Partida Rol por web

La Supernova parecía haber causado daños suficientes al generador como para que éste fallara. Ahora ya no tenían cobertura ni manera de esconderse, pero faltaba saber cómo controlaban a los gusanos.
Algún mando, o algo…

Los Ysoki emprendían la retirada, pero el elfo no les iba a dejar huir así como así.
¡Entregadme el control de los Surnochs o seréis todos aniquilados! gritó Edariel, esperando que su reciente demostración de poder sirviera para intimidar a los bandidos.

- No sé bien si conocéis las destrezas de los elfos con las hojas curvas. Dicen que son capaces de sajar los genitales de sus enemigos sin matarlos, de tal manera que después se los hacen comer mientras se desangran lentamente. Yo no haría enfadar a un elfo,... - oscuro. Pensó, pero eso los Ysokis no lo sabían. 

Las palabras del elfo hicieron titubear a los Ysoki que se refugiaban detrás de panel de control, pero seguían cautelosos. Las siguientes, emitidas por Kopalo con una voz mas grave y autoritaria hicieron que tiraran sus armas casi al instante y levantaran las manos.

 -¡NOS RENDIMOS!.- Dijeron casi al unísono.

La sombra del cañón os tapó por completo en cuanto entrásteis en él. Dos vehículos a vuestra izquierda seguían enzarzados en una pelea por dejar fuera de combate al otro. Otro delante de vosotros a vuestra derecha lideraba la carrera con otro pegado a escasos veinte metros por detrás.

Luego vosotros, con Stuart apretando el acelerador todo lo que daban los tacos de madera que le había puesto para ganar posiciones y el vehículo que os seguía a buena distancia y que os dejó pasar. Algunos vehículos más atrás se acercaban a buena distancia, pues sus columnas de polvo si podían verse.

De pronto la tierra tembló y de repente apareció uno de esos Surnoch o gusanos gigantes de unos 5 metros de altura, cuerpo escamado con afilados lados y púas por todo su cuerpo. De su boca circular emergían dientes afilados como dagas que partieron a la mitad uno de los vehículos a vuestra izquierda mientras el otro chocaba contra la pared del cañón sacando una lluvia de chispas de la carrocería.

Había sido en un parpadeo. Ni habíais tenido tiempo de adivinar cuándo saldría. Otros cuantos aparecieron del suelo con sus cuerpos alargados y metálicos, en una disposición completamente al azar, como si de un campo de obstáculos se tratara.
Al fondo un corrimiento de tierra hizo emerger un surnoch de tamaño increíble, la madre de todos los surnoch, supusísteis, que había venido a tomar venganza.

Ahora la carrera ya no tenía ni pizca de gracia.

El vehículo en cabeza se echó a la izquierda en una maniobra brusca evitando a uno de los gusanos mientras deceleraba. Su piloto gritaba algo y golpeaba el volante como si su vida dependiera de ello. 

Stuart abre mucho los ojos y aprieta los dientes, mueve el volante para cambiar la dirección levemente hacia la derecha, lo justo para poner una distancia lo bastante segura como para pasar a su lado a toda velocidad. Luego Stuart vuelve a enderezar el volante para continuar recto.

En un abrir y cerrar de ojos, los surnoch aparecen y revientan un vehículo como si no fuera más que un trozo de mierda bajo su bota. Las chispas y el metal saltan por el aire, como una advertencia de lo que nos pasará si uno de aquellos modestos gusanos decide vernos como el siguiente.

Trago saliva pues, si bien nunca he sido un cobarde, la idea de ser reventado (o derretido o desmembrado o lo que sea que al hijo de puta se le ocurra) no es precisamente agradable para mí. Nunca he creído que moriría de viejo pero, bueno, hay formas y formas.

"Y ahora que los veo, tengo ganas de volver a las pandillas a recibir disparos."

Veo a los que están quejándose y creo que ellos deben ser los pilotos que representan a Morob. Sonrío pensando que quizás se están quejando de que su trampa no está resultando. Eso me da esperanzas.

"Dale, acelera y esquiva a esos gusanos."

Miro mi arma y entiendo que con ellas ni siquiera podría sacarle un forúnculo a los surnoch, así que prefiero concentrarme en ayudar a Stuart pues, si Edariel y Kopalo lograron su misión, solo un pilotaje y suerte, deberían sacarnos de aquí. Si ellos fallaron, bueno, el arma tampoco nos sacará de acá.

