Partida Rol por web

Pasa una media hora y tus compañeros no aparecen. Es improbable que no pudieran encontrar la casa de Izaru. El distrito mercader es enorme, si, y hay muchos locales, pero este es de los mas afamados. ¿Habrán tenido algun inconveniente, o seguido otro camino?

Al entrar en la tienda fuimos recibidos por un hombre vestido casualmente del mismo color del que el kami nos dijo que el asesino estaba cuando mató al Agasha. ¿Coincidencia? Tal vez. El púrpura no era un color común entre los etas, pero entre los heimin que se encargaban de manejar el dinero podía ser un tinte accecible. Los comerciantes solían usar cosas bonitas para desviar la atención de que manejaban una actividad deshonorable y sucia.

Otra cosa sobre este hombre era que me recordaba a cierta historia bastante popular entre nosotros los escorpión, la cual me solía contar mi sensei. -Tu rostro decía una cosa, pero tus ojos demostraban otra. Así que tuve que castigar a uno de los dos. Decidí castigar a tu rostro.- Pensé recordando el relato. A pesar de que muchos samurais de otros clanes no nos entendían, esta historia era la razón por la que usaramos máscaras.

Mi tren de pensamientos fue interrumpido cuando la Kitsuki lanzó un leve asintimiento hacia mi, el cual respondí con un ligero guiño para hacerle saber que había recibido el mensaje. Mientras ella buscaba por la habitación, yo me puse a distraer al comerciante. -Estamos buscando ciertas hierbas e ingredientes, algunos dificiles de encontrar a buen precio.- Le informé al hombre. Técnicamente, no era una mentira. -Notamos que su tienda tiene toda clase de elementos útiles y pensamos que tal vez usted tenga la solución a nuestros problemas.-

-Aaah, Bayushi-hime, ha venido a un buen lugar ciertamente... Tengo plantas y compuestos de todo Rokugan!!! Hierbas exoticas traidas de las estepas Unicornio, como asi tambien ingredientes de las islas de la Seda y las Especias!!. Milagrosas pociones hechas por los Kuni en la Muralla, para proteger contra el mal!!! ¿Quizas algunos polvos especiales desarrollados por los Grulla, para resaltar su ya enorme belleza? Ah, todo eso y mas, Susurro puede conseguirselo. No obstante, si fuera tan amable de ser mas especifica en sus pedidos, mas pronto podre buscar la forma de complacerle.+responde servilmente, juntando las manos.

las dos enfrentan el mismo problema... hay demasiado por ver. Susurro tiene cualquier cosa concebible en su almacen, y muchas que en la vida habeis visto, como un extraño aparato con intrincados diseños representando a los kami y sus padres, un tubo largo con mango de madera, parecido a una pipa muy ornada pero demasiado grande para cualquier boca, frasquitos que parecen contener cenizas y huesos, un par de craneos de formas claramente no humanas, un vial que cambia de color segun el angulo con que se mire...

Hay armas de tipo romo, desde luego. Sai oxidados, nunchakos, bastones, tetsubos, en diferentes estados de conservacion, varios de ellos manchados pero nada remotamente fresco. Si notan que no vende armas samurai, como katanas o wakizashis, solo convencionales o campesinas. El hombre no es idiota.

El sentimiento de fracaso corroía el alma de Shiro como el ácido corroe el metal barato, no solo no había conseguido nada en sus objetivos personales si no que le había fallado a su protegida, la rabia y la ira bullían en su sangre, y por su honor que conseguiría recuperar los pergaminos de su protegida, aunque tuviera que anegar esta maldita ciudad en sangre, su honor estaba en juego. 

 Su falta de habilidad social y política era una traba casi insalvable para su objetivos personales, pero su falta de atención en el robo perpetrado, era una punzada supurante.

 Bien si no podía hacer las cosas con "delicadeza" ta vez con dolor y fiel acero las respuestas brotaran como la sangre.

