Partida Rol por web

CONFIRMADA LA MASACRE CARLYLE
NAIROBI (Reuters) - La masacre de la largo tiempo perdida Expedición Carlyle fue confirmada hoy por representantes de la policía del distrito.
Roger Carlyle, el conocido playboy de Nueva York, se encuentra al parecer entre los desaparecidos.
Las autoridades acusan del crimen a un grupo de nativos nandi hostiles. Parece ser que se han hallado los restos de al menos dos docenas de personas entre miembros de la expedición y porteadores en diversas fosas ocultas.
Erica Carlyle, hermana de Roger y heredera de la fortuna de la familia Carlyle dirigió la peligrosa búsqueda de su hermano y el resto del grupo. Ella afirma que quienes descubrieron los restos fueron nativos kikuyu, aunque en realidad fue la policía local.
Entre otros miembros de la expedición a los que se da por desaparecidos se hallan el conocido egiptólogo sir Aubrey Penhew, Hypatia Masters, perteneciente a la alta sociedad de Nueva York y el doctor Robert Huston. También se cree que han fallecido numerosos porteadores.
PILLAR/RIPOSTE de Nueva York, 24 de mayo de 1920.

- Limón por favor.-  Digo cuando me siento en la mullida butaca.

Después con tono más metódico saco mi libreta de notas y le narro al Sr. Morrington los avances en la investigación.

- He encontrado un par de recortes de prensa. El primero nombra los integrantes de la expedición, el jefe adjunto, un tal Sir Aubrey Penhaw, un financiero Roger Carlyle, probablemente mecenas de la investigación imagino yo y un médico, el Doctor Robert Hudson.  La noticia, fecha en Julio en Mombasa dice que la expedición se dirige a una excursión de caza a Nairobi después de volver del valle del Nilo.

Hago una breve pausa para echar un poco de azucar al te y dar un suave trago cuando se enfría.

- La segunda noticia la considero mucho más interesante. Asegura que la expedición ha desaparecido, diciendo el 15 de Octubre, que lleva 2 meses desaparecida. Menciona de nuevo a los miembros y dice que partieron de Nairobi el 3 de Agosto, parece ser que al Valle de la Gran Rift al NO de Nairobi. Sobre el motivo del viaje se menciona que parecía ser para realizar un safari fotográfica, pero se rumorea que podrían buscar tesoros bíblicos.

Me quedo unos segundos callado observando la reacción de mi interlocutor sobre estas noticias.

El día de hoy había sido productivo, tenia los nombres de una hermana de Carlyle viva hacia cinco años y el de cuatro miembros de la expedición. Incluso dos de ellos eran de New York. Estaba contento y el malestar consigo mismo casi había desaparecido. Se disponía a volver a su hotel cuando tuvo una idea.
Disponen de teléfono público - Pregunto al encargado de la hemeroteca.
Si, fuera a mano izquierda. - Respondio el chico.

Fue hasta el teléfono y consulto la guía que había al lado. Mientras lo hacía se dio cuenta de que Erica
podría haberse casado y cambiado de apellido, pero ya que estaba allí no perdía nada.

En el listín de Nueva York hay docenas de Carlyles, y entre ellas alguna Erica pero, por la dirección (Harlem, el Bronx, ...), te parece que ninguna puede ser la que buscas.

Bajo "Empresas Carlyle" te salen unas cuantas.

Consulto su reloj, era tarde y posiblemente las empresas ya habrían cerrado, llamar ahora carecía de sentido.

Aún podía llegar a misa de ocho. Apuntó los teléfonos de todas las empresas Carlyle y recogió para irse. Metió la mano en el bolsillo y tocó unas monedas- ¡Que demonios! hoy es mi día de suerte. - pensó mientras metía las monedas y marcaba el primer número de la lista.

Ring, ring...

Empresas Carlyle dígame - Bien, hay alguien, en verdad hoy es mi día de suerte.

