Partida Rol por web

Reviso sin delicadezas el contenido del arcón mientras pienso en lo mucho que disfrutaba el Dragón guardando basura, idea que no cambia al descubrir las cartas, aunque quizás sea lo único que puede resultar de utilidad entre tanto sentimentalismo así que me las guardo para un futuro análisis.

Acto seguido cierro el arcón y me voy a la habitación contigua.

La mujer parece confundida. Tanto las palabras de Hitomi como el ofrecimiento de Aiko de ayudarla a cocinar la han impresionado de una manera extraña.

-Esto... sama...  prefiero no comer nada, pero les preparare el te si gustan. +contesta titubeante, con voz apagada+ Mi nombre es Eiko.... Soy ...era... la sirvienta de Agasha Iesada-sama. Vivo no muy lejos, a unos minutos al Norte. En cuanto a mi edad... creo que treinta o treinta y uno. 

Uno de ellos niega simplemente con la cabeza, haciendo una reverencia. El otro mira a Despellejador, y luego comenta.

-Mi hijo fue uno de los favorecidos por AgashaIesada-sama. El le dio unas pelotitas que al golpearlas contra el suelo hacian ruido y luces de colores, en el Oshogatsu (año nuevo). Era un buen y sabio hombre, siempre amable con los niños. Su lugar esta en el Yomi de seguro...

Recién empezaba el interrogatorio y ya estaba pensando que Sichi le había mentido con lo de "tratar bien a los eta", o tal vez no le había entendido. Pero seguiría con el plan y haría un par de preguntas más de esta forma. Si decidía que no estaba dando resultados, cambiaría a un modo más agresivo.

-Muy bien, Eiko, dime. ¿Cuándo fue la última vez que viste vivo a Agasha? ¿Estaba acompañado por alguien? ¿Mostraba algún tipo de comportamiento raro en él? ¿Sabía de alguna persona con la que él se iba a reunir?- Dejé detrás las preguntas básicas sobre el testigo y me adentré en las preguntas básicas del interrogatorio.

No es una habitacion muy suntuosa. Un futon, junto al cual hay un tocador, un mueble con ropa, y una mesa con accesorios, son todo el mobiliario... Notas que hay unas flores frescas encima del mueble, que alivian el aroma del ambiente. Sobre la mesa, resalta el cuadro viejo de una mujer con ropas dragon, asi como dos wakizashis en un atrilcito. Todo esta limpio y ordenado.

 Me giro hacia el eta que había hablado, el podría saber algo -y dime ¿tienes, acaso, idea de quien pudo haber sido el último en ver a Iesada-Sama?- pregunté, con vos calma, pues no pareciera que mintiera sobre el destino del alma del alquimista. Luego vuelvo la cabeza hacia los otros 2, hablándoles mas secamente -también les pregunto a ustedes-.

 *Muy bien, lo mataron, pero hasta donde me dicen todos lo querían. O alguien me miente o me falta preguntar. La duda rondaba por mi cabeza, pero recién comenzaba con las entrevistas, aún faltaban los padres de Tesoro, ni hablar de el mismo, pues si tanto se movía por la zona, seguro sabía algo, algo que puede no compartiera con cualquiera.

Pues al final no habían robado las espadas, pero resultaba extraño que otro wakizashi ocupara el lugar destinado a la katana, lo que me llevaba a deducir que alguien acompañaba de vez en cuando al Agasha o que uno de ellos perteneciera a la mujer del cuadro. Pero de querer esconder algo, éste parecía el lugar más propicio para ello, pues el lugar de descanso de una persona acostumbra también a albergar sus mayores vergüenzas.

Así que le dí la vuelta al futón, imaginando que un hombre inteligente jamás guardaría nada importante en un sitio tan evidente, después revisé el mueble que albergaba la ropa, buscando entre las diversas prendas como si no hubiese sido una opción tan patética, pues era fundamental asegurarse. Siguiendo la misma teoría, moví el tocador y la mesa, perdiendo tiempo también en mirar debajo de ésta última, dejando para el final el cuadro.

