Partida Rol por web

Archie acerco el oído a la puerta del pasillo y escucho en silencio mientras mantenía la respiración de su cuerpo intentando averiguar si el guardía se dirigía hacía aquí por culpa del ruido que habían hecho sus compañeros.

Tras comprobar a corto plazo que no habría peligro decidió acercarse a observar lo que había descubierto sus compañeros. Tras observar las escaleras les dijo en voz baja:
- Habrá que bajar ahí pero prefiero esperar un poco por si aparece el guardia. Si os parece bien yo iré detrás vuestra dentro de un rato.

Nick sonrió ampliamente como lo hubiera hecho un niño que acaba de cometer una fechoría y piensa que no va a ser descubierto. Acto seguido puso los dedos índice y pulgar como si fuesen una pistola y sopló al modo en el cual los cowboys lo hacían sobre sus revólveres plateados.

- Venga... ¿acaso no esperábamos precisamente algo así? - bromeó en un susurro. - ¿Peligroso...? - replicó ante el comentario de su compañero. - Vamos... si ahí abajo no encuentro a todo un ejército de cultistas me sentiré decepcionado.

El detective se metió la linterna en el bolsillo y comenzó a descender en primer lugar los primeros peldaños con suma cautela. 

- ¿Esperáis una invitación formal? Voy delante...

Louis sonrió

Si, o quizás algo peor, quizás una horrible criatura sacada de alguna pesadilla.- añadió siguiendo la broma de su compañero

Louis con la luz en la mano empezó a bajar por la empinada escalera, adentrándose en las entrañas de la tierra, bueno en este caso en las entrañas de la fundación.

Archie observo como sus compañeros desaparecían escaleras abajo. Después volvió a acercarse a la puerta para escuchar atentamente y finalmente empezó a pensar algo más seriamente sobre lo que estaba pasando y lo que podía pasar por lo que inspecciono el lugar buscando posibles salidas (¿ventanas?) o la forma de bloquear la vista de la entrada que habían encontrado por si venía alguien poderse esconder.

Como puedes comprobar, ventanas hay de sobra en ambas habitaciones. Son grandes ventanales que llegan hasta el suelo, y desde ellos hasta el suelo apenas hay 1m de altura. De todas formas, recuerda que hay un muro y una verja rodeando toda la Fundación, de 3m de altura, y que los jardines son una simple extensión de césped, sin árboles ni matorrales.

Salidas hay. El despacho se peude dejar como estaba, casi seguro que el guardia no se dará cuenta, aunque que Gavigan note que han revuelto sus papeles es otra cosa... Respecto a la tapa del sarcófago, con el motor roto y lo estrecho de la escalera, volverla a colocar en su sitio desde dentro es más complicado, sólo uno podría intentar colocarla en su sitio, y pesa una barbaridad. Y a la hora de salir, sólo uno podría tratar de volverla a levantar, obviamente...

Compruebo la ventana por si hubiera que saltar desde el despacho y salir urgentemente de la fundación. Teniendo en cuenta que nuestra visita va a ser detectada más tarde o más temprano será mejor preparar una distracción así que acumulo los papeles que vea a la vista en la papelera para iniciar un fuego en el vestidor si fuera necesario.

Tras preparar eso, intentando hacerlo en silencio y sin prisas, vuelvo a comprobar la puerta antes de bajar yo también siguiendo a mis compañeros por las escaleras.

El empinado descenso llevó a los investigadores hasta una amplia habitación de techo bajo y paredes de hormigón. En el aire flotaba un aroma exótico, como a té y especias, y la luz mortecina, que provenía de una solitaria bombilla colgando del techo, dejaba los rincones en penumbra.

La habitación era amplia y de techo bajo, y aunque sus paredes de hormigón no tenían adorno, la cantidad de estanterías, muebles y estatuas le daban un aire elegante a la vez que siniestro. En pedestales y repisas se alineaban figuras de diversa factura y estilo, la mayoría de origen claramente egipcio, aunque algunas piezas parecían ser asiáticas o tan primitivas que su origen, para un mundano, era un misterio. Rostros deformes y dioses-animal con cabezas amenazadoras parecían observar a los hombres que bajaban desde sus rincones, con ojos muertos de piedra. Las sombras parecían arremolinarse alrededor de algunas piezas, y otras daban la impresión de moverse justo cuando el ojo dejaba de fijarse en ellas. La profusión de objetos, estatuas y murales elegantemente situados dejaba en evidencia que la verdadera colección de la Fundación no se exponía a la vista de todos en las plantas superiores.

El rincón más cercano a la escalera había sido preparado como un estudio, con un amplio escritorio inglés de roble y una biblioteca a juego con puertas de cristal tallado. El centro de la habitación estaba ocupado por una amplia mesa de reuniones, con doce sillas pulcramente alineadas. Al otro lado, un biombo decorado con flores y árboles separa una parte de la habitación. En el suelo, debajo de la escalera, doce cajas de madera parecen esperar que alguien venga a recogerlas.

Nick sonreía como un muchacho que acaba de descubrir el lugar dónde su madre esconde las galletas. Agitó espasmódicamente las manos al contemplar aquel hallazgo.

- Está claro que la Fundación tiene "cosas que ocultar". - comentó a sus compañeros en un susurro.

En un leve gesto, señaló las cajas y extrajo sus ganzúas del bolsillo de su gabardina. 

- Encargaros vosotros de ver que hay ahí dentro y yo abriré el escritorio. 

Se trataba de una mesa de noble madera con unos cajoncitos que no deberían dar demasiados quebraderos de cabeza al talento del detective para desmantelar cerraduras.

