Partida Rol por web

Ninguna respuesta recibes del comunicador. Delante se encuentra uno de esos surnoch capaces de devorar el acero y lo único que se te viene en mente ahora son las últimas palabras de Priscilla;

"Cuando Edariel y Dave entren al campamento no podremos comunicarnos de nuevo hasta terminar la carrera."

Por supuesto, las comunicaciones están prohíbidas durante la carrera, y de seguro que tienen inhibidores para interrumpirlas. Por lo tanto, solo queda esperar que el elfo, el androide y el lashunta hayan hecho su trabajo.

— Maldita porquería. — Murmura entre dientes Stuart con fastidio y simplemente suelta su Comm, el cual cae al suelo del vehículo, y coloca de nuevo su mano en el volante. Entonces realiza un giro un tanto brusco hacia la izquierda para alejarse del curso de colisión con el surnoch más cercano que tenían delante.

Mi disparo fue suficiente para asustar al surnoch y eso nos brinda una ventana de oportunidad que los idiotas de los vehículos destruidos no tuvieron. Trago saliva cuando veo que otro grupo es derretido completamente por el ácido de uno de los gusanos pues sé que en cualquier momento podemos ser nosotros los que terminemos así. No me hace mucha gracia.

"Prefiero que me disparen o me apuñalen."

Veo que Stuart quiere esquivar a dos de los surnochs que claramente están más preocupados con otros competidores, pero mantengo atento el cañón para dar otro disuasivo. Veo que los dos más cercanos no están atentos a nosotros pero no confío en que el tercero de ellos nos deje pasar sin problemas.

Mantengo el cañón presto y lo apunto con cuidado, atento a disparar si alguno hace un movimiento hostil hacia nosotros.

El vaivén de los vehículos no cesa. Los surnoch, atraídos por el metal y las vibraciones no cesan en su empeño de obtener nutrientes metálicos de fácil adquisición.

El vehículo delante y a vuestra izquierda ve de repente que la pared y el surnoch hacen equipo, siendo imposible esquivar ni a uno ni a otro, terminando por empotrarse contra la pared de roca. El humo y el fuego os indican que el vehículo ha quedado fuera de la carrera, y sus ocupantes posiblemente en el estómago de algún gusano. 

Pero lo más importante es que la atención del surnoch que tenéis delante ha quedado eclipsada por el desastre del otro vehículo, sin embargo, el gusano que dejáis atrás no hace más que escupiros ácido, y esta vez acierta. 

El buggy comienza a crisparse y un chisporroteo se oye cuando el ácido corroe la carcasa metálica, amenazando con desarmarlo antes de terminar la carrera.

Pero no acaba todo ahí, pues el vehículo de los que son los secuaces de Morob, tras una hábil maniobra, se acercan al alcance del gusano más grande. Si consiguen esquivarlo, seguramente ganarán la carrera. 

Veis como otro vehículo ha sido destruído y tan solo quedan dos, acercándose al gran surnoch. El vehículo de stuart va rezagado, pero puede ser una oportunidad para que la atención de los gusanos no recaiga sobre ellos.

Stuart voltea para ver como toda la parte trasera del vehículo es afectada por el chorro de acido. 

— ¡No puede ser... no aguantaremos otro como ese! — Dice, y enseguida vuelve a concentrarse en el volante. Mientras tanto, se le ocurre extraer de uno de los bolsillos de su chaqueta una botella. — Lo mejor para combatir acido es diluirlo, pero solo tengo el whisky del bar. Mierda, si nos vuelven a dar... aquí nos quedamos.

El vehículo de sus compañeros parecía estar sufriendo algunos daños, pero seguía en carrera y con opciones de victoria.
El problema era el vehículo que iba en cabeza… pero se acercaba a la mamá y esas ratas bandidas tendrían que hacer su trabajo y acabar con ellos.

Kopalo miraba de reojo a los Ysokis. No sabía si alguno pretendería hacerse el héroe en el último momento. 

- No os pagan tan bien como para arriesgar la vida por que un vehículo u otro gane la carrera. Tenemos amigos ahí abajo, y eso es más importante para nosotros de lo que pueda ser un pequeño extra. Pensadlo bien antes de hacer nada. 

Edariel, familiarizado con los ysoki debido al tiempo que ha estado con Stuart, y Kopalo, maestro en relaciones públicas y ver lo que "nadie ve" en otros seres, se anticiparon a los pensamientos de los roedores.

Kopalo además les intimidó dejándoles claro que no permitiríais que vuestros compañeros sufrieran daño alguno, suficiente como para que no volvieran a intentar nada. 

El ácido emite un desagradable chirrido mientras derrite el metal del buggy y su intenso olor me indica que no resistiremos otro chorro como ese. Trago saliva pues no me gusta como se está poniendo esto. Veo el vehículo que está bien adelantado y como se acerca a un grupo de surnochs, lo que debe ser lo más suicida que he visto en mucho tiempo.

"Si tan solo les lanzara una granada cegadora o pegajosa para que se los desayunen..."

Pero más que preocuparme de que otro nos vaya a ganar la carrera, me complica que tenemos un gusano justo delante nuestro, entorpeciéndonos y probablemente listo para escupirnos. Apunto el cañón láser en su dirección y disparo para ver si consigo asustarlo, pero fallo horriblemente. Profiero un sonoro improperio de frustración mientras evito mirar a Stuart, de quien todo depende ahora.

El gusano asqueroso regurgita otro escupitajo de ácido que cae a escasos metros del maltrecho y corroído buggy. Stuart mantiene la velocidad pasando de largo, intentando alcanzar al otro vehículo que va delante, pues este consigue desplazarse por la izquierda de la madre Surnoch evitando uno de los escupitajos ácidos que le venía desde atrás, pero... una sombra se cernió sobre ellos, y cuando cayó, el ácido que escupió la madre envolvió el vehículo entero, pilotos incluidos.

Un Surnoch mas pequeño que hay al lado de la madre se abalanzó de inmediato reclamando su presa para saciar su hambre, hambre de metal. Incluso con el estruendo de la carrera y las piezas que van corroyéndose de vuestro buggy, el chirrido del metal contra los afilados dientes metálicos del gusano llegó hasta vuestros oídos, y es más, el olor ácido de la carne descompuesta. De repente recordáis las palabras de Priscilla; "Salen de debajo de la tierra para atacar a los participantes con un ácido que es capaz de derretir el metal, ya no te digo la carne, y ahora ya podéis imaginaros porqué que se le llama el valle del aullido".

Así era, aunque no duraron mucho los aullidos de los pandilleros atrapados bajo el ácido y las cuchillas del surnoch. Ahora era vuestro turno, solo vuestro vehículo quedaba en el cañón y toda la atención de los bichejos estaba centrada en vosotros. 

— ¡Gendo! ¿Tienes tu Comm contigo? Se me cayó la mia. Llama a Edariel, Dave y a ese de las antenas, ¿Quieres? A ver si a ti te hacen caso. ¡Si van a hacer algo más vale que lo hagan ahora! — Dijo Stuart verdaderamente enojado. — Y Priscilla... ¡Tampoco nos ha enviado ni un "listo, cambio y fuera"! Maldición... ¡Claro! Elfos... No sabía que esto era así de mortal, ¿Es normal que solo uno sobreviva a esto? ¿O ninguno? — Stuart entonces conduce a lo que queda de su vehículo todoterreno para enderezarlo lo más cerca posible a la "pared" rocosa de la izquierda y pisa el acelerador hasta el fondo. — ¡Rápido, rápido, rápido!