Si esa mujer estaba muerta, sería el lugar dónde un hombre enamorado guardaría su corazón y sus secretos. Y por lo visto, antes del caos que había provocado, el difunto Dragón parecía alguien unicamente preocupado por sus experimentos y los remordimientos que le causara esa mujer.

El lugar esta pulcramente limpio e impoluto. A pesar de tu exhaustiva busqueda no encuentras ningun escondrijo o similar. Pero curiosamente, notas que la ropa en el mueble es toda de mujer. Algunas viejas, muchas nuevas, todas en buen estado. La mayoria con el simbolo del clan Dragon o al menos sus colores

-No. Eiko puede saber, o sino sus amigos fuera si salió. Agasha-sama solia ir al Mercado, al grande en la ciudad, y traia muchos paquetes.

Los otros dos asienten. El que habia permanecido callado comenta.

-Tambien iba a veces al distrito Pescador, a la zona de muelles. Lo vi en un par de ocasiones cuando estaba trabajando. 

-Ayer por la tarde, a la hora de Gallo, cuando vine a prepararle la cena. Estaba leyendo algo en su cuarto, solo. Le cocine lo que me pidio, deje todo listo y me fui, antes que empiece la hora del Perro. No se si venia alguien, Agasha-sama no me comentaba esos asuntos. Pero se que a veces tenia invitados, por los trastes que tenia que lavar a la mañana. Supongo que los haria venir mas entrada la noche. 

Hitomi era directa. Eso podía ser una ventaja o una desventaja dependiendo de con quién se hablase. Por suerte, eramos tres allí y el que directamente hubiera ignorado a Kasumi, desviaba la atención de ella. Eso debería permitirle mirar sin que se notase tanto. 

Aproveché mientras la sirvienta preparaba el té para mirar lo que había allí, buscando si había sake, harina y avena. Imaginé que si la sirvienta no estaba directamente relacionada con el crimen, los asaltantes podrían, tal vez, haberle sonsacado información en el mercado. 

Escuché sus respuestas, esperando un momento para poder intervenir. 

- ¿Cuánto tiempo llevabas a su servicio? - pregunté con calma. - ¿Le hacías la compra? Si era así, ¿qué solías traerle? 

Tenía cierta curiosidad por saber si le había servido con anterioridad a que se trasladase allí. Y en caso de que fuese reciente a quién servía antes. En realidad, había más detalles, como su familia. Después de todo, a veces la situación familiar podía afectar al comportamiento de las personas. Un marido borracho o con deudas podía causar problemas...

- ¿Tienes familia? 

El asunto de los invitados nocturnos era extraño, pero dudaba que las preguntas directas fuesen a servirnos demasiado. 

- ¿Cacharros? - pregunté dando a entender que quería más detalles. Después de todo, por el número de boles de arroz podía saberse el número de invitados. *

 Me pongo a pensar brevemente, algo me había llamado la atención -¿saben si alguno lo ayudaba con los artículos que compraba o pueden tener una idea de la naturaleza de esos paquetes que traía consigo?-.

 *Los alquimistas no suelen trabajar solos pensé para mis adentros, y es que normalmente tienen un pupilo, algún o alguna joven a quien les trasmitían los secretos de sus técnicas. Lo mas obvio se me viene a la cabeza *Pero si trabajaba solo... ¿que sería tan importante? y mas importante aún ¿podía ser la causa de su muerte?

-Desde hace tres años, cuando vino a la ciudad... Empece a trabajar cuando llego al distrito noble y permaneci a su lado cuando se mudo aqui. En cuanto a vuestra otra pregunta, no, no le hacia la compra... en el mercado no nos quieren ver mucho. El traia o hacia traer lo que deseaba.