Bonito tugurio tiene montado aquí. 

Estoy seguro de que la fundación tiene muchas cosas que ocultar

Lo primero que hizo Louis fue acercarse hasta las cajas apiladas y las examinó para ver si tenían escrito en alguna de sus caras el lugar donde iban a ser entregadas

Mientras Archivald se quedaba en la escalera, con la vista puesta en la puerta del trastero, los dos hombres bajaron a la habitación oculta.

Nick, con un movimiento experto, abrió la cerradura del escritorio, dejando a la vista su contenido, pulcramente ordenado: Papel y recado de escribir, un libro de cuentas que parece contener las "entradas perdidas" de los registros de la Fundación y varios montones con albaranes y documentación aduanera de diversa índole. En uno de los estantes del escritorio descansaba una caja de metal, detalladamente grabada con lo que parecían demonios sin piel con ojos de insecto y formas abotargadas, enzarzados en algún tipo de orgía o matanza. La artesanía era extremadamente detallada y perturbadora por lo grotesco de los motivos ornamentales. Junto a la caja, un pequeño cilindro de piedra con tapa, del tamaño de un puño, sellado con cordel y lacre.

Mientras tanto, Louise repasó las cajas que se almacenaban debajo de la escalera. Varias estaban vacías y abiertas, con las direcciones engomadas en las tapas: Fundación Penhew, Londres. Todas las cajas procedían de tres direcciones: "Oficina de Autentificación del Museo Egipcio, Sharia Abbas, El Cairo. Egipto", "IMPORTACIONES FONG, 15 Kanyang Road, Shangai. China" y "Naviera Randolph, Port Darwin, Territorio del Norte, Australia". Dos de las cajas, nuevas, estaban preparadas para ser enviadas, una "A la atención del Honorable Sr. Fong" de Shangai, y la otra "A la atención del Sr. Randolph" en la dirección de Australia.

El descubrimiento de este lugar resultaba cuando menos perturbador aunque seguramente para alguien con más conocimientos sobre el tema habría sido magnifico. Tantas y valiosas antigüedades aquí escondidas parecían indicar que no deseaban que supieran que estaban aquí, tan bien escondidas. Pero... ¿Cuales de todas ellas podrían estar relacionadas con su propia investigación?

Caballeros - dice archie en voz baja pidiendo a sus compañeros que se reúnan con él en el centro de la sala. Creo que tarde o temprano descubrirán que hemos estado aquí. Un lugar como este debe tener sus propias rutinas y seguramente las habremos alterado al adentrarnos aquí. Propongo recoger lo que pueda sernos útil como ese listado de "entradas perdidas", tomar nota de las direcciones de envío y si ven algo interesante que podamos llevarnos cogerlo también. No me cabe duda de que esta gente no es trigo limpio.

Y archie volvió al final de las escaleras pues no se fiaba de que su presencia aquí fuera segura.

Nick sopesó las palabras de su compañero. En realidad eran las mismas ideas que ya se estaban paseando por su cabeza desde el momento en que abrió los cajones de aquel escritorio y pudo ver aquellos extraños objetos. La posibilidad de llevárselos de manera limpia era muy tentadora pero eso pintaría una bonita diana sobre "esos neoyorquinos curiosos que han preguntado por los archivos de la expedición Carlyle justo la mañana del robo". Claro que, de un modo o de otro, el mecanismo de apertura y cierre del sarcófago ya había sido forzado sin remedio...

- Estoy de acuerdo, Archie. Esto se viene con nosotros... - dijo refiriéndose al cilindro de piedra y a la caja de metal. - Ya los examinaremos más tarde. Vamos a echar un vistazo a la biblioteca y nos largamos con viento fresco. Aquí ya estamos pasando más tiempo del que sería recomendable. 

El detective dio una última mirada al escritorio... no quería que le quedase ninguna portazuela o mecanismo oculto sin comprobar. Ahora ya se lo esperaba todo del más que perturbador señor Gavigan. Después se encaminó a la biblioteca. Allí también parecía que iba a ser necesario su "arte" con los cerrojos.

- Veamos... - musitó mientras volvía a echar mano de las ganzúas. A la vez, casi cayendo en la cuenta se fijó de nuevo en el biombo. - Pst, pst... - Nick chistó a sus compañeros. Cuando éstos se volvieron señaló el biombo e hizo un gesto con el ojo para que no lo dejasen por revisar.

La cerradura de la biblioteca resultó ser apenas un adorno decorativo. Pronto las puertas de nogal acristaladas se abrieron, dejando al descubierto varias baldas de libros de diferentes facturas y encuadernaciones. Pocos mostraban títulos en sus lomos de cuero o tela, algunos en idiomas extranjeros, y dos o tres parecía caras ediciones en piel y dorados. Toda una parte de la estantería estaba dividida en diagonal, como un botellero para vino, pero en lugar de caldos, albergaba una docena larga de tubos y rollos de pergamino de aspecto delicado.

Desde lo alto de la escalera, Archivald pudo ver la luz del pasillo debajo de la puerta. El vigilante debía haber terminado su ronda por el piso superior.

Archie desciende rápidamente los escalones hasta acercarse a sus compañeros visiblemente alterado.
Caballeros, he visto luz arriba. El vigilante debe haber acabado la ronde en las plantas superiores y ahora inspeccionará esta así que no se retrasen. Yo permaneceré arriba por si se acerca demasiado. Espero que no hayamos llamado demasiado la atención al entrar.

Archivald se disponía a volver por lo que se acerco lentamente hasta las escaleras por si sus compañeros añadían algo, sino volvería arriba inmediatamente.