Partida Rol por web

Medité sobre el mejor modo de plantear mis ideas. Naturalmente no íbamos a detenernos o pagar por las respuestas. Pero había modos de buscar. 

- Si la persona que buscamos pasó por aquí o estuvo bebiendo, lo haría en un sitio discreto y no tan... hostil. - comenté con calma - Sabemos que había un borracho buscando pelea y causando altercados, ese borracho habría roto cosas. Eso también puede verse - comenté - No es necesario preguntar en todos los establecimientos, sólo en aquellos que... destaquen. 

Me abstuve de comentar que era el único motivo lógico para nuestro rodeo, no lo creí necesario. Pese a ello, no dejé de observar lo que nos rodeaba, atenta a cualquier problema o cosa fuera de lo habitual...

 Habíamos entrado a la cloaca del distrito, donde la fauna de las pestes era amplia y variada, el desorden abundaba y, mal que me pesara, era un lugar recomendable para escapar sin ser visto. Quien fuera que matase al alquimista, a pulso debía haber pasado por aquí. *¿Pero de que sirve molestarse en explorar? ¿Qué objeto tenía investigar aquella zona si sus habitantes carecían de la disciplina encontrada en otros distritos? ¿Porqué no pasar de largo los callejones de vistas hostiles y dirigirse al puerto, donde tenía conocimiento de base de que Agasha-Sama había estado? De hecho ¿Qué razón había para que existiese siquiera? ¿O era una formación natural de la concentración de los distritos? Si tuviese el tiempo, después de la misión, recomendaría limpiar la zona, tal vez...

 De quedarme pensando no había reparado mucho el camino que tomábamos, y terminamos mas lejos del puerto de lo que esperaba. Habíamos llegado a una zona barrial mas densa, solo mas mugre concentrada, si no fuese por los pequeños puestos de venta de alcohol, casi ni merecería la pena haber llegado tan profundo.

 Escuchando la conversación entre mi compañera y la Dragón, un recuerdo sobre algo que anteriormente me había mencionado Kazu-Sama vino a mi mente, interrumpiendo la toma de decisiones entre ambas. -Discúlpenme, pero quisiera recordarles lo que me fue advertido por Kazu-Sama, por lo que sería más prudente llegar al puerto cuanto antes-. *Este sería un buen lugar para una emboscada, y seguro también lo saben quienes nos seguían desde nuestro reencuentro frente a la casa del líder eta.

- Cinco.

Concluyo y agarro del brazo al berreante niño para luego entrar a la habitación de la que había salido, para cercionarme que no hubiera nadie más en la casa y usarlo de escudo si alguién con menos cabeza y más años, decidía atacarme.

Efectivamente, no hay nadie mas en la casa. Lo unico que encuentras son un par de habitaciones, con 2 futones en cada una, y unas cajitas para las miseras pertenencias de la familia. El chico llora y tironea, no queriendo estarse quieto...

-buaaahh, aaaghh naaaa!!!+chilla, berreante.

Que dificil se hacía cooperar con quién no está dispuesto a ello, aunque debía admitir que la situación y los métodos no eran los apropiados y tampoco pretendía usarlos. Pero lo peor era el jaleo que estaba armando y que conseguía atraer la atención de todo el distrito sobre nosotros hasta el punto en que de no necesitarlo vivo, poco me habría faltado para rebanarle el pescuezo.

Sin mas problemas que volverte el foco de atencion de la barriada, logras sujetar al chiquillo y llevartelo hacia el puente. Alli, ves una figura familiar, Tesoro, el cual esta de nuevo con sus dados jugando a un costado, apoyado contra el pilar en actitud indolente. Cerca hay varios vecinos, e incluso un par de los hombres de Chillon con sus bastones. 

-¿Tambien el niño, sama? Si quiere todo el juego puedo entenderlo, ya que el padre fue tras Eiko a vuestras dependencias...+ comenta, en tono flojo+ ... de otro modo, es un pequeño exceso. 

Mientras debaten, cada vez mas y mas espeso es el gentio en torno, y la burbuja de miedo se achica por el simple hecho de que no hay espacio en la calle para andarse lejos de los samurai. El mediodia se aproxima, el olor a pescado asado aumenta, e igual lo hace el calor. 

Los dos yojimbo Mirumoto, forzados a aproximarse, flanquean a la Kitsuki, quedandose Shiro algo mas atras y a la izquierda, mientraas que Aiko se pone adelante y a su derecha. Llevan las manos sobre las empuñaduras de las katanas, mirando con desconfianza justificada hacia todos lados. Ven entre la muchedumbre a varios hombres con yaris, kamas, nunchakos y otras armas sencillas, caminando por la zona o sentados en algun sitio. Algunos incluso visten armaduras que les identifican como ashigarus, aunque sin ningun mon desde luego. 

