Partida Rol por web

Se lo agradecí con un gesto y me acerqué al hombre, sonriendo por debajo de la máscara al notar su actitud.

-"Me alegra ver que estas bien...-dije dejando las palabras en el aire- es lamentable que esto haya pasado no es así?-metí la mano en mi manga y saque un koku- espero que esto pueda ayudarte mi buen amigo- comente acercando la moneda, pero cerrando la mano antes de que la pudiese agarrar- por cierto anoche antes de todo lo que sucedió, había una persona que estaba bebiendo y que en cuanto empezamos a hablar se retiro, quizás tu sepas de quien se trata..."- comenté mirándolo fijamente a los ojos.

Me parece inaudita la desfachatez de esta mujer, pero hay demasiado en juego y ya que parece que sabe algo, mejor intentar conseguir lo que sabe.

Ignoro su comentario sobre los guardias y la verdad.

Esta mujer es una ingenua. Los samurais siempre dicen la verdad. Los heimin no. 

Hai, Ogura. Me encantaría saber como se puede conmover a alguien como vos... Todos queremos solucionar el problema que tenemos entre manos, neh?

Es buen hombre. Es normal que se retirara yo tmabién lo hice cuando empezaron a desenfundar espadas, Bayushi-sama. Ya les dije cuanto sabía. Comentóel dueño de la casa incendiada con evidente nerviosismo y temor.

He oído que la grulla es capaz de eso y más. No soy quien para decirles como hacerlo.

La miro, evaluándola...

Bueno, conmover es más vuestro negocio... Comento evitando darme por entendido... Pero, por supuesto, el clan pagará con holgura a la... cortesana que se os solicite.

Añado algo picado por tener que hablar de temas tan triviales.

Si quiere dinero, tendrá dinero.

Os suplico que nos tratéis como lo que somos. Cuando un samurai da su palabra no hace falta decir nada más. hará lo que haga falta por cumplirla. ya es como si estuviera hecho, así que os ruego que nos digáis lo que sabéis y seréis recompensada por vuestra diligencia, Ogura.

-"Oh si es buen hombre entonces con mucha más razón me gustaría conocerlo...donde puedo encontrarlo?"- pregunté directamente, sin dejar de mirarlo, quizás si prestaba atención podría ver mi ojo rojo, ese al que todos temían y por el cual muchos me miraban mal...

Okita estaba en parte asombrado y en parte deleitandose con lo que decía el grulla... eventualmente esperaba que llegara a eso pero definitivamente no se esperaba que se dijera tan directamente. evitaba sonreir supongo que algo debía decir, pero tenía que escoger las palabras sabiamente.

Ogura-sama, no os tomeis a la ligera la presteza de este asunto, y bien son ciertas las palabras de grulla-sama. pausó por un segundo 

-Ogura no es el tipo de persona que se deja llevar tan facilmente, y los grulla parecen carecer de los dones para negociar este tipo de asuntos, pero con los demás aqui...

Okita sabía a ciencia cierta como se deben tratar estos asuntos, para el no era una situacion del todo nueva, pero usualmente no contaba con compañia para esto. 

Estoy seguro que lo que os ofrece aqui grulla-sama es mas que suficiente, y de no serlo, muy seguramente podeis llegar a otro acuerdo que os complazca a ambos.  Pero tened por seguro que si la informacion es satisfactoria para nuestro cometido la no solo las fortunas recompensaran a usted por vuestra ayuda. Despues de todo, como ha dicho grulla-sama, no se debe dudar de la palabra de un grulla. El gesto de Okita señalaba con alabanzas a Kakita-san, y dejó un leve atisbo de sonrisa de satisfacción en sus labios.

Ogurasonrío maliciosa. No deseo vuestro dinero Kakita-sama.Se ganarmelo de sobras. Sólo deseo que me conmováis. Que me emocioneis con vuestra triste súplica. Era desde luego una extraña petición; aventurada y con tonos resentidos aunque no carente de cierto orgullo y malicia.Si os resulta tan importante, no dudaréis en hacerlo.

Odiosa mujer, es uncalificativo que se os cruza a todos por la cabeza.

Si tanto insistís -dijo con prisa y ánimo de acabar la conversación-Apenas vive a un par de calles de aquí pero ahora debe estar en el río recogiendo cangrejos.

Alegre de que soltara la información sin dudar, prosigo:

-"Entiendo, su nombre y como lo reconozco?"-

Debería avisarle a Nakato? No, es solo un hombre debo poder lidiar con ello...

La miro muy largamente. Sin decir nada. Sin mover un músculo. Sus palabras me han golpeado como una ráfaga de aire helado.

Todo mi ser se debate entre el deber y el orgullo. Una mujer de tan baja clase queriendo que un samurai le suplique. y encima con testigos. Con escorpión. Como se reirían. Qué dañaría más al clan? Terrible dilema. Si me rebajaba ante un ser tan inferior, sólo sería por cumplir lo que se me ha encomendado, pero el precio a pagar podía ser superior que el mal que pudiera reparar.

¿Qué le habrán hecho a esta mujer?

