Partida Rol por web

Rick soporta impávido la mirada de Eli mientras, a su vez, mira con intensidad a Rubí. Si las palabras pronunciadas por sus dos compañeros dejan alguna huella o son registradas por el cerebro del jugador de rugby, nada en su expresión lo demuestra.

Manteniendo el gesto de ausente demencia, Rick recupera por momentos, en cambio, la actividad propia a su condición de deportista. Se mueve por la habitación paseando sin rumbo, apreta los puños y agita la cabeza, como si de cuando en cuando necesitara espantar una mosca invisible. Las palabras de Mark provocan un efecto aún más evidente en él, y Fabiano responde demostrando predisposición física para salir de ese vacío pasillo, ya que no con palabras.

El joven arquitecto hace una proposición arriesgada, pero tal vez inteligente dada la situación de desventaja extrema a la que está expuesta el cuarteto de compañeros: buscar un arma.

El problema de esa proposición es doble. Por un lado, el hecho de que existan armas en este lugar. Es improbable pero desde luego no imposible. Si alguien ha tenido que guardar de este lugar apartado durante años, es probable que...

El segundo problema es tal vez más inquietante: el sótano. Spinner propone bajar al sótano. De haber armas, ese sería un buen sitio para almacenarlas.

Pero la realidad es que, por superstición o por prudencia, el sótano no es el sitio más apetecible al que ir.

Nadie recuerda haber visto escaleras de bajada. Solo de subida al segundo piso.

El arquitecto parece dispuesto a tomar cartas en el asunto y no permitir que cualquier loco con pistola gobierne el destino de sus vidas en una noche extraña como ésta.

Sin más, Mark avanza por el pasillo de la derecha, linterna en mano.

Algunas construcciones antigüas tenían el acceso al sótano a través de una trampilla en el suelo. El lugar más probable es cerca de las escaleras que suben al segundo piso. A ver si hay suerte...

No sabes cuántos están dispuestos a seguirte en tu descenso a los cimientos del Convento. ¿Serás capaz de afrontar esto, aún estando solo?

- La madre que te parió que es la mía, coño!- la exclamación rompe bruscamente el tono de voz con el que había hablado anteriormente- No me puedo creer lo que me estás contando, ya no sé como estareis vosotros pero yo sí que me voy a quedar chalado seguro

El jugador de football se gira, dando la espalda a sus hermanos y comienza a dar pequeños circulos en torno a sí mismo por el pequeño recibidor, dándose palmaditas en las mejillas barbilampiñas, como si hubiera quedado KO por algún golpe o suceso e intentara recobrarse. Por un momento, vuelve la mirada a sus hermanos, a punto de decir algo, pero queda con la boca abierta y, usando un chicle de menta de los que llevaba en el bolsillo inventa una tarea para ella, para tenerla ocupada y no decir nada de lo que arrepentirse. Después de todo es su hermano mayor y le debe un respeto. Siempre había sido así y debía mantenerselo, no sólo porque estuviera enfermo y febril, no sólo porque estaba sumamente cansado y podría no pensar con claridad, sino porque él siempre había estado allí cuando Steve necesitó ayuda, algún consejo, y las palabras que Greg le daba eran siempre las acertadas, las que necesitaba, puede que ni el propio yoqui comulgara a veces con el ejemplo pero no solía equivocarse.

¿pero como va a ser todo esto verdad?...piensa Steve, con una mirada pérdida en las sombras. Sin embargo, cuando sus ojos enfocan correctamente el lugar al que estaban mirando vuelve a ver el cuerpo del viejo bibliotecario. La sangre ya había dejado de brotar y se había convertido en un espeso lecho de muerte por la acción plaquetaria, pegajoso, untuoso, que se adhería en los baldosines, en las suelas de sus zapatos y, con total probabilidad, en sus retinas, en sus memorías, en sus subconcientes, pudiendo quedar allí agazapado quién sabe cuánto tiempo y con qué efectos. Eso sí era real, y si la historía que le habían contado los demás no lo era, al menos debería comprobarlo, aunque sólo fuera un trámite para abrir los ojos a sus hermanos y poder actuar después en consecuencia...fueran las que fueran...

toc, toc, toc...

