Partida Rol por web

Tras dos semanas de viaje en tren, barco y tren, nuestro héroes se apean en la estación de Hollywood, donde un mensajero del señor Winwood les informa (tras confundirlos con otros grupos varias veces) de que éste les espera a las 19 :00 de la tarde en su casa.

Como quiera que son poco más de las 16, los investigadores disponen de casi tres horas para ir de compras, visitar la biblioteca, o simplemente hacer turismo por la emergente ciudad del cine.

El viaje de vuelta no había sido tann placentero como el de ida. Por un lado estaba el descubrimiento de las verdades que se le habían ido relevando durante su viaje y que habían cambiado por completo la percepción de la vida de Henry, por mucho que se esforzarse en disimular, ligando -o mejor dicho, intentandolo- con algunas damas del barco. Cualquiera que no le conociese bien pensaría que era un muchacho despreocupado y jovial, pero era probable que hasta Milo se diese cuenta que aquello era una fachada para disimular lo mucho que le habían afectado aquellas vivencias y aquellas lecturas. Además no le hacía gracia haber metido a Caroline en aquel lío... ni haberla dejado a solas con aquel negro. Cierto que los negros merecían un respeto como seres humanos, pero todo el mundo sabía que tenían los instintos animales más desarrollados. Esperaba que se controlase lo suficiente como para no dañar a la joven.^*

Finalmente habían llegado a Hollywood tras recuperar sus armas, incluyendo el florete de Henry, más ornamental que otra cosa, aunque el chico sabía usarlo con presteza. Una vez allí, el chico trató de convencer a Marion y a Hughie que le dejasen a solas con Call y con Milo. No conocía mucho a Call pero tenía muy buenas referencias y, desde aquella aventura, confiaría a Milo su vida. Y tenía que hablar con ellos a solas.

—Marion, Hughie...Nosotros tenemos armas ¿Porque no vaís a la armería y compraís un par de pistolas por si acaso? Podemos quedar en la cafetería de la central cuando termineís

Marion se encogió de hombros y miró a Hughie.- Por mi no hay ningún problema, aunque preferiría no llevar un arma, la verdad es que nunca me han gustado.-la joven sonrió pícara y añadió-necesitaremos algunos fondos para comprar, y quizás tengamos suerte y veamos alguna boutique francesa.

La perspectiva de ir de compras después de tan agotador viaje la animaba, sabía que dentro de poco no tendría tiempo para esas cosas. Era consciente de la situación en la que se encontraba y eso la aterraba, pero había una parte de ella, más infantil e ingenua que intentaba disfrutar de cada momento, y eso le hacía estar de muy buen humor, al fin y al cabo, no siempre se tenía la oportunidad de ir américa, nada menos que a Hollywood, y estaba dispuesta a aprovechar, tanto en cuando ningún ser, humano o no, se lo impidiera.

Me encantaría poder vivir aquí, quizás encuentre algún hombre rico y de respetable posición.- Marion se acercó a Henry, sabía que él estaba interesado en ella, y también sabía que estaba arruinado, había oído historias de los viejos tiempos en que Milo se debía asegurar su "bienestar" a fín de cobrar las deudas, pero ese no era motivo para que no pudiera jugar con él un poco, si algo le gustaba a Marion era jugar con los hombres.- Henry querido, podrías convencer a Milo para que nos de algo de ese fondo, estamos pelados.- La mano de Marion se deslizó desde la cara de Henry hasta su pecho, a modo de caricia.

Marion preciosa... hace años que no caigo en esos trucos— respondió guiñandole un ojo, y disfrutando de las circunstancias. El hombre era consciente del juego para sacarle dinero pero no le importaba. ¿A quién iba a importarle que semejante belleza le pusiese la mano encima. Sin embargo los necocios eran serios. —De todos modos, haz esto mismo a Milo y te dará lo que quieras, aunque lo ideal sería daros lo necesrio para las armas y que cada cual se lo gaste en lo que quiera.

Marion tenía razón en una cosa: mujeres y armas era una idea descabellada.