 En estos tenebrosos pensamientos ocupaba su mente, cuando entraron en la tienda que buscabana y vieron un servil tendero.

Nada, aunque no debería sorprenderme. Habría sido extraño encontrar algo allí, entre tanta cosa. Y por si fuera poco mi mente ni tan siquiera estaba realmente allí, estaba aún en los callejones estrechos y en los rostros de quienes nos habían seguido y robado. A estas alturas estarían copiando los pergaminos, de forma que aunque los recuperase seguiría siendo un fracaso. 

Seguí mirando, pero sin demasiado ánimo. Parte de mi se preguntaba si había más personas en aquella tienda, personas que vistieran el mismo chaleco. ¿Llevaría susurro todos los pedidos o sería otro el encargado de llevar los objetos más pesados?

- Deberíamos preguntar en privado - comenté sin aclarar si me refería a algún producto o al resto de preguntas. 

También sería interesante saber si tenían un almacén. Seguro que no exponían todo al público...

Kasumi exploró el lugar sin encontrar nada en especial, a excepción de aquel vial que simplemente era interesante. Lo miró más detalladamente fijándose en los detalles del mismo, con actitud curiosa. Decepcionada tras no encontrar nada, caminó hacia la puerta, mejor era prevenir ante un posible ataque de algún guardián imprevisto que viniese de afuera. Sus sentidos le decían que aquél hombre era alguien importante en el asunto y por ello probablemente fuera peligroso. Ella se encargaría de vigilar la entrada, no la pillarían desprevenida de nuevo. De camino agachó levemente la cabeza ante Aiko, para avisarla de sus intenciones.

Una vez fuera miró al gentío y luego hacia arriba, para ver la cantidad de luz que les quedaba aún, volver de noche podría ser un gran problema si los seguían.

Katsumi Sam os ruego volvais dentro con Aiko Sam, yo guardo la puerta, no me fio un pelo de ese viejo tramposo la luz de sus ojos me hace desconfiar de él.

 Y surrando junto a ella

  Ya hemos fallado a nuestra protegida no volvamos a fallar ni un solo segundo debe estar sola, vos  sois la mas cercana a ella de los dos, permaneced con ella.

 Y le hago una ligera reverencia con la cabeza   

-Ciertamente.- Respondí a la Kitsuki cuando esta propuso ir a un lugar más privado de la tienda. No me gustaba interrogar a alguien a los ojos de todos, y estaba segura de que Susurro tenía un lugar más oscuro en la parte de atrás.

Me fijé que la dragón había, aparentemente, terminado con su rápida investigación, así que intenté integrarla a la conversación. -Mi compañera es la que sabe bien qué es lo que tenemos que conseguir.- Le dije a Susurro. Luego me di la vuelta y le hablé a la Kitsuki. -¿Me ayudarías a recordar, Sakura-san?- Le pregunté a esta.

Observa y escucha, entrecerrando los ojos con suspicacia, pero no hace comentarios. Se aclara la garganta.

-Me disculpo, no tengo mucho lugar para charlas privadas,... más supongo que la salita para tomar el te servirá, si no les molesta. Siganme por favor, jovenes señoras.+indica con una reverencia, para luego retroceder hacia una puertita al fondo, al costado de un mostrador.

La salita es pequeña realmente, solo podran entrar Hitomi y Aiko comodamente pero Kasumi puede guardar la puerta. El resto debe quedarse afuera, los dos bushis en especial con sus armaduras no cabrian. Susurro parece muy seguro de que nadie le robara nada, al dejarles desatendidos... 

El hecho de que Shiro se pare afuera de la tienda tambien ayuda a que los habitantes normales de la barriada no se aproximen, recelosos. El silencio invade el lugar, salvo por ocasionales gorgoteos de algun frasco o los ruidos de los animales enjaulados, aunque estos se muestran bastante tranquilos.