Poco me importaba lo que pensara pues tenía trabajo que hacer.

- Debo ser diligente.

Declaro con sencillez sin pararme siquiera a charlar. Tenía obligaciones.

Resopla, con una sonrisita.

-Ciertamente. Igual que Atsusuke. Matta-ne, sama...

Te saluda cuando avanzas, lanzando los dados una vez mas y alejandose hacia la casa de Chillon. 

Luego de esto puedes cruzar el puente sin inconvenientes, agradeciendo su frescura. Los guardias al otro lado te abren la puerta del Dragon bastante rapido, aunque sus miradas al ver que estas sujetando a un niño eta van desde el desagrado hacia la burla. Es una falta de etiqueta grave y si encima te ven asi por el distrito Noble...

-Deberiamos volver.- Le susurro a la Kitsuki y a Chumoku en voz baja. -Cada paso que damos me hace desconfiar más aun de este camino. Además, parece que no hay mas forma de cruzar el rio además de cruzar todo el distrito, que es aproximadamente media ciudad.-

No me hacía ninguna gracia ir caminando por esas calles. Con cada paso sentía que estabamos cada vez más lejos de nuestro objetivo, y no creía que pudiesemos encontrar la exacta tienda donde estuvo el asesino ni tampoco seguir sus pasos, ya que los borrachos aquí debían ser normales, de otra forma no habría tantos puestos de venta de alcohol.

 Me posiciono cerca de Hitomi y la Dragón, cerrando formación con los yojimbos, y mirando a nuestro alrededor, aunque permanecía sin tomar la katana, lo menos sensato era darles motivos para atacarnos.

*Demasiado cerca, si quienes nos siguieron están entre la muchedumbre podrían aprovechar para que nos atacaran. No, espera, de ser así ya nos estarían rodeando, tomando posiciones y cerrando nuestras rutas de escape. No, no están aquí, eso o no nos quieren muertos aún.

 Apenas me di cuenta que Hitomi había hablado, y su sugerencia no era nada descartable. -Estoy de acuerdo, no es seguro- susurro a ambas,manteniendo la vista en parte de los etas que teníamos adelante -deberemos probar por el otro puente- termino diciendo, un poco mas molesto *Esto no esta resultando como lo pensé.

todos, una tiradita de investigacion-percepcion

Escuché a los dos Bayushi. Los cierto es que la sugerencia de volver no era desencaminada, pero llevaba a preguntarme si aquel desvío no era si no un intento de... dar tiempo al Shosuro. O tal vez no. Sin duda la situación se volvía hostil, puede que incluso hubiera problemas. Y eso no hacía más que reforzar mi creencia de que había muchas cosas que no encajaban aquí. 

Mis dos compañeros Mirumoto parecían tensos, alerta. Eso sólo incrementaba mi sensación de que nos atacarían. Claro que, de ser así, un ataque a un grupo de samurais a plena luz del día, indicaba que el asesinato del Agasha formaba parte de algo más grande. Después de todo, el riesgo y el castigo eran altos, por lo que lo que había en juego debía ser, al menos, igual de importante...

Te parece que algunas de las caras que ves entre la muchedumbre, con ropas eta, son vagamente familiares. No los viste recien en el distrito Curtidor? Ninguno esta cerca, sino separados del grupo por el gentio, pero inequivocamente les miran con atencion.

Emprender el regreso es una tarea algo mas facil de lo que podria parecer. Los hinin y heimin siguen abriendo paso a los samurai, en especial ante la actitud de los bushi. Igualmente, se produce mas de un roce debido a la falta de espacio, pero el  otro u otra, se apresura a retirarse por la primer entrada o callejon que este a mano, murmurando una disculpa, antes de enfrentarse a los samurai. 

Poco despues logran ver de nuevo la Puerta, y la calle que se desvia de alli hacia el Puente de los Amantes.

Hitomi. le roban el wakizashi

Aiko, los pergaminos de Katana de fuego y jurokijin balm

Me esforcé por memorizar los rasgos. Puede que en otro momento tuviera ocasión de... aislar e interrogar a alguno. Era una lástima no conocer bien las calles y la ciudad, porque de hacerlo habría sugerido intentar llevales hacia un lugar en el que emboscarles nosotros. Girar una esquina, que el más sigiloso torciera en una zona distinta, esperase a que pasasen por delante y luego seguirles él hasta una zona menos concurrida en la que, simplemente, detenernos a hablar. Con el otro samurai cortando su retirada. Pero eso no era posible. No sin conocer realmente de qué eran capaces los escorpión o, siquiera, mis compañeros Mirumoto. 

En cualquier caso me mantuve alerta y me aseguré de mirar no sólo a los sitios donde sabía que estaban los eta, si no también los tejados. Esperaba un posible ataque, de modo que me aseguré también de estar entre los dos Mirumoto...