Milo miró al acto de Marion con disgusto. Si bien aquella no era una situación en la que quisiera ver envuelta a una mujer. La gente de aquella organización mataba y desollaba sin piedad. Aquellos seres eran simplemente inhumanos. No... no era lugar para una mujer y menos aún para una tan frívola como la sobrina de Jim. Pero al fin y al cabo su tío había perecido ante aquella maldad y ella tenía tanto derecho a estar allí como el propio Milo. De cualquier manera sus trucos baratos de cabaretera de tres al cuarto le molestaron.

- Si algo hemos aprendido Henry y yo es que ninguna mujer se le acercará por su belleza. - dijo Milo mientras sacaba del fondo 500 dólares y se los tendía al militar. - Ahí tienes de sobra para armaros hasta los dientes. Estoy seguro que sabrás administrarlo convenientemente. Y si Marion te "convence" para que le compres unos zapatos... pues mejor para los dos... supongo.

El ánimo de Milo estaba de capa caída. Desde que partieron de Escocia se había vuelto más taciturno incluso que antes. No se mezclaba mucho con los demás, con excepción de Henry, en la sede de la Organización pero durante el viaje se había convertido en un verdadero muermo. Cenaba frugalmente, tomaba una copa y rápidamente volvía a desaparecer en su camarote hasta el día siguiente. Allí simplemente se daba en pensar en un reencuentro más que probable con seres inconcebibles y, aunque quería preparase para ello, sabía que su mente no estaba preparada para asumir esas cosas y que su fin estaba próximo... o en el manicomio como Lew o en la morgue como Malone.

- Si no le importa, señor McDonald, me gustaría que adquiriera un revólver para mi - habría ido él mismo, pero Henry y Milo parecían querer quedarse a solas con él por alguna razón, seguramente algo que tenía que ver con el encargo.- Desde que huí de Boston no me he sentido seguro si no llevaba una pistola en mi maletín... ya sabe... Cualquiera bastará aunque, si puedo elegir, que sea un .45, me gusta su fiabilidad.

En cierto modo, el Doctor nunca iba desarmado, los instrumentos quirúrgicos que llevaba en el maletín bien podían servir para defenderse. Puede que no consiguieran hacerle nada a uno de esos hombres-serpiente, con su resistente piel escamosa, pero un escalpelo bien afilado puede hacerle una profunda herida a una persona. Sin embargo, ye so era algo que Edward había aprendido muy bien, con la gente a la que se enfrentaban uno nunca podía fiarse, de modo que lo mejor era tener un buen arma capaz de matar cualquier cosa si es que era necesario.

Edward Call no era un hombre de acción, pero las circunstancias le habían convertido en un hombre precavido y astuto, y tenía claro que en la lucha contra la Logia del Crepúsculo de Plata valía todo, incluso matar a otras personas. Sabía que no le temblaría el pulso si debía disparar a un sectario, al fin y al cabo, sería el enemigo o él y en esa disyuntiva no tendría dudas acerca de que opción escoger.

Así pues, Marion y Hughie con los quinientos dólares se separaron del grupo y en menos de una hora ya habían encontrado una armería y se habían aprovisionado. Mientras tanto, Herny , Milo y el Dr. Call daban un paseo en las cercanías de la estación de tren.

Por primera vez en un largo tiempo, la expresión de Henry se tornó seria y miró a sus compañeros. Había conseguido su objetivo: Librarse de aquellos dos. No estaba dispuesto a compartir aquella información con gente que no fuese de su total confianza...

¿Consiguieron...ya saben....aprender el ... "truco?

- Bueno... señor Dewey, lo cierto es que no he llegado a probarlo, no sería una buena idea convocarlo - respondió con una leve sonrisa.- Pero creo que llegado el caso sería capaz de recitarlo correctamente y evitar que fuese convocado... creo... Y cambiando de tema ¿No les parece que puede ser un buen momento para tratar de encontrar una conexión entre el texto Old California y otro que podamos encontrar aquí? Me refiero a algo público, por supuesto, o al menos algo que la Logia pueda haber pasado por alto, cualquier texto de verdadero valor estará ya en su poder.

En la armería compráis una pistola del cal.45 para el doctor Call, una pistolera y 100 cartuchos para el arma. En total son 34,25$. El armero os pregunta que si queréis algún arma más.

Marion se encogió de hombros y miró a Hughie con expectación.- Ya no estás en la guerra cariño, de verás que no creo que sea necesario comprar nada más.- Sonrió y añadió.- Sin embargo a mi me vendría muy bien un vestido nuevo y quizás algo de lencería..., si pasamos mucho más tiempo aquí este hombre nos va a desplumar.

