Partida Rol por web

Alejándose de Erica, que por otro lado tenía trabajo que hacer como anfitriona de una fiesta que había empezado a ser más difícil de sobrellevar tras lo sucedido, Brenda se llevó a Nick del brazo, adentrándose hacia donde el buffet mostraba aún sus golosinas.

Aprovechó para deslizar, de modo que sólo él la oyera, la pregunta que abrasaba sus labios desde que lo había visto.

-¿Y bien, mi maligno detective...? ¿Vas a tenerme en ascuas mucho más tiempo...? -Sonreía, y le apretó ligeramente el brazo, allí donde su mano inquieta se apoyaba. -¡Anda, dímelo! ¿...lo has logrado, viejo zorro, los tienes, tienes esos libros...? ¿O sabes cuáles son, en fin, has abierto la caja...?

Nick sonrió a Brenda mientras miraba hacia ambos lados con disimulo para asegurarse de que nadie más les estaba prestando atención. Luego, mientras cogía al azar algunos canapés de la mesa, le explicó la situación a su compañera.

-Pues algo he logrado, desde luego. Gracias a tu increíble actuación, por la que prometo regalarte una caja de los mejores bombones que se puedan comprar con mis modestos recursos, pude infiltrarme y llegar hasta el despacho de la Carlyle. En su caja fuerte guarda cuatro libros que tienen toda la pinta de ser los que menciona Jackson en sus escritos, pero, y esto me ha costado una discusión con nuestros otros compañeros, no he considerado oportuno sacarlos de allí.

Nick hizo una pausara para tomar aliento y dejar que Brenda fuera asimilando toda la información poco a poco. Luego siguió hablando en el mismo tono coloquial y distraído.

-Para empezar dos de ellos son tan grandes que no habría forma de extraerlos disimuladamente, uno incluso parece que sólo le falta un estornudo para deshacerse, y en cualquier caso, como le he explicado a Archivald, aunque ni él ni el padre han estado muy de acuerdo conmigo, una cosa es recuperar un objeto robado o reventar la caja fuerte de un mafioso, y otra asaltar a sangre fría a una mujer que por lo que sabemos puede ser perfectamente inocente, sustrayendo unos libros que podrían valer una fortuna.

De nuevo Nick guardo un pensativo silencio mientras buscaba la mejor forma de expresar una idea que sabía no era sencilla.

-Más allá del peligro de enfadar a una persona que, estoy seguro, sabe pagarse su propia justicia fuera de los tribunales, se trata de una cuestión de cruzar una línea o no cruzarla... espero que me entiendas.

Mientras esperaba a que Brenda meditará en lo que le había contado, pero antes de que ésta tuviera tiempo de responder, Nick volvió hablar, con una sonrisa en su rostro.

-Bueno, vale, no he sido del todo sincero. He cogido un libro, el más pequeño, y lo llevo en la chaqueta, pero mi plan era devolvérselo a Erica Carlyle en algún momento a lo largo de la fiesta, para tratar de convencerla de que nuestras intenciones son honradas y que nuestro único interés es averiguar qué paso con la expedición de su hermano...

-Bueno, de eso, concluyó Nick echando un vistazo rápido y despectivo a los matones que salpicaban el paisaje de la fiesta, y de que tiene que mejorar la seguridad de su mansión y contratar a profesionales de verdad...

-Pues fíjate, mi querido amigo, que yo si he de estar en desacuerdo con algo, es con que sustrajeras ese libro. Hubiera preferido que Erica nunca supiera que habíamos abordado su caja fuerte, porque va a ser difícil convencerla de que somos gente de fiar... -se rió, mientras decía pícara- ...que no lo somos, claro, no somos naaada de fiar... Pero ya me entiendes.

Cogió también un canapé, delicadamente, tras escogerlo con cuidado de entre la enorme gama que se ofrecían en la bandeja que le quedaba más cerca. Era una especie de tarteleta con salmón ahumado y unas cuantas perlas de caviar rojo.

-Supongo que copiaste los nombres de los libros, y que les echaste un buen vistazo. Porque si no, no hemos conseguido nada... ¿De qué hablaban? ¿de qué modo podían ser tan importantes para Carlyle como para que aparezcan en esas notas de Jackson?

Henric torció el labio en una mueca de fastidio tras escuchar a la chica.

-Entonces, tenemos que replantearnos bien la situación y lo que haremos. Respondió a Mina. Nick ha tenido suerte. Pero con su pericia de detective, no creo que esta haya influido mucho, la verdad. Le dirigió una sonrisa a su amigo para acompañar el halago. El problema que tenemos ahora es decidir que hacer con lo encontrado. El artista miró a su alrededor para asegurarse de que nadie les escuchaba. Tenemos uno de los libros, pero nos falta el resto. Discutíamos sobre quedarnos con lo que tenemos o volver a insistir con Erica mostrándole nuestros hallazgos y de paso, delatando nuestras acciones en la fiesta. Pero con lo que dices, veo que es posible que esta acción pueda empañar cualquier posible oportunidad que nos quede para convencer a Erica de nuestras intenciones y de que nos ayude mostrándonos los libros de su hermano.