Stuart ejecuta una maniobra maestra que deja atrás al surnoch que se cargó el otro vehículo, mientras que el vehículo de la izquierda choca violentamente contra el saliente de roca, dejando fuego, chispas y humo detrás de él, pero avanzando milagrosamente mientras su carrocería roza la pared de piedra caliza, sacando trozos de piedra al suelo.

Mientras tanto, la deducción de Gendo era acertada, los del vehículo de la derecha (rojo) son los subordinados de Morob, ya que en sus chaquetas luce el emblema que antaño portábais con orgullo, Las Serpientes de Morob. Pero a pesar del contratiempo que deben de haber tenido para que su plan fracase, se nota que las carreras de los subniveles de la estación Absalom hace buena cantera de pilotos, pues esquiva al surnoch que tiene delante zigzagueando entre ellos como un colibrí.

Pero de repente un chorro de ácido sale de las entrañas del gusano que cae donde momentos antes estaba el vehículo, sacando humo de las piedras derretidas a su contacto.

Si mal no recordáis, era el plan era averiguar como hacía Morob y sus serpientes para controlar a los surnoch para que no atacaran a su vehículo. Si Edariel y Kopalo tardan mucho en averiguarlo, no quedará gran cosa de vuestro vehículo y de vosotros. 

Los Ysokis se rindieron y tiraron sus armas. Edariel asintió a modo de agradecimiento a Kopalo por su intervención, aunque sin duda las palabras que había usado eran del todo inverosímiles.
Vale, me alegra ver que apreciáis vuestras vidas.
Ahora decidme; se que tenéis un aparato con el que controláis a los Surnochs. Lo usaréis como yo os diga, y será ¡ahora! dijo, mirando a los genitales de los bandidos como si estuviera realmente furioso.

Los bandidos ysoki comprendieron al instante lo que Edariel les decía, eran sus vidas lo que estaba en juego, que Morob intentara buscarles después.

Los dos se pusieron manos a la obra. Teclearon y comprobaron varios números que aparecían en la pantalla, después el radar se encendió mostrando solamente tres puntos a distintas alturas de la esfera verde que los detectaba.
-Los vehículos.- Aclaró uno de los bandidos mientras señalaba el radar con los tres puntos verdes.

-Ya están dentro del cañón.- Continuó el otro, que parecía controlaba los mandos de aquel panel de control. -Hay pocas posibilidades de que escapen, sobre todo porque la alimentación del panel tiene solamente para dos descargas, nada mas. El generador lo habéis incendiado.-  

-El panel emite unas corrientes electromagnéticas a través de un circuito de cables que instalamos en el subsuelo. Los surnoch viven bajo tierra royendo el metal, por lo que esas descargas atraen su atención hacia un punto específico del suelo y allí es donde atacan.- Aclaró de nuevo el primer ysoki.

Parecía algo simple, aunque seguramente tuviera un complejo sistema teórico-físico que a Stuart le encantaría estudiar, destripar y replicar en alguno de sus locos experimentos.
Sea como fuere teníais el control de dos descargas para alejar a los surnoch de vuestros amigos. Eso iba a ser un problema.

— Gen, tenemos camino despejado. — Le dijo entonces Stuart a Gendo con una pequeña nota de alivio en su tono de voz, aun así se le notaba al ysoki con tensión y concentración… y estrés. — Acomódate en el cañón, ¿Quieres? Ese pedazo de arma tiene la bastante potencia como para estar acoplada en una nave espacial, así que si se atraviesa alguno de estos gusanos mutantes puede que por lo menos sirva para intimidarles. Además… ¡Me tome el maldito trabajo de instalarlo! — Stuart entonces desacelera un tanto para poder situarse a una velocidad más fácil de controlar, y enseguida, mientras mantiene una mano en el volante, saca de uno de sus bolsillos su unidad Comm. — ¿Ed?... ¿Kopa?... ¡Respondan, joder! Ya estamos en la trampa mortal infestada de gusanos gigantes escupe-acido. ¡Infórmennos de su situación! ¿Consiguieron algo? ¡Cambio!

Sonrío ante el comentario de Stuart pues no estoy seguro de que estos gusanos sean del tipo de los que se asustan por un par de luces. Me pongo en el cañón y lo afirmo con fuerza, preparado para disparar llegado el caso y sin mirar a la rata, le respondo:

 - "Mejor evitamos hacerlos enojar. Ya tienen un par de vehículos antes que servirse."

