Partida Rol por web

En cualquier otro momento, Niella habría cubierto a Poli gritando "¡Pocho! Quería decir que estabas pocho", pero toda aquella historia le había dejado un sabor extraño en la boca. Al describir a Mashane, Niella se había sentido bastante identificada con la descripción que habían dado de la bruja. Salvo en lo de versada en la magia, al fin y al cabo, ella tan solo sabía hacer un par de trucos. Pero según avanzaba la historia, la ira había empezado a crecer en ella hasta que no pudo más, yhaciendo que se levantase como un resorte. Había cosas que no podía olvidar.

—Para ayudarnos dices... Creo que también para ayudarse a sí misma, ¿no?— respondió con cierto resentimiento. —Al fin y al cabo, ser conocida y poderosa no parecía disgustarla en absoluto. Y no es que escogió una forma poco ortodoxa. Utilizó una forma cruel. La más cruel que pudo imaginar.

El Sabio os miró y sonrió.

- Dicen que cuando comienza una nueva era, todo es mucho más complicado que como luego nos lo harán ver los libros de historia en el futuro - aclaró mientras se mostraba afable.

- Comprendo que haya muchas cosas que no puedan entrar en el entendimiento ahora. Son muchos los detalles que son fruto de vidas de estudio por parte de eruditos. La cuestión es que ya sea capricho del azar o de los dioses, ustedes tres estáis aquí con una importante misión. Detener la llegada de los dragones - aún os sonaba demasiado grande todo aquello.

- Ella no es egoísta - dijo refiriéndose a Mashane, aquella que atemorizó a todos los pueblos con sus visiones de muerte.

- Creyó fielmente que el mensaje debía ser escuchado y que su torre sería la prueba perfecta para lo que estaba por llegar. ¿Cruel? No lo voy a discutir, pero fue efectivo... o al menos eso pensaba. Es evidente que si los Heraldos comenzaron a actuar, significa que los dioses aún siguen creyendo que merecemos ser erradicados - tantas historias sobre la bondad o la crueldad de los dioses cogían forma.

- Cuando ella se puso en contacto conmigo me explicó que estaba hecha prisionera y que aceptaba su castigo, pero que sus captores eran los mismos que estaban orquestando todo esto. Este plan lleva urdiéndose más de una vida... y ella ha cumplido su papel... ¿lo hubiera hecho otra persona mejor?  No lo sé - notabais que aquel viejo Equu le tenía cariño a Mashane. Era evidente que sus métodos no fueron los adecuados, pero confía plenamente en que el plan que hay detrás de cada acto, tenga finalmente un sentido.

- Escuchadme... nos estamos enfrentando a la ira de un Dios. Rog'Osirr creó a los dragones para limpiar un mundo que considera que se le ha escapado de las manos. ¿Creéis realmente que frente a una amenaza así, podemos pararnos en los det... - su "sermón" se vio interrumpido.

De repente se escucharon decenas de gritos que provenían del exterior.

- ¿Qué sucede? - rápidamente cogió su bastón como punto de apoyo y el Equu salió de la choza. Vosotros podíais perfectamente seguirle o incluso asomaros por las rústicas ventanas.

Cuando visteis lo que había fuera os quedasteis sin palabras.

Más de una decena de dragones aparecieron desde los cielos, como una plaga de muerte y destrucción.

Entre llamas empezaron a hacer arder todo lo que estaba a su paso. Los Equu se movían de un lado para otro sin saber donde esconderse, para colmo, las fuerzas de defensa del poblado se tornaba inútil puesto que no había suficiente potencial para deshacerse de algo así.

Mogan, aferrandose a su bastón con tensión, os dedicó una mirada.

- No... es demasiado pronto. No debían haber descendido aún ¿por qué han acelerado sus planes? - aclaró preocupado.

- Rápido, hay que ir al sótano - comentó. Parecía que bajo aquella choza había un nivel subterráneo que probablemente podría servir de refugio o al menos esa es la interpretación que le habéis dado a sus palabras.

El Equu se movió tan rápido como pudo (más de la que os imaginabais) y os instó a que le acompañarais antes de que fuese tarde.