El hombre calló un momento, pensando en todo lo que había ocurrido hasta el momento y buscando una solución. Finalmente habló:

-Podemos seguir con lo planeado hasta ahora y seguir el camino que propone Nick, arriesgándonos a perder lo poco que tenemos, o bien quedarnos con lo que hemos conseguido y no hacer nada más. En cualquier caso, según lo que dices Mina, lo que acabamos de hacer complica las cosas si queremos acceder a Erica. No me gusta ninguna de las opciones que tenemos.

Archivald se quedo de piedra al escuchar las palabras de la señorita Eliza, tuvo que dar otro sorbo a su copa para disimular antes de preguntar en voz baja con un nudo en la voz.

Oh, vaya, ¡Que harpía! Pero, tú... le amabas, ¿Verdad?

¿Se tratará de Anastasia? La mujer que aparecía en sus sueños...

 - Oh, Archie, ¿acaso importa? - La joven hizo un mohín que no pudo apartar las sombras de su mirada. - Roger era un buen tipo, a su manera... 

Si, por lo poco que se de él no paro de asociar las similitudes que comparto con él. ¡Es increíble! - mientras archie habla toma con delicadeza la mano de eliza masajeándola suavemente. También soy una persona adinerada, me gusta la aventura y me pierden las emociones fuertes como las mújeres hermosas y las carreras aunque me gusta más montar a caballo que no ir en coche pero eso es porque soy de Tejas, je je.

Tras quedarse mirando fijamente a eliza durante unos segundos le dice:
Perdón, pero necesito saberlo. Ella... la mújer de color de roger. Se llamaba anastasia, ¿Verdad?

La mujer miró al vaquero a través de su nube de alcohol.

- Si, Archi. Esa perra negra se llamaba Anestesia... Y le comió la cabeza al pobre Roger. La cabeza y algo más...

Lentamente, el vaso fue resbalando de su mano. Cuando el grueso cristal chocó contra el suelo de mármol, Eliza levantó repentinamente la cabeza, los ojos abiertos de par en par, la mirada perdida.

- ¡Vamos a echar una carrera!

Se levantó y trató de caminar en linea recta hacia el salón. Con escaso éxito.

Archivald salió a la carrera tras la joven muchacha dejando caer también su propio vaso con la intención de agarrar a su acompañante antes de que creará algún estropicio del que tuviera que arrepentirse.

¡ESPERA!

 La joven se giró. Con menos éxito aún. Agarrada al quicio de la puerta, miró más o menos en dirección al vaquero.

- ¿Qué?

Con una risa alegre junto a una sonrisa en su rostro archivald alcanza a la bella dama y se sitúa muy cerca suya.

Te voy a enseñar algo... - dice archivald agarrando a eliza por la cintura y tomandola entre sus hombros- que seguro que nunca antes has visto, ja ja. Por cierto, ¿Por donde se va al establo de esta casa?

Nick sonrió sin demasiado humor ante el comentario de Brenda.

-Sí, bueno, lo que me acabas de decir sólo confirma que respecto a este tema no andamos escasos de opiniones precisamente. Por desgracia, -añadió en un tono más serio-, en el despacho de Erica No estabais ninguno para consultaros, así que tuve que actuar según mi propio criterio, y como la cosa ya está empezada y no parece posible dar marcha atrás, me temo que voy a tener que seguirlo todavía durante un rato...

Supirando levemente, Nick se ajustó la chaqueta, se alisó las posibles arrugas y se echó el pelo hacia atrás con la mano

-...y ahora si me disculpas, cariño -dijo Nick poniendo su mejor sonrisa de circunstancias-, voy a aprovechar que nuestra anfitriona se ha quedado momentáneamente sin compañía para ver si me busco unos cuantos problemas...

Con ternura, Nick depositó un beso en la mejilla de Brenda y se encaminó con paso firme hacia la figura de la Srta. Carlyle...

Nick se separa de Brenda, dejándola junto a la mesa del bufé y se dirige con paso firme y una sonrisa en la boca hacia la Srta. Carlyle, que se ha quedado momentáneamente sola.

Tras cruzar unas palabras le tiende una tarjeta que saca del bolsillo interior de su chaqueta y, unos instantes después, un pequeño libro. Luego, sigue hablando con ella durante un rato...

Nick Se acercó a su anfitriona que, con una copa en la mano, aprovechaba uno de esos escasos momentos entre que un grupo de invitados se alejaba de ella y otro se animaba a cercarse. Con su mejor sonrisa y toda la confianza que pudo reunir, le sujetó suavemente la mano y depositó un educado beso sobre ella.