El sonido, producido al golpear la puerta del pasillo con la culata de la pistola, viene precedido del estallido de un globo de chicle- Ey! Vosotros! Volved a entrar que tenemos que hablar...pero con cuidado, que todavía os voy a vigilar de cerca- dice a los demás que esperaban tras ella, volviendo con sus hermanos para dejar un espacio prudencial cuando éstos entren...

Mientras avanzo por el pasillo, alejándome de los demás alumbrando con la luz, me detengo un segundo y miro atrás,, - ¿Nadie está dispuesto a venir conmigo? les pregunto,,

- Estoy dispuesto a ir sólo.. no estoy dispuesto a quedarme enjaulado como un animal esperando a que el cazador venga a por su presa..

Jimmy se encoge de hombros, ahora parece que todos se van a reunir de nuevo. De alguna manera la simple voz de su hermano mayos había hecho entrar en razón a Steve. Tal vez sea por que Jimmy se esfuerza en sacarle de quicio, pero parece que las mismas palabras dichas por uno o por otro, tienen un efecto contrario en el futbolista.

Con el colocón de maría todo fluye mejor, de alguna manera el joven Skilton consigue evadirse de toda esta locura y simplemente todo le parece bien, incluso esta algo aburrido. Mientras llega el resto Jimmy pregunta:

¿Alguien sabe lo que queda para que amanezca?¿ Cuando salga el sol supongo que el plan es pirarnos de aquí, no?

- Ojala sea pronto - responde a Jimmy mirando él también su reloj- yo me piro de aquí aunque sea a patita, ya encontraremos alguien por el camino...

De repente:

Toc, toc... Un sonido sordo sobre la madera. La culata de la pistola golpea rítmicamente.

- Ey! Vosotros! Volved a entrar que tenemos que hablar...pero con cuidado, que todavía os voy a vigilar de cerca- Es la voz de Diamante, que os "invita" a entrar.

No debe de quedar demasiado para que amanezca. Tal vez el sol traiga algo de cordura a éste lugar maldito. Aunque el problema sigue siendo el de origen: no tenemos gasolina.

Con Greg en ese estado, la pierna de Steve mal herida, con Rick en el país de los locos y la cizaña de la desconfianza entre el grupo... avanzar será muy complicado.

Diamante invita al resto a entrar. La atención del "rubiales" está centrada ahora en el quicio de la puerta. No me fío.

Espera.

Mientras Steve aporrea la puerta para llamar al resto, Greg se lleva instintivamente las manos al bolsillo, para alcanzar la hierba. Pero al momento se da cuenta de que es una mala idea, y negando con la cabeza saca las manos del bolsillo, se cruza de brazos y se queda apoyado contra la pared, con los ojos cerrados.

No le apetecía discutir con su hermano, no tenía fuerzas para ello. Así que se queda quieto y callado, esperando el siguiente paso de su hermano.

Sin más dilación, el arquitecto aprieta el paso por el pasillo, iluminado por su linterna, en pos de la escalera de acceso al segundo piso, pero en busca de algún tipo de trampilla hacia el sótano.

Steve vuelve a llamar a la puerta.

Unos segundos más y será él quien abra la puerta.

- Que le den por el culo a Diamante. No pienso dejar que me mate.

Aunque pone de excusa el dudoso estado mental del mediano de los Skilton, es otra cosa la que le invita a seguir a Mark. El hecho de que la casa tenga un sótano es más que fascinante, y sin duda espera encontrar más inquilinos sobrenaturales.

- Espera, yo voy contigo. No quiero alejarme demasiado del diario de Miroslava

La mirada de Fabiano está fija, como perdida, en la inexpresiva madera de la puerta que les separa de los otros. Escuchar la voz de Diamante hace que dirija su vista hacia Rubí una vez más.

Sin cambiar de expresión ni demostrar haber tomado una decisión consciente - o tener intelecto como para tomar una decisión, siquiera -, Rick sigue al arquitecto.