Buenas noches, soy Samuel Johnson, jefe del departamento técnico de American Telephone and Telegraph Corporation, hemos recibido esta mañana un aviso desde este número para reparar una avería en la residencia de la señorita Erica Carlyle, pero lamentablemente nuestra telefonista no ha apuntado correctamente la dirección. Quería informarle que por ese motivo no hemos podido acudir durante el día de hoy y presentarle mis más sinceras disculpas. Si fuera tan amable de indicarme la dirección correcta me comprometo a que un técnico de nuestra compañía se presente mañana a primera hora en la puerta de su domicilio para solucionar la avería.

Había decidido tomárselo con calma, aún faltaba una semana, ahora seis días, para que todo aquello se aclarase, pero no pudo esperar más. Ahora sabía que era todo aquello de la expedición, recordaba haber leído algo en el periódico y su visita al Times le recordó todo aquello. Decidió, sin muchas esperanzas, pasar por la comisaría, investigar un poco por su cuenta respecto al caso y saber quien lo llevó. Quizás alguien trabajase conjuntamente con la policía de Egipto o tuviesen algún registro de lo que fuera que ocurriese con ellos.

Tras salir de casa de Morrington vuelvo a la pensión donde caigo rendido por el sueño. A la mañana siguiente de nuevo me dirijo a la biblioteca de la universidad, donde los trabajadores no se esfuerzan en disimular su malestar por mi presencia y ni me saludan al entrar.

Continuo buscando sobre las posibles sectas o grupos religiosos relacionados con la biblia que tengan el valle del Nilo y de la Gran Rift como área de acción.

No encuentras nada sobre las sectas, pero al buscar por la zona del Gran Rift te llama atención algo relacionado con la expedición Carlyle.

ASESINOS COLGADOS
NAIROBI (Reuters) - Cinco nativos nandi, hallados culpables de organizar la masacre de la Expedición Carlyle, fueron ejecutados esta mañana después de un juicio sumarísimo.
Hasta el final, los nativos rehusaron revelar dónde habían escondido los cuerpos de los líderes blancos de la expedición. El Sr. Harvis, representando a la Colonia, dejó claro durante el juicio que la masacre tuvo motivos raciales y que las víctimas de piel blanca fueron llevadas a un lugar secreto donde sufrieron el más salvaje tratamiento.
La señorita Erica Carlyle, quien fracasara en su intento de rescatar a su hermano, partió de vuelta hacia América hace algunas semanas, pero con toda seguridad le confortará saber que por fin se ha hecho justicia.
PILLAR/RIPOSTE de Nueva York, 19 de junio de 1920.

Sí, cómo no, tome nota por favor: la mansión Carlyle está en Westchester, NY, te contesta la telefonista, quien te facilita la dirección.

Kenneth se acercó al sargento que había en la recepción de la comisaría.

-Buenos días agente. Me gustaría hablar con el detective que llevó el caso de Carlyle-dijo mostrando una sonrisa. Pero aquel policía no parecía tener muy claro el motivo de por que debería procurarle aquella información- Soy Kenneth Leighton, detective privado. Si fuera tan amable de indicarme donde puedo encontrarlo...

Luego de una almuerzo relativamente tranquilo en uno de los restaurantes cercanos a la moderna Biblioteca, Michael volvió dispuesto a pasar la tarde en la hemeroteca buscando notas en revistas y periódicos pensando en que esta vez no iba a salir de allí con las manos vacías.

Al menos en eso último no se equivocaba...

Por fin la perseverancia da sus frutos, y consigues hallar un relato bastante completo de lo sucedido a la expedición Carlyle.

