Partida Rol por web

Castor siguió a Numaios con su bolter preparado por si aparecía algún otro xeno que quisiese sufrir la furia del Emperador.

Laocastus avanzó en cabeza, adelantando a Jaden mientras radiaba a la Guardia Imperial, y tomó posición contra la pared del aparato teleportador, cubriendo la entrada del resto por si aparecían más de las criaturas.

No hubo más interrupciones que retrasaran a los marines, la corta carrera hacia el exterior del megalito fue realmente corta. No fue muy difícil saber que la imponente nave necrona estaba descendiendo,  aunque si se miraba hacia arriba se podía ver la batalla naval que seguía en auge…

- ¡Treinta grados a estribor! – bramó el oficial de navegación mientras el puente de mando seguía en llamas – ¡Todas las baterías de estribor! ¡Atentas a mi señal! – el Capitán de Corbeta de la Espada Ígnea había muerto después de haber sido la nave más castigada de la batalla, numerosos daños asolaban el casco del crucero imperial, pero ahí seguía, luchando indómita - ¡FUEGO! ¡FUEGO FUEGO! – gritó el segundo oficial de más graduación de la nave. Las potentes lanzas soltaron su carga de muerte a una de las naves necronas que se había puesto a tiro, los escudos necrones aguantaron la salva inicial, pero la segunda tanda, lanzada a destiempo penetró en la nave enemiga haciendo que esta detonara en mil pedazos - ¡Impacto directo! – vociferó uno de los oficiales de radar del crucero y el puente de mando estalló en jubilo.

Por otra parte, la Espada Llameante, la nave insignia de la triada de espadas se vio rodeada por destructores necrones, las armas de las naves necrontyr abrieron fuego. La actividad en la nave fue frenética, casi a la desesperada… los escudos de vacío cayeron rápidamente, el intento de reactivación forzó los generadores de plasma haciendo que fuera imposible… operarios trabajando por mantener todo funcionando… pero todo parecía perdido. El Capitán de la nave pidió velocidad máxima en los motores y condujo a la nave en rumbo de colisión mientras las armas de estribor y babor respondían al fuego como podían… El pesado crucero no tardó en embestir un destructor necron que no tuvo tiempo a maniobrar provocando su destrucción; de la Espada Llameante no surgía comunicación alguna, la nave entró en el campo gravitatorio del planeta y empezó a precipitarse hacía el con lentitud… decenas de miles de personas seguramente estarían ya muertas y de la nave salían gases por las brechas, explosiones que se apagaban en cuanto no había oxigeno que consumir y cuerpos… cadáveres algunos y otros que morían en pocos segundos…

Pero la batalla seguía. El fuego conjunto de las fragatas Sentencia y Cancerberus habían logrado destruir un grupo de cuatro corbetas necronas… las andanadas frontales de las lanzas modelo Marte atravesaron los escudos como si no estuvieran y penetraron en el casco alcanzando reactores y logrando detonaciones internas… Por otra parte la Espada Refulgente se retiraba del combate con serios daños… mamparos destrozados, profundas brechas mientras no dejaba de ser acosada por dos destructores más necrones. Parecía estar abocada a la destrucción mientras enjambres de bombarderos trataban de frenar a los destructores, pero parecía imposible, el crucero imperial empezaba a perder potencia en los motores de babor comenzando a escorarse a ese lado por la pérdida de potencia hasta que un impacto, fuerte, una luz cegadora como un Sol surgió en medio de los destructores mientras los cazas hacían giros bruscos para huí… el cañón nova de la nave insignia había logrado un tiro certero, justo en mitad de la formación enemiga logrando vaporizar, literalmente, a los acosadores.

El resto de destructores necrones empezaban a retirarse a plena potencia… unos entraban en la atmosfera y otros parecían aprovechar la gravedad para imprimir más velocidad al giro e ir a la otra parte del planeta.
El Imperio había salido victorioso aunque con pérdidas considerables… pero seguían pequeñas batallas, cazas se enfrentaban a enjambres de pequeñas naves necronas con conciencia propia que pululaban por encima de la gran nave necrona que los marines habían evitado su entrada en el espacio…