Poli cada vez entendía menos y ninguno de sus compañeros le explicaba la situación, optando únicamente por guardar silencio a regañadientes con los brazos cruzados. Había optado por seguirlos simplemente y atacar a todo lo que viera hasta que le dijeran que estaba mal, y por ahora si ambos parecían confiar en ese sabio sería que era fiable.

Agradeció un poco de distracción con los dragones y, aunque le hubiera gustado quedarse a verlos, una vez el Equu salió por patas tal y como se había prometido a sí misma le siguió, yendo por detrás.

Conforme el Equu hablaba las cosas iban encajando mejor para Ratko,.los senderos de la magia era complicados por eso entendía lo que Mashame había hecho aunque comprendió el recelo de Niella y por qué Shany se había roto, si se trataba de hacer una selección de guerreros para enfrentar una crisis que iba a ponerlo todo patas arriba... El demonio iba a haber preguntado algo más cuando sus palabras se perdieron en su garganta cuando abrió la boca y los ojos de par en par al atisbar los dragones.

- ¡Por todos los infiernos! Le seguimos Mogán- dijo sin dudar un segundos cogiendo del brazo a Niella para que se pusiera en marcha- Vamos Niella, no hay tiempo- arrastró consigo a la muchacha para no perderla

Niella se había quedado petrificada al ver a los dragones. Se había quedado tan pasmada que ni siquiera había escuchado las palabras de Mogán. Solo veía la destrucción y el caos que aquellas bestias magníficas estaban provocando. Con los ojos desorbitados, la muchacha siguió sin moverse a los desgraciados que, sin duda, iban a perecer entre las llamas. Sin terminar de reaccionar, la muchacha se vio arrastrada de un tirón por Ratko, que la sacó del estado semicatatónico en el que se había quedado. O más bien fueron las escaleras, cuando cayó rodando por ellas.

—¿Y TE EXTRAÑA? Ay...— Aquel golpe parecía haber terminado de recolocar (o desordenar) las ideas de la muchacha, que se levantó frotándose las posaderas— ¿Convencer a las masas mediante el miedo, como hizo ella no es un símbolo de corrupción? 

La muchacha se encogió al oír un repentino montón de gritos. Recordó a los niños que había conocido a la entrada y se estremeció.

—¿No hay forma de convencerlos? ¿O qué podemos hacer?

Seguisteis a Mogán hasta un sótano más lúgubre de lo que parecía la planta superior.

Todo estaba repleto de runas pintadas en blanco al igual que decenas de libros adornaban todas las estanterías que allí su espacio ocupaban. Aquel lugar de la choza era realmente un lugar de estudio, quizás hasta de culto o experimentación. ¿Eran los Equus ritualistas? ¿Mogán tenía un nivel de poder más alto del que podía aparentar?

- No puedo fallar ahora, no puedo fallar ahora - repetía agitado el sabio. Comprobabais como empezó a trazar en mitad de la estancia un círculo con cenizas que esparcía de manera apresurada y algo nerviosa.

- Colocaos en el centro, rápido - dijo a la vez que seguía completando el círculo.

Desde vuestra posición se escuchaba como la batalla que se estaba enzarzando sobre vuestras cabezas era desgarrador. No sabíais cuantos dragones habría allí ahora mismo pero ¿cuánto aguantaríais a salvo?

- Tendré que optar por explicación rápida. Los Dragones al iniciar su descenso han dejado expuesto su Santuario, un templo ubicado en las nubes y que encierra todo su poder. Ninguna persona sería capaz de llegar allí... sin los conocimientos necesarios... - visteis que una vez trazado el círculo, el Equu siguió colocando unos pequeños fetiches en cada punto cardinal. Todo parecía muy siniestro, pero cualquier interrupción por vuestra parte sería ignorada, parecía que la vida se le iba en ello a aquel jefe de tribu.

- En algún punto de ese santuario está el núcleo de poder. ¡Debéis destruirlo! Será fácilmente reconocible - después os hizo entrega de tres cristales, eran toscos y translúcidos.

- Estos cristales son una fuente de energía primordial, tienen cargado un hechizo de regreso. Podréis utilizarlos para regresar a aquello que consideráis hogar... solo tenéis que concentraros en ese lugar... pero no malgastéis su poder. Solo tienen un us... - de repente el techo se derrumbó.

