Partida Rol por web

 Esperé pacientemente, al otro lado de la puerta, mientras me anunciaban, esperando de que Ariadna quisiera hablar conmigo. Hacía tiempo que no nos hablábamos... Demasiado, para mi gusto, aunque sabía que no debía de pensar así de la mujer de mi hermano...

- ¿Qué te perturba, sobrino? - Pregunto, saboreando las palabras. En un susurro corto. No le quito los ojos a la caravana de aldeanos, y en especial, a la madre de Mert. A lo largo de toda mi adolescencia, había estado enamorado de ella, ahora sin embargo, no podía más que contemplarla. Y así sería para el resto de los tiempos...

Cuando sus labios llegaron a los mios me quede completamente quieta notando un inmenso calor recorrer todo mi cuerpo y como mis mejillas volvian a rosarse de sobremanera, al apartarse de mi di un paso atras llevando mi mano derecha mi boca...

- Jener... la guardia podria vernos y... - Y esto se me iba a escapar de las manos, mi cercania con los Bearwar era importante para mi, mas de lo que el se imaginaba pero aquello era demasiado arriesgado y ya no solo temia por mi. - Deberia irme Jener...

Cuando advirtió lo de la guardia solté una maldición, tenía razón y no sólo sus hombres, también los míos. Los cuales podrían avisar a Kar -Esta bien, dejemos esto hoy- Murmuré.

-Haré todo lo que pueda para averiguar quien untó con veneno el hacha de mi padre, pero no puedo asegurarte que lo consiga- Ojalá fuera tan sencillo, pero había tantos sospechosos que podrían querer librarse de Manfred y a la vez desacreditar a Kar. Incluso querer que las tribus se sumieran en el caos.

-Pero ¿me dejarás volver a verte? Sin compañía añadida- Era obvio a qué me refería, no deseaba que mis próximos encuentros con Alexandra fueran con guardias de ambas tribus, y mucho menos en un lugar tan previsible. No quería que ella corriera peligro pero, también deseaba aferrarme a la poca esperanza que tenía. Una mirada, un abrazo o un beso era cuanto necesitaba, aunque quizás fuera demasiado pedir.

- Si consiguieras traerme un paño con ese veneno... Las Bloodmoon trataran conmigo, ninguna tribu conoce mejor los bosques y sus hierbas como ellas, quizas si supieramos de donde salio el veneno nos acerquemos mas al asesino... - comente mientras recogia el cesto dejandole sobre un paño las cosas.

- Claro... sabes donde encontrarme o mandarme un mensajero y esta noche ire a vuestra casa hablar con Kar - Dije mientras miraba esperando ver a la guardia para llamarla.

-Alexandra, no me refiero a reuniones familiares- Digo casi al borde de la exhasperación -Sabes que no me refiero a una cena con mi padre mientras hablamos de los problemas acuciantes, hablo de olvidarse de todos los problemas- Miré a mis hombres y esperé a que contestara, después le plantearía mis dudas respecto a Morgana...

La líder de las Bloodmoon parecía otra persona en el funeral.

La respuesta positiva de mi padre hace que olvide por completo lo ocurrido en el funeral y me pone de muy buen humor. Comienzo a dar saltitos sobre mi montura haciéndola trotar alrededor de mi padre lanzando gritos de alegría. -¡Yuju! ¡Viva! ¡Voy a ser el mejor guerrero de las tribus! ¡Todo el mundo temblará ante mi presencia!

Me quede completamente roja cuando hizo esa aclaracion y note de nuevo mi boca seca - ¿Tu...? Te refieres a los dos... solos... y... bueno... te refieres... como... hombre... y... mujer... - Dios no sabia ni como preguntar aquello, volvia a sentirme como una cria, como la noche de bodas con Morded que no era capaz ni de respirar apenas, siempre me habia costado horrores estas cosas... me hacian sentir estupidamente ridicula... ¿Porque se referia a eso no?

Reí alegremente por primera vez en varios días, ya no me acordaba de su vergüenza ante esos temas. Pero era uno de sus encantos -Sí... y no, todo depende- Dije con una sonrisa -Tan sólo, a solas, como ambos deseemos que sea. Creo que, en esos momentos deberíamos liberar lo que guardamos y que ello actue por sí mismo- Dije simplemente, intentando restarle importancia al asunto y que no se sintiera incómoda.

Estaba de nuevo roja como un tomate y ya no solo mis mejillas, mirando mis manos que cogian el cesto pues ahora me era imposible mirarlo a la cara - Yo.. ya sabes que... bueno... - que no tengo la menor experiencia con los hombres y el unico que me ha tocado ha sido tu antiguo mejor amigo.... Pero mis pensamientos no salieron por mi boca, sentia tanta vergüenza de todo aquello que estaba deseando que la tierra se abriera y me tragara.