La Expedición Carlyle zarpó de Nueva York en 1919 bajo la dirección de Roger Carlyle, de 24 años de edad, millonario y playboy quien, inexplicablemente, se apartó de su vida de vagancia para financiar y dirigir una expedición arqueológica a Egipto. Los principales miembros de la expedición eran sir Aubrey Penhew, de 54 años, notable egiptólogo, rico y miembro de la nobleza británica; Hypatia Masters, de 27 años, una bella muchacha perteneciente a la clase alta, además de ser una reconocida lingüista y fotógrafa; Jack “Brass” Brady, de 36 años, mercenario, experto en armas, confidente y guardaespaldas de Carlyle; y por último el doctor Robert Huston, de 52 años, psicoanalista de moda e intérprete de sueños.
La expedición abandonó Nueva York en dirección a Londres (donde ya se encontraba Penhew) y desde allí, al cabo de unas semanas, emprendieron camino hacia El Cairo. Utilizando esta ciudad como base, la expedición llevó a cabo una serie de excavaciones en el desierto, rumoreándose que consiguieron un importante hallazgo, pero negándose sus miembros a hacer declaraciones a la prensa. A continuación partieron hacia Mombasa, en Kenia, dirigiéndose después hacia Nairobi, en el interior.
En Nairobi, a principios de agosto, la expedición contrató a 20 porteadores nativos, internándose en las regiones menos habitadas. Al principio fueron vistos a menudo; sus últimas cartas llegaron a principios de septiembre, y después desaparecieron. En marzo de 1920, un nativo de la etnia kikuyu informó a las autoridades de Nairobi de que un grupo de hombres blancos se dirigía hacia la montaña del Viento negro, nombre local de uno de los picos más altos de Kenia. Más tarde circularon rumores de que la expedición había sido destruida por fuerzas inhumanas.
Al cabo de diez semanas de esfuerzos, una expedición de rescate financiada por Erica, la hermana de Roger, encontró los restos de la expedición. Los cadáveres de los porteadores estaban extraordinariamente bien conservados, si bien parecían haber sido despedazados por animales aunque el informe del forense no mencionaba huellas de dientes en los huesos. Los porteadores habían sido horriblemente masacrados y despedazados y el campamento destruido por completo, a lo que colaboraron las lluvias estacionales y el crecimiento de la maleza en los meses que siguieron al desastre. No se encontró rastro alguno de los blancos que dirigían la expedición, hecho que quedó confirmado al no encontrarse ningún cadáver con arreglos dentales. A pesar de algún informe que apuntaba a lo contrario, los cuerpos se hallaban esparcidos en campo abierto y no se había hecho esfuerzo alguno para ocultarlos.
El crimen se atribuyó a los nativos de la tribu nandi aunque algunas fuentes mencionaron que podría ser obra de una secta pagana (la Lengua Sangrienta), que tiene bastantes seguidores en la zona, pero las autoridades no dieron crédito a esa versión en el juicio posterior. Algunos nandi fueron ahorcados, los miembros de la expedición desaparecidos fueron declarados muertos, y el incidente fue olvidado, como cualquier crimen.

El sargento recuerda que el asunto, en su vertiente local, lo llevó al sargento (ahora teniente) Martin Poole. Una llamada por el teléfono interior y Poole te recibe en su despacho.

¡Hombre, Leighton!, ¿qué es de tu vida?, te saluda Poole amablemente. Coge un donut, te indica señalándote una caja que hay sobre su mesa mientras se sirve café y te sirve a tí.

Muchas gracias-dijo sentándose. Se sacó la pitillera y le ofreció un cigarro- no sabía que fueras tu el que investigó el caso de la expedición Carlyle. Vaya sorpresa aunque ha decir verdad tampoco había puesto mucho interés en ello-dijo bromeando.

La verdad es que aquí no había mucho que investigar, respondió Poole.

Un niño rico que se va de excursión a tierras lejanas, y acaba mal. No me alegro de su amargo final, pero aún recuerdo los follones que solía montar: putas, bebida, escándalos... Mejor para nosotros que lo que le pasó fuera lejos. Imagínate que la espicha aquí, la que se hubiera liado.

Kenneth retiró el paquete de cigarros y empezó a fumar.

-Jej, no quiero imaginarlo. Hubiera salido en todos los periódicos. El otro día vi uno en el que lo mencionaban pero se olvidó al poco tiempo. Ya sabes que no me gusta fiarme de lo que cuentan los periodistas, quisiera saber algo más. Es muy raro, y de ahí mi curiosidad, que desaparezca una expedición entera. Imagino que el tal Carlyle iría acompañado por gente que supiese moverse en África, en algo tendría que gastar el dinero, ¿no?