Partida Rol por web

Con el teléfono ligeramente despegado de la oreja para que Tomas pueda seguir la conversación, capto inmediatamente el tono preocupado del detective, a lo que respondo tranquilizadoramente:

Señor Tyler! Sí, estamos bien. Acabamos de llegar al hotel. Goldberg y yo estuvimos todo el tiempo en la editorial copiando las notas de Elias, el editor no nos dejó llevárnoslas. Sentimos no haber podido ir a la Ju-Ju House a la hora convenida, no pudimos avisarles y preferimos venir aquí a esperarles.

En una nota encontramos algo que le interesará: decía que en la caja fuerte de Carlye están unos libros sumamente importantes. Elías estaba convencido que algunos miembros de la expedición estaban vivos.

Y usted, dónde se encuentra? Está bien?

La voz del detective suena mas alterada que nunca. Noparece siquiera haber escuchado la voz de Lindsey hablando sobre unas notas de Elías o sobre una caja fuerte de los Carlyle.

¡Gracias a Dios que consigo encontrarte! Estábamos preocupados. ¿Está Goldberg contigo? Estoy... estamos... en Harlem. Nos hemos enfrentado a unos sectarios y... Silas está muerto. Y en el sótano de la tienda había unos engendros... hay unos engendros... Mira, no se explicarlo. Hay una patrulla policial con nosotros. Vamos a bajar a intentar acabar con ese horror. Venid a buscarnos a la tienda de Silas, pero por lo que mas queráis, no os adentréis solos. Si dentro de media hora no estamos sanos y salvos y esperándoos en la puerta llamad a... al ejército, a los federales o a quién sea, pero tienen que demoler todo aquello. ¿Me entendiste? ¡No bajéis al sótano solos, por lo que mas queráis! Es una maldita secta de locos satánicos o algo peor.

Debo irme. Necesitamos gasolina.

Conforme voy escuchando las palabras de Tyler mi semblante empalidece y forma un rictus serio recordando los pasados horrores: engendros, Silas muerto, Jean – Philippe y Paul enfrentándose a unos sectarios! Tenía que acudir inmediatamente antes de que fuera demasiado tarde!!!

Me quedo un momento quieta después de escuchar el clic del teléfono, para después reaccionar algo violentamente.

Vinacci y Bauberg están en peligro, tenemos que ir a Harlem ahora mismo!

Y agarrando con fuerza el brazo a Goldberg salgo corriendo del hotel. Una vez fuera busco desesperadamente un taxi que nos lleve a la Ju-Ju House aunque sea saltándose todas las normas de tráfico de Nueva York.

El anticuario acusa su obesidad cuando trata de parar la garra. Aunque alza el arma a tiempo la garra logra penetrar en su guardia y le impacta.

La garra hace un doloroso pero no demasiado grave corte en el pecho de Bauberg. Instantes después esa horrible criatura parece perder su vida y cae al suelo como un humeante juguete roto y la tranquilidad se adueña de la estancia, aunque el policía, Hilton, no para de empapar el suelo de sangre con su hemorragia.

El detective Tyler hace una rápida inspección de la herida de Hilton e inmediatamente añade.

Necesita una ambulancia para ayer. Agente Oman, acuda raudo a llamar ahora mismo.

Y cuando el policía sube a grandes zancadas, Tyler se vuelve a los compañeros.

Estupendo. Ha caído inconsciente. Quizás no han sido del todo conscientes de la extraña naturaleza de nuestros enemigos. No sabría como explicarlo si debo contar con su declaración.

Paul, ¿estás bien? cojamos ese fardo y salgamos. Bajaremos mas tarde a seguir investigando, cuando consigamos un poco de tranquilidad. No me gustaría dejar esto en manos del departamento. Es mi caso y les necesito. Conseguí hablar con Lindsey y con Tomas. Están de camino y calculo que llegarán en 15 minutos. Y este lugar dentro de poco va a ser muy poco discreto cuando lleguen los médicos y los forenses.

Encontráis un taxi sin ninguna dificultad. Raudo y veloz se dirige hacia la Avenida Lennox y se interna en Harlem aunque se sorprende un poco cuando le indicáis la dirección de ese oscuro y sucio callejón en lugar de en el Cotton Club o algún otro local de moda donde se pueda escuchar buen Jazz.