-Yo quiero un fusil del 22, también una pistola del 45 y munición para ambas armas-dijo explicando al vendedor que era un antiguo militar y le gustaban las armas aunque al vendedor no parecía interesarle lo mas mínimo. Despues se giró hacia Marion:

-¿Crees que la lencería es necesaria? No tengo ninguna pega en que te gastes el dinero como quieras pero no estamos aqui de vacaciones...

El vendedor tuvo que venderte también una funda apropiada en la que llevar el fusil, pues al parecer ultimamente la gente estaba teniendo problemas con las autoridades por llevar las armas al descubierto, así que tuviste que comprar una funda bastante aparatosa muy semejante a la de los rifles de caza.

Son un total de 94,25$ por favor. Por fin, después de haber comprado algo de armas y ante la insistencia de Marion, a Hughie no le quedó más remedio que transigir y llevar a la muchacha de compras. En poco más de dos horas y justo antes de que diesen las 18 30, Marion había comprado media docena de prendas íntimas y tres vestidos, gastando todo el dinero que Milo les había dado.

Vaya, no esta mal-dijo algo cansado de la compra pero bromeando con su amiga- quizás a la noche me dejes ver que tal te queda todo esto, ¿no?- le dijo aquello por que tenia confianza con ella y por que al fin y al cabo era un soldado y siempre había sido lanzado en ese aspecto aunque de estar con mas gente jamas se le hubiera ocurrido comentar aquello a Marion.

Marion sonrió ante la proposición.- Bueno, comprarme estas cosas ha sido un buen comienzo, pero sabes que no soy tan fácil de adular. Además, no pensarías que por muy importante que sea nuestra misión no encontraría un momento para darme un capricho, quizás estas cosas nos vengan bien más adelante.- La joven guiñó un ojo al soldado.

Por cierto Hughie, creo que este viaje te vendrá bien, después de todo lo que has vivido.- Marion era con diferencia quien mejor conocía al Hughie, si bien era cierta, que el soldado era bastante reservado y que generalmente sus respuestas eran esquivas, la joven había pasado el tiempo suficiente con él para conocerle mejor de lo que él pensaba, al fin y al cabo, se le daba bien calar a la gente.- Esta noche incluso podría dejar que me invites a bailar, quizás una buena cena antes junto al puerto...

Marion no era una ramera, ella no solía acostarse con ningún hombre, y aunque había dejado de ser virgen hacía bastante tiempo, prefería sin lugar a dudas los juegos y preámbulos que el propio sexo... Quizás algún día encontrase alguien con quien se sintiera a gusto, pero de momento no veía ningún mal en divertirse.

Será para mi un honor-dijo haciendo una ligera reverencia- aunque te aviso que no se me da bien bailar. Y tienes razón quizás esto me venga bien. Esta gente que me presentaste parece pensar lo mismo que yo, son de las pocas personas que no me han tomado por loco... fijate que desde que los conocí apenas bebo-en su voz se notaba la amargura por las cosas que había pasado en los últimos años pero trataba de mostrarse positivo y animado y Marion siempre se había portado bien con él.

Así se habla.- la voz de Marion denotaba entusiasmo, por supuesto que sabía que Hughie se martirizaba por dentro, pero el simple hecho de renunciar de cuando en cuando a la bebida era un logro en si mismo.- Bien, volvamos, estoy segura de que Milo se enfadará por habernos gastado todo el dinero, pero, ¿sabes qué te digo?, que le den, por yankie estirado.- La risa de la joven se perdió entre la muchedumbre que les rodeaba, algunos rostros se volvieron hacía ellos, pero no le dio ni la más mínima importancia.

-Diremos que el dueño de la tienda de armas nos ha cobrado de más. De echo puede que guarde un poco y la cena de esta noche corra de su parte-dijo bromeando haciendo reir a la joven-pero si, volvamos ya a ver que planes han pensado esas cabecitas.

¿Se refiere ir a la biblioteca? Si, me parece correcto. Una pena que Caroline no este por aquí, aunque no lo parezca, la chica es capaz de encontrar una hoja suelta de un libro en la bibblioteca mas grande del mundo.*