Partida Rol por web

Después de mucho pensarlo, Niella decidió escribir una carta a Zaendar. No sabía bien que decirle ni como, al fin y al cabo, nunca se había atrevido a hablar demasiado con él, más allá de ponerse colorada como una manzana y él siempre había estado centrado en los estudios de magia, ignorando casi todo lo que pasaba en la torre.

La carta resultó ser una sarta de explicaciones sin sentido sobre quien era, un deseo de que el portapergaminos fuese de su agrado, un montón de inconexiones que intentaban disimular lo que sentía, nada de lo que había vivido hasta el momento y una referencia muy vaga al incidente que hizo que tuviese que marcharse de allí. Si bien es cierto que ya estaba sentenciada por su el ave en el que se convertía, la reacción en cadena que causó al intentar impresionar al chico con un hechizo no ayudó a que la mirasen mejor. No sabía si la habría perdonado, lo dudaba mucho, pero de una cosa estaba segura: la habitación donde la pillaron haciendo magia aún olería a esa extraña mezcla de azufre, plumas quemadas y perro mojado.

La carta también finalizaba con una pregunta sobre el paradero de Mógan o de Equu, así como si habían visto algún heraldo y a modo de adorno introdujo una pluma blanquinegra, para que quedase aún más claro quien era. Totalmente avergonzada, buscó un mensajero en la ciudad para que llevase la carta hasta su tierra natal, aún siendo consciente de que no había escrito más que estupideces. Era una carta patética pero nunca se sabía... y además, no estaba mal que supiesen que seguía viva. Al fin y al cabo nadie iba a encerrarla a aquellas alturas por estropear la pureza olorística de una sala común. O por llenarlo todo de brea.

La chamana se había entretenido mirando la partida de, riéndose de vez en cuando alguno de ellos debía de comerse varias cartas o le rebotaba lo de otro, totalmente ausente de la conversación importante que sus compañeros tenían. Sin embargo giró el rostro rápidamente, como si alguien la hubiera llamado, volteando el cuerpo para colocarse de espaldas a ellos.

Dime, ¿qué pasa? – Habló sola, especialmente atenta a la “conversación” que tenía, más callada y pendiente de lo que había estado en su vida, resultando incluso raro para el resto. Si alguno de sus compañeros alzaba la voz le mandaba a callar estirando el brazo o siseando con la lengua, guardando toda la atención a la charla que le estaban dando. Aunque no le escuchaban sí podían verla gesticulando: Asentía mucho, sorprendida en algunas ocasiones y confusa en otras, mordiéndose el labio inferior en alguna frase suelta que no le había gustado. Además movía las manos, dando pequeños golpes sobre su regazo como si estuviera imitando los movimientos de su invisible amigo, uniendo después los dedos índice y pulgar para señalar algo de pequeño tamaño mientras volvía a asentir.- Espera, espera, ¿es en serio? Repite eso.- Pidió a cualquiera de los dos que le dieran un papel y tinta con la que apuntar, apurándolos al sentir que la información se la olvidaba.

Al tener uno se colocó mejor en la mesa, dibujando una especie de ovoide cónico semejando a un huevo y varios círculos, puntualizando estas últimas figuras.

¿Seguro? ¿Así? – Volvía a recalcar los círculos varias veces antes de dejar el pincel a un lado con su sonoro golpe, animando a su grupo para que se acercara.- ¡Lo tengo! Prestad atención.- Esperó a que Niella y Ratko tomaran asiento frente a ella, girando el papel para que pudieran verlo.- Huevos y patatas, un poco de cebolla, no demasiada dice.- Volvió a hacer pequeños golpes con el dorso de la mano abierta sobre la mesa, simulando ser un cuchillo.- Hay que cortar en pequeños trozos así y…- Y así explicó la receta de una tortilla lentamente, dando todo lujo de detalles de cuantas vueltas tenías que darle al huevo o el tamaño exacto de los cortes de las patatas, tirándose incluso media hora en una exhaustiva charla sobre cocina, tan concentrada en su cometido que incluso había un destello de ilusión en sus ojos.- … la sacas y está lista para servir. ¡Voilá! – Gritó mientras estiraba los brazos, contenta de haber logrado explicar todo tal cual le había comentado su amigo, aunque cansada por tantas emociones.

Se dejó caer en el asiento agotada, secándose varias gotas de sudor que caían por su frente usando su túnica cuando cayó en una última cosa.

Ah sí, también ha dicho que Mogan es un respetado mago Equu, un centauro de esos que viven al oeste de Gecu, bajo un volcán. Al parecer allí hay un poblado en mitad del claro de un bosque.- Se encogió de hombros quitándole importancia a la información aunque claramente era lo que necesitaban para avanzar.- En cualquier caso, ¿cuándo cenamos?