Detiene su vehículo ¡detrás de una ambulancia, con las luces superiores encendidas, que se encuentra posicionada justo en la entrada del callejón!. ¿Les habrá pasado algo? en estos instantes un par de ocupados camilleros están sacando a alguien del callejón. Unos pocos metros mas allá hayun par de coches de policía. Y el vehículo de Tyler sigue aparcado un poco mas allá.

Ransom Court. 15 centavos, por favor. ¿Están seguros de que la dirección es la correcta?

Todavía con la escopeta en la mano, me quedo mirando el fuego mientras Tyler habla. Cuando hace que subamos, me giro señalando la habitación

habría que apagar este infierno, o no encontraremos nada a nuestra vuelta.

Está echando mucho humo. La peste a gasolina y carne quemada es horrible y en poco tiempo costará respirar. Pero todo lo que puede verse afectado por el fuego en este momento son los harapos de los cadáveres y algún tambor. La piedra de las paredes como mucho ennegrecerá.

Si acaso convendría subir al agente Hilton para que pueda recibir algo de oxígeno, y si de paso los médicos no tienen acceso visual a esta catástrofe, mejor, ¿no?

Y también será algo difícil porque el guarro de Silas no tenía agua corriente en el local aunque siempre podéis estropear los bellos tapices keniatas que Silas tiene expuestos en la tienda apagando el fuego.

Agarrando al agente Hilton por los hombros grita - vamos, vamos, que alguien me eche una mano - grita entre las llamas. Cuando le suben arriba no deja de dar ordenes - que alguien le eche una mano o se nos desangra - dice mientras trata de detener la hemorragia sin éxito - que alguien me eche una mano - grita un tanto desesperado alzando las manos empapadas en sangre.

Tapices, usado los tapices y apagad el fuego, ¡no queremos que arda toda la manzana! - dice mientras la piel del agente Hilton se torna por momentos más pálida.

Preocupada por mis compañeros el corazón me da un vuelco al ver la ambulancia, y los dos coches de policia no contribuyen a que me sosiege. Y por un momento la imagen de los camilleros sacando a alguien del callejón me aliena de todo.

La voz del taxista me devuelve a la realidad, busco en el monedero y le doy la cantidad exacta: 15 centavos? Sí, tenga. Sí, es aquí. Gracias.

Sin dejar de mirar la ambulancia y a los camilleros salgo del taxi sin ni siquiera fijarme si Tomas me sigue, y camino aprensiva hacia ellos, ansiando que Jean-Philippe y Paul estén bien. Estarán sacando al tendero Silas, que Tyler nos dio que había muerto. Dónde está Tyler?

Argh! Diosssss!

Exclama el anticuario con la mano en el pecho tratando de contener la hemorragia. Del bolsillo saca su pañuelo de lino con las iniciales bordadas y lo comprime contra la herida, abotonando encima el abrigo. Sin soltar la escopeta, que amartilla de nuevo y se acerca hasta el tapiz donde estaba el bulto quer quiso ver la primera vez que estubieron en ese cuarto. Para llegar hasta ahí tienen que rodear el fuego, pero si algo tiene claro es que debe saber que había ahí, que es lo que protegían esos seres.

Algo dolorido, Bauberg se acerca rodeando el fuego hasta el nicho-alcoba separada por la cortina. Allí descuelga el fardo de piel de leopardo y un par de objetos mas que estaban tras la piel: un manto decorado con plumas de vivos colores y un par de guantes hechos con unas garras de tigre.

Un vistazo rápido al interior del fardo permite ver los siguientes objetos: un cetro plagado de runas, una diabólica máscara tallada de estilo africano de madera de bubinga, un bol de cobre también plagado de runas, un libro y una especie de cinta-diadema de metal gris y también plagada de runas.

Vinacci y Tyler suben el cuerpo de Oman con cuidado y una vez arriba recogen los tapices de la exposición y regresan para apagar el fuego.

Conseguís extinguir el fuego con algo de dificultad pero con la ayuda del agente Oman, que en estos momentos llega después de pedir refuerzos y una ambulancia para su pobre compañero. Viendo que lo tenéis todo controlado, sube para intentar estabilizar el cuerpo de su compañero y de paso montar guardia por si aparece algún otro indeseable atraído por los acontecimientos.

15 minutos después, el fuego ya ha sido extinguido, un par de patrullas policiales hacen acto de presencia y acordonan la zona, y una ambulancia llega para llevar al agente Hilton al Hospital lo antes posible.

