Partida Rol por web

Karim debía de ser el único que pensaba que podían contra aquella panda de bichos viscosos, de hecho, podía ser que lo peor que pudiera pasarle, no era que lo infectaran, o que lo mataran, sino que por temeridad mataran a sus amigos y hermanos.

El era menos vulnerable a los ataques, o eso parecía en un principio, porque el dolor seguía siendo igual que el de toda la vida. Y quizás por eso fue el último en arrancar a correr.

Creía que podían hacer frente a aquellos seres, pero si bien era verdad que eran muchos, el problema estaba en que eran rápidos, y no tenían miedo a la muerte. Como si la inteligencia que los guiara fuera una especie de mente colmena, que priorizara el acabar con ellos, en vez de salvar las patéticas vidas de aquellos seres deformes.

Aquella idea, lidiaba de frente con su idea inicial de aguantar el asalto, porque en aquel momento pensó que seguramente podrían mantenerlos a raya durante un tiempo, lo suficiente para acabar con un buen puñado de ellos.

Sin embargo la situación se había vuelto rápidamente en su contra, y eso era un hecho innegable. Era como si aquellas bestias se hubieran empeñado en acumularse hasta tener un número apabullante de seres para poder arrasarlos.

Aquello, era ilógico en el mundo animal, era más propio de humanos. Y los humanos daban miedo, mucho miedo, porque por muy lógicos que fueran, eran completamente aleatorios.

Aun así, hizo como tenía previsto, ser el último muro de contención entre sus compañeros y los bichos, disparo a los que tenia más cerca mientras los demás iniciaban la carrera, y luego corrió tras ellos. Cada cierto tiempo, se paraba lo suficiente para abrir fuego una vez más, y frenar lo que pudiera a aquellas criaturas.

Seguía las luces que tenía por delante en el túnel, aunque la oscuridad lo envolvía todo cada vez mas. Pero solo podía pensar en una cosa, y es que un buen número de personas armadas podrían haber limpiado aquella pocilga subterránea hacia mucho tiempo. La humanidad estaba viniéndose abajo, y ellos habían llegado a aquel lugar para cambiar eso. Para dar esperanza y un motivo para luchar.

Tenían que salir de allí con vida. Tenían que hacerlo por la humanidad.

Me quedo un poco consternada al ver que mi tiro derecho a ser "nominado como mejor jugada a los bolos" se va al garete y, para colmo, lo único que consigo es que se despedaze un trozo de pared y algunos cascotes caigan del techo.
Lo que faltaba, ahora voy a cargarme el túnel que es nuestra única salida, pienso permaneciendo un momento inmóvil en el mismo sitio, de pie, pues sí que estoy siendo muy útil...

El malestar de haber fallado a mi compañera sabiendo que su idea era buena hace que tarde más de lo necesario en echar a correr; cuando por fin lo hago mis piernas tardan en reaccionar y noto que me cuesta ponerme en movimiento en condiciones. Clarisse ya está bastante alejada de mi y Karim me adelanta en el último momento. No quiero quedarme atrás, no debo quedarme atrás o seré la próxima comida de esos bichos, mis pensamientos me animaban ahora tras el batacazo que había supuesto mi fallido ataque rodante.

Envuelto por el frenético combate por nuestras vidas retrocedo poco a poco junto a Clarisse intentando abrirnos paso para una salida aceptable. Los bichejos nos están rodeando y no tardarán mucho en acabar con nosotros si no intentamos salir de allí. Como si mis pensamientos se hicieran realidad, uno de los monstruos nos rodea y no me doy cuenta de que se lanza a por mi hasta que es demasiado tarde.

- ¡Agh! ¡Mierda cabrón!- grito de dolor cuando su garra se clava dolorosamente en mi carne. Antes de que pueda hacer nada le vuelo los sesos a bocajarro, pero el cabrón ya me ha herido en el brazo y la sangre empieza a manar. Eso me abre los ojos y ahora tengo completamente claro que más que disparar tengo que correr. Y por lo que escucho Clarisse también piensa lo mismo. La cosa está jodida y más porque esta carrera nos agotará las máscaras.

Joder debería haber pedido un maldito lanzallamas...Con eso haríamos bichejos a la brasa y seguro que no tendríamos tantos problemas...

