Señor Derrick, será mejor que preste más atención a su propio trabajo en lugar de fijarse tanto en el de la señorita Zanette o tendré que dividir su nota entre dos y por lo que estoy viendo... no estoy muy convencida de que vaya a ser muy alta.

Y así continuó durante un buen rato, dando indicaciones o al menos, señalando lo que hacíais mal, que no era poco.

Con el transcurrir del tiempo, las pociones comenzaron a tomar forma y consistencia y entonces, la profesora pareció decidida a revisar todo lo que habíais hecho.

Colton y Kyle habían tenido graves problemas para pesar correctamente y que la mezcla adquiriese la tonalidad que se esperaba, y que según las indicaciones debía ser de un verde pistacho. En lugar de eso, el aspecto morado que habían conseguido les decía que lo llevaban francamente mal. Afortunadamente los apuntes de Luna sirvieron para rellenar algunos huecos que resultaron transcendentales, principalmente a la hora de terminar de arreglar lo que parecía dirigirse hacia un completo desastre.

La profesora se detuvo en cada una de las pociones y realizó algunas anotaciones en su libreta antes de girarse hacia todos.

-Magnífico, señorita Ferlet. Tiene usted un don natural para las pociones. Espero grandes cosas de usted. Tampoco lo está haciendo muy mal usted, señorita Galloway. De hecho, es una sorpresa muy grata ver los resultados que está obteniendo.

Sin embargo a la profesora no le pasó desapercibido los movimientos que Luna hizo pasando sus apuntes y ayudando a otros, aunque en esos momentos no comentó nada. En lugar de eso, prefirió pasarse para revisar todas las pociones.

-Está bien, por lo que veo, por el momento solo la señorita Ferlet está preparando una poción de excelente factura. La señorita Galloway tampoco lo está haciendo mal del todo aunque todavía está muy lejos de la perfección. Los demás, me parece que aún deben trabajar un poco sus habilidades, pero como esta es nuestra primera clase, les daré una nueva oportunidad para mejorar sus pociones. Sin embargo, he de advertirles que esta vez, anotaré muy bien sus resultados y los tendré en cuenta de cara a sus notas. Ah, y señorita Ferlet, haga el favor de no ayudar esta vez a sus compañeros. Ellos deben demostrar por su cuenta de lo que son capaces, sin ayuda de nadie. Mientras tanto, señorita Ferlet, usted acompáñeme. Creo que podré encontrar algo especial para usted.

La profesora llamó a Luna y ambas entraron en el despacho, dejando al resto con sus pociones.

A mí me parecía que la poción no tenía tan mal aspecto, pero claro, aquella profesora quizás no supiese tanto como ella misma pensaba. Cuándo se había visto que los sangre sucia hiciesen mejor las cosas que los magos de verdad. En serio que no debían dejar que entrasen a aquel colegio de magia.

Claro que al menos pude reírme un rato cuando le regañó a ese Colton por intentar copiarse de la rubia, y también al ver como Luna corría como un perrito faldero de un sitio a otro para pasarles sus apuntes. ¡Habría una cosa tan lamentable como esa!

Pero cuando dijo que Luna lo había hecho bien… eso me enfureció. Aquella niñata parecía tener a todos los profesores de su parte, como si hubiera hecho algo para merecerlo. Pero bueno, cuándo se había visto que el apellido Sparks no fuese más respetado que uno tan poco conocido como el de esa Ferlet. Al menos, la cara que puso la Ivy al ver que a ella no le había salido tampoco demasiado bien, valió la pena.

Lo importante era que disponíamos de una nueva oportunidad, así que tendría que aprovecharla.

-Está bien, yo voy a volver a intentarlo. Esa niñata no va a conseguir hacer una poción mejor que yo. Ña, ña, ña, qué bien lo ha hecho la señorita Ferlet, ven conmigo que te voy a dar un hueso… -comenté, burlándome de ella en voz alta, aprovechando que no estaba la profesora -. Al menos algunos hemos hecho las cosas por nosotros mismos, no gracias a los apuntitos de la “mascota de la profesora”. Pero ella se ha dado cuenta. No se puede ayudar a los demás.

Me acerqué entonces a tirar el contenido de mi caldero para volver a preparar la mezcla e intentar que esta vez me saliese mucho mejor.

Los demás podían hacer lo que quisieran, pero yo no me iba a conformar con lo que tenía y fiarme de que estuviese bien. Prefería volver a jugármela.

Sin riesgo no hay éxito, decía siempre mi madre, y ella sabía muy bien de qué hablaba.

-Seguro que lo ha hecho para destacar y que le pongan la mejor nota. Es penoso ver como necesita llamar tanto la atención, esa mosquita muerta –comenté, hablando con Anemone y Breezy aunque en voz alta.

Esperaba que al menos, ahora que no estaba la Ferlet, el resto demostrase lo inútiles que eran y que nos dejasen a las que de verdad merecíamos estar allí, destacar por nuestros logros y sobre todo nuestra sangre.