-Srta. Carlyle -dijo Nick, con tono firme-. Me temo que esta mañana no tuve ocasión de presentarme personalmente. Mi nombre es Nick Stolze y soy detective privado y asesor en materia de seguridad personal.

Con un gesto muy estudiado, Nick sacó una tarjeta de visita y se la tendió a su interlocutora.

-Si me permite que le robe nada más que un minuto, me he atrevido a acercarme hasta usted porque tengo algo que creo que le pertenece.

Mientras hablaba, Nick se metió la mano al bolsillo de la chaqueta de donde sacó el libro y se lo tendió depositándolo en sus manos. Luego, sin dejarle tiempo para pensar, siguió hablando con toda naturalidad.

-Las malas noticias es que he puesto a prueba la seguridad de su mansión y ésta ha resultado ser bastante pobre. Las buenas, -añadió tras una brevísima pausa, con una sonrisa-, son que bastará con que despida a esos matones que tiene por vigilantes y contrate a verdaderos especialistas para solucionarlo. Si se decide a hacerlo, puede ofrecerle mis servicios y ponerle en contacto con auténticos profesionales con referencias y muchos años de experiencia.

Nick hizo una breve pausa para dejar que Erica asimilara todo lo que le había dicho, pero, de nuevo, comenzó a hablar justo antes de que ella pudiera decir nada, esta vez en un tono de voz más serio.

-Verá usted, Srta. Carlyle, que no le engañábamos al describirle nuestras intenciones. De verdad que nuestro único interés es averiguar qué sucedió con la expedición de su hermano para averiguar qué tuvo ello que ver con el destino de nuestro difunto amigo. Si usted nos permitiera estudiar esos libros estoy seguro de que encontraríamos información muy valiosa. O bien, si lo prefiere, estoy seguro de que el señor Kirkham le puede hacer una oferta económica por ellos que sea de su interés.

-En cualquier caso -continuó Nick poniendo toda su sinceridad en sus palabras- Puede estar segura de que usted será la primera en ser informada de cualquier descubrimiento que podamos hacer al respecto de lo sucedido en a la expedición de su hermano.

Nick calló por fin y guardó pacientemente silencio a la espera de la respuesta de la mujer.

 - Sé quién es usted, señor Stolze: No es el único detective privado de Nueva York...

Le pasó la tarjeta a su guardaespaldas mientras Nick le contaba su hazaña. Aunque la sonrisa no abandonó del todo los labios de la mujer, sus ojos se fueron endureciendo cada vez más. Cuando el libro apareció en manos de Nick, el guardaespaldas se apresuró a recuperarlo.

- Señor Stolze, se equivoca usted al pensar que mi seguridad es deficiente. Quizás, alguien con tantos amigos en Sing-Sing como usted pueda creer que una persona como yo se empeña siempre en proteger sus pertenencias. Es una asunción errónea: Estos hombres están aquí para protegerme a mi. Y respecto a lo demás... - Su mirada podría haber helado el bourbon del detective. - Su gesto le... honra. Ahora, dígame todo lo que sepa sobre mi hermano. Y recuerde que ya he tenido esta conversación con sus amigas. Si descubro que usted trata de ocultarme algo, o que ellas lo han hecho...

Erica hizo un gesto y sonrió a Mina y Brenda, al otro lado del salón.

- Bueno, un hombre como usted no parecen del tipo que se deje amedrentar por amenazas. Sin embargo, sus amigas no están hechas de la misma pasta, ¿verdad?. - Hizo una pausa para que el Detective pudiera captar el significado de sus palabras. - Ahora, hable. Cuénteme todo lo que sabe.

 Erica hablaba con Nick al otro lado del salón. En un momento dado, hizo un gesto de saludo hacia las señortias. El libro había cambiado de manos, y aunque la señorita Carlyle no había perdido la sonrisa, su mirada era muy distinta de la que había en sus ojos después de la conversación en el vestidor.

Por otro lado, Archival parecía estar haciendo avances en la terraza, donde una joven y borracha flapper caía en sus brazos, literalmente, en ese momento.

En un rincón, Nathan dormía plácidamente, ignorado por todos.

 La mujer dio un paso torpe hacia el vaquero, tambaleándose.

- Ooooh, Archie, eres un pícaro... Seguro que quieres enseñarme tus botas de vaquero, a mi unapobre inoce.. ¡ups!

Apenas capaz de mantenerse en pie, Eliza acabó por tropezar consigo misma, cayendo directamente en brazos de Archival.

- Oh, Archie... Eres todo un caballero. Las cocheras están por ahí. No te olvides la botella...

Cargado con la joven y bella eliza en su fuertes hombros archie la transportaba con dulzura y una sonrisa en su rostro mientras volvía a salir al exterior de la mansión haciendo un esfuerzo para recoger la botella tal y como se lo habían pedido para luego dirigirse a las cocheras.