Las dos siguen al hombre a una minuscula salita de quizas 2 x 2 metros, aunque adecuada al tamaño de su propietario. Hay un hornillo para el te, una mesa con frasquitos varios adjunta, y otra central donde beber, que apila vaso de te. Tambien notan una escalerita en el fondo, que sube hacia la oscuridad de un segundo piso. La decoracion es muy simplista, funcionalidad ante todo... 

El tamaño del cuartito impide que el resto les acompañe sin hacer un amontonadero, mas con los bushis acorazados, pero Kasumi se queda junto a la puerta... por si acaso. El hombrecillo se sienta en la parte oeste, cerca de la escalerita, invitandolas a tomar asiento a su lado o frente a el. Su verborragia anterior se ha apagado de improviso, cambiada por una expresión seria mientas aguarda vuestro "pedido"

Te percatas que los ruidos de la tienda enmascaran muy discretos ruidos en el maderamen del techo, y al mirar atentamente, los paneles del mismo no estan perfectamente ajustados. Al menos dos secciones tienen lineas negras que indican haber sido corridos. Quizas Susurro no esta tan solo como parece, de ahi su confianza al no cuidar sus mercancias. 

Comienzo a moverme por la tienda, mirando los productos en venta. Armas, libros, frascos y animales, productos bastantes variados como para dejarlos con desconocidos.
En mi ojeo sobre todos los objetos, no puedo evitar mirar las maderas del techo, todas alineadas perfecta... *Un momento ¿y eso?
Observo mas detenidamente entre las maderas, encontrando un par desalineadas, como si hubiesen sido corridas a posta. Luego de una leve reflexión, me acomodo la máscara y continúo mi recorrido por la tienda.
A pesar de los numerosos productos en venta, mi ronda tenía como objetivo buscar pergaminos en blanco, tinteros y pinceles, lo suficiente para escribir una nota
*Puede que no este todo perdido pienso para mis adentros, mientras barría las mesas y los estantes con la mirada, en busca de lo necesario para escribir un mensaje *Puede que, si todo sale según lo maquinado, resolvamos mas de un misterio el día de hoy.

El cambio de actitud de Susurro fue notorio. Era evidente que no se sentía cómodo con la situación. Puede que no tuviera nada que ocultar, pero lo dudaba. A decir verdad, parte del problema era que en aquella ciudad casi todo el mundo tenía cosas que ocultar. 

Por un instante deseé que hubiera tenido la cortesía de preparar té. La sensación de relajación que aportaba el olor y la calidez de la taza habría ayudado a la conversación. Pero tal vez esperar ese tipo de consideración en alguien que no era samurai era tener una expectativas demasiado altas. 

- Tiene una tienda bien surtida - comenté de modo casual - Imagino que debe ser complicado llevarla. ¿Dispone de ayuda o cierra cuando va a entregar los pedidos? Algunos objetos parecen realmente pesados. 

Mi tono de voz era suave, como si preguntase por cortesía o simple curiosidad antes de empezar con las verdaderas preguntas. Intentaba que Susurro se relajase un poco, claro que dudaba que fuera a hacerlo...

Kasumi asintió a Shiro ante la propuesta y se dirigió a la puerta donde estaban entrando para echar un vistazo desde allí y tener más cerca a Aiko. Era una habitación pequeña, se dispuso a examinarla para ver su distribución y salidas (o entradas) que había. Sus espaldas estaban guardadas por los samuráis que lo acompañaban, se enfocó en apoyarse levemente en el marco y mirar al momento del interrogatorio. Con un poco de suerte sería de ayuda, más de lo que pudo ser en los barrios que visitaron antes. Se echó el pelo hacia atrás para que no le molestase dado el caso, aquél tipo no le inspiraba mucha confianza particularmente. Mantenía una postura tranquila o al menos así se hacía notar, intentaba seguir el juego a las formas de Aiko que había pretendido actuar con cierto sosiego.