Partida Rol por web

Menudo caracter...

Pues eso, que lamento mucho este trágico accidente

(Se aleja, tarareando algun tipo de canción, con alegría)

(Aparece detrás tuyo)

Hijo...

Vámonos a casa, mañana será otro día...

(Te agarra del brazo) ¿O prefieres quedarte aquí un rato? Aunque no creo que eso te ayude demasiado...

No le importa en absoluto la actitud del hombre desconocido. No quiere ningún trato con gente de ese tipo, cosas como esa generan lo que pasa. Sin embargo, Sayron cree que es obra de Eco y no del desconocido.

- Madre, ve tú. Yo iré después. Necesito,... un tiempo para mí mismo.

Sayron mira al montón de escombros quemados. Buscará algo que le de una pista de quién ha sido. Pero es que además necesita despedirse de su vida.

Tu madre se vuelve a casa y te deja allí solo, enfrascado en tus pensamientos y buscando entre los escombros algún tipo de pista pero sin éxito, nada que revele quién ha podido ser, aunque en tu mente está bastante claro.

Cuando quieres darte cuenta ya ha pasado un largo rato y te encuentras completamente solo. Todos los vecinos se han retirado ya a sus casas y no parece haber nadie por las cercanías, salvo algún guardia patrullando la zona, pero nada mas.

Sientes unos pasos, una persona se te acerca...

¿Sayron?

Imagino que no es el mejor momento, pero ¿puedo hablar contigo un instante?

Sayron mira con desesperación. En su cara se ve la nostalgia de lo que unas semanas atrás era su vida. Había dado un giro radical, y sabía quien era el responsable. No entendía cual sería su reacción.

Al acercarse el muchacho, Sayron miró al suelo.

- Si, chico, habla sin miedo.

Me llamo Blaster. Pertenezco a la Guardia de Élite del Rey Cail. He venido con una misión clara: El rey considera que los herreros de la Ciudad del Fuego ya no son lo que eran, se siente algo obsesionado con la calidad de sus armas y tiene información de primera mano acerca de que en esta ciudad viven dos herreros excepcionales: Sayron y Eco, esos son sus nombres. Llevo unos días observandoos y he de decir que no me gusta mucho ese Eco, pero tu si pareces un buen tipo ¿Te interesaría hacerle una visita al Rey?

Imagino que es mucha información para digerirla de golpe y en especial con lo que te acaba de pasar... así que puedes darme tu respuesta mañana si lo prefieres...

Y si me permites preguntarlo, ¿tienes idea de quien ha podido hacer esto?.

Con un suspiro y con la cabeza gacha suelta en voz casi inaudible...

- Eco - Después con determinación mira al chico. - Tengo muchas cosas en la cabeza. Necesito pensar. Eco no es una buena persona. Estoy casi convencido de que ha sido él. No lo sé seguro, pero lleva un tiempo tratando de chantajearme y de hacerme la vida imposible. Además, no es tan buen herrero como dice. Y es mucho peor persona.

Sayron comienza a alejarse. Necesita estar un tiempo sólo. Espera que Blaster no se moleste, pero no puede responder en caliente.

Blaster no dice nada, observa en silencio como te alejas.

Sayron da un paseo por la cuidad. Las calles oscuras, las toses de los ancianos vagabundos, la gente sin hogar y semi-desnuda en la calle. Ahora se siente casi como ellos. Vaga sin rumbo fijo, pensando en todo lo que se le viene encima. Desde luego, una vida termina y empieza otra. Tenía sólo una condición que poner a la oferta.

Se dirigió a su casa, y trató de dormir, pero no era capaz. Se dedicó a moverse en la cama, a un lado y a otro, hasta que los primeros rayos aparecieron por el horizonte...

Parece que tu madre tampoco ha podido conciliar el sueño, puedes verlo en su cara y también su enorme preocupación. Pero antes de que podáis intercambiar algo mas que un "Buenos días", llaman a la puerta.

- Soy Blaster, lamento las prisas pero necesito una respuesta... - dice una voz desde fuera.

Syaron le mira sorprendido. ¿Sabía también dónde vivía?

Acabó abriendo del todo la puerta y con prisa le respondió.

- Voy contigo - la verdad es que lo tenía muy claro - pero ella también viene.

Señaló a su madre con el dedo. Sentía que tenía que protegerla a toda costa, y a pesar de que el herrero ya no era rival para Eco, creía que lo de éste era algo personal.