Clarisse consigue tomar la delantera con relativa ligereza, por eso es la primera en apreciar que a pocos metros de distancia el túnel también está cortado por otro desprendimiento similar al anterior.
Por suerte ésta vez parece haber otra opción, en la pared que queda justo a su derecha hay una compuerta "sólo para personal autorizado" que requiere una llave para ser abierta (*).

El resto del equipo siguen corriendo pero ambos chicos aprecian como Selene empieza a quedarse rezagada y a pesar de que intentan cubrirla todo lo posible las criaturas son demasiadas y la carrera no ayuda a afinar la puntería.

Antes de que se den cuenta Selene ya tiene a varios monstruos encima y aunque consigue apartar a un par de ellos a base de tremendos empujones el tercero consigue rasgarle un costado y da tiempo al resto de la "colmena" para que llegue hasta su posición.

Clarisse corría todo lo que sus fuerzas le permitían, pero sentía que no podría llevar ese ritmo durante mucho tiempo, aunque lo peor aún estaba por llegar.

Una mueca de terror se le congeló en la cara cuando vió que el túnel se encontraba cerrado, y a punto estuvo de dejarse caer de rodillas y darlo ya todo por perdido. Sin embargo, al girarse para comprobar como el fín se les echaba encima, vio la puerta lateral y el letrero sobre ella.

-¡Joder! Fue lo único que llegó a salir de sus labios cuando el corazón le volvió a dar un nuevo respingo, aunque esta vez por la nimia posibilidad de salvación, y no a causa de un nuevo horror venido de las profundidades de la tierra.

La mujer se precipitó hacia la puerta sin reparar en la grave situación en la que se encontraba Selene, con la mente únicamente concentrada en abrir aquello, ya que si no lo lograba lo único que los separaría de la muerte sería el tiempo que tardaran en agotar toda la munición de la que disponían. Sus manos temblaron, y luego recuperaron el pulso al recordar las innumerables operaciones quirúrjicas realizadas en una vida imaginaria pasada, y para las que se encontraban entrenadas, luego se pusieron a la tarea palpando la puerta y analizandola meticulósamente antes de tratar de abrirla.

A pesar de haber echado a correr antes que los muchachos éstos no tardan en pasar zumbando por mi lado, corriendo muy rápido, y veo que me quedo atrás, bastante atrás... pero intento no girar la cabeza, no quiero ver lo que tengo detrás aunque los sonidos de los bichos correteando tras de mi, cada vez más cerca, me impide centrarme en condiciones en la carrera por mi vida.

Más adelante las confusas luces de las linternas encendidas me dejan entrever que hay otro muro de piedras. Mal asunto, me digo a mí misma, pero segundos después veo con perfección a Clarisse intentando abrir una puerta a un lateral, en el mismo momento en que varios bichos se abalanzan sobre mi. Consigo apartar a algunos con fuertes codazos y manotazos llevada por toda mi rabia y frustación pero alguno de ellos consigue herirme en el costado y, maldita sea su suerte, eso me impide correr bien a partir de ahora.

- ¡Los tengo encima! - es lo único que consigo gritar mientras trato de seguir corriendo y de llegar a donde están el resto, a esa puerta por abrir que parece la única salida. Iros sin mi si no consigo llegar a tiempo... pienso aunque mis labios no lo pronuncian en voz alta porque no quiero creer que me quedaré aquí para servir de comida a esta manada.

El jadeo de la respiración era lo único que escuchaba mientras corría. Hacia tiempo, quizás segundos, puede que minutos, en que los continuos disparos cerca de su cuerpo habian producido una sordera a esa frecuencia. 

Sin embargo, podía sentir como el aire entraba y salia de sus pulmones con fuerza, quemando cada exhalación, a cada instante. Mientras sus piernas imprimían toda la fuerza que podían a sus zancadas, alejándose de los monstruos que deseaban comerse sus entrañas. 

Sentía que los dejaba atrás, que podía escapar de ellos, y sin embargo la pared sobrevino sobre ellos como un buitre ante una presa jugosa. No se lo podía creer, no tenían salida. Su mente viajaba mas rápido que sus ojos, como si estuviera borracho y no controlara lo que hacia o pensaba, buscando una alternativa a la muerte, una alternativa a la destrucción, una escapatoria para él y los suyos. Y en ese momento la puerta se materializo allí donde necesitaban en cuanto Clarisse la alumbro. 