Diamante masticaba nerviosamente su chicle, aplastándolo lenta y fuertemente con sus molares, una y otra vez. Había dado permiso a los otros para que volvieran con ellos, había dado un paso para un posible entendimiento, más movido por las palabras de su hermano mayor que por su propia idea, pero el hecho de no saber que ocurría tras esa puerta hacía que su preocupación y un sinfín de paranoias varias aumentaran en su cabeza.
- Jimmy, haz el favor de ir a abrir la puerta y mandarles para aquí, anda, seguro que están tramando algo contra nosotros- esta vez, las formas que había tenido con su hermano habían sido las correctas, nada de gritos ni caras largas- Hacedme caso y no os fieis de ellos hasta que no comprobemos su historia

Los segundos caen como gotas en un vaso a punto de rebosar. El tiempo se agota. Guiados por la luz de la linterna del arquitecto como las polillas en mitad del bosque, Eliz, Rick y Rubí siguen a Mark por razones bien diferentes. Los cuatro saben que no tienen demasiado tiempo antes de que la puerta se abra.

Lo ideal es haber desaparecido para entonces. Los pasos lentos y sigilosos se convierten poco a poco en un andar acelerado pero cauto. En pocos segundos atraviesan el pasillo y llegan al pie de las escaleras que dan al segundo piso.

¿Dónde estará el acceso al sótano? No hay escaleras, eso es evidente. De haber algo, ha de ser tipo trampilla en el suelo.

Los ojos van del suelo, centímetro a centímetro, al pasillo. De repente, los antigüos compañeros son el enemigo.

¡Ahí! ¡En el suelo, detrás de la escalera!, señala alguien justo en el momento en que la puerta de acceso al pasillo se abre.

Ya están aquí.

Click. La linterna de Mark apaga su luz. Todos aguantan la respiración. Habrá que deslizarse al sótano a rápido... en silencio... y a oscuras.

Con más desgana que otra cosa, Jimmy se adelanta unos pasos y se acerca hasta el pomo de la puerta que da acceso al pasillo y a las entrañas del Edificio.

Levanta un pie por encima de Marcos, que yace cadáver en el suelo, aún con los ojos abiertos perdidos en la infinidad de la muerte. Vidriosos. Opacos.

El mediano de los Skilton nota como sus zapatillas de deporte pisan algo viscoso y pegajoso. Joder...

Por un momento, la náusea amenaza con hacerle volver a la realidad. Tantas drogas han embotado su cerebro hasta un punto en el que todo parece absolutamente irreal y surrealista.

Greg se mantiene ahora en la retaguardia. Apoyado contra una pared, manteniendo su personal lucha interior consigo mismo. La fiebre. El frío. El temor. El dolor que irradia desde su mano ennegrecida y gangrenosa... El miedo...

La puerta se abre por fin, haciendo un arco de izquierda a derecha.

Al otro lado: nada.

No están.

Espero quieto, reteniendo la respiración de forma inconsciente, con la esperanza de que las pupilas se acostumbren a la falta de luz y me permitan ver lo suficiente para buscar la trampilla y bajar al sótano. Los segundos transcurren lentos, muy lentos, excesivamente lentos.. - No está tan oscuro me digo intentando convencerme y convencer a mis ojos de que la luz es suficiente para ver..

A mi espalda, a unos metros, la puerta ya se ha abierto.. Ahora veremos qué intenciones tienen los hermanos,, y qué nos esperaba de haber estado allí.

A Jimmy se le abren los ojos como platos y la mandíbula le cuelga en una mueca de absoluta incredulidad. No ver a nadie es lo último que se esperaba y eso que incluso había valorado la posibilidad de que le atacasen al abrir la puerta.

La madre que nos parió, aquí no hay nadie...

Aunque el miedo es fuerte, se difumina bastante entre los efectos de la marihuana y el joven picado por la curiosidad entra en la habitación tratando de encontrar una vía de escape lógica por la que se han ido sus compañeros como un aventana o un puerta, incluso empieza a golpear con los nudillos en las paredes buscando una puerta secreta o algo así.

¡Eh panda de cabrones, donde os habeis metido! si ni siquiera os íbamos a disparar...

¡Eh panda de cabrones, donde os habeis metido! si ni siquiera os íbamos a disparar...

Parece la voz de Jimmy, que grita desde el pasillo. No podéis ver a los hermanos.

Las pupilas siguen su proceso de adaptación a las nuevas condiciones lumínicas mientras las manos, sobre todo de Mark, palpan el suelo con prudencia y decisión. Tiene que ser una trampilla... el acceso debe ser por trampilla, y debería estar por aquí.