Partida Rol por web

Intercambié una mirada con mis compañeros. Ronin borracho, aliento de fuego... Existía la remota posibilidad de que fuese quien buscábamos. Aunque también decían que alborotaba con la espada y la herida había sido con un objeto contundente. Por otra parte, no se perdía nada por preguntar. 

- ¿Qué aspecto tenía ese ronin? ¿Y a qué hora paso? - quedaba por preguntar si aquellos guardias eran los mismos que habían detenido al ronin o por la noche había otros, pero todo a su tiempo. 

Alcanzas a oir algo asi como un sollozo muy quedo. Sin embargo, nadie atiende la puerta..

Mira a la Kitsuki con frialdad. Parece pensar si contestar o no, pero viendo que esta con los escorpiones...

-Eso lo sabrian los del otro turno, Dragon-san. Solo lo comentaron porque fue lo unico divertido de la noche. 

No alteré mi expresión. Parte de mi se preguntó el porqué de aquella hostilidad. Incluso si nos consideraban intrusos ¿no se suponía que los escorpiones eran buenos ganándose la confianza de los otros samurais? Pero eso eso eran digresiones y tenía cosas más interesantes en las que pensar. Me giré hacia los dos Bayushi, aunque sin llegar a dar la espalda al guardia. 

- Sería conveniente hablar con quienes estuvieron de guardia anoche. Una lástima que no lo detuvieran. - comenté con voz suave y lo suficiente baja para que solo me escuchasen con comodidad, los dos Mirumoto y los Bayushi. Si el guardia quería enterarse, tendría que prestar atención. 

Por un instante me pregunté si sería posible hablar con los kanijin que le habían llevado a... despejarse. Lo más seguro es que hubieran usado el rio. Lo cierto es que el borracho respondía al perfil del posible asesino. Pero era pronto para sacar conclusiones definitivas. 

 *Y yo que pensaba que esta parte sería fácil pensé ante la frialdad de los guardias del portal entre un distrito y otro, lo cual mostraba lo mutuo que podían ser las actitudes entre clanes, aunque tal vez ellos olvidaban su posición. Algo que, según note a lo largo del día, varios gustaban practicar. Me giré hacia la Kitsuki para responderle -Mayor lástima, sin duda, se llevaran los embajadores cuando sepan de los impedimentos que estancaron el trabajo que nos encomendaron ¿no lo creen así?- dije imitando el tono de la dragón y, aunque la máscara no permitía notarlo a cierta distancia, gire mis ojos hacia los guardias cuando mencione lo de los impedimentos.

Miré a la Kitsuki y luego a Chumoku, sabiendo lo que intentaba este último. Mantuve una cara estoica mientras miraba de reojo a los guardias, esperando por una respuesta. Con suerte captarían la indirecta y nos dirían algo de más utilidad. -A lo mejor terminamos investigando un indicio más importante que el que Sichi quería. Bien, no quería caminar hasta los muelles del otro distrito innecesariamente.- Pensé.

Los guardias ni se dan por aludidos, viendo que ya no tienen mas preguntas retoman su postura normal, con los ojos al frente y actitud seria, esgrimiendo las naginatas defensivamente. 

Si no hay nada mas que decirles es momento de continuar. ¿Al norte para revisar los embarcaderos, o derecho a contramano hacia el puente, para ir rapido al distrito mercader?

Las sutilezas de la política entre escorpiones se me escapaban. En parte no entendía qué necesidad podía haber para que los Bayushi tuvieran que intimidar a los guardias. Entre los dragón las cosas eran más sencillas. Preguntabas y si tenían ordenes de no contar nada, lo decían. Pese a todo permanecí en silencio. Intuía que Bayushi Chumoku no se tomaría bien que los guardias no colaborasen. 

Por mi parte era paciente. Aún cuando la pista se enfriase, si había que ir y hablar con los superiores lo haría. Me acerqué aún más a los escorpión. 

- Deberíamos hablar con su superior. - No me molesté en especificar de qué. A fin de cuentas, el qué le preguntásemos o si era para quejarnos de ellos no era de su incumbencia. Además, sospechaba que los escorpión usarían mi ambigüedad para su provecho.

Levanté la mano para darles una bendición. Aún sabiendo que en esta ciudad no eran devotos, no estaba de más recordarles a aquellos guardias la presencia constante de los kamis, vigilando todas nuestras acciones. 

- Que Hotei os sonría - dije con suavidad y una leve sonrisa. 

Era muy consciente de que la fortuna favorita en Rioko Owari era Daikoku, pero Hotei les recordaba a los guardias que debían estar satisfechos con lo su posición y esforzarse por realizar su trabajo lo mejor posible. Alguien más malicioso también podría pensar que era una forma de decir que jamás ascenderían en sus rangos, pero yo no era ese alguien. 

- Continuemos, no creo que vayan a aportar nada útil - Esto lo dije con voz suave, pero recuperando mi tono normal. 

Era obvio que ése recibimiento no iba a ayudarles y no consiguió salvo convencerme que debía tirar la puerta abajo.

La madera vieja de la puerta cede bastante facilmente a un buen empujon, cayendo hacia adentro. Lo que hay es una casa muy sencilla, dividida en tres al parecer. La parte frontal es cocina, comedor y almacen, todo mobiliario de segunda mano, aunque bastante bueno. Al fondo hay dos puertas, una hacia el lado derecho, otro al izquierdo, y nada mas. 

En la salita no hay nadie. El fuego del brasero esta apagado. Se ve una tetera en la mesa con 4 vasos, sin tocar. No obstante, ambas puertas de los cuartos posteriores estan cerradas.. y el sollozo tuvo que venir de algun lado. La casa es demasiado pequeña y en la parte delantera no hay donde esconderse.

