Partida Rol por web

 Miro a Despellejador a los ojos, en lo que a mi me concernía hablaba con sinceridad, pero no quería decir que había terminado con el.

 -Te creo curtidor, mas Iesada se encuentra muerto de cualquier manera- digo de forma cortante, señalando lo importante. -¿Puede recordar si alguno que iba a verlo se mostraba conforme tanto antes como después de encontrarse con el?-. La pregunta la realizo más calmadamente que mi afirmación anterior.

-No.  Los que sé que fueron son amigos o parientes de Eiko, que estaban enfermos. El los curaba, gratis y bien. Pero eso es todo, iban una vez y ya... ningun otro eta salvo su sirviente lo frecuentaba mucho, samurai-sama.

 -Me imagino que tus compañeros no tienen un mayor conocimiento al suyo con respecto al tema- Si bien  mantiene el rostro fijo en Despellejador, dirige sus ojos a los otros 2 etas que acompañaban al curtidor

Tras mover el cuerpo, levanto la mirada hacia las otras samuráis por si pretendían echarme algo en cara, pero ante la ausencia de objeciones vuelvo a bajar la mirada para seguir mi examen.

- Palos.

Indico conforme les enseño las heridas. El Agasha se habría reunido con alguien y su cuadrilla, alguien lo suficientemente peligroso y estúpido como para permitirse el lujo de matar a un samurai y robarle su wakizashi. La harina, cebada y el sake serían de ellos, por lo que seguramente estén relacionados con algún molino. Les dejaría interrogar a la sirvienta mientras confirmaba la parte del robo.

Era probable que hubiesen usado palos. Eran sencillos de encontrar y cualquiera tenía acceso a ellos. Pero había otras alternativas, como herramientas. O incluso piedras. Después de todo, las piedras eran tan fáciles de encontrar como los palos. Pese a todo, no dije nada, con ser consciente de otras posibilidades bastaba. 

Las heridas no me sorprendieron, había visto y tratado heridas similares. Aunque en este caso fueron bastantes para matarle.   Todo apuntaba a que era obra de campesinos, pero no descartaba la posibilidad de alguien que quisiera desviar la atención puesto que se habían llevado el wakizashi y eso no podrían venderlo. 

Con cierta curiosidad miré el polvo blanco amarillento, preguntándome si sería adormidera. En algún lugar debían estar los cuadernos de trabajo con las anotaciones cantidades y resultados, pero ahora no tenía tiempo para eso. Por algún motivo la Bayushi tenía prisa por realizar ya el interrogatorio. Puede que fuese impaciente por naturaleza. 

En mi opinión sí que había más cosas que mirar, desde el arcón hasta las entradas. Igual que había harina, avena y sake en el laboratorio, podía haberlo en el jardín, la entrada o cualquier otra parte de la casa. Merecía la pena investigarlo. No obstante, la seguí sin decir nada. Poco a poco iríamos encontrando el mejor modo de trabajar juntos o eso esperaba. 

- Acompañaré a Bayushi-san, pero luego continuaré con la investigación - me quedé mirando al Shosuro por un segundo, dudando si decir algo más o no -  Luego continuaré revisando la casa.

Fui hasta la cocina, con calma. 

Me detuve en el umbral esperando que notasen mi presencia y luego entré, con las manos ocultas en las mangas del kimono. Luego me acerqué hasta la Bayushi para poder hablar en voz baja.

- Creo que todos agradeceríamos un té mientras hablamos.

Hablar era un eufemismo de interrogar, pero también era cierto que hacer que la sirvienta se relajase nos ayudaría a sonsacarle información. Por lo que había visto al cruzar el distrito, los etas parecían asustados de los samurai, cuando no se habían vuelto... ligeramente burlones. Y de todos modos siempre había preferido hacer las cosas del modo pacífico.