Jener era conocido por su fiereza y... bueno... seguramente en esos temas el era como un lobo y yo un corderillo cojo...

- Necesiito... pen...pensar...lo... - Mentalizarme y no parecer estupida...

Me recordaba a la primera vez que hablé con ella, lo que más le preocupaba era compartir lecho con Morded.

Puede que...

-No pensarás que voy a abrirte de piernas nada más vernos ¿Verdad?- Pregunto, aunque me dí cuenta de que había sonado bastante salvaje -Puede que no debiera haberlo dicho de esa manera...- Antes hablaba así con Morded y la fuerza de la costumbre me podía. Pero aunque con las demás mujeres puede que fuera así Alexandra era muy distinta a las demás.

Cuando dijo aquello levante la mirada mirandolo con los ojos como platos Si, definitivamente el era el lobo y yo el cordero cojo y ciego....

- Si... digo no, digo... que tu... ya... tu tiene mucha... experiencia... - Dios casi estaba empezando a tartamudear con todo aquello, el y Morded ya habia compartido cama con muchas mujeres, eran como sabios en ese ambito comparados conmigo que no era mas que una aprendiz... 

Puse mi mano en su mejilla y dije -No tiene que ser en el primer encuentro, ni en el segundo. Y sí, he compartido cama con mujeres, pero ninguna cómo tú, ninguna que amara de verdad. Así que para mí, sería como una primera vez- Era verdad, una cosa era el placer, pero con Alexandra no era sólo eso. Era el calor de su cuerpo y el roce de sus labios que había sentido hacía un momento.

-Para mí, todo esto también es completamente nuevo... y al igual que tú, tengo miedo- Susurré ¿qué era esto? ¿Un Bearmaw confesándole a alguien que tenía miedo? Era verdad, miedo a fallarle, miedo a perderla y miedo a no ser suficiente, a que pensara que no merecía la pena.

Cuando dijo lo de tener miedo volvio a mirarlo sorprendida, con su mano podia notar arder mis mejillas casi como si estuviera febril...

- Esta noche... esta noche hablaremos, yo aun debo volver a casa y cumplir con mis labores y... pensar donde... donde vernos... - Le dije mientras cogia de nuevo la bota del suelo para darle un trago al agua fresca. Pues entre el pequeño, el ir a ver a Morded, y todo mi tiempo era escaso...

Besé sus labios suavemente, no sin antes comprobar que los guardias no nos veían y me aparté -Avisaré a mi padre de que vas a venir- Dije -Pero he de comentarte algo de Morgana.

De vuelta a los temas "oficiales" continué -¿No te ha parecido extraño que saltara para defender a tu marido en lugar de a mi padre? ¿Que hablara a un Bearmaw de esa manera? Las Bloodmoon siempre han apoyado a nuestra tribu abiertamente y los Silverfang nunca han sido de su mayor agrado.

-No se cambia el modo de ver la vida de la noche a la mañana... y menos las Bloodmoon.

- En estos tiempo todo es extraño, tu ayer eras el mejor amigo de los Silverfang y ahora mira, la gente a tomado su posicion ya sea por una u otra cosa, solo tenemos que encargarnos de mostrar la verdad para que todo vuelva a la normalidad - Le dije intentando ver las cosas desde un punto sensato, auqnue aun me sentia un poco acalorada de todo lo sucedido....

Yo no habia tenido mucho trato con ellas pero ahora no era momento de remilgos... las cosas estaban dificiles...

-El arma, el veneno... todo lo guarda Hiam. No será fácil conseguirlo, y aunque lo hiciéramos y supiéramos qué clase de veneno es... bueno, puede que nos acerquemos- Dije no muy convencido.

-Ten cuidado con las Bloodmoon, después de lo sucedido en el funeral no me fío demasiado de ellas...- Dije desde una perspectiva nada alentadora -No quisiera que te pasara nada.

A Mick se le escapa una sonrisa, cosa que quizás se permita porque esten solos. En tono alegre y distendido le comenta al chico .-Calmate muchacho o vas arruinar nuestra reputación de hombres templados entre las tribus-. Sigue cabalgando calmadamente y le comenta un poco más serio para provocar el orgullo de Trayus.-Además te he dicho que sera duro. Ya veremos si no te encoges como una niña al parar los golpes-.

Me calmo al momento de escuchar las palabras de mi padre y me pongo serio por su comparación con una mujer. -Eso jamás. Se que será duro, y que llevaré golpes; pero no va a frenarme el miedo, soi consciente de mi lugar en la tribu, y estaré a la altura. -sonrio contento y me doy cuenta que me hago mayor, que la época en la que solo me importaba escaparme de la perpetua vigilancia de mi padre, sus hombres o Amanra prácticamente se ha terminado, se avecinan tiempos difíciles y es hora de comportarme como un hombre.