Partida Rol por web

El riesgo y la emoción de la violencia física abrumaban a Aboukir; no era un hombre cobarde, únicamente prefería otras vías. Aún así, no pudo evitar tratar de atizar a uno de los oscuros atacantes con sus huesudas y duras manos...

El irlandes reacciona rapido , y descarga un disparo a bocajarro hacia uno de los asaltantes que le habian emboscado desde detras de la puerta. El disparo retumba en la habitacion como un trueno y se mezcla con los gritos inteligibles que emiten los sectarios. El africano que recibe el disparo se encoge de dolor, incapaz de acabar de dar el golpe que estaba apunto de asestar a Sean, pero el otro le embosca desde un lateral y, aunque Aboukir intenta detenerle en acto de reflejos y valor, no consigue parar el golpe, pero si desviarlo, haciendo que tan solo roze al irlandes.

Mientras tanto, al fondo, veis como el tercero de los hombres que estaban en la habitacion, se cuela por la ventana, accediendo a la escalera de incendios que baja a la calle. El relfejo de la luz de neon en el machete cubierto de sangre os hiela la sangre.

Luego de unos instantes de desconcierto, James por fin reacciona. Se palpa el bolsillo interior de la chaqueta y se pregunta porque no habrá cogido su viejo revolver... sin pensarlo, atina a sacar su inseparable navaja y se lanza sobre el hombre que acaba de atacar a Sean, pero no logra asestarle...

James desenfunda su  navaja con un suave movimiento y corta profundamente el brazo de uno de los dos atacantes. El tipo dio un traspies y se apoyo en la pared encendiendo la luz. Un sangriento espectaculo os hiela la sangre. Sobre la cama se encuentra un cadaver al que han destripado y al que han arrancado los intestinos. Un cuchillo esta clavado sobre el cuerpo desnudo. La sangre del cadaver ha formado un charco rojizo en la cama y el suelo.

Hay rastros de sangre por toda la habitacion, por el aspecto destrozado del apartamento, los asesinos deben de haber estado registrando todo despues de acabar con el tipo que hay sobre la cama. Desde la ventana, el que ha salido fuera, esta en una escalera de incendios y grita algo a sus compañeros. Apenas podeis reconocer que debe ser algun lenguaje africano. Los dos tipos que han emboscado a Sean se levantan mientras se gritan entre los tres, sin quedaros muy claro si se recriminan algo o si se estan dando algun tipo de "aliento".

No era la primera vez que Blacksmith veía un cadáver. No le impresionó. Teniendo en cuenta que si entraba en la habitación no haría más que entorpecer a sus compañeros decidió salir corriendo pasillo abajo, desenfundadno la pistola, intentando interceptar a los asesinos en el callejó al que conducían las escaleras de incendios.
-¡Voy por ellos!- Informó a sus camaradas mientras se alejaba cojeando.

La visión de la sangre no era nada nuevo para el delgado irlandés, sus años como medico de batalla habían curtido su mente.. Estaba familiarizado con todo tipo de sensaciones... Desde el tacto pastoso y pegajoso de la sangre, hasta con el olor que desprende el interior del cuerpo de un hombre al cual la vida se le escapa mediante flujos de sangre, producidos por agujeros de bala en el abdomen del tamaño de un puño... Ni siquiera fue consciente del dolor que le atenazaba por debajo de la axila del brazo con el que empuñaba su viejo revolver del ejercito... Dió un paso, luego otro, se acerco lo suficiente como para que resultara imposible fallar aquel disparo... Pero su brazo temblaba mas de lo que cabria esperar... El ruido sordo de la bala empotrándose contra la pared y el fuerte ruido, mezclados con un fuerte olor a pólvora es todo lo que quedó...

Las calles de la India te acostumbran pronto a espectáculos grotescos: ya desde niño, Aboukir había presenciado escenas que harían palidecer a muchos hombres adultos. Por lo tanto, un cuerpo eviscerado no significaba mucha agitación para el fakir.
Por otro lado, el corpulento enemigo sí lo era; Aboukir se propuso, al menos, ralentizar, acosar al misterioso criminal lanzando otro golpe, pero estaba claro que así no conseguiría nada...
Maldito demente, la policía estará aquí de un momento a otro... ¡ríndete, desgraciado! mintió Aboukir, tratando ser lo más convincente posible...