Pero tenia que darle tiempo. Tenían que conseguir tiempo para dejar atrás aquellos seres. Era preciso contener la avalancha de cuerpos mutados y huesudos que se precipitaban sobre ellos. 

Se paro como un felino puesto a prueba en una guerra por el poder de una manada. Su cuerpo cambio la inclinación, para quedar encarado con los aberrantes perseguidores, en una posición desafiante, fruto de la desesperación y el animalismo que había enterrado en lo mas profundo de su ADN. 

Ahora, era una fiera desatada con un solo objetivo, defender al a manada, perpetuar la especie. Luchar contra todo lo que avecinara. No existían más opciones. Era luchar o morir, y moriría luchando. 

Grito, lo supo porque el aire de sus pulmones ardió, como si entrara en combustión. 

¡Aaahhhhhhhhh!

Disparo otra ráfaga de disparos y se concentro en los que mas cerca tenia Selene. No tenía intención de fallar un solo disparo, no tenía ningún interés en dejar escapar una bala a donde no debían ir, pero necesitaba barrer del mundo a aquellas alimañas. 

Selene estaba a punto de llegar a su posición, y la protegería, igual que al resto, siendo el ultimo escalón entre ellos y el infierno cobrado vida. 

Era consciente de tener un arma de filo, y aunque las balas no le duraran eternamente, seguiría allí todo el tiempo que hiciera falta, hasta acabar con el último enemigo, o hasta perder la vida. 

Maldita sea. Esos bichejos corren más de lo que parecía al principio. También cuenta que tenemos que abrirnos paso como podemos entre los escombros y medio a oscuras, pero los malditos no son precisamente lentos. Antes de darnos cuenta Selene comienza a quedarse algo atrás y los monstruos se abalanzan sobre ella sin dudarlo ni un momento.

Mierda no podemos gastar tantas balas en estas cosas...Si no los Vytrus gordos nos machacarán...Pero..

Observo como Karim comienza a disparar ráfagas para ayudar a Selene a escapar. De repente caigo en la cuenta de que no se dónde está Clarisse. Me doy la vuelta alarmado pero la encuentro frente a una puerta que parece haber descubierto recientemente. En seguida me acerco a ella para pegarle un tiro a la cerradura, pero decido esperar porque parece que la chica lista del grupo puede abrirla.

-¡Karim, Selene! ¡Vamos, rápido. Clarisse ha encontrado una puerta!- grito a mis compañeros para que se den prisa. Espero que la puerta no conduzca a un nido de vytruos o algo así...

Martin alcanza pronto a Clarisse así que opta por iluminarle bien la cerradura mientras apremia al resto, bastante tenso. Miesntras tanto su compañera palpa sus propios bolsillos todo lo rápido que puede hasta que recuerda el pequeño botiquín, lo abre y saca el pequeño bisturí que hay dentro. Una vez en sus manos mira de reojo a Selene y Karim pero les ignora para conseguir concentrarse y mueve la aparatosa herramienta con maestría hasta que la cerradura produce un sonido seco y la puerta se abre dando paso a una pequeña sala de mantenimiento con varias taquillas vacías y un par de taburetes. A un lado se extiende un pasillo estrecho y mal iluminado que sigue el trayecto del túnel que permanece cortado por las rocas.

Selene apenas puede ponerse en marcha cuando toda esa jauría de criaturas empiezan a saltar pero entonces empiezan a ser abatidas por los disparos de Karim así que la chica no pierde el tiempo y se da la vuelta corriendo hacia la puerta cubierta por su compañero más corpulento.

Pronto todos estáis dentro, cerráis y sostenéis la puerta que es embestida repetidas veces hasta que los golpes cesan y el silencio vuelve a reinar en el infierno subterráneo en el que os habéis metido.

Vuestras máscaras marcan el 20% de su capacidad. Ya estás en "zona roja" y Clarisse calcula que eso os quedan unos 10 minutos de margen antes de que dejen de resultar operativas.

Karim esta descargando aun toda la adrenalina que puede, en cuanto observa que el indicador del oxigeno empieza a llegar a su límite intenta respirar menos veces, pero la cosa no va muy bien.

Clarisse que es este lugar…

Dice sin apartarse la puerta, que está firmemente sujeta tras su espalda bañada en sudor.

El cañón del arma le roza la pierna caliente, y lo deja caer al suelo, agarrando este por la correa. Se mantiene en pie, después de las proezas solo a base de fuerza de voluntad. Está minado física y síquicamente.