¿Adonde vamos, hijo?

Nuestro lugar está aquí... Yo no quiero irme a ninguna parte...

Vaya...

Volveré en media hora a buscarte, Sayron. No hay ningún problema en que ella nos acompañe, si es que quiere...

Aprovecha ese tiempo también, si quieres, para despedirte de tus amigos, familiares o a quien le tengas afecto en esta ciudad.

(Y sin decir una palabra mas, se va).

- Madre - Sayron se giró lentamente, con el peso de la responsabilidad en los hombros. - Me voy. Aqui ya no me queda nada más que la venganza, y no quiero ir por ese camino. No te puedes quedar aqui. Eco siempre me considerará una amenaza a su trabajo. Sabe que soy mejor que él. - Le agarra por el hombro en un gesto cariñoso y de confianza. - No te puedes quedar aqui, él no te dejará vivir tranquila. Debemos irnos, juntos. Sólo así podré saber que estas a salvo. Por favor, ven conmigo. Necesito tu apoyo.

No quería despedirse de nadie. Nadie le importaba realmente en la ciudad. Era uno más. Tenía amigos que seguramente no le echarían en falta. Sólo le tenía a ella y no quería que se quedase para que Eco pudiera hacer algo horrible, como lo que ya había intentado.

Acabas convenciendo a tu madre de que iros a la Ciudad del Fuego es lo mejor para ambos. Pero es como si a tu madre no le gustase ese lugar, como si le trajera malos recuerdos, aún así accede a acompañarte.

Blaster vuelve a la media hora.

¿Todo listo? - te pregunta - ¿Ella nos acompañará? - te pregunta mirando hacia Gwendolyn - ¿Algo mas que hacer aquí o podemos irnos ya?

Sayron mira convencido a Blaster y le hace un gesto afirmativo con la cabeza. Echará muchísimas cosas en falta de la Ciudad, pero al fin y al cabo, era o eso, o nada. Le ofrecían empezar de nuevo, resetear todo. Mira a su madre, ella tiene el semblante triste, pero decidido. Después de nuevo a Blaster y dice:

- No tengo muchas cosas aquí. Pero a pesar de todo no me gustaría tirarlas. Podríamos hablar con alguien para vender los inmuebles y demás, porque si no no tendremos nada al llegar a la Ciudad del Fuego. Además - recuerda su herrería - hay algo que me gustaría recoger antes de irme.

El viejo herrero le había dejado una espada. Era la primera que había hecho Sayron sólo. Era una buena espada, le tenía mucho cariño y quería recuperarla. Seguramente se hubiese salvado, pues el metal no es de rápida combustión. Era una espada normal y corriente, pero le tenía mucho aprecio.

Sin mas demora, poneis rumbo a la Ciudad del Fuego. Es un viaje silencioso, todos pareceis tener mucho en que pensar, demasiados cambios en muy poco tiempo.

Empieza a anochecer, así que haceis una pequeña parada, un campamento improvisado donde pasar la noche y continuar el camino a primera hora de la mañana.

Mientras Gwendolyn duerme, aparentemente tranquila, Blaster y tu os calentais delante de una pequeña hogera.

- ¿Hay algo que quieras preguntarme? - te dice - Ahora podría ser un buen momento para solucionarte dudas, suponiendo que tengas alguna.

El viaje es tranquilo, ameno. A Gwendolyn se le ve preocupada, pero no por ello dubitativa. Anda con decisión, al igual que Sayron y también que Blaster, al que se le ve ágil y conocedor de los caminos.

Sayron se sienta al lado del fuego y mira la espalda de su madre.  Después acerca las manos para calentarse y habla con Blaster

- ¿Qué quiere de mí exactamente el rey? ¿Realmente puedo ser útil?

Después de lo que había pasado se sentía un poco bajo de ánimos.

Hablemos en confianza, Sayron. Toda la gente con poder tiene sus excentridades. El Rey Cail es un gran hombre pero siente obsesión por las armas, cree que no tiene herreros suficientemente buenos en la Ciudad del Fuego y me ha enviado en busca de los mejores. Y claro que serás util, estoy convencido de que el Rey Cail se encontrará muy satisfecho con la calidad de tu trabajo. En cuanto llegemos, iremos a hablar con el. ¡Es todo un privilegio! Muy pocos tienen la oportunidad de hablar en persona con el mismisimo Rey de Meridial.

¿Algo mas que se te pase por la cabeza?