El arcon no esta cerrado. Contiene simples efectos personales viejos. Un  mortero con una raja, un par de kimonos de clan con agujeros de quemaduras, pergaminos ajados, un bu de plata partido en dos, un fajo de cartas atadas, piedritas de colores, algunos frasquitos con polvos raros, tambien escritos en el mismo codigo... En si, parecen cosas viejas de algun valor sentimental, o bien que podrian reutilizarse alguna vez. 

A pesar de la ausencia de muros, el lugar tiene un orden perceptible. El cuerpo y las mesas que lo rodean serian la zona de trabajo. Al norte, estan los muebles usados como almacen y biblioteca de consulta. Al sur, solo unos pocos, de funcion indeterminada. El shugenja sabia usar el espacio.

Por desgracia, el fuerte aroma del lugar te desconcentra bastante, no puedes sacar mas en claro.

Kasumi no era una buena ayuda en la investigación, no es que este ahí para eso, pero no dejaba de casarle pesar no poder ser más útil. No obstante, continuaba siguiendo a la Kitsuki como si fuera su sombra, , a pesar del pequeño cambio de actitud de la Bayushi no acababa de fiarse ni un pelo de ella... A pesar de ello, se había relajado un poco, ya no se respiraba tanta tensión en  el grupo como segundos antes.

Con su baston, le da un golpe en el costado a la mujer arrodillada, sin ceremonia.

-Oiste a las samas, hazles té. Rapido!

-Gracias- Le dije cortante al ashigaru, quien, aparentemente, no había captado a que se refería Kitsuki. -Pero no será necesario.- Tampoco me esforcé en mostrarle su error al soldado, simplemente demostrarle que no había entendido el mensaje y que se figure solo lo que tendría que haber hecho. -Aunque sería bueno que traigan cuatro asientos.- Dije luego, pensando en mi, las dragón y la sirvienta.

Mientras esperaba que se cumpliera mi petición, me acerqué a la sirvienta. Recordé lo que había dicho antes Sichi sobre tratar bien a los eta, asique intenté llevar una etiqueta de respeto hacia ella, mas no como un igual. -Levantate. Soy Bayushi Hitomi.- Luego señalé con la mano a Kitsuki. -Ella es Kitsuki Aiko. Nosotras nos encargaremos de tomar tu testimonio.- No mencioné a Mirumoto, ya que su rol no era parte del interrogatorio en si, y no creí que fuera a tomar parte en el mismo. -Empecemos con lo básico. Dame tu nombre, edad, ocupación y vivienda, por favor.

La brusquedad del asigaru me sorprendio. Particularmente por lo innecesario que era. Asenti levemente a lo dicho por Hitomi. Despue continue con mi plan inicial.

- Tal vez puedas ayudarme a preparar el te mientras hablamos, conoces mejor esta cocina - dije con amqbilidad - Creo que llevas bastante tiempo esperando, deberias prepararte tambien algo de comer - al hacer este comentario dirigi una breve pero significativa mirada a Hitomi. - Era mejor tantear antes de preguntar directamente por el sake, la harina y la avena. - ¿Que solias prepararle a Agasha-sama? - sonrei de modo tranquilizador - pero, por favor, responde a Bayushi-san.

La grosería de la escorpión no paso desapercibida para Kasumi, pero no le importo. A pesar del claro desprecio, se sentó al lado de Aiko. Cuando ésta se levantara a ayudar a la sirvienta, ella se mantuvo en su sitio, estaba claro que no se sentiría cómoda si la Mirumoto las seguía por la cocina y puesto que ahora solo tenía que preocuparse por la Bayushi, pensó que, dadas las circunstancias, debería relajarse un poco. Además, al menos la joven Hitomi no las había amenazado directamente, de momento sólo usaba su afilada lengua para crear la incomodidad que hasta el momento les había acompañado, por otro lado, habilidad común en su clan.

Decidió que seguiría con su actitud callada y distante, además, tenía mucho que observar.