Partida Rol por web

Desde el suelo, el africano intenta desde el suelo pegar una patada a Tyler para quitársele de encima, aunque el movimiento brusco parece causarle un gran dolor a juzgar por la mueca que aparece en su cara y no llega a poder golpear al policía.

Silas sigue con las manos tapándose los oídos, bajo el mostrador, y balbuceando algo en swahili.

Agachándome, cojo de la pechera a Silas y lo elevo, poniendo mi cara cerca de la suya

¿por qué estás tan asustado? ¿no son hombres tuyos? ¡contesta! digo sacudiendo un poco el torso del hombre.

¿Mis hombres? No se. No se nada. Solo me ayudan con el alquiler. Tienen alquilado el sótano. dice el asustado anciano mientras niega con la cabeza.

Por otra parte, Tyler, que no había tenido tiempo de recargar su arma, decide usarla para dar un fuerte golpe en la cabeza al africano con la culata. El golpe resulta doloroso para ambos, pues Tyler ha recibido una herida de bala, aunque lo es mas para el africano, aunque sus dolores terminan pronto, pues sus ojos se ponen en blanco ante el fuerte golpe recibido y cae inconsciente.

Tyler se apresura a tomar el pulso al africano y descubre que todavía vive, por supuesto, no como los otros dos desgraciados.

Su mano se dirige hacia el bolsillo de su chaqueta para seguidamente maldecir en voz alta su mala suerte y su descuido al haber olvidado las esposas en la otra chaqueta.

Siga hablando, señor N´Kwane. ¿quiénes son estos tipos? ¿y qué hacen en el sótano? Y, ¿dónde está la puerta que lleva al sótano?

Silas se encoje de hombros y responde:

Pues, creo.... que es un coro gospel, pero no son nada cristianos. Pensé que eran buenos chicos,agente, no sabía que les buscaban.

Viendo que todo está resuelto, levanto a Silas sin mucho miranmiento

Venga, arriba. Enseñanos ese sótano, rápido o acabarás como tus "clientes"

Tyler se examina la herida, tratando de aplicarse unos primeros auxilios, pero se hace un lío con el vendaje, así que pasa del tema y trata de usar la camisa del africano (que raja en tiras con su navaja suiza) para atarle las manos a la espalda, además de los pies y vendarle la cabeza.

Después echa una mirada seria a Paul Bauberg y le dice con un tono algo indignado - cuidado donde apunta caballero. Si salimos de esta me gustaría darle unas clases de tiro - termina volviendo a mirarse la herida.

Silas parece bastante asustado una vez ha visto como sus fanfaronadas se derrumban como un castillo de naipes al comprobar que habéis podido liquidar a esos pobres desgraciados.

Yo no... Yo no.... estooo... balbucea le pobre Silas sin atreverse a mover un dedo y mientras mira nerviosamente hacia el suelo.

Yo no puedo... al señor Mukunga no le gustaría.

Bauberg guarda su pistola en la sobaquera con gran rubor, casi sin atender a Silas.

Realmente que lo siento, no debí disparar con usted de por medio, pero pensé que se escaba. ¿Esta... usted...bien?

Pregunta ladeando la cabeza para tratar de ver mejor la herida que ha hecho la pequeña bala.

Podemos llamar a sus compañeros para que s enecarguen de este despojo e ir a ver a un médico.

Silas mira hacia sus pies, nervioso.

Y un pequeño vistazo del avispado Tyler, que está acostumbrado a entrever y analizar las reaccione de los criminales, localiza sin dificultad lo que ponetan nervioso al keniata: alguna una pequeña protuberancia bajo la sucia alfombra bajo los pies de Silas.

Y un leve tirón de la mugrienta alfombra pone al descubierto una argolla en una placa de suelo falsa. Sin duda esta debe ser la entrada al sótano.

¿se hará necesdario pedir refuerzos? ¿Tan peligroso es este anciano Silas? las patrullas de policía de Harlem suelen estar tan ocupadas que llamarles para pedir que vigilen a un enclenque anciano es ridículo, aunque sus amigos sin duda no lo son.

Mientras recarga su arma Tyler busca el telefono de la tienda para llamar a su comisaría e indicar que ha habido un tiroteo con muertos. Después retira la alfombra y acerca el oido a la trampilla mientras se queda quieto tratando de ver si logra escuchar algún ruido.