Tomas sigue a la mujer cuando ésta se acerca a la entrada del callejón. Desde la distancia puede constatar que el cuerpo tendido en la camilla lleva el uniforme, ahora ensangrentado, del NYPD desechando la posibilidad de que sea Tyler o Silas. Multitud de curiosos se acercan hacia la escena. Ninguno de los otros compañeros, ni Tyler, ni Vinacci ni Bauberg están a la vista lo que no hace sino aumentar vuestra inquietud.

La policía ha acordonado la entrada al callejón y da el alto hacia Lindsey y Tomas cuando se acercan.

ALTO. No se puede pasar. Y aquí no hay nada que ver. Circulen y no hagan preguntas porque no obtendrán ninguna respuesta, que ya se enterarán mañana por la prensa.
Este par de tipos me suenan. ¿Dónde he visto antes al barbudo ya esta mujer?

Tomas, con su timidez característica, no se atreve a replicar y deja que sea la mujer la que lleve la voz cantante.

Tyler se apoya en la pared y cerrando los ojos lanza un suspiro y al rato añade tras volver a abrirlos - mataría por una cerveza - acompañando la frase con un ataque de tos, pues el humo le ha dejado ahumada la garganta.

¿Qué tienes ahí? - dice acompañando la frase con un gesto de la cabeza para referirse a Bauberg que anda enredando con unos guantes de piel de tigre y otras prendas "exoticas" - ¿No me digas que esos cadaveres protegian esos trastos?

Con la poli hemos topado... Le contesto algo impaciente:

Disculpe agente, soy Lindsey Marrow y él es Tomas Goldberg. Colaboramos con el detective Robert Tyler en esta investigación y él nos ha llamado expresamente para que viniéramos lo más rápido posible. Junto con dos compañeros nuestros más, Vinacci y Bauberg, estaba interrogando al dueño de esta tienda.

Le miro más detenidamente, esta cara me suena, ya sé! Es el agente que estaba en el hotel cuando asesinaron a Elias!

Usted estaba en el Hotel Chelsea, verdad? Cuando encontramos muerto en su habitación a nuestro amigo Jackson Elias. El detective Tyler nos hizo algunas preguntas y después nos dijo que colaboráramos con él. Está Tyler aquí? Y Vinacci y Bauberg?

Cuando nombro a Elias una sombra de tristeza se dibuja en mi cara, pero recupero la compostura y espero ansiosamente que el agente nos deje pasar o al menos nos diga dónde están mis amigos y Tyler...

Ya... ¿Acostumbra usted a hacer turismo por escenas de crímenes, señorita?

Los tipos del Chelsea, ¡es verdad! Vaya mierda de caso. No me jodas que está aquí Tyler y ese maldito caso tiene algo que ver con ésto.

No se quién está dentro. Sinceramente acabo de llegar. El detective no ha salido a dar explicaciones y ni siquiera he visto la escena. Acabo de llegar. Quizás el agente Oman pueda darle mas explicaciones, si está...
Mira hacia el interior del callejón.

No le veo.

Entiendo la postura del agente, estamos en una escena y hemos venido por las buenas, pero la necesidad de saber algo de mis amigos és más fuerte que la diplomacia que pudiera tener para convencer al policía, no quiero perder más tiempo.

No hemos venido a hacer turismo, agente. El detective Tyler nos dijo que viniéramos expresamente y parecía preocupado. No le molestaremos, no se preocupe. Pero entienda que si mis amigos están ahí dentro yo voy, deténgame si no le parece bien.

E impaciente por saber algo de Vinacci y Bauberg voy directa con paso firme hacia el callejón a ver si los encuentro o al menos que el agente Oman me diga algo más...

La policía ha acordonado la entrada al callejón y la zona se ha llenado de curiosos. Un par de camilleros llevan al agente Hilton en ambulancia al hospital tras hacerle unos primeros auxilios para estabilizar su herida.

El grupo se encuentra en el exterior de la tienda, descansando, "lamiendo" sus heridas y tomando aire fresco.

Uno de los hombres de Tyler, el agente Flanagham, que casualmente ya estaba en el hotel Chelsea ayudando a Tyler con la investigación de la muerte de Elías, se encarga de traer café caliente para todos los presentes.

Un pequeño disturbio y una discusión acalorada surge a la entrada del callejón cuando alguien intenta romper el cordón policial.