Déjame echarle un vistazo al mapa para ver si aún estamos lejos de donde se supone que deberíamos estar.

Le tiende la mano. Clar, es la más frágil de todos, en el sentido más abstracto de la palabra, porque el grandullón nunca ha dudado de su capacidad para convertirse en una superviviente. Si bien sabe, que saldrán de esa misión de locos gracias a ella, a veces creía que sería mejor darle un poco de apoyo moral.

Bueno, ahora ya conocemos uno de los secretos de estos túneles, y podremos evitarlos. Al menos me queda esa esperanza.

Una vez más mira como están del oxigeno. Menos del 20%, sin duda tienen que bajar el ritmo, o encontrar una balsa de oxigeno en algún lugar.  

La puerta se abrió en el último momento y todos entraron con los monstruos de las tinieblas pisándoles los talones. Durante los segundos que la mujer mantenía la puerta abierta, preparada para cerrarla en cuanto sus compañeros la hubieran atravesado, Clarisse pensó que Selene no llegaría a tiempo, pero gracias a la ayuda de Karim, su compañera fu capaz de llegar a la puerta, y tras cerrarla apresuradamente, todos hicieron fuerza para que aquellas cosas no la atravesaran o la echaran abajo.

Unos angustiosos segundos despues, los atronadores ruidos ccausados por los golpes cesaron, y el grupo se quedó en el silencio de aquella oscuridad, jadeando a causa de la frenética carrera. El primero en hablar fue Karim, y los ojos de Clarisse le dirigieron una mirada desde el otro lado del cristal de su máscara.

-No es el lugar al que esperaba que llegáramos. Le respondió con una voz menguada a causa de la máscara. Ese túnel de ahí fuera nos habría hecho dar un rodeo, pero habriamo llegado al otro túnel por el que queriamos pasar, claro que también estaba cortado por otro derrumbe como visteis. Ha sido una suerte tener esta vía paralela, pero hay que mirar en el plano a dónde lleva. No contaba con meternos aquí.

No contaba con nada de lo que ha ocurrido... Pensó sin ganas de seguir hablando, mientras intentaba recuperar el ritmo normal de su respiración para dejar de consumir tanto oxígeno de la máscara. La mujer se apoyó contra la pared y cerró los ojos mientras escuchaba a sus compañeros tras pasarle el plano a Karim para dejarle mirar a él.

Ya casi me estaba dando por vencida cuando noté que los bichos que tenía encima desaparecían, saltaban y volaban todo a la vez. Al mirar hacia arriba el rostro desafiante de Karim y los disparos de su arma me d¡eron la bienvenida a la realidad y eché a correr donde aún veía la luz de la linterna de Clarisse.

Al llegar a la puerta casi tropiezo por las prisas y los nervios antes de meterme dentro y echarme a un lado para permitir que Karim, que iba justo detrás mío, entrase también.
Tras cerrar la puerta me quedo pegada a ella, está fría y mi espalda demasdiado caliente por la carrerita así que es agradable, pero no tanto cuando los golpes del exterior me remueven las entrañas, por suerte no son tan fuertes como para traspasar la compuerta.
Cuando los golpes cesa y el silencio vuelve tardo un minuto o tal vez dos en recuperar un ritmo cardiaco y respiratorio medio normal.
- Gra... gracias. Gracias por salvar, por salvarme la vida, grandullón... - consigo decir casi por fascículos a karim, con una sonrisa sincera bajo mi máscara que muy posiblemente ni siquiera se llegase a ver.

No consigo decir nada más, oigo la conversación entre Clarisse y mi salvador como si un extenso eco inundase la habitación y me llegase a los oídos cada palabra difuminada. Tal vez nunca vuelva a oír bien... pero al menos estoy viva, pienso con la tentación de quitarme la máscara para palparme las orejas, cosa que por supuesto no termino haciendo... No aún. No se me pasa por alto el gasto que he hecho del aire que me provee la máscara que llevo.

Ahora habrá que ver a dónde nos lleva la puerta que acabamos de cruzar.

Si no fuera por la máscara y el alboroto de los bichos, probablemente se escuharían mis jadeos una vez conseguimos cerrar la puerta de lo que parece ser una antigua sala de mantenimiento. Gasto de munición excesiva, gasto de filtro de las máscaras, casi se comen a Selene y Karim y yo nos hemos llevado también un "recuerdo" de los reptadores. No es precisamente un buen resultado. Sin embargo, parece que la suerte nos sonríe mínimamente pues la sala de mantenimiento no es cerrada, sino que parece ser que es un punto de unión, y nos permite avanzar paralelamente al pasadizo que estaba bloqueado por el muro de rocas.

