Partida Rol por web

Henry, aterrado y demasiado herido para escapar apunto de nuevo a la langosta infernal y disparó varias veces. HUYE MARION ¡¡¡HUYE!!! Yo le entretendré...aunque no se cuanto podré.

Maldita sea ¿porque estaba haciéndose el heroe? era ridículo, era patético pero era consciente de que no podría ir muy lejos con la pierna destrozada y que lo mejor sería dar a la chica una oportunidad.

- ¡Pero qué esta pasando!- Marion abrió la puerta de la furgoneta y se metió en el asiento del conductor. Tenía que arrancar como fuera aquel cacharro. Se atrevió a mirar por la ventanilla un instante y se arrepintió de ello. Vio como la cabeza del otro mexicano explotaba bajo la presión de aquellas horrendas pinzas. Las manos le temblaban por los nervios y no acertaba a poner aquello en movimiento. 

-¡Vamos, vamos, vamos!- Los disparos y los extraños ruidos que provenían del exterior no le ayudaban a concentrarse.

La criatura recibió el balazo estoica, apenas retrocedió un paso, antes de ponerse en movimiento nuevamente en dirección a Henry mientras Marion trataba de arrancar la camioneta, cuyo motor empezó a rascar pero sin arrancar debidamente. La bestia retiró la pinza del cuerpo del segundo mejicano y ahora sí iba a por Henry.

El doctor Call sacó su revólver y vio como la bruma que daba forma a aquel monstruo se disipaba de nuevo. Aquello no tenía nada que ver con nada que él hubiera visto antes y no parecía tener una conexión con los hombres-serpiente de Escocia de los que le había hablado el señor Sackleton, salvo que se trataban de criaturas cuya existencia jamás habría creído posible. No obstante, los tomos rescatados de la Logia de Boston y demás escritos esotéricos encontrados por la organización abrían una puerta a lo desconocido dónde tenían cabida tanto híbridos humanos y reptilianos como criaturas capaces de hacerse invisible, y por desgracias, horrores aún más terroríficos y poderosos.

- Tenemos que asegurarnos de que tofas las figuras están rotas - dijo en voz muy baja, tratando de no alertar al monstruo o monstruos que aún podían estar cerca.- Comprobémoslo.

Antes de comenzar a moverse, el doctor Call cogió un puñado de arena con la mano izquierda, si tenía un poco de suerte quizás consiguiera hacer visible al monstruo si le lanzaba la arena, al menos eso les daría una oprtunidad para intentar abatirlo.

OlVIDA LA FURGONETA MARION ¡¡CORRE!! ¡¡CORRE JODER!!

Oh Dios Santo voy a morir...no quiero morir

Las piernas de Henry temblaban, incapaces de corre mientras continuaba disparando. EL miedo parecía haber servido de acicate al hombre que no acertó los disparos...aunque lamentablemente no tenía más balas. Sin pensarlo demasiado lanzó la pistola con la absurda esperanza de que esta despistase unos segundos a aquel animal que mejor hubiese estado servido en unas migas en Maine y retrocedió cojeando apoyándose en el fusil que había encontrado. Haciendo de tripas corazon levantó el fusil y apuntó de nuevo mientras retrocedía.

- Ya casi está.- Pensaba Marion por el ruido que hacía el vehículo.- Sólo un poco más.- Pasó por alto las palabras de Henry. Si conseguía arrancar la furgoneta podrían huir de aquella bestia.

- ¡Mierda!- Aquello no iba ni para adelante ni para atrás. Rebuscó en su bolso en busca de cualquier cosa que le sirviera para defenderse, pero sólo encontró los objetivos de la cámara que lo hacían ver todo diferente.

- ¿Y si...?.- Se lo puso delante de los ojos para mirar a través de él a la bestia que perseguía a Henry.

Henry agotó el cargador y agujereó el pecho de la bestia en un impacto y el rostro en un segundo impacto. Cualquier otro ser vivo, ya estaría muerto a estas alturas. Pero la maldita bestia aún estaba en pie y dispuesta a atacar. Marion miró a través del objetivo y descubrió que veía un halo púrpura alrededor de la bestia, podía ver una sustancia viscosa que recorría las venas de la criatura, era increíble. Quizás eso fuera lo que había construido Von Varstein y lo utilizaba contra las criaturas... pero el caso es que no dañó a la criatura en lo más mínimo.

El enorme humanoide se lanzó contra Henry antes de que disparase el fusil. Lanzó hacia delante la pinza izquierda, directa hacia la cabeza de Henry, pero milagrosamente sólo pudo cambiar el peinado al refinado y excéntrico millonario.
 

Henry palideció cuando el ser atravesó su enmarañado pelo...había tenido una suerte loca pero no podía huir de allí mientras estuviese Marion cerca. Puede que no le importarse hacer insinuaciones grotescas a las damas, pero ante todo no podía permitir que las hiciesen daño. 