- Bien, ya que estamos en el lío creo que no estaría de más echar un vistazo a lo que haya allí abajo. Bajamos dos con las pistolas y otro que se quede vigilando y tratando de sacarle lo que pueda a Silas. Por cierto, alguien ha traído alguna linterna o algo así. - mientras acaba la frase echa un vistazo alrededor en busca de algo que pueda dar luz, alguna lampara, cable largo para hacer un empalme y poder bajarla.... velas...

En la comisaría se comprometen a enviar una patrulla lo antes posible. 15 minutos como mucho. Posiblemente menos teniendo en cuenta que diste órdenes de que vigilaran la tienda cuando sus ocupaciones rutinarias se lo permitieran.
Y no se escucha absolutamente nada al otro lado de la trampilla.

No hay ninguna lámpara eléctrica que puedas bajar aunque si unas decorativas y decoradísimas velas hechas con la cera de abejas de la ladera mas empinada y abrupta del Kilimanjaro.

Tyler comenta que la policía envíará una patrulla al lugar en breves momentos. Seguidamente pega el oído a la trampilla y seguidamente añade:
No se escucha absolutamente nada.

En lo que termináis de decidir si bajáis 2 ahora y alguien se queda vigilando e interrogando a Silas, o si esperar a la policía y bajar los tres juntos, Tyler decide tirar de la argolla y echar un vistazo al interior.

La trampilla se mueve sin ninguna dificultad dejando al descubierto unos escalones descendentes bastante estrechos, pues apenas llegan a medir un metro de ancho. La escalera desemboca 6 metros mas abajo, en un oscuro pasillo, aunque la luz que se filtra es suficiente para poder ver que sus paredes están pintarrajeadas con signos tribales.

Nadie tiene una linterna, pero si que hay ornamentales y exóticas velas en la tienda.

Agarrando a Silas de la pechera, le empujo suavemente

Tú irás primero, coge un vela y baja. Si cooperas no diremos nada de tu implicación a la policía

Bauberg agarra una de las extrañas velas y la prende con uno de los fósforos que encontró en el abrigo de Elías tras su muerte. Durante unos momentos relee pensativo la inscripción y el nombre del bar, sin entender que conexión puede guardar con todo esto. Luego sacude levemente la cabeza para concentrarse de nuevo en lo que están haciendo, mientras una gota de sudor frío le escurre por la frente.

Sr Tyler, coja otra de estas y vaya usted primero, después Vinacci con el filibustero africano y luego iré yo. Realmente me asusta sobremanera la posibilidad de que nos encierren en este agujero, creo que deberíamos echar el cierre a la tienda para evitar que otro de los secuaces del "vodoo" entre mientras estamos ahí abajo y bloquee la trampilla. ¿Silas, las llaves de la tienda?

Dice amenazadoramente mientras apunta al africano con la pistola.

Silas, acojonado, saca unas llaves de debajo del mostrador y se las tiende al anticuario.

Seguidamente, sumiso, y una vez el anticuario ha cerrado la puerta, enciende una vela y comienza a bajar.

Los escalones terminan en un pasillo de unos 4 metros y medio de largo y 2,40 de largo. Las paredes están talladas y pintarrajeadas con varios signos tribales completamente desconocidos para todos los presentes. Quizás una parapsicóloga (Marrow) o un misionero con gran experiencia conviviendo con africanos o afroamericanos (Goldberg) si que hubieran podido identificarlos. (Lástima que hayáis decidido separaros para "abarcar más" sin tener en cuenta que "Quién mucho abarca poco aprieta")

Una lámpara de queroseno cuelga del techo, aunque en estos instantes se encuentra apagada.

El pasillo termina en una puerta de roble, cerrada con llave y con refuerzos de hierro de aspecto muy resistente, también con varios símbolos pintados.

Silas acerca la vela hacia la lámpara de queroseno que inmediatamente se enciende iluminando el pasillo. Seguidamente decide apagar la vela.

No puedo venderla si ha sido muy usada. se justifica.

Cita:

A mi eso me es indiferente - dice con cara de pocos amigos mientras se echa la vela apagada junto con unas cerillas a los bolsillos.

Cargad las armas, - dice mientras comprueba la suya otra vez - esto no me gusta un pelo. No tengo la experiencia de Goldberg o Marrow con estos garabatos, pero si están relacionados con esos africanos apuesto a que no auguran nada bueno. - los examina algo más de cerca pero sacude la cabeza ni idea piensa. Después se vuelve hacia sus compañeros, - ¿avanzamos o esperamos a juntarnos con los dos que faltan?