-¡Joder! Arf...Esas cosas casi nos meriendan las muy hijas de perra.- digo recuperando el aliento y de paso echando un vistazo a las balas que me quedan y el porcentaje de nuestras máscaras.- Estamos jodidos. Las máscaras casi se nos han agotado, y seguro que esas cosas no eran más que una avanzadilla vytrus. Por no decir que nada nos asegura que tengamos que hacer más carreras...y no creo que esto nos de para muchas más.- intento no sonar decaído, pero la verdad es que estoy algo fastidiado. Si nosotros fallamos Epsi muere...

- Supongo que no nos queda más remedio que seguir y encontrar algún bicho del que podamos sacar sangre envenenada. No creo que los bichitos de atrás nos sirvieran...¿o si? - pregunto de repente cayendo en la cuenta de que es posible que su sangre si sirviera de antídoto. Aunque claro a ver quién aguantaba toda una carrera con esas cosas detrás.- En fin, vamos adelante...Intentemos no respirar mucho ¿eh?.- termino bromeando sin demasiada efusividad y adentrándome en los nuevos pasadizos fusil en mano.

Por desgracia para vosotros en el mapa sólo constan las líneas de metro en sí por lo cual no tenéis manera alguna de saber exactamente por dónde se mueve el túnel de mantenimiento pero intentáis intuirlo ya que de todas formas no tenéis más opción que seguirlo.

Lo difícil llega cuando comprobáis que no tiene una salida si no varias. Procuráis poneros de acuerdo entre todos usando la brújula pero resulta más difícil de lo que parece y además el hecho de que el oxígeno empiece a agotarse no ayuda a que penséis con claridad y tranquilidad.

Al final, y tras alguna que otra equivocación, conseguís llegar hasta un túnel amplio y lleno de murciélagos que se marchan en cuanto empezáis a recorrerlo. Por suerte éstos no parecen haber mutado de ninguna forma rara.
Repentinamente, una gruesa compuerta de metal cierra el paso. Es tan grande y contundente como las que ya encontrasteis al principio que servían para pasar de la zona poblada a la peligrosa pero aquí no hay absolutamente nadie vigilando.

Tampoco encontráis ningún tipo de apertura aparente, ni manivela ni rendija... Concluís que puede que toda ella se eleve hacia arriba o algo parecido pero su superficie es tan lisa y perfecta que probablemente sea la "construcción" más avanzada que habéis visto hasta el momento en ese lugar. Ni siquiera la gran fuerza de Selene consigue aboyar su metal.

Tras unos segundos de inspección más detallados, Clarisse encuentra algo diferente, una superficie un poco más hundida. Al tocarla con cuidado un pequeño panel númerico completamente intacto aparece frente a ella esperando un código.

Mientras esto ocurre todos empezáis a notar algo de mareo debido a los gases que empiezan a penetrar en la máscara...

Sin otro camino para seguir, el grupo al completo continuó avanzando por el pasillo de mantenimiento que se extendía frente a ellos, dudando a cada nuevo paso sobre el lugar al que los llevaría aquella nueva ruta que se les escapaba del mapa.

Esto no va bien. Al menos antes teniamos la guía del mapa como apoyo, y ya lo llevábamos mal. Pensó Clarisse. Pero ahora es peor. Ni siquiera sabemos en donde podemos estar, ni hacia donde caminamos.

Lo siguiente fueron varios debates sobre qué camino seguir cuando en el pasillo aparecieron frente a ellos varias salidas del mismo, pero ante la opción de dar media vuelta, continuaron caminando por la salida que acordaron más adecuada, hasta llegar a un nuevo obstáculo en forma de imponente compuerta, tras ser sorprendidos por una bandada de murciélagos a los que no pareció gustarles los intrusos.

-Extraño... Dijo Clarisse. Esos animales necesitan grandes cantidades de oxígeno para vivir. Sus pulmones son voluminosos para su tamaño. En un aire contaminado como este habrían muerto, o en el mejor de los casos mutado para poder sobrevivir, como las cosas que dejamos atrás.