Marion...¡¡¡VETE!!!—la desesperación sonaba en la voz de Henry que luchaba por matenerse en pie frente a la bestia. Tenía las balas preparadas para su arma corta en la chaqueta, pero había arrojado esta a un lado y no era lo suficientemente hábil con el fusil como para acertar. Con un esfuerzo sobrehumano se lanzó a coger la pistola de nuevo, volviendo a alejar al espantoso ser de Marion.V ete MArion...vete o nos matará

Henry había errado su oportunidad. Ya tenía casi a la bestia encima y no tenía tiempo para escapar de ella. Entonces...

Escucháis un grito

-¡YEAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

seguido por tres detonaciones que aciertan de lleno en la cabeza de la bestia y la lanzan hacia detrás, cayéndose de espaldas.

Al daros la vuelta, véis a un Cole sonriente vestido de vaquero y con un revólver humeante entre las manos.

- Madre mía...pero...¿qué es eso?- Lo que vio a través del objetivo solo hizo que acrecentar su angustia. Cosas inexplicables por todas partes. Cuando ya pensaba que Henry iba a caer a los pies de la bestia se oyeron tres disparos. Giró automáticamente la cabeza y vio a Cole Parker con un revolver humeante. Salió de la camioneta incapaz de contener sus lágrimas. Se le nubló la vista y casi se tropieza al bajar del vehículo pero consiguió llegar correteando hasta los hombres.

- Esto es debasiado, ¡snif!, ¿dónde nos hemos betido?- La mujer parecía ahora sólo una chiquilla sorbiendo los mocos y secándose las lágrimas que caían pro sus mejillas. - Esos hobres...- Los sesos  y sangre de los mexicanos esparcidos esparcidos por la zona casi le hacen vomitar.- ¡Oh, Cole benos mal que has llegado!- Se lanzó a sus brazos para después darse cuenta de que si no llega a ser por Henry quizá la bestia hubiera ido a por ella.- Y tú, Henry, has sido buy...valiebte.

Estaba lleno de polvo, llevaba unos pantalones vaqueros y una chaqueta con flecos, todo ello estaba gris del polvo del desierto. Señaló un punto a su espalda

-Gracia´a Dio´que he llegao a tiempo. Dejao la camioneta ahí atrás. El Señor Wintwood me dejó una para venir aquí, cuando llegué ya  sus habíais ido. ¿Ca pasado? ¿qué era eso?

Henry tenía los ojos cerrados hasta que oyó las detonaciones. Entonces abrió los ojos y vio a Cole y su alivio se hizo patente. Aún tardó unos segundos en conseguir hablar debido a que tenía metafóricamente las pelotas en la garganta y literalmente la boca llena de bilis. Segundos después, sin ser capaz de apartar la vista de la pseudo-langosta se levantó apoyándose peligrosamente en el fusil. 

Joder Cole...Gracias...para que luego prohíban a los negros tener armas... ¡vaya puntería!—luego se acercó e hizo algo que había hecho a pocos hombres: le abrazó dandole unas palmadas en la espalda. Gracias...

Aunque intentaba parecer igual de jovial que siempre, el excéntrico hombre estaba mortalmente pálido por la impresión. Tranquila guapa—dijo después a Marion—pero si te dicen que corras...por dios...corre...ha estado a punto de...de...

Asiente a la palabras del doctor. Ya no quedaba más remedio que enfrentarse a aquel ser desconocido (o aquellos seres). Debían asegurarse de romper todas las figuritas. Desenfundó u fusil.

Voy detrás de ti. Si aparece alguna criatura no dude en correr, yo le cubro

La arena no hizo la menor falta, pues en cuanto la criatura se percató de vuestra presencia, se materializó totalmente ante vosotros. Se trataba de un humanoide de piel negra y gomosa, altísimo, con pinzas en lugar de garras y un abdomen ahuecado, un cráneo esférico pero con unas fauces gigantescas. Lo tenéis justamente delante, y os cierra el paso a vuestros petates caídos , figuritas  y el camino de vuelta al decorado. Sólo podéis disparar o correr en dirección contraria.

Al vera  la criatura en todo su "esplendor", los dos hombres quedaron cariacontecidos. Hughie se quedó totalmente perplejo, se puso blanco y abrió los ojos desmesuradamente, pero por fortuna, aunque tembló, no perdió el control sobre sí mismo.

No puede decirse lo mismo del Dr.Call, tantos horrores... ¡Y tan seguidos! dejaban la salud mental de los miembros del grupo por los suelos, desde el comienzo del periplo, había habido varios miembros que perdieron la cabeza. Realmente en el caso del Dr, no se sabía si se recuperaría o no.

La bestia abrió las fauces y se lanzó a por vosotros...

Hughie hizo un verdadero esfuerzo por no huir e intentar dejar atrás a aquella criatura. Pero conservó la compostura... al menos lo suficiente para disparar el arma e impactarle a aquella bestia.