Partida Rol por web

Tras 12 horas aproximadas de vuelo el avión comienza a descender, y aparece la tierra de Albión bajo vuestros pies.

El avión llega a Inverness a la hora prevista. Bajáis del avión con el cuerpo un poco entumecido después de demasiadas horas sentados. Ha anochecido, y el ambiente es frío y húmedo, unas gotas empiezan a caer sobre vosotros lo que hace que el olor a hierba y a lluvia os rodee. Podéis ver como la luna se refleja en el agua de un lago cercano, y a su orilla, las luces de una ciudad se agolpan.

El piloto se despide, se irá a repostar y después continuará el viaje hacia Dinamarca.

Con el equipaje a cuestas y decididos, comienza vuestra misión en Escocia.

Contra todo pronóstico, habíamos llegado antes de lo previsto a Escocia, a pesar de los problemas en el barco. Ahora era cuestión de llegar a la ciudad que teníamos como objetivo sin perder ese tiempo ganado. No obstante, no había estudiado la geografía de Escocia más allá del puerto de desembarco del USS Leviathan y Cannich, así que no sabía cuanto nos separaba de la ciudad de la excavación.

- Estoy bastante cansada, pero no deberíamos pararnos aquí: busquemos una estación de tren a ver si podemos llegar rápido a Cannich, donde debemos actuar.

La emoción de haber pasado el Atlántico por primera vez en avión se disipaba cuando pensaba en que nuestro trabajo, en realidad, ni siquiera había empezado...

-Buena idea. Si tarda un tiempo en salir un tren hacia Cannich podemos aprovechar para descansar.

Farid también estaba cansado, pero Joan tenía razón. El tiempo apremiaba.

Adam estiró sus músculos y respiró el aire fresco de este nuevo continente. Estaba igual de agotado que sus compañeros, pero el hecho de que, a pesar de todo lo vivido, hubiesen conseguido llegar hasta allí sanos y salvos, le reconfortaba.

Sin mediar palabra, siguió a Joan y Farid de camino a la estación más cercana.

No hay tren directo hacia Cannich, que está situado a 45 km de Inverness. La vía férrea que sale de Inverness hacia el Este va en dirección a Edimburgo siguiendo la costa del Mar del Norte. La línea que va hacia el Oeste acaba en Lochcarron y la del Norte en Wick.

Lo mejor para llegar a Cannich es coger un coche y seguir la carretera que bordea los rios Beauly y Glass, pasando por Liatre, hasta llegar a Cannich.

Optáis por el coche, por lo que llegáis a Cannich en una hora y media.

Al llegar, la lluvia cesa, pero el frío se mantiene.

Cannich está formado por un conjunto de casas de piedra situadas alrededor de una vía principal que cruza una pequeña plaza y una iglesia, situadas en el centro del mismo pueblo, a lo largo de esta calle principal salen algunas pequeñas callejuelas a ambos lados. A simple vista no se ven muchos vehículos a motor, la mayoría de la población sigue usando el carro tirado por caballos.

Hasta llegar a lo que parece ser una posada, llamada King’s Head, un vistazo rápido por la zona os ha permitido observar que a pesar de no ser un pueblo muy grande cuenta con los principales servicios y comercios.

Viendo el aspecto de la ciudad un acontecimiento como una excavación arqueológica no sería difícil de ubicar, ya que seguramente todo el pueblo hable de ello.

- ¿Cuál es el plan? -pregunto a mis compañeros de camino a la posada.- Quiero decir, después de alquilar las habitaciones...

-Una vez establecidos, tendríamos que buscar información sobre la excavación y planear la forma de acercarnos a la misma. Quizá preguntando por nuestro colega desaparecido. O quizá discretamente cuando no estén trabajando... Pero por lo pronto busquemos un sitio para alojarnos. Si todo marcha según lo planeado, seguramente tendremos que estar un tiempo por aquí. Vamos a ver qué tal pinta este 'King's Head'.

Farid se encaminó hacia la posada, y Adam le siguió.

El cartel, con la silueta de un perfil con corona, se balancea suavemente en la fachada de piedra.

Su interior es bastante acogedor, a la izquierda una pequeña barra con algunos taburetes, tras ella una pared llena de botellas y fotos; frente a vosotros, al fondo de la estancia, una gran chimenea que llena todo el espacio con su calor, junto a ella y sobre una alfombra, algunos sillones ocupados por lugareños; al fondo a la derecha hay varias mesas situadas en otra estancia separada por una pared con un arco, varias personan cenan en este momento, y justo a vuestra derecha y frente a la barra una escalera de madera sube al piso superior.