El tipo que se encuentra luchando con Aboukir y James, decide usar su pranga contra este ultimo, alentado por los gritos que se dan entre los dos africanos (es lo mas que podeis discernir de su lenguaje). La habitacion es pequeña para todas las personas que actualmente estais dentro de ella, todos confiais en que el reducido espacio no le impida a James esquivar el tajo que va directo hacia su hombro.

El otro africano, agarra su machete con las dos manos e intenta golpear a Sean salvajemente, sin duda en venganza por el disparo recibido. Parece que el filo va a golpear al irlandes en el brazo izquiero, si este no es capaz de esquivar el impacto.

Dentro de la confusion, os resulta dificil intentar esquivar los brutales ataques sin acercaros a la cama y el cadaver ensangrentado. Se empiezan a escuchar gritos desde otras habitaciones alarmandose.

El olor de la pólvora impregnaba la estancia... Era un olor familiar, las fosas nasales te pican y tus ojos se enrojecen... El simio enloquecido que empuñaba aquel tremendo cuchillo estaba sangrando... Si sangraba podía morir.

Y eso es lo que Sean quería... Cuando la vida te planta delante tuya la muerte... Hay una cosa que mi padre me había enseñado... Mejor tu que yo...

Mi dedo apretó de nuevo el gatillo... No hubo decoro, no fue elegante ni limpio... Tan solo fue instintivo, sucio y violento... Cuando a quemarropa, la bala entro en el cuerpo de aquel animal enloquecido... Y salio por el otro extremo destrozando su cuerpo por allí donde pasaba...

Aunque James no es un hombre de acción, y no se siente seguro ante el ataque de ese hombre que se le viene encima, se decide a intentar atacarlo y ver si de esa manera puede desviar la agresión...

El africano que recibio el disparo de Sean dio un paso atras empujado por la bala. La pared dejo un rastro de sangre que se mezclaba con el restro de sangre que decoraba de una manera tan estremecedora la habitacion 410 del hotel Chelsea. Despues del tiro, el negro bufo , agitando la cabeza rapidamente, abriendo los ojos de manera exagerada y soltando un bufido aterrador se lanzo de nuevo con el machete hacia el irlandes.

Por otro lado, el tipo contra el que James y Aboukir estaban luchando parecia menos malherido que su compañero, y sin dejar de gritar tambien se diponia a atacarles, aun con el brazo lleno de cortes de navaja que le habia echo el investigador.

Fuera de la habitacion, Roger llego hasta la puerta del ascensor, con suerte no se habria movido del piso todavia.

El ascensor no estaba, pero por lo que Roger pudo escuchar no se encontraba muy lejos. el investigador aprovechó para apoyarse en la pared y recuperar el aliento.

Aquella bestia de ojos enloquecidos estaba superando todas sus expectativas... Sus años en el frente le habían permitido ver de todo lo que es capaz el cuerpo y la mente de un hombre bajo los efectos de un shock traumático... Pero este maldito negro... superaba todas sus expectativas... Tres balas en el tambor pensó... Si vaciaba su pistola y aquel demonio de ébano no moría tendría problemas... volvió a martillear el percutor de su revolver, su propósito mandar a aquel hijo de puta de vuelta al infierno del que había salido...

El impacto golpea violentamente al africano, que se gira 180 grados y se golpea con la pared como si fuera un muñeco roto. Despues del impacto cae despacio hasta el suelo, arrastrandose por la pared, dejando un rastro rojo en la pared. El disparo que el Irlandes habia descerrejado en el pecho porfin habia acabado con su enemigo.

La confusión se apoderaba de Aboukir: la sangre salpicándole, la sordera por las detonaciones, el acre olor del sudor y la adrenalina. Quizá todo ello espoleó su determinación, y en un momento de descuido de su atacante, logró conectar un croché en el mentón del poderoso africano...

El negro se comio un buen derechazo de Aboukir que hizo que perdiera el terrorifico y extravagante gorro que llevaba puesto. Aquello, obviamente, no le hizo demasiada gracia, y respondio al ataque con un salvaje machetazo al bulto. Aboukir sintio como el filo se abria paso a traves de su muslo derecho. No pudo evitar soltar un grito de dolor.

Su enemigo sonrio.