Partida Rol por web

Lindsey permanecía ausente, completamente ausente ante todos los estímulos del exterior. Fría como el hielo y de rostro entristecido pòr la pérdida de Elías y por la impresión sufrida en el día anterior, camina tras Bauberg y Tyler al interior. Una vez allí, señala la oficina, mientras toma la palabra.
¿Comenzamos por allí, verdad?

-Sí, señorita Marrow -responde el detective mientras se encamina a la oficina.

La escalera cruje bajo el peso de Bauberg principalmente.

Desemboca en la entreabierta puerta de una ordenada y pulcra aunque con decoración espartana oficina. Varias estanterías metálicas repletas de archivadores se sitúan en las paredes laterales, y al lado de la puerta de acceso hay una ventana que da al interior de la nave. Un escritorio donde se acumulan papeles, facturas, recibos y albaranes, así como pisapapeles, máquina de escribir y otros artículos de escritorio

Al fondo de la estancia hay una sencilla puerta de madera entreabierta, de donde procede el traqueteo de la máquina de escribir, y allí hay un hombre de unos 50 años, vestido con un sencillo traje marrón y una almidonada camisa blanca

Eleva la mirada al percibir visitantes en la oficina.
¿Buenos días? dice desde el interior.

-Buenos días, caballero -responde educadamente Robert-, soy el detective Tyler del NYPD y estamos aquí por un caso en el que sería de mucha ayuda si nos pudiera responder un par de preguntas...

El detective, como si adivinara la respuesta positiva, entró en la estancia y se acercó a la mesa del hombre.

-¿Le suena el nombre Elías Jackson? ¿Y Silas N´Kwane?

Encantado, detective Tyler. Pasen, pasen por favor. Mi nombre es Arthur Emerson y dirijo esta empresa. Disculpen este desastre, pero mi secretario está de baja y se me acumula el trabajo.

Os señala dos sencillas y baratas butacas situadas frente a su escritorio.

Les ayudaré en lo que pueda, y gustosamente. Se da cuenta de que hay algo que falla en su invitación y seguidamente añade.

Disculpen un segundo. Traeré una silla más. Dice mientras se encamina hacia la desierta oficina adyacente y toma prestada la silla del secretario.

Lo siento, no esperaba visita, y esto está hecho un desastre. Bien, me preguntaban por... Jackson Elías. En efecto, me suena. Estuvo ayer mismo aquí, por la tarde, cuando estabamos a punto de cerrar. Un caballero encantador y carismático.

Silas N´Kwane. También me suena. De hecho yo mismo proporcioné al Señor Elías dicho nombre. Silas N´Kwane regenta y posee una pequeña tienda en el Harlem llamada "Casa del Ju-Ju".

Tomas se apoya cuidadosamente en el coche y esperará un rato a que la situación se enfríe para entrar en la tienda. Para hacer tiempo intenta llevar una conversación con el Sr. Vinnacci.

-Parece que no hace muy buen día. ¿Siempre es así en esta ciudad?

La joven psicóloga se va recomponiendo, y el afán de la aventura y verse a sí misma como una investigadora la hace sentirse bien, con una responsabilidad mucho mayor que la que el mundo de hombres que la ha tocado vivir la depara. Sonríe para sus adentros y no puede evitar continuar con el "interrogatorio" sin esperar una señal del policía. Por un instante percibe un asomo de duda en las palabras del hombre de negocios, como si este no hubiera actuado correctamente al recibir a Elías. No conviene dejarle tiempo para pensar, así que dedica al hombre la mas cautivadora de sus sonrisas.

¿Nos puede contar que le preguntó el señor Elías para ser referido al señor N´Kwane? ¿Algún otro detalle que le hubiera llamado la atención?
Mira seguidamente hacia Tyler preguntándose si ha hecho bien en adelantarse a las preguntas del detective, esperando que este emita algún ligero gesto de conformidad.

Mientras Robert Tyler tomaba notas en su cuaderno, escuchó la voz de Lindsey preguntar.

Lo cierto es que se alegró de ver cómo despertaba del extraño ensoñamiento en el que se encotraba. Y sonrió para indicarle que había hecho bien.

-Disculpeme, estos son la señorita Marrow y el señor Bauberg -dice señalándoles con sendas manos- Son estrechos colaboradores del departamento y nos están ayudando mucho en esta investigación -añadió Robert ayudando a Lindsey.

Encantado de conocerles. dice casi hipnotizado por la sonrisa y los cautivadores ojos de Ms. Marrow

El señor Elías me preguntó por unos envíos de Mombasa, de un exportador keniata, Ahja Singh. Pero todo material legal, ¿eh? parafernalia y artesanía tribal y étnica que enteramente va a parar a La casa de Juju. Mr. Elías apuntó el nombre de Silas N´Kwane y me pidió la dirección para visitarlo.

Eso depende. ¿Cuánto quieres esperar?

Vinnacci tras apartar la vista de su cuaderno donde estaba apuntando notas y guardarlo en su chaqueta mira a Goldberg para luego levantar la vista hacia el cielo.

- No, no hace mal día no señor Goldberg... Lamento no poder contestar a su pregunta ya que este es el segundo dia que paso en esta ciudad. He venido desde Arkham

Bauberg apenas contesta a la presentación con una leve inclinación de cabeza, consciente de de estar eclipsado por la arrebatadora Lindsey. El momentáneo anonimato pernite al anticuario concentrarse en las conexiones que se establecen en la investigación. Algunas evidentes, otras más complejas.

El Sr Ellías muere después de indagar acerca de unas importaciones de Mombasa, lugar donde se fallecieron los miembros de la expedición Carelyle. Demasiadas coincidencias para que sea obra del azar.

Bauberg pasea la vista por el despacho convencido de que no lo va a encontrar, pero con una punzada en el pecho en forma de corazonada apremiando, busca el símbolo que estaba en la frente de Elías, tal vez oculto en el lomo de algún libro, dibujado en algún papel del escritorio...

-Si fuese tan amable, ¿me podría decir a mí la dirección de ese local? -pregunta Robert mientras escribe en su cuaderno- Por cierto -continúa-, es posible que lo haya leído usted en los periódicos, pero el señor Jackson fue asesinado ayer y, como comprenderá, es un caso muy importante... ¿Sabe algo más acerca de él que pueda sernos de utilidad?

Naturalmente. dice mientras abre una gruesa agenda y comienza a buscar la dirección.
La casa del Ju-Ju. 1 Ransom Court. NY. lee lo suficientemente despacio para que el policía tome nota. Seguidamente eleva la vista y añade. Eso está en Harlem, en la 137.

El rostro del hombre se ensombrece cuando le es comunicada la muerte del señor Elías. Parece sorprenderse y seguidamente añade:
No. No lo había leído. Vaya, lo lamento. y tras dudar unos instantes añade.
Ya sospechaba que esa casa la regentan extranjeros turbios que no pueden traer nada bueno

No sabrías desentrañar nada de su respuesta ni de su reacción facial a las palabras del agente, salvo una ligera sorpresa y un ligero pesar.