Pues pienso que si están con ganas de atacar participantes, lo obvio es que lo harán con los más cercanos primero. Quizás eso los distraiga lo suficiente como para pasar por el lado sin demasiado inconveniente. De todas formas, me preparo para disparar a cualquiera de ellos que decida vernos como su cena para esta tarde.

Edariel escuchó las explicaciones de los Ysokis y asintió resignado; sin saberlo había debilitado la máquina y ahora sus usos eran limitados.
Pero a través de la cámara podía observar cómo sus compañeros parecían arreglárselas por el momento, usando a otros corredores como cebo para los Surnochs.

Pero más adelante estarían solos y necesitarían su ayuda; sobretodo contra esa “mamá”.
Este aparato, ¿puede afectar a ese Surnoch inmenso? preguntó, creyendo que si se topaban con esa cosa, poco tendrían que hacer.

-Podríamos intentarlo-. Contestó el Ysoki mirando el tamaño que aparecía en la pantalla. -No se ha intentado nunca pero si gastamos todo la energía en ella, tal vez..., y tus amigos no la cabrean mucho...

El bandido Ysoki se encogió de hombros con un movimiento de bigotes que te recordó a Stuart cuando hacía un chiste. 

Parece que solo quedaba esperar los acontecimientos de la carrera y rezar a los dioses para que todo saliera como estaba planeado.

La carrera se había vuelto frenética y descontrolada. Aquellos que debían ganar no ganaban y estaban en apuros, los mismos apuros que el resto. Eso no le gustaría a Morob, pero el espectáculo había aumentado la audiencia un 37%, y por supuesto, las ganancias.

El surnoch que dejábais atrás estaba más interesado en devorar el armazón metálico en llamas que en conseguir uno nuevo, y el que teníais delante prefería intentar cazar al otro coche que lo había esquivado. Eso os dió la ventaja de avanzar todo lo que podíais, pero el surnoch de vuestra derecha estaba esperando que algo se moviera en su rango de acción para desquitarse del otro vehículo. En cuanto cogió impulso para lanzaros ácido, Gendo disparó el cañón láser que tenía preparado. El surnoch sufrió el impacto de energía recorriendo su cuerpo metálico. En un movimiento fugaz, el monstruo volvió al agujero de donde vino.

El vehículo que sacaba chispas y humo de la pared lateral derecha del cañón, dejó de hacerlo al girar el volante y posicionarse delante vuestro, aunque algo de humo siguió saliendo de su motor dificultándoos la visión. 
Más adelante volvió a virar, pero esta vez introduciéndose entre el surnoch y la pared para esquivarlo. O ese piloto era un genio, o estaba de más de loco. El surnoch no tuvo que hacer demasiado para que un chorro de ácido cayese encima del coche y un vapor verdoso humeante, comenzara a salir del armazón metálico.

Había muchos de aquellos lagartos, y Kopalo no perdía atención a la cámara. Esperaba que todo fuera bien, pero estaba preparado para darle un coscorrón a cualquier Ysoki que se negara a ayudar a sus amigos. 

- Ya puedes hacerlo bien, ratuno - pensó para sus adentros. 

Edariel vio por la pantalla como el cañón del buggie parecía dañar a los Surnochs y mantenerlos a raya.
Pero tenía dudas sobre su efectividad contra la mamá.

Miró al Ysoki y le puso una mano en el hombro.
Vale… harás eso. Cuando ese coche… señaló el de Gendo y Stuart …esté cerca de la mamá, máxima potencia contra ella. dijo, y calentó un poco su mano para chamuscar ligeramente al bandido.

Confío en que saldrá bien… porque veo a mucho vago aquí que podría tratar de reparar el aparato… miró a todos furiosamente.
Posiblemente no lo podrían arreglar en tan poco tiempo, pero al menos los presionaría para que se esforzaran al máximo.

El ysoki aguantó el dolor que le provocaba la ardiente mano de Edariel con estoicidad, frente a la amenaza de muerte, o algo peor, que representaba.

El otro ysoki también cogió la indirecta y se puso manos a la obra intentando reparar el generador ante la mirada de los orcos, que vigilaban los alrededores por si volvían los bandidos.