Como si estuviese buscando restos de comida, un dragón destrozó la choza dejando vuestra presencia al aire libre. Había arrancado de cuajo la primera planta y todo lo que había en ella. Frente a eso, el Equu se limitó a seguir preparando el ritual.

Nih Moiná

Malar Malará

Ektu Birsé

Mu...

Visteis como el dragón comenzó a prepararse para lanzar fuego. Notabais como su mandíbula resplandecía con el rojo carmesí que estaba trayendo muerte a todo el lugar. Por un momento Mogán se distrajo, pero debía continuar.

Ektu Birsé

Muvité Lisun

De repente un haz de luz comenzó a envolveros. ¿Era un hechizo de teletransporte?

- Recordad. Encontrad el núcleo y destruidlo... después tan solo tendréis que usar el cristal para regresar a casa... - os mostró una sonrisa de ¿satisfacción? parecía que su papel había concluido. Antes de que el fuego engullese todo sentisteis que algo tiraba de vosotros hacia arriba. Era una sensación extraña y misteriosa.

Pero fue en un abrir y cerrados de ojos cuando os visteis trasladados a un lugar totalmente diferente...

Sentisteis el fuerte viendo chocando contra vuestros cuerpos. El cambio fue tan radical, de sentir el calor del fuego de los dragones a ráfagas de viento. A vuestro alrededor observabais las nubes de una forma que jamás os hubierais imaginado. Ante vosotros teníais un majestuoso templo cuya arquitectura jamás habíais visto antes. Tener ese edificio delante generaba tanto respeto como curiosidad. Todo había sucedido muy rápido. De repente estabais en un lugar desconocido, probablemente en los cielos, frente a una prueba a la que no sabíais si podríais hacer frente: derrotar a los dragones en su propio refugio.

Si mirabais hacia abajo, comprobaríais que estabais sobre una plataforma flotante. Veíais a decenas de dragones que descendían hasta distintos puntos de Alleriah. El ataque estaba a una escala superior... por fortuna parecía que la mayoría de los dragones estaban centrados en el ataque y no en que tres diminutos mortales iban a adentrarse en sus dominios...

¿Era una heroicidad? ¿o era una locura?

Era vuestro destino.

Ratko consciente de la transcendencia de todo aquello no interrumpió ni una sola vez a Mogán, atendiendo con suma atención en a todo lo que les decía y entendiendo el sacrificio y dedicación del anciano Equu. Una vez en el círculo y tras guardar la piedra, comprobó con el rabillo del ojo que las chicas hacían lo propio... Aunque con un riego al dios de los demonios para que Poli no le diera por ser Poli y se saliese del círculo, tras las palabras apresuradas de Mogán, el díabal le quiso dar consuelo diciéndole una última cosa.

- Lo destruiremos, gracias Mogán.

Entonces una oleada de calor, viento y magia envolvió al diabal haciendo que sintiera nauseas, nauseas que dieron paso a la admiración cuando el santuario de los dragones se manifestó ante ellos. 

- Todo lo que hemos vivido y luchado nos ha traído aquí... Van a arrasar toda Alleriah, démonos prisa tenemos que frenar está locura.

El miedo de Ratko porque Poli huyese había sido del todo injustificado. No porque la chamana no fuese a huir, sino porque Niella, la había placado y tapado la boca. Al fin y al cabo, que Poli no distrajese al centauro era necesario para sobrevivir. Y si algo que se le daba bien a la dibumae era sobrevivir. Cuando llegaron al otro lado, la muchacha se echó hacia atrás para dejar respirar a su compañera.

—¿Estás bien, Poli? —preguntó jadeando y algo dolorida antes de mirar a su alrededor. Aquel paisaje era extraordinario, con grandes caídas, grandes acantilados murallas y nubes. Un paraíso para sobrevolar. —Pero es enorme... No sé como vamos a encontrarlo. ¿Estamos seguros de que los dragones no son otra ilusión?

La muchacha se levantó con dificultad y ofreció la mano a su compañera, que parecía extremadamente confusa. Aunque no por los dragones. De modo que decidió ponerla al día y contarla todo lo ocurrido en la torre de hechicería.