Mientras buscaban el modo de abrir aquella puerta, la mujer miró el medidor de la máscara y se preguntó si no estarían equivocados en cuanto al supuesto aire nocivo del lugar, pero una repentina desorientación y mareo, provocó su alarma. Se palpó la máscara, comprobando que se encontraba bien sujeta, y continuó la búsqueda hasta que halló el panel numérico.

-¡Mirad! Les gritó a sus compañeros para que se acercaran. Puede que esto abra la puerta, y tal vez sea la puerta de la que nos habló el señor Wan. Clarisse estaba situada frente al panel, observando el teclado numérico y la pequeña pantalla. 3, 1, 5,... susurró. Esos eran los números que Wan recordaba de la combinación, pero necesitamos otros tres. ¿Alguna idea antes de empezar a tocar nada?

Si ya estaba lo bastante fastidiada por las heridas que me habían hecho, el andar desorientados y sin saber muy bien a dónde iríamos a parar no me subía los ánimos ni ayudaba a que mis heridas dolieran menos.

Cuando unos murciélagos aparecieron desde la más inmensa oscuridad pegué un bote hacia atrás que casi me hace caer de culo debido a la fuerza de mis piernas que aún no controlaba del todo. Me repongo como puedo y sigo, de nuevo la última de la fila, al resto de mis compañeros.
Si logramos salir de aquí con vida juro que no querré oír hablar de paseos subterráneos por muchos años... pensaba intentando evadirse aunque fuesen unos míseros minutos de todo lo que estaba pasando.

Tras un buen rato caminando y palpándome las heridas con cuidado llegamos ante una enorme puerta que me recuerda a aquella que nos encontramos al despertar. La que me hizo darme cuenta de mi don, la que levanté con mis propias manos sin demasiado esfuerzo... la que me hizo ver que era especial.
Sin pensármelo demasiado, presa de la frustración, me acerco e intento levantarla tal como hice con aquella, pero esta vez no funciona. No se mueve. Tal vez el estar herida merme mi fuerza, pienso en un principio, pero al examinarla con más detalle gracias a la luz de las linternas, puedo ver que no es como aquella puerta, ni de lejos. Desde luego mi don no servirá esta vez...

De pronto Clarisse toca en alguna parte provocando que una pantalla muy muy pequeña con un teclado numérico se muestre ante la mujer rubia para sorpresa de ella y de todos. Por mi mente pasa la conversación con Wan en el mismo instante en que ella lo nombra. Sin duda alguna esta no es una puerta cualquiera, debe tratarse de la que el hombre mencionó, pero seguimos sin saber cómo termina la clave que hay que insertar.
- ¡Miremos en el mapa! Quizá haya alguna pista sobre los números de este panel. - exclamé, era la única idea que se me ocurría. Sin duda a nuestra lista compañera ya se le habría ocurrido mirarlo, sin duda, pero no era momento de dar ciertas cosas por sentado.

Después, sabedora de que allí poco podía aportar me puse a ojear a mi alrededor buscando algo que pudiese ayudar, mientras notaba ciertos mareos. Miro asustada el medidor de la máscara y rezo en voz baja porque el aire realmente no sea nocivo para nosotros o no tendremos ninguna oportunidad ni de seguir adelante ni de salir por donde hemos venido.

Karim no perdía de vista a Selene. Los ataques le habían hecho mella, pues sus heridas habían pasado a un segundo plano para él. Puede que ese fuera su verdadero poder, ser muy cabezón y no acordarse de sus heridas.

Cuando los murciélagos casi hacen caerse de culo a Selene, le puso una mano tranquilizadora en el hombro antes de seguir.

Cuando llegaron a la puerta empezó a discurrir. Si aquella puerta era la compuerta que el viejo Wan había dicho, es que estaban más cerca del final del camino de lo que pensaban.

Pronto Clarisa descubrió el lugar donde tenían que introducir los números. Así que él como todos los demás empezó a darle al coco.

Ilumino el mapa para que lo miraran todos, y luego dijo.

Yo creo que si el viejo solo dijo tres números, significa que no había repetidos, sino lo hubiera comentado. Solo son 6 números, y tenemos la mitad. Así que habría que descartar tanto el 3, como el 1 y el 5. Nos dejan fuera el 2, 4, 6, 7, 8 y 9.

Clar, puedes hacer una prueba aleatoria con números para ver si el trasto ese da alguna pista. ¿O quizás se estropee si lo toqueteamos?