-¡Kio! ¡Más potencia en los motores! ¡Aprisa! – Ordenó el joven teniente Dawnie - ¡Aquila IV y VII! ¡Poneos a mi costado! ¡Aquila V atenta! – iba gritando por el comunicador mientras sus músculos chillaban por el esfuerzo que suponía girar a esas velocidades, más de trece “g’s” soportaba el cuerpo del piloto mientras enseñaba los dientes por el esfuerzo. Era una maniobra arriesgada, casi mortal, pero Dawnie no le quedaba otra, su escuadrón de diez cazas había quedado reducido a solo cuatro y ya su lucha había traspasado el deber para llegar a la pura supervivencia. El grupo de tres cazas traban de hacer looping ascendente mientras uno de los cazas se ponía en rumbo de intercepción para despejar, aunque fuera un poco, el enjambre que les seguía - ¡Señor! ¡Bandidos! ¡Treinta más a nuestra cola! – gritó el operario del radar del Aquila I mientras el teniente seguía con la maniobra…

El fuego enemigo abatió al Aquila VII, su piloto, el alférez Busred gritó de dolor al notar como el calor del incendio provocado le abrasaba el cuerpo hasta la muerte… aquel caza se desvió de la formación expulsando gases hasta que llegó a estrellarse contra uno de los monolitos de la nave necrona…

Sudando, gritando de dolor terminó la maniobra y el Aquila V se cruzó con ellos a plena potencia disparando los cañones láser de el morro mientras los artilleros disparaban con las armas secundarias… los impactos invisibles debido al vacío se sucedieron en aquella pasada alocada abatiendo a una docena de naves necrontyr…

El grito de jubiló se oyó por todos lados, y más aún cuando dos escuadrones, el Pantinus y el Falx volaron con ellos prestándoles apoyo suficiente como para acabar con el resto…

Pero en la superficie de la nave, se gestaba otra batalla…

El grupo de marines tenía frente a ellos a los stormbirds volaban el vuelo bajo y en vertical… las volutas de gases que iban soltando las toberas sumado al rugido era bello, sobre todo por el hecho de la sensación de otra misión cumplida y con éxito… la vuelta a “casa” y poder prepararse para otra lucha con el enemigo, pero entonces, un haz de energía surgió entre los marines y los transportes, uno y otro, y mil mas en tan solo un segundo. Un denso humo cubrió toda la zona mientras Haydn y algunos guardias se levantaban de sus asientos y se asomaban a las portillas abiertas… empezaron a preparar las armas.

Poco a poco, mientras el humo se disipaba pudisteis ver como surgían decenas de pies metálicos… necrones, incansables enemigos que os seguían frenando

Dos grupos de más de cincuenta soldados necrones flanqueaban a su líder y escolta… más ogdobeckh con sus escudos de energía.

-Seres de carne, patéticos en vuestro intento en este momento hallaréis vuestra muerte – un siseo metálico asoló el lugar mientras el líder alzaba el bastón arcano de mando lanzando a la carga a sus escoltas a la vez que los soldados empezaban a disparar indiscriminadamente.

Las stormbird hicieron una pasada a muy baja altura escupiendo guardias imperiales y al capellán Haydn, los Aquila Nigris empezaron a disparar sus armas mientras no dejaban de avanzar hacía los soldados necrones… pudisteis ver claramente como muchos de ellos eran impactados por los rifles gauss… armas poderosas que podían destripar un predator con facilidad, pero ahí seguían, heridos pero de una pieza… armas sobre sus hombros, cabezas inclinadas para las miras y disparando sin cesar… Haydn los inspiraba para luchar corriendo a su lado… a su izquierda iba Guilz con dos sables de energía y a su derecha Sturnn con su pistola láser de duelo y una espada de energía…

Pero vosotros teníais, principalmente, otro frente… los cuatro ogdobeck y el líder necron. Formando un muro de escudos y avanzando hacía vosotros –El psíquico imperial primero- ordenó el líder mientras se cruzaron las miradas, el ángel sangriento y el líder… sin emociones, sin vida… solo un ser mecánico dispuesto a acabar con todos vosotros.

¡Loacastus! ¡Apoyanos! ¡Dispara contra las hordas necronas! - gritó el capellán por la radio ordenando al grupo de marines que lideraba

Laocastus gruñó de manera imperceptible, el sonido ahogado por los servos de su armadura. Lo último que quería en ese momento era ser apartado de sus hermanos de batalla. Pero el Capellán estaba al mando. Buscó una línea de tiro con cobertura para hacer mella en las hordas de infantería xenos.