No soy el samurai que os causó el daño en el pasado... Aventuro por su extraña petición. Y no debéis culparme por vuestro pasado. Decidme el nombre de ese samurai y lo retaré a un duelo por las ofensas recibidas.

Le digo con tono contenido, evitando, al hablar, la tentación de cortarle la cabeza a esta cortesana arrogante que no sabe cual es su lugar en el orden celestial.

-Un duelo??! -Okita quedó sinceramente sorprendido por la ingenuidad del Grulla. Empezaba a estar harto de esto, pero le apetecía seguir viendo este maravilloso espectaculo, creía en este punto que ni una buena obra de Kabuki le parecería tan interesante.

Haku mantuvo el silencio durante toda aquella conversación. Su estilo no eran las palabras. Él se limitaba a observar y prevenir. Ese era su trabajo. Pero la situación hacia la que se estaba encaminando su compañero podría ser altamente peligrosa. Le acababa de dar carta blanca a la mujer para que eligiese un samurai que iba a morir. Porque si había algo que Haku no dudaba era de la capacidad del Kakita para el duelo. Y en su voluntad para cumplir su palabra hasta las últimas consecuencias.

Pero llegados a aquel punto, era difícil hacer nada para salvar la situación. Así que el Daidoji respiró hondo, mantuvo la posición y se quedó expectante.

Su nombre es Kano. Consintió al fin elhombre viendo quedesplazabas tu atención lejos de él.

Nací eta Kakita-sama. no debería considerar que tengo razones para quejarme sobre la conductade un samurai.Perolos quemás daño provocan son aquellos que se le asemejan. Pura virtud desatada como mil infiernos en mis dominios privados. Dijo con pétrea frialdad. cietamente a nadieleimpotaba los abusos deque pudiera ser objeto un eta, era su puesto en elórden celestial: su prueba.

Okita habia decidido que habia suficiente para el, la ingenuidad y falta de decision de los grulla Le impacientaban.

Y si se habia perdido mucho tiempo ya ? El recuerdo a veces atormentaba a Okita, era como una gota que caía siempre sobre la misma piedra, haciendo mella en su conciencia y le tenía cada vez mas intranquilo. La desaparición de una samaria-ko, aunque sea grulla, le traía especialmente preocupado.

Mas allá de la preocupación de lo que un grulla pensara de un escorpión, mantenerse en silencio en esta situación era ya insoportable para el.

Ogura-sama dijo haciendo una leve reverencia, suficiente para demostrar respeto mas allá de lo que el orgullo de un samurai a veces quiera permitir, no vinimos aqui a amenazar, o a sobornar. Dijo y luego pausando continuó manteniendo la reverencia, si vinimos aqui es porque vinimos a solicitar ayuda. Su ayuda para evitar que un mal se produzca, la ayuda para saber que se llevara justicia. No siempre se puede lograr, pero se puede intentar, y la virtud de un samurai no es siempre su deber al mantener el orden celestial.

Para obtener una flor hace falta desde la tierra donde plantar la semilla, el tallo y el sol. Todos tenemos un lugar, y sin el uno no puede existir el otro. Asi que si estas palabras, no valen para convencerle de que nos de se ayuda. No perdamos nuestro tiempo.  

En este punto okita llevantó la posición que mantenía, sus palabras habían sido enérgicas, se podía apreciasen ellas la convicción, que tras ellas habia algo, tristeza, rabia, frustración, quien lo podría decir. 

Al escuchar aquello asentí con la cabeza y salí presto al río, esperando encontrar al hombre recogiendo cangrejos tal cual me dijeron.

Mientras caminaba varios pensamientos venían a mi cabeza, pero procure apartarlos y concentrarme en la misión, miraba para todos lados, atento pero no paranoico, después de todo sabía que llamaba la atención y que ese no era mi territorio...

Me molestaba la forma insistente de llamar sama a esa eta despreciable, pero a fin de cuentas yo le estaba siguiendo la corriente, por lo que era tan censurable una cosa como otra. Las palabras de Okita estaban dichas ya, y al margen de lo que pudiera pensar de ellas, nada importaba. Todo dependía de la respuesta de la eta para actuar. había rechazado dos veces mis más que generosas ofertas, y con un eta era perder el tiempo usar las fórmulas de la cortesía entre samurais sobre los tres ofrecimientos de un regalo. Había quedado claro que Ogura nada sabía de cortesía.

Dudaba que esas reflexiones sobre el orden celestial hicieran mella en una personalidad baja, egoista y envidiosa como la de la eta. No tenía los elevados principios morales de nuestra casta, y la verdad es que ya estaba muy molesto por la ingenuidad y vanidad de esa eta.

Eso ha sido...manifestó la mujer Realmente poético, e inútil. Me consideráis unajovencita impúber que se soslaya con las novelas y las obras kabuki. No os hago perder tiempo. Buscad la mujer núbil que llore con vuestras palabras y os deseo que conozca el mundo que necesitáis conocer. Me habéis honrado con vuestra visita, más no quisiera reteneros contra vuestra voluntad. Sed libres de marchar.

Trás sus palabras se inclinó cortés.