No tenía muchas más ideas, pero no podía ser tan complicado. Eran solo seis números, luego cayó en cuenta, de que las combinaciones eran muchísimas y tardarían mucho tiempo en probarlas todas. Eso siempre que no se estropeara el sistema de opertura al toquetearlo.

-No lo sé. Respondió la mujer a Karim. Tengo que estudiarlo mejor para saber si el dispositivo tiene algún tipo de seguridad que impida usarlo tras cierto número de intentos. Pero la idea de los números no es mala y podemos empezar probando con eso.

Y espero que sea suficiente, por que no tenemos tiempo para probar, ni pensar en mucho más. Pensó la mujer intentando calmar los nervios que volvían a aflorar en ella. Bueno, esto no puede ser más estresante que una operación quirúrjica a vida o muerte...

El pulso de Clarisse volvió a calmarse y la mujer recuperó la determinación y seguridad, de la que hacían gala las personas dedicadas al oficio que se le había implantado en los recuerdos que aún quedaban en su memoria. Se concentró en el panel que tenía frente a ella y lo estudió con detenimiento antes de empezar a tocar anda, intentando hacerse una idea clara de su manejo

Mierda, ya ni me acordaba de los "números de Wan". El problema de abrir la compuerta era casi peor que el de los bichos asesinos. Al menos a ellos te los podías cargar a balazos a las malas...Pero en esto...¿Qué podemos hacer?. Yo aqui no sirvo para absolutamente nada. Ni siquiera me acordaba de los números que nos dió Wan como para ser el cerebro que resuelva el problema. La impotencia que siento ante la situación me obliga  ahacer aspavientos de desesperación y a cagarme más de una vez en el sistema de seguridad.

- No joder, tenemos que encontrar de alguna manera la combinación correcta. Probando nos podemos tirar una eternidad, pues hay un montón de combinaciones posibles...Y eso si tenemos suerte, porque si encima el cacharro se estropea si lo toqueteamos mucho podemos estar jodidos de por vida.- gruño cabreado aguantándome las ganas de inflar a balazos el panel numérico. Se que mis quejas no sirven de nada, pero no puedo evitar lanzarlas. Epsilon, y ahora nosotros también, se muere y la cantidad de tiempo que nos quita esto es enorme.

-A lo mejor los apuntó por algún lado o algo así.- digo desesperado mirando las paredes, con la estúpida ilusión de encontrar la respuesta escrita delante d enuestras narices.- O yo que se. ¿Alguien vió algún número en el laboratorio o cualquier cosa por el estilo?- pregunto finalmente intentando recordar si he visto algo parecido a una serie de números, aunque se que en mi caso es inútil, pues aunque la haya visto ni me acordaría.

Cada uno intenta hacer sus propias cavilaciones respecto a la combinación numérica pero la verdad es que resulta muy complicado intentar encontrarle una lógica cuando desconocéis por completo incluso quién debió poner la enorme puerta en ese sitio. Lo que está claro es que lo que hay detrás debe de ser muy importante... o peligroso. O puede que ambas cosas.

Clarisse observa con el mayor de los detenimientos el pequeño panel pero no hay mucho que destacar a simple vista. Debería abrirlo para poder conseguir extraer información útil pero no dispone de las herramientas adecuadas ni del tiempo y además sería muy arriesgado, es evidente que ese portón posee unas medidas de seguridad bastante más contundentes y avanzadas que las vistas hasta el momento.

Karim observa el mapa y los únicos números que consigue extraer de él son los de las líneas de metro aunque sólo hay cinco y aún así, ¿cuál sería el orden correcto?, ¿cuál de los números debería repetirse....? Siguen faltando pistas para poder componer algo coherente.

Selene mira alrededor pero aunque no le gustaría admitirlo se siente tan mareada que acaba pro dejarse caer sobre una roca empezando a sentirse un poco atontada. Quizá debería intentar moverse más para evitar acabar "dormida" pero siente que no puede, los músculos empiezan a fallarle y a descoordinarse mientras el sudor empapa su espalda.

Es entonces cuando ve algo que le llama la atención. Un pequeño punto de luz incide en su pierna izquierda. Levanta la mirada y contempla un pequeño agujero en el techo del túnel que probablemente llegue al exterior aunque es demasiado pequeño para resultar útil, apenas cabría un pequeño roedor a través de él.