En ese instante, un caballero situado detrás de la barra, os habla.

—Buenas tardes— dice sonriendo y haciéndoos unas señas para que os acerquéis —Mi nombre es Fergus MacInnes, soy el propietario de la posada King's Head ¿Buscan alguna habitación?, si es así han venido al lugar adecuado, pues somos la única posada de Cannich.—

Farid se alegró de encontrarse de nuevo en un ambiente acogedor en el que poder descansar.

-Buenas tardes. Mi nombre es Farid. Vengo de Estados Unidos junto a dos compañeros, aquí presentes, por motivos de negocios, los cuales seguramente nos obliguen a quedarnos algún tiempo en esta región. Quisiéramos alquilar tres habitaciones, si dispone de ellas. O al menos una doble para nosotros y otra individual para la señorita.

—Por supuesto, tenemos habitaciones libres..— dice esto mientras consulta una especie de cuaderno —..así que son de Estados Unidos.., ¡turistas americanos!— dice en tono de alegría —¡Margaret! tenemos turistas americanos..— comenta a una muchacha que está acondicionando los sillones que hay cerca de la chimenea. Esta sonríe y hace un gesto de aceptación con la cabeza mientras os observa.

—disculpe,..no es habitual tener turistas por estas tierras, sabe, y siempre es una alegría conocer gente de otras partes del mundo y aprender de ellos, ¿Se van a quedar mucho tiempo?—

Me alegraba poder tener una habitación para mí mismo, más en este pueblo donde seguramente no estaría muy bien visto que hombres y mujeres con relación de amistad compartieran habitación; aunque me preocupaba el gasto que empezaba a acumular Farid en su billetera, por mucho que fuera pudiente. Esperaba que en el futuro no tuviéramos problemas de solvencia.

-No lo sabemos con seguridad. Dependerá de cómo marche nuestro trabajo. Está relacionado con la excavación de un antiguo asentamiento romano. Seguramente haya oído hablar sobre el mismo, aquí en Cannich.

Farid hizo una pausa para dejar pensar al gerente del hotel.

-Que por cierto, si conoce a alguien que pudiera indicarnos cómo llegar hasta la excavación, le estaríamos muy agradecidos. Nuestro viaje sufrió algunos problemas, y hemos llegado con varios días de retraso, por lo que no nos ha esperado nadie para recogernos.

—¿La excavación?, sí.. me suena, pero creo que está abandonada. Parece ser que los americanos no encontraron nada de lo que buscaban, y se volvieron a África asustados por los lobos que merodean la zona.., si quieren visitar lugares bonitos, yo les recomendaría otros paisajes más interesantes.—

En ese momento comienza a apuntar vuestros nombres en el cuaderno —..dos habitaciones, entonces. La cena se sirve a las 19:30 y hay que pagar un día por adelantado..— diciendo esto último saca dos llaves que deja sobre el mostrador, cierra el cuaderno y continua con sus tareas.

No me presenté, a la espera de que Farid tomara la decisión. De todas maneras no era necesario alquilar las habitaciones con todos nuestros nombres, solo con el de uno.

- Disculpe, señor MacInnes, ¿sabe por qué los americanos volvieron a África? ¿No era una expedición originaria de los Estados unidos de América?

—Es lo que suponemos,..ya que venían de otra expedición en África, según dijo en una entrevista uno de ellos..— responde a Joan mientras limpia con un paño la barra —..salió en el periódico hace unas semanas, saben—

- Ya veo, no lo sabía -añadí mientras Fergus y Farid terminaban de cerrar el trato.

-Bien. Sea como fuere, nos gustaría acercarnos a la excavación, ya que forma parte del trabajo que hemos venido a hacer aquí. Así que si conoce a alguien que pudiera guiarnos hasta ella. Quizá alguna persona del pueblo fue contratada para trabajar en la misma. Suele suceder. Pero bueno, no hace falta que me responda en estos momentos. Nos gustaría visitarla mañana. Ahora necesitamos descansar de nuestro agotador viaje...

Os acomodáis en dos habitaciones, Farid y Adam en una doble, y Joan en una sencilla. Descansáis lo suficiente para reponer todas vuestras fuerzas. La noche, fría, transcurre sin problemas ni sobresaltos.

Amanece un nuevo día en Cannich. Bajáis de vuestras habitaciones, el sol comienza a brillar temprano reduciendo la sensación de frío. Estáis desayunando con tranquilidad en la posada.