Ratko había tenido suerte con Shany....o tal vez atracción fatal pero el caso es que  su  presencia intimidaba y eso que había estado haciendo una especie de curso para que su sonrisa no pareciese la de un circense diabólico... Bueno eso era complicado porque era un demonio... pero creía haber estado avanzado o esa pensaba o tal vez se estaban quedando con él para animarlo porque era el jefe pero a la hora de la verdad no conseguía que ninguno de los miembros del gremio o del pueblo le contase algún churreteo útil que era lo que precisamente necesitaba lo que lo ponía de mal humor, hacia que le saliesen ojeras, sus incisivos se hacían más pronunciados y sus ojos brillaran con mayor intensidad algo que además incrementaba el vacío de la ausencia de su orumita.

En aquellas lides de su infrustiosa investigación se encontró regustando con desgana una cerveza cuando vio el espectáculo de Polixena, sonaba muy bien la receta que había conseguido de las animas sobretodo con una cerveza al lado... Pero cuando se quedó patidifuso fue cuando les dijo exactamente lo que andaban buscando.

- Polixema... Voy a tener que subirte el sueldo... ¿Te parece bien darle esa receta a la cocinera y cenar en veinte minutos?- le sonrió con afecto... Ocultando los colmillos no fuera que pensará cosas raras.

El día que Polixena les citó para hablar de sus descubrimientos, Niella parecía completamente ida. En realidad llevaba dos días muy rara, con expresión ausente, mirada perdida, caminando con piernas de gelatina y ritmo y sonrisa de haber estado rebuscando y consumiendo alguna de las extrañas hierbas que la druida solía recoger y secar. Por un momento dio la impresión de que ni siquiera estaba escuchando aquella información tan importante, soltando extraños ronroneos en momentos poco adecuados.

—Equu no está lejos de Ran's... de la Torre— al mencionar el lugar en el que habían estado un año atrás, la dibumae amplió aún más la estúpida sonrisa, ensoñadora, como si se alegrase de pasar cerca de allí— También ha habido desapariciones por allí, seguro que hay más Heraldos. O eso me han dicho...Sí....

Tsk Urraca Estúpida. ¿No te das cuenta de que es MUY raro que esté en ESA torre?— la parte racional de Niella intentaba hacerla reaccionar y evitar que se estampase contra la pared— ¿Y que pasar de no conocerte a esto es MUY RARO? ¿No te parece que está saliendo demasiado bien? ¡Eh! ¡Cabezadechorlito! Vuelve a la realidad

—¿Entonces los Equu son centauros?— preguntó moviendo los hombros como si se estuviese rascando contra un árbol y reprimiendo a duras penas la emoción — Es una raza muy antigua, ¿no? ¿Alguien los ha visto?

Las siguientes horas fueron decisivas. Tras haber puesto en común toda la información obtenida, había un objetivo claro: había que llegar a la aldea Equu, una raza centenaria que vive al margen del día a día de la sociedad humana y que ahora parece cobrar un protagonismo sin precedentes. Allí os esperaría el Sabio Mogán, si es que realmente existía esa persona.

Por fortuna, se contaba con la información necesaria para saber en que dirección ir, aunque no sería sencillo puesto que desde la ubicación de la sede habría que llegar al puerto de Rans's y ya desde ahí tomar un barco que os lleve al continente más al oeste.

Si no os fallaban las previsiones, serían más de 10 jornadas de viaje, y todo para encontraros con alguien a quien no conocéis y que podría daros respuestas. ¿Existirán mejores opciones? Por desgracia no.

Muchos del gremio querían acompañaros en vuestro viaje, pero aumentar el número de integrantes implicaría aumentar los suministros y también llamar más la atención. Debían quedarse y mantener la normalidad, vigilarse los unos a los otros y proteger el buen nombre de Los Nunca Olvidados.

Tan solo ustedes teníais los conocimientos y la capacidad suficiente para enfrentaros a esto ¡y había que ponerse manos a la obra!

10 JORNADAS DE VIAJE

SEDE DE LOS NUNCA OLVIDADOS -> PUERTO DE RANS'S

(Número de cartas de viaje hasta el puerto de Rans's: 3)

La joven Niella seguía flotando, aunque no había dicho a sus amigos el porqué, mientras la parte racional de su ser le gritaba con todas sus fuerzas que no pensase como una estúpida. Sin embargo, y a pesar de flotar como una nube, tenía la cabeza lo suficientemente bien puesta como para buscar con la mirada alguna Hemaflora. Les había salvado la vida en su anterior viaje y a ella le había sacado de muchos problemas en su caminar. También les vendría bien provisiones. Un conejo gordo y torpe podría hacer que el viaje fuese menos tenso y tener una animada charla delante de una hoguera.

—Pensé que la torre se había caído.— comentó la joven con tono despreocupado— Creo que los archimagos no nos dijeron toda la verdad.

Si ya de por sí le costaba mantener la concentración en un mismo punto durante unos minutos, no podía imaginar lo aburrido que estaba siendo el viaje para Poli.

Durante todo el trayecto intentó buscar cualquier cosa por entretenimiento, ya fuera jugar al “veo veo” con sus amigos invisibles, cantar canciones de viaje o a adivinar el personaje a base de imitarlo, aunque casi siempre a la chamana le tocaba imitar a Ratko a base de fruncir el ceño, entrecerrar los ojos y poner cara de estreñido. Sin embargo lo que más caracterizó todas aquellas horas era una única pregunta que repitió prácticamente cada diez minutos.