El bibliotecario todavía en una furia incontenible se preparo para encender sus retros y asaltar al enemigo

     Numaios se vio inspirado por los actos de valentía que veía a su alrededor. La flota luchaba en el espacio encarnizadamente para barrer al enemigo de la órbita. Los veteranos de la guardia se enfrentaban a las máquinas heréticas con determinación, ignorando las bajas sufridas en el proceso. Toda la expedición estaba haciendo su parte, desde el más humilde de los cargadores de munición de las naves en órbita hasta el mas condecorado de los marines en la superficie. Ésa era la fortaleza del Imperio: toda la raza humana trabajando al unísono para vencer todos los obstáculos.

     La nueva amenaza que se encontraba frente a ellos no podía seguir sino el mismo destino que las anteriores. El capellán ya estaba impartiendo órdenes para acabar con la masa de guerreros enemigos, así que solo faltaba decapitar a la cúpula de mando, acabando con el líder y su guardia de honor.

    Con la espada desenvainada, el serpiente de hierro dio un paso al frente. Aunque su armadura ya mostraba algún que otro arañazo propios de los combates anteriores, seguía pulida y brillante, dándole el aspecto de un guerrero de antaño. El vox de su casco rugió a gran volumen como respuesta a las sibilinas palabras del líder necron, que amenazaba al bibliotecario. - ¡Hermanos, enseñemos a éstos xenos que nadie puede reclamar lo que pertenece al Emperador por derecho! ¡Hagamos que aprendan por las malas que nada puede parar la determinación de la raza humana! ¡Por el Emperador!

Zahariel al oir a Numaios no pudo evitar que le empezara a hervir la sangre.

¡La ocasión perfecta! ¡La mayor gloria! Zahariel se había encontrado a lo largo de toda su carrera militar situaciones de gran gloria, pero ninguna como esta, las naves hacían sonar su canción de guerra sobre ellos, mientras que ellos se encontraban ante la batalla final del día, una gloriosa.

- ¡El Emperador hoy nos sonríe! Brillemos como nunca hemos brillado antes y sigamos al hermano Numaios. ¡POR EL EMPERADOR!

Solo esperaba la orden, el momento, la situación para lanzase al asalto ahora no era el momento de acordarse de viejas glorias o grandiosos combates pero en las pasadas guerras Asteron ya vivió situación como esta incluso recuerdos dolorosos que hundieron el honor de su capítulo la furia negra siempre le amezana

Castor notó en sus entrañas que este podia ser uno de los momentos más importantes de su vida. Las palabras afloraron a su boca.

- ¡Hermanos! Delante nuestro está uno de los enemigos del Dios-Emperador, aberraciones xenos que quieren destruir el sagrado Imperio que Él creó.
- Somos los hijos predilectos del Dios-Emperador, sus Ángeles de Muerte, nuestra es la misión de defender a la humanidad, nuestra es la misión de exterminar a sus enemigos. ¡Sed dignos de Él y os prometo que nuestras hazañas jamás serán olvidadas!

Jaden se coloco unos pasos por detras del muro de proteccion que proporcionaban sus hermanos a melee y empezo a apuntar por encima de los hombros de las servoarmaduras. Al ver la inmensa cantidad de enemigos que se dirigian hacia ellos,  empezo a sentir un odio profundo y antiguo que clamaba la destruccion y purificacion de las maquinas delante de el:

-! Venid pues aberraciones mecanicas, encontrareis en los brazos de este adepto de Marte la redencion que tanto ansian vuestros espiritus!

     Señalando con su espada extendida hacia el líder enemigo y su guardia de honor, Numaios dio la orden de abrir fuego. - ¡Hermanos disparad! Aquellos enemigos no podían ser menospreciados así que lo mejor era reducir su número antes de acometerlos en cuerpo a cuerpo.

Guilz, el segundo al mando de la unidad veterana de la Guardia Imperial cargó en silencio hacía una de las hordas necronas... Muchos de vosotros, instintivamente pensasteis que moriría enseguida, un acto así por un simple humano debería ser un suicido... pero pronto, esa idea se desvaneció de vuestra cabeza cuando un necron salió despedido por los aires por el envite inicial y seccionado por la mitad... La fuerza de aquel guardia no era normal.

Guilz siguió luchando con ferocidad eliminando a seis necrones enemigos con total facilidad, pero cuanto más luchaba más daño hacía... y al final, entre algunos que salieron despedidos y otros muertos a sus pies, el segundo al mando había eliminado a un total de veinti cuatro necrones...

Los necrones con escudo avanzaron al unisono estrechando sus filas frente al líder...