- Soy el magistrado Shosuro Sichi y tienen cinco segundos para salir a la luz o les consideraré cómplices de la muerte de Agasha Iesada y aplicaré directamente el castigo por ello, pues únicamente los culpables tienen algo que esconder ante la ley.

Advierto en tono autoritario, tal y como correspondía a mi petición y cargos, pero no hago nada más al respecto salvo empezar a contar.

- Uno.

Entono firme para pronto seguir.

- Dos...

-...jsh snif... buaaaaaAAA!!+suena mas fuerte un llanto.

La puertita de la derecha se abre, y de alli sale un niño, quizas de 6-7 años, llorando. Viste la ropas normales marrones de los eta, y se ve algo desharrapado, lo usual. Permanece alli parado, berreando a lagrima viva. Detras de el vislumbras una sencilla habitacion, probablemente un dormitorio. 

 Para mi desilusión, los guardias no habían reaccionado como esperaba, aunque tampoco tenían verdaderos motivos para ayudarnos. Aunque, por otra parte, tampoco tenían motivos para desconfiar *Después de todo, ellos no pudieron evitar que el asesino ingresara al distrito, cualquier guardia de la zona debería sentir un mínimo grado de vergüenza.

 Aparte mi mente de ese pensar, no convenía enojar a quienes resguardaban nuestro acceso, que tarde o temprano usaríamos. -Agradecemos su tiempo, espero que Ebisu los ilumine- Dije a los guardias, manteniendo el tono usado anteriormente. Acomodándome la máscara, volví a hablar con la Dragón, esta ves sin desviar los ojos y agregando leve seriedad a la voz -Esperemos que en los muelles sean mas accesibles-.

- Tres.

Sigo contando indiferente ante el llanto del niño, porque bien podría haber alguien más escondido y hubiesen decidido sacrificar al más débil de ellos, o únicamente pensar que al ver a alguien me daría ya por vencido.

- Cuatro.

A pesar de lo que sigas contando, no sale nadie mas. Es el unico en la casa al parecer. El chico sigue berreando a gusto, y alguna gente se asoma a mirar, aunque al ver el kimono rojo se alejan. 

Esta barriada es el principal centro de prostitución de Ryoko Owari, como saben los Escorpion. Desde el origen de la ciudad, a este lado del rio se han amontonado los artistas, prostitutas y demas escoria, donde su vista no ofenda a la gente decente (y los perturbados que se interesen puedan visitarlos discretamente). Aqui toda clase de bajos negocios alternan constantemente, y son regalados con vistas de hombres haciendo juegos de titeres baratos para unos niños, junto a otro local donde un par de jovencitas flacas, menores que cualquiera de ustedes, tratan de parecer sensuales con sus sencillos atuendos e invitar a los transeuntes a pasar para "divertirse" un rato por unas monedas.

No todo es asi claro. Teoricamente, junto al rio deberia estar la otra fachada del barrio, los muelles donde los pescadores se afanan contribuyendo a la alimentacion de la ciudad, pero pronto se dan cuenta que la calle hace curva y se dobla hacia el oeste, alejandolos del agua... metiendolos mas y mas en la barriada. Vuestras ropas samurai destacan en el gentio vestido de colores oscuros o nulos como una explosion de color. De hecho, nadie se les acerca mas de un metro, lo que hace que el grupo se desplace como dentro de una burbuja... pero, a diferencia de lo que ocurria en el distrito Curtidor, las miradas mas alla de esta area no son vacias o serviles, sino mas bien frias e incluso hostiles. 

Miraba con discreción, pero procuraba no perderme los detalles. Los heinin parecían especialmente hostiles y podía evitar preguntarme qué había llevado a estos a... degradarse de un modo que ni tan siquiera las geishas harían. Nuestro camino parecía un recorrido por lo más sórdido de la ciudad. Y, sin embargo, las posibilidades de que el asesino hubiera visitado esta zona eran muy altas. 

Por eso prestaba atención a cualquier indicio. Después de todo, si hubieran cogido algo de casa del Agasha, ¿no intentarían deshacerse de ello allí? Más aún, si quisieran deshacerse del arma del crimen, también sería un buen lugar. Y ninguno de los testigos hablaría. 

Giramos y, por un segundo, tuve la impresión de que los guías escorpión no conocían la zona. Luego la descarté por algo más probable, tomaban deliveradamente el camino más largo para dar más tiempo al Shosuro. Pero de momento no convenía decir nada al respecto, era más interesante aprender todo lo posible. 

- Si vemos algún establecimiento que venda alcohol deberíamos detenernos a preguntar - sugerí con voz suave. Al menos así el desvío serviría algún propósito. No debía perder de vista en ningún momento el objetivo...

-Creo que doblamos mal en esa curva.- Pensé mientras caminaba junto a los otros samurais. En algún lado debería haber un paso para el lado este del distrito. De ahí podriamos volver hacia el sur y hasta el puente. Al menos eso esperaba, pues la alternativa era desviarnos hasta el norte de la ciudad y cruzar por el Puente del Filo del Momento, haciendo que nuestra caminata de minutos se vuelva una de un par de horas. Pero no admitiría eso delante de los Dragón. No podía demostrar que no sabía mi camino por la ciudad, aunque era cierto que había llegado a ella hace poco tiempo.

-¿Preguntar qué?- Le respondí a la Kitsuki, intentando sonar lo menos agresiva posible. -¿Si compró alcohol en alguna de las tiendas? Lo más probable es que tengamos que pagar una suma por la respuesta, incluso si es un "no". Y no tenemos tiempo para entrar en cada uno de estos locales.