—Verás Poli, hace un año, la chica de la que hablaba el centauro se apareció en el cielo y prohibió la magia. Mató a cientos de personas que la desafiaron y recibimos una petición de ayuda para intentar vencerla. Fuimos hasta la torre donde se refugiaba, y allí no había más que muertos. Nos puso pruebas. Me... me mató aunque luego resultó que no.—miró a Ratko confusa— pero a la hora de enfrentarnos a ella, bueno, yo no lo ví pero Ratko y Shany me dijeron que no quería luchar. Me ¿resucito? O quitó la ilusión de queme había matado. No lo sé... Pero después vinieron unos archimagos y se la llevaron. Esos archimagos podían haberlo hecho antes, así que supongo que también estén metidos en esto. Y ahora dicen que ESA ZORRA solo nos estaba avisando de que esos iban a descender. No sé si será todo parte de una trama, pero... Bueno, habrá que seguir, ¿No?

Poli se quedó quieta mirando el cristal que le habían dado, no precisamente porque fuera bonito sino porque tenía que llevarlo con ella y, teniendo en cuenta que iba completamente desnuda bajo la capa de Eärendil y sin bolsillos, sólo había un lugar donde podría meterlo en un “orificio” trasero, uno que no le hacía demasiada ilusión. Iba a levantar la mano para preguntar de manera educada si podía comérselo con tal de no llegar a esa opción cuando todo pasó demasiado deprisa.

Antes de que pudiera formular palabra alguna Niella le había hecho un placaje propio de un jugador de Rugby mientras la acallaba cubriéndole la boca. Una explosión, aire, magia y un teletransporte que nadie esperaba.

Una vez llegó al nuevo lugar, intentó zafarse de Niella bastante confundida, agitándose en el suelo.

¡Vale, vale, no me lo como! – Se quedó sentada en el suelo con una lagrimita por aquél “ataque tan gratuito”, abrazándose las piernas y meciéndose como si hubiera salido de un trauma.- Para una vez que iba a preguntar… no quiero tener que meterlo por detrás.- Se sorbió la nariz, negando la ayuda para levantarse y tirando el cristal a un lado mientras escuchaba la explicación que antes había pedido, algo que ahora poco le importaba al herir su orgullo.

La dibumae tardó unos segundos en comprender a que se refería Polli con eso de "guardarlo atrás" hasta que finalmente comprendió... y la que se cayó de espaldas fue ella. De risa.

—Lo... Lo siento Poli. —Dijo finalmente mientras se secaba la lágrima— Pero no tendrás que llegar a eso. Espera... Déjame el cristal un momento. Te prometo que no te lo quitaré ni  te lo tendrás que tragar.

La dibumae cogió un pequeño cordón que tenía colgado al cinto y, después de colocar el cristal de Poli en la capucha, lo ató con fuerza, haciendo un buen nudo para que la piedra no se cayese, por muchos saltos que la loca de Poli diese. 

—Ahora solo tienes que recordar no ponerte la capucha... Y llevar algo que tenga bolsillos la próxima vez.

Había transcurrido el tiempo suficiente para recobrar tanto la cordura como la calma. Estabais a salvo, esa era una realidad y los cristales que ahora guardabais eran vuestro salvoconducto hacia un lugar seguro.

¿Pero qué debíais hacer ahora? Mogán os aclaró que en esa fortaleza que yacía al horizonte se encerraba un núcleo que debía ser destruido ¿sabríais como reconocerlo? ¿qué encontraríais dentro?

Temíais que aquel lugar fuese un nido de dragones, una representación literal de "la boca del lobo", pero habíais llegado muy lejos para dar marcha atrás. No solo estaba puesta en ustedes la confianza de aquel Equu, sino que sabíais que de ser cierto todo lo que habló teníais en vuestras manos el peso de ser los únicos capaces de parar una amenaza que puede traer el cataclismo al mundo.

Si no os sentíais capaces de hacerlo por vuestros amigos, camaradas, familia o incluso todo lo que habíais construido en la sede, lo haríais por propia supervivencia.

Comenzasteis a caminar sin quitarle ojo al inmenso vacío que había bajo vuestros pies. Aun podíais contemplar a los dragones descendiendo ¿que son, más de un centenar? Con determinación apresurasteis el avance hasta llegar sin ningún tipo de complicación hasta la entrada de aquel edificio que debía ser un santuario.