Se mueve algo incomoda, retorciendose las manos.

-Tengo... familia. Esposo y tres pequeños... Ellos tambien tienen problemas? ¡Le aseguro que no tienen nada que ver, samurai-sama! ¡Si necesitan matar a alguien por favor, tomenme a mi!

Frunce el ceño levemente

-En el mercado no nos quieren si no es para recoger su basura... Ademas, para nosotros es mas barato comprar directamente a los granjeros y pescadores. No, Agasha-sama se arreglaba por su cuenta. En cuanto a lo que traia...+encoje los hombros expresivamente. Igual hace el resto, ademas con signos negativos. 

La desesperación de la eta era un poco molesta. Comprendía que se sienta así, puesto que era normal que a los eta se le acusen de asesinato y estos no podrían defenderse sin la ayuda de un samurai, y, obviamente, no había samurai dispuesto a ayudar a un eta.

-Todavía nada está decidido.- Le dije a Eiko. -Recuerde que los testigos que cooperan con la investigación generalmente son menos cargados con la culpabilidad o investigados, la razón es que si tienen el valor de hablar, es porque no tienen qué ocultar.- Obviamente, le decía una mentira, pero contal de tenerla un poco más controlada, valía la pena. Mi lealtad para con mi clan me decía que esta vez, debía actuar sobre el honor, esta vez. -Ahora, si ya se siente mejor, continuemos. Dijo que no hacía la compra, sino que enviaba a alguien. ¿Hay alguna razón para esto?

Tirada de mentira

La mujer continua tensa, pero contesta.

-No, sama, dije que él mismo hacia la compra y la traia, o bien la hacia traer con algun sirviente del mercader si hacia falta. Soy eta, como todos en el distrito... no nos quieren en el Mercado grande si no es para juntar los desperdicios. 

Ya se me estaban acabando las preguntas. Hasta ahora, todo lo que dijo Eiko era normal. -Dijiste que a veces tenía invitados y lavabas sus cuencos a la mañana. Más o menos, basandonos en la cantidad de cuencos, ¿podías decir cuántas personas habían comido la noche anterior? ¿era generalmente la misma cantidad o variaba?- Esperaba poder sacar al menos una cosa en limpio que pareciese sospechosa, y esto era lo más raro hasta ahora. El dragón mantenía su casa como lugar de trabajo, eso ya estaba claro. Se había mudado de todos los samuais y no le importó mirar atras con tal de seguir con sus investigaciones. Toda su familia estaba en tierras dragón. ¿Quién podía visitarle? ¿Un amigo que hiso en la ciudad? No resultaba facil pensar eso con el olor que hacía en su antigua vivienda, demasiado fuerte para lo demás samurais. Y no creía que se hiciera demasiado amigo de los eta. ¿Algún comerciante, tal vez? La sirvienta ya dijo que Agasha iba hasta el mercado, por lo que los comerciantes no venir hasta aquí para comprar los productos del alquimista. Aunque cabía la posibilidad de que el Agasha sea más del tipo investigador que del que hace sus pociones para venta. Me hubiera gustado preguntarle a Aiko que pensaba acerca de eso, pero estabamos en pleno interrogatorio, asique lo dejé para después. Si esta última posibilidad era cierta, entonces el Agasha pudo haberse reunido con alguien al que le notificaba o le vendía lo que descubría. Concluí que lo principal era descubrir con quien se reunía la víctima.

 No había mucho más que preguntarles, evidentemente no me aportarían mucha más información,por lo que procedí a formularles una última pregunta -¿vivía con alguien más, además de Aiko?-

Un amante.

Deduzco tras los detalles averiguados, porque habían sido bastante claros en que no tenía familia en la ciudad, y según parecia seguían en contacto o de lo contrario cabría la posibilidad de una ayudante que ahora mismo se encontraba desaparecida. Iba siendo hora de averiguar que le habían sacado a la sirvienta.