¿Falta mucho? – La respuesta no le gustaba y el paisaje era tan monótono que dejó de ver caras en las nubes o ponerle nombres a los pequeños bichos, llegando al extremo aburrimiento de prácticamente tumbarse sobre el caballo.- Niella, ¿queda mucho? – Otra palmera, otra roca y más tierra, así horas y horas.- En serio, ¿queda mucho?

—¿Pero qué dices Poli? Si ya hemos llegado— respondió Niella a la decimoquinta vez que le preguntaron— No me extraña que no te des cuenta, con el escándalo que están montando tus amigos. Por cierto, uno de ellos me vino anoche a gritarme al oído mientras dormía. Averigua quien es y porqué lo ha hecho, por favor. Que ni en sueños puede una descansar.

La dibumae miró divertida a Ratko, esperando encontrar algún tic nervioso que delatase el estrés por el que debían de estar haciéndole pasar.

Durante el trayecto, divisasteis una pequeña aldea humana. No era muy grande, pero parecía estar en activo.

Había una humilde posada que por un simbólico precio os dejaría tanto comer como descansar en ella.

Pero lo más llamativo fue que en su lugar más oscuro se encontró a un mercader encapuchado, siniestros, que ofrecía de forma cautelosa algunos objetos por lo que él consideraba un precio acorde...

Parecía que lo único llamativo dentro de sus bienes era una armadura de escamas negra. Él decía que era mágica, de muy buena calidad.

Niella parecía manejar perfectamente a la chamana, puesto que su pesadez hacia el resto se vio terriblemente reducida al buscar al culpable entre sus compañeros fantasmas, viendo que cada uno echaba la culpa al otro durante horas, las mismas que duró el viaje. Durante el trayecto sólo podían escucharla murmurando, haciendo pequeños juicios funcionando como una abogada que acorralaba al acusado en el atril a base de preguntas sin sentido para saber su coartada, sin hallar nada más allá que un gruñido al terminar.

Cuando quiso darse cuenta ya habían llegado a una aldea, creyendo que era el lugar donde tenían que ir.

¿Esto es Gecu? – Oteó por el frente, fijándose en los humanos que pasaban por su lado con cierto recelo.- ¿Dónde están los centauros? ¡Mentirosos! – Estaba desilusionada, tirándose sobre el caballo en una posición nada cómoda y que parecía que iba a caerse a un lado de un momento a otro cuando se percató de la armadura del mercader.

Ella estaba acostumbrada a prendas más “abiertas”, por no decir que lo único que cubría su cuerpo desnudo era la capa que le había cedido Eärendil, pero debía admitir que había algo en esa coraza que le llamaba la atención.

No sabemos cuándo volveremos a encontrar un mercader, tal vez sea buena idea comprarla.- Miró a un lado, la misma dirección donde había un pájaro picando unas migas de plan antes de asentir.- Dicen que tengamos cuidado, que recuerdan un caso de una muchacha que cogió un colgante y casi la espicha por ello.- Se encogió de hombros, sin saber si este era el caso o no.- Si queréis puedo probarlo.

—No soy una mentirosa— protestó Niella mientras trituraba en una bolsita las hierbas que había encontrado. Estaba muy satisfecha de haberlas descubierto y aunque sabía que había sido cuestión de suerte que hubiesen estado en el camino, se sentía muy orgullosa por haberlas podido identificar mientras montaba.—Hemos llegado Llamabierta, la posada donde teníamos previsto descansar. Siempre desconectas de la última parte de lo que decimos, Poli. Ya te vale.

La dibumae podía ser una mentirosa, pero estaba claro que pasaría cualquier test de la verdad, dada la seriedad de su mirada al decir aquello a la druida.

—¡Ratko! Tienes que comprar esa armadura. Te sentaría fenomenal. Ya verás cuando Shany te vea con ella, la vas a dejar sin palabras.— Niella había dado un largo vistazo a aquella bonita armadura, pero no veía el peligro que Polixena creía que podía tener. Solo veía una protección extra para su jefe, que bien que la necesitaba

Ratko aún no sabía cómo había podido soportar la cantinela de las dos chicas... No callaban ni bajo el agua... Era como llevar a dos niñas pequeñas cada cual con más energía que la otra, en más de una ocasión y de dos se vio diciendo de manera monótona "Ya caso llegamos... No toques eso... Noooo... No falta mucho" ¿Ser padre era como eso? Se preguntó con un cierto toque de angustia cuando de repente llegaron a un poblado y antes de que pudiera decir nada las chicas decidieron entrar e... ¿Ir de compras? 

- ¿Armadura? No creo que necesite ninguna... No soy un guerrero convencional... ¿Más guapo?- fue entonces cuando se detuvo a estudiar la armadura con mayor atención, no hacía mucho que había tenido una mala experiencia con cierto colgante que casi lo deja de zombie perenne- lo que escuchaste del colgante es cierto... Hay que ser cautos con estas cosas... ¿De dónde viene esta pieza?- le preguntó al mercader inspeccionando con atención el objeto.