La puerta era segura, no había trampas, de hecho no sabíais si erais los primeros mortales en pisar un lugar así. Entrasteis haciendo que cada paso retumbase con un eco que retumbaba por doquier.

El lugar olía extraño, era un olor fuerte, penetrante, no llegaba a ser desagradable pero no lo deseabais. El hall era inmenso, con una altura que podría superar perfectamente los 10 metros.

Os llamó la atención que tras cruzar el primer pasillo, llegasteis a una cámara circular aún más grande que el hall.

Esta sala, vacía para vuestra fortuna de posibles enemigos. Estaba compuesta por 4 puertas.

Dichas puertas, idénticas en tamaño,  se situaban en cada punto cardinal, cada una de ellas con un relieve que hacía referencia a dragones en poses solemnes. Cada una de ellas con una gema diferente incrustada en el centro.

Una gema amarilla ¿Se trataba de una amatista?

Una gema azul ¿zafiro tal vez?

Una gema negra ¿ónice en ese caso?

Y por último, una gema roja ¿un valioso rubí?

Justo en el centro de la sala había un círculo, el cual estaba rodeado de inscripciones gravadas de manera profunda en el suelo. Había un texto, ilegible a simple vista. Quizás alguna mente privilegiada pueda saber si tiene algún significado.

La cuestión era, que aparte de esas puertas y el círculo central, allí no había nada más. Si alguno tanteaba si las puertas podían abrirse descubriría con sorpresa que se podía acceder a través de ellas a nuevos caminos... lo cual os llevaba a la siguiente pregunta ¿qué hacer?

Caminar por aquel abismo sin fin no había supuesto ningún problema a la dibumae, puesto que en su cabeza se decía que, cuanto más larga fuese la caída, más tiempo tendría para transformarse. Pero en cambio, aquel edificio... Después de observar con cuidado toda la estancia, Niella miró a Ratko. Si alguien podía saber que puerta había que cruzar, era él. A ella aquel lugar no le gustaba demasiado. De hecho, le ponía los pelos de punta; tampoco le gustaba que no hubiese luz y no podía evitar pensar que para construir aquello se habían perdido muchas vidas. Por primera vez, desde que la conocían, la chica parecía asustada.

—¿Qué puerta escogemos, Ratko?

Muchas puertas y una inscripción que ni se molestó en intentar leer ya que su conocimiento terminaba en el primer símbolo, dándole un repentino dolor de cabeza bastante parecido a una jaqueca. Mientras dejaba que los más listos del grupo intentaran descifrar su significado, se quedó mirando todas y cada una de las puertas.

Yo diría la negra.- Señaló la de color más oscuro con el índice.- Tal vez haya que pasar por todas y es la que más pinta de trampa tiene. En ese caso es mejor pasarla la primera ahora que estamos completamente ilesos.- Se encogió de hombros. Si era una trampa mortal que podría llevarlos a la tumba tampoco le importaba, al fin y al cabo la muerte la rodeaba y los atormentados eran sus compañeros de viaje.- Pero Ratko, eres el Mike de este grupo. ¡Debes decidir!

Ratko observaba todo maravillado, estar allí era realmente un privilegio en especial para cualquier acólito de la magia, de no ser por la gravedad de lo que les había llevado allí estaría más feliz que una perdiz recopilando datos para elaborar hechizos pues los seres más mágicos del mundo eran los dragones y allí se respiraba magia por todos lados.

Lo primero que hizo el díabal nada más llegar a la sala fue inspeccionar los símbolos, tenía la intuición de que ahí estaba la clave y que había visto aquellas marcas en algún lado pero no estaba seguro de poder recordarlo.

Entonces cuando sus compañeras le dijeron que debía decidir él por dónde ir y que piedra elegir se acordó de Earendil... Y ¿por qué no decirlo? De su familia, que no tenía la culpa de nada... Menudo marrón le había tocado con eso de ser el jefe... Con lo bien que se estaba a la sombra sin responsabilidades y el privilegio de poder criticar de manera destructiva cuando el jefe hacia una mala elección por esto de desahogarse y decir que uno lo hubiese echo mejor aunque no fuese cierto...que a toro pasado las cosas se ven muy fáciles...

-¿Que qué puerta? ¿Mike, quien es ese?- Ratko no tenía ni idea de manera que como cualquiera de las opciones le parecían malas decidió convocar una pequeña llama en la palma de su mano en forma de flecha, colocarse en el centro y hacerla girar, la flecha fue a detenerse en la puerta de la gema negra, la que la lógica de Poli había señalado... Dio un tosido para aclararse la garganta y tomó la palabra- la negra... Hay una parte de verdad en lo que dices Polixema, tanto da una puerta como otra...

Niella miró a su jefe. Había creído ver cierta inseguridad en la elección y, por un momento, pensó que había elegido aquella puerta porque le recordaba a Shany. Por un momento se planteó protestar, pero al final, si no sabían por donde ir, era una opción tan buena como cualquier otra, tan terrible como las demás. Después de un incómodo silencio con Niella mirando a Ratko como si supiese la razón real de su elección, la muchacha respondió. 

—De acuerdo, pero dejadme acercarme antes a mí para ver si hay alguien, ¿de acuerdo? Si es una puerta mágica, os espero al otro lado— antes de que sus compañeros pudiesen opinar o apuntarse, la muchacha desapareció prodigiosamente entre las paredes, ocultándose incluso a ojos de sus amigos.

Niella avanzó con sigilo, intentando asegurar a sus compañeros que el terreno estaba despejado, o al menos eso parecía a simple vista puesto que a medida que cruzó aquel umbral se percató que el suelo que estaba pisando comenzaba a cambiar de una forma mágica.

Ahora con el grupo advertido y reunido, comenzasteis a explorar lo que os deparaba lo que había tras aquella puerta. El entorno pasó a cambiar de ser una zona de interior a estar de nuevo en el exterior... pero en esta ocasión el exterior mostraba una imagen devastada del mundo.

Las cenizas y las ruinas rodeaban todo vuestro campo de visión. Reconocíais el lugar, era las afueras de la ciudad de Ardan, pero todo estaba sumido en el más completo caos. Había cráteres a vuestro alrededor del diámetro de un gigante, el olor a quemado asqueaba vuestros pulmones y el tacto de la tierra, grisácea y sin vida, os desalentaba creyendo que aquello podía ser una visión del mundo tras la llegada de los dragones ¿o era otra cosa?.

Seguisteis avanzando estando en guardia, pensando que en cualquier momento se alzarían enemigos, pero en vez de ello lo único que encontrabais a vuestro paso eran cuerpos, o restos de ellos, esparcidos por doquier.

Por otros lados, en mitad de las ruinas de la ciudad, había pilas de cadáveres, amontonados como si fuesen simples objetos rotos. ¿La población había sido diezmada? Escuchabais lamentos que retumbaban como ecos en vuestro interior, sin embargo todo parecía el escenario de un pueblo fantasma.

Al ser aquella sensación tan realista el nerviosismo quiso aparecer, al igual que la presión por la presión de resolver aquel problema. ¿Os estaban mostrando el escenario si no conseguíais destruir el núcleo? Las pilas de cadáveres eran cada vez más elevadas y los lamentos más estridentes a cada paso que dabais. Aquello se estaba convirtiendo en una tortura.

Aquella marabunta de cadáveres le recordaba demasiado a la que había visto en la torre, tanto en las afueras como dentro. A aquel montón de cadáveres sobre el que habían tenido que pasear, solo que, por algún motivo, era mucho más realista. En aquella ocasión se le había ocurrido olfatear el aire en busca de olor a putrefacción, pero no lo había encontrado. Pero por algún motivo en aquel momento, fue incapaz de hacer aquel sencillo y tranquilizador acto. Aquella imagen de devastación, aquellos cadáveres y sobre todo la responsabilidad que tenía encima hicieron su efecto. Algo se partió en el interior de la joven que, incapaz de superar aquella imágen se lanzó a correr sin saber hacia donde, tratando de huir de todo aquello. Sin pensar ni siquiera en que fuese a donde fuese había cadáveres. Sin darse cuenta de que tenía un cristal con el que poder huir definitivamente a cualquier otro lugar.