Y es que eso era lo que más me molestaba, tener que compartir con gentuza las clases y encima verme superada por aquellos que como la Galloway o el Derrick no se lo merecían. ¡Qué bajo había caído el mundo mágico!

-No deberían dejar que los sangre sucia fuesen al mismo colegio que las brujas y los magos de verdad –le comenté a Breezy en voz baja, aunque no lo suficiente como para que no me oyesen los demás. Breezy me sonrió y ambas nos miramos entendiendo que allí sobraba la mitad de la clase.

Alondra Sparks destilaba su veneno a cada instante. La Slytherin despotricaba contra cualquier ser viviente que se encontrara cerca de su ser, así como del ambiente húmedo de las mazmorras. Nada parecía venirle bien, siendo una personalidad muy tóxica para tenerla al lado. Ivy cada vez estaba más incómoda de su presencia, deseando incluso que cogiera afonía en la garganta, al menos así libraría al mundo de su absurda verborrea.

Jade suspiró cuando su compañera de casa comenzó a criticar la tienda de su abuela. Sabía que si decía algo a respecto Alondra le respondería y entonces no podría callarse. Ya le había hablado mal en Transformaciones y el resultado fue el enfado del docente, así que no iba a arriesgarse a ser regañada de nuevo, aceptando aguantar las vilezas de la persona de Spark.

Perdedora dice... Será estúpida...

Otro suspiro. La pelirroja se centró entonces en Úrsula, la cual le había invitado a dormir con ellas en su habitación. Connor sonrió a la Gryffindor de manera amable, antes de explicarle que aquello no iba a ser posible - Te lo agradezco pero sería una falta de respeto salir de Slytherin para dormir. Eso va contra las normas del colegio y es como despreciar la casa que te acoge. Aunque de buena gana te mandaría a Sparks... - Comentó bajando la voz, divertida incluso de poder buscar un medio para desahogarse - ¿Master chef? ¿Qué es eso? - Y es que a veces los hijos de muggle hacían referencias incomprensibles para ella.

Trabajar con Úrsula y Luna era una buena manera para estar concentrada y atenta, estaba convencida de que obtendría unos óptimos resultados en la poción. Se fijaban en los pasos que daban, anotaban las cosas que se les había escapado y valoraban el resultado final.

La profesora se pasó entre las mesas cuando Galloway tuvo una duda que Jade no sabía resolver, aunque sí especular al respecto.

- Si no lo hemos hecho bien pues en el mejor de los casos no debería tener efecto alguno, aunque a veces puede pasar que provoque dolor de estómago o bueno... Una vez mi abuela me contó que algunos ingredientes tienen potencialidad mágica, lo que provoca que haga efectos inesperados... Si eso sucede pues hay que esperar a que pase el tiempo y todo vuelva a la normalidad... - Dijo la pelirroja no muy convencida - Lo de las burbujas... Pufff... ¿Diez minutos?...

La docente les explicó de que iban a repetir la poción, pero que esta vez no deberían mirar los apuntes de Luna, estaba claro de que les había pillado. Ivy asintió, ella quería repetirla y comprobar si era capaz de hacer de nuevo el proceso, así que comenzó desde cero, haciendo memoria y mirando sus propios apuntes, mientras Ferlet era llevada a otro lado, quizás como medio para que los demás no se copiaran.

- Vamos Úrsula, nosotras podemos... - Animó a su compañera - Si necesitas ayuda sólo dímelo... - Dijo de forma amable hasta que el mal bicho de Alondra volvió a abrir su enorme bocaza de víbora, arremetiendo contra Luna, algo que Jade no iba a permitir, ya los límites iban a quedar muy bien marcados - Lo que te pasa Alondra Spark es que eres mediocre, y Luna es magnífica haciendo pociones. La envidia es muy mala, te iría mejor aprendiendo de Ferlet y colaborando con los demás. Tú no le llegas a Luna ni a los tobillos, así que no la insultes porque si a ella la llamas mascota, tú no llegas a ser ni garrapata - Y quizás no debería haber sido tan clara y directa, pero aguantar los comentarios hirientes y continuados de Spark era algo que Jade ya no quería soportar - Úrsula, centrémonos en lo nuestro...- Le dijo a la Gryffindor cuando las frases sobre los sangre sucia comenzaron a surgir - Tiene que salirte muy buena poción, vamos a darle en toda la boca a la bruja de Spark...

Ivy suspiró y comenzó de nuevo su trabajo pero esta vez sin coger los apuntes de Luna, para ver si había cogido bien la técnica que la docente les había explicado. Era la primera vez que se alteraba tanto y tuvo que tener cuidado para no amputarse el dedo al cortar los ingredientes. Alondra tenía un don mágico, desquiciar a todo aquel que se le pusiera al lado